miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿CUÁL ES EL MENSAJE CENTRAL DE CRISTO?


Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)


Muchos creyentes en Jesucristo parecen aún ignorar que su Señor vino a predicar un mensaje de parte de Dios Padre a la humanidad toda. El mensaje de Cristo es llamado también “el evangelio” en diferentes partes de la Escritura. Pero lo importante es resaltar que Jesús reveló que fue enviado puntualmente para PREDICAR EL EVANGELIO DEL REINO. Sólo basta leer lo que él mismo dijo en Lucas 4:43: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del Reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Con estas palabras se despejan todas las dudas que se tienen de la verdadera razón de la venida del Hijo de Dios al mundo, pues todavía los cristianos siguen divididos en este punto vital. Algunos nos dicen que Cristo vino a salvarnos, y otros sostienen que él nació para enseñarnos normas de conducta, o bien para morir en la cruz del calvario para finiquitar las exigencias de la ley de Moisés y darnos esperanza de vida eterna. Y aunque estas confesiones no están lejos de la verdad, lo cierto es que Jesús reveló que fue enviado para anunciar el evangelio o mensaje salvador DEL REINO para todos los hombres de buena voluntad que están hambrientos de Dios (Rom. 1:16).
El Mensaje en las Parábolas
Tan crucial es el mensaje o evangelio de Cristo que éste aparece como el tema central de todas sus parábolas. De allí que las parábolas se las conozca como “las parábolas del Reino”. Sin duda, las parábolas fueron reservadas para los discípulos, y a ellos se les reveló mucho de su significado. Las parábolas fueron y serán la clave para entender todo lo que Jesús se ha propuesto hacer en este mundo cuando regrese. Entonces los discípulos verán que las promesas de Jesús en torno a su reino se harán efectivas, por fin. El cristiano debe investigar todo lo que las parábolas nos enseñan y predicarlas a todos los potenciales creyentes.
La frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas, 32 veces; en Mateo, 4 veces y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan, como en Juan 6:33.
Segundo Galilea nos dice en su libro “El Reino de Dios y la liberación del hombre, pág 10, así: “El Reino de Dios es el tema central de la Biblia, y su hilo conductor”.
Ireneo, Obispo de Lyon (185 DC) nos dice en su obra “Contra las Herejías”, lo siguiente: “…y en su segunda venida les dará a los suyos un lugar en su reino”.
Clemente Romano (96 DC), segundo obispo de Roma, escribió en su segunda epístola, lo siguiente: “Si entonces hacemos lo que es justo a la vista de Dios, entraremos al reino, y recibiremos las promesas…esperemos cada día y hora el Reino de Dios en amor y rectitud.”
El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”.
También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.”
El mismo Papa Juan Pablo II dijo en una ocasión sobre el Reino de Dios, así:
“Nosotros, que ahora formamos la iglesia de Cristo sobre la tierra, deberíamos encontrarnos en la dimensión de la verdad del Reino de Dios: Cristo ha venido para revelar este reino y para introducirlo en la tierra, en cada lugar de la tierra en los hombres y entre los hombres…” (15 Febrero de 1980).
Will Durant, erudito en historia, dice:
¿Qué quiso decir él (Jesús) por el Reino? Un cielo sobrenatural? Aparentemente no, porque los apóstoles y los cristianos primitivos esperaron unánimemente el reino terrenal. Esta era la tradición Judía que Cristo heredó; y él enseñó a sus seguidores a orar al Padre, “Venga tu reino, sea hecha tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo”.
Louis Berkhof dice que mitad de la iglesia era amilenaria durante el segundo y tercer siglos, pero no da prueba de ello. No hay evidencia de que la iglesia fuese amilenarista en su creencia. Tanto Clemente de Roma (30-95 DC), Bernabé, Ignacio (35-107 DC), Policarpo (70-155 DC), Papías (80-163 DC), Justino Mártir (100-164 DC), Ireneo (130-202 DC), Tertuliano (160-220 DC), Hipólito (murió en el 236 DC), Cipriano (195-228 DC), Comodiano (tercer siglo), Nepo (tercer siglo) y Lactancio (240-330 DC) fueron Premilenarios.
El historiador, Edward Gibbon (1737-1794), también confirma que el milenarismo o chiliasmo ( o la creencia del reino de mil años literales en la tierra) fue la creencia de la iglesia primitiva de los 3 primeros siglos. El escribe: “La seguridad de semejante milenio fue cuidadosamente inculcado por una sucesión de padres desde Justino Mártir e Ireneo, quien conversó con los discípulos inmediatos del apóstol, hasta Lactancio, que fue preceptor para el Hijo de Constantino. Aunque puede que no fuera universalmente recibido, parece que fue el sentimiento reinante de los creyentes ortodoxos.
En vista de todos estos testimonios, ¿por qué la mayoría de las iglesias hablan muy poco o nada sobre el evangelio del Reino?
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lunes, 2 de noviembre de 2009

MENSAJE DE APOLOGISTA PARA ESTE MES DE NOVIEMBRE


Estimados amigos que visitan mi blog “El Apologista Sociniano” regularmente:

Es increíble cómo van en aumento el número de visitas a mi blog todos los meses, que realmente me deja anonadado, y máxime, considerando que no soy un exponente Trinitario sino Unitario, y para muchos, un auténtico paradigma de la herejía antitrinitaria y sociniana. Pero yo no los perdono, porque sí saben que hacen mal al condenarme, y por tanto ellos mismos serán igualmente medidos con la vara con que me miden.

Les confieso que mi proclama del Reino de Dios, el tema que más tiempo he dedicado al estudio concienzudo, está haciendo impacto en cientos de mis lectores. Ahora estos nuevos creyentes se han convertido en fieles y entusiastas difusores del evangelio prístino de Jesucristo (el Reino de Dios), que ya han inaugurado sus propios sitios web para unirse a este noble y sagrado cometido que Jesús encargó primeramente a sus seguidores originales, los primeros cristianos, sus apóstoles (Lucas 8:1,2; 9:1,2; Marcos 16:15,16) y luego a nosotros, los de este siglo XXI (Mat. 24:14). Sí, mi amigos, hay ahora un verdadero despertar religioso en todo el mundo para retomar el evangelio original que es el Reino de Dios, el único y verdadero Nuevo Orden Mundial que Jesús, su Alteza Real, inaugurará en la tierra cuando regrese en toda su gloria y majestad.

Este mensaje del reino ciertamente le está produciendo a Satanás, el dios de este mundo impío, un terrible dolor de cabeza. El ha venido usando todos los medios posibles a su alcance para que este mensaje del reino de Dios quede trastocado. Primero tentó a Jesús para que obtuviera su reino, el reino del diablo, y no lo logró. Después ha introducido un reino supuestamente del cielo bajo la forma de un “reino eclesiástico” o “iglesia-reino”. Sus agentes del romanismo extendieron este engaño, y el verdadero evangelio del reino davídico por restaurarse quedó obscurecido por muchísimos siglos. Sin duda alguna, el diablo no desea que los hombres crean en el evangelio salvador del FUTURO reino de Dios bajo Cristo y sus fieles, y para ello él sigue obscureciendo magistralmente el entendimiento de los hombres (2 Cor 4:4) para que no entiendan este anuncio divino y así se pierdan para siempre, e incluso ha venido transformándose en un mensajero de luz para traer “buenas nuevas del infierno” y embaucar así a los simples y desapercibidos que son la mayoría, por desgracia (2 Cor.11:14).

El diablo ahora, como un experto mimo de Dios y de Jesús, quiere implantar su Nuevo Orden Mundial, su propio reinado milenario que se parezca al del verdadero Mesías, el Señor Jesucristo. El Diablo lo intentó con su títere, Adolf Hitler, y no tuvo éxito, y ahora lo está intentando de nuevo usando a los hombres que ostentan un tremendo poder político y económico en la tierra. Muy pronto un nuevo líder mundial emergerá en el mundo que se hará pasar por el Mesías esperado y prometerá el bienestar y la prosperidad para todos, y dirá que su propósito es hacer del mundo uno que sea verdaderamente justo y pacífico, en donde todos vivan en armonía y felicidad. Pero todos los buenos cristianos sabemos que este será un Mesías fraudulento que llevará al mundo al peor desastre de su historia. Será la prueba final para los verdaderos creyentes que están atentos a la Palabra del Señor, y el desastre para todos aquellos que confiaron en este falso líder y su NOM diabólico. Finalmente, se producirá la victoria del verdadero Mesías, quien aparecerá en gloria para destruirlo y atar a su inspirador, Satanás y sus demonios por un milenio a fin de poder inaugurar su reinado milenario en la tierra, el verdadero Nuevo orden Mundial que todo verdadero cristiano está esperando con fe y mucho gozo.

Gracias por sus continuas cartas de aliento y apoyo, pues éstas me animan a seguir adelante, sabiendo que mi trabajo y esfuerzo para el Señor y su causa (el evangelio del reino) no es en vano. Y gracias también por todos aquellos que ya se han alineado con Jesús, para ser embajadores sin cadenas (aún) de su sagrado evangelio del reino de Cristo, la meta del verdadero Israel de Dios y la única esperanza que tiene el mundo para sobrevivir.

Vuestro servidor y hermano,

Ingº Mario A Olcese (Apologista)

DEFINICIÓN DE SUPERSESIONISMO



Por Michael J. Vlach, Ph.D.
En esta sección vamos a intentar una definición precisa de supersesionismo. Varios títulos han sido usados en la identificación de la opinión de que la iglesia ha reemplazado permanentemente a Israel en el plan de Dios. Como Marten H. Woudstra observa: “La cuestión de si es más adecuado hablar de un reemplazo de los Judíos por la iglesia cristiana o de una prórroga (continuación) del pueblo de Dios del Antiguo Testamento en la de la iglesia del Nuevo Testamento es respondida variadamente. “[i] La denominación más común usada en la literatura académica reciente para identificar esta posición es” supersesionismo. “Comentando este término, Clark M. Williamson escribe:” ‘El supersesionismo “proviene de dos palabras latinas: súper (o sobre) y sedere (sentarse), como cuando una persona se sienta en la silla de otro, desplazando a la segunda. “[ii] Además, el título “la teología del reemplazo” se considera a menudo como un sinónimo de “supersesionismo. “[iii]
Varios teólogos han ofrecido definiciones sobre el “supersesionismo” o “la teología del reemplazo”. Según Walter C. Kaiser, ” la teología del reemplazo. . . declaró que la Iglesia, semilla espiritual de Abraham, había reemplazado a la nación de Israel, ya que había trascendido y cumplido los términos del pacto dado a Israel, cuyo pacto Israel había perdido por la desobediencia. “[iv] Ronald E. Diprose define como teología de la sustitución la opinión de que “la Iglesia completamente y permanentemente sustituyó al Israel étnico en la elaboración del plan de Dios y como recipiente de las promesas del Antiguo Testamento a Israel.” [v] R. Kendall Soulen sostiene que supersesionismo está vinculado con la manera cómo algunos opinan de la venida de Jesucristo: “De acuerdo a esta enseñanza [supersesionismo], Dios eligió al pueblo judío después de la caída de Adán, a fin de preparar al mundo para la venida de Jesucristo, el Salvador. Después de que Cristo vino, sin embargo, el papel especial de los judíos llegó a su fin y su lugar fue tomado por la iglesia, el nuevo Israel. “[Vi] Herman Ridderbos afirma que hay un elemento positivo y negativo a la opinión supersesionista: “Por un lado, en un sentido positivo, presupone que la Iglesia nace de, nace fuera de Israel; por otra parte, la iglesia ocupa el lugar de Israel como el pueblo histórico de Dios.” [vii]
Estas definiciones de Kaiser, Diprose, Soulen, y Ridderbos parecen coherentes con las declaraciones de aquellos que afirman explícitamente que la iglesia es la sustitución de Israel. Bruce K. Waltke, por ejemplo, declara que el Nuevo Testamento enseña la “dura realidad de que la nación de Israel y su ley se han reemplazado definitivamente por la Iglesia y la Nueva Alianza.” [Viii] Según Hans K. LaRondelle, el Nuevo Testamento afirma que “Israel ya no sería el pueblo de Dios y sería sustituido por un pueblo que aceptaría el Mesías y su mensaje del Reino de Dios.” [ix] LaRondelle cree que este “pueblo” es la iglesia que sustituye a “la nación que rechazó a Cristo.” [x] Loraine Boettner, también, escribe:” Puede parecer duro decir que “Dios terminó con la Judios.” Pero el hecho de la cuestión es que Él está con ellos como un grupo nacional unificado no teniendo nada más que ver con la evangelización del mundo. Esa misión ha sido tomada de ellos y dado a la Iglesia Cristiana (Mateo 21:43). “[Xi]
Cuando se comparan las definiciones de Kaiser, Diprose, Soulen y Ridderbos con las declaraciones de aquellos que abiertamente promueven la visión de la sustitución, parece que el supersesionismo se basa en dos convicciones principales: (1) Israel nacional de alguna manera ha completado o perdido su condición de pueblo de Dios y nunca más tiene un papel único o función, aparte de la iglesia, y (2) la iglesia es ahora el verdadero Israel que ha reemplazado definitivamente o supersedido al Israel nacional como el pueblo de Dios. El Supersesionismo, entonces, en el contexto de Israel y la iglesia, es la opinión de que la iglesia del Nuevo Testamento es el nuevo Israel que ha sustituido para siempre a la nación de Israel como el pueblo de Dios. El resultado es que la iglesia se ha convertido en la única heredera de las bendiciones del pacto de Dios originalmente prometido a Israel nacional en el Antiguo Testamento. Esto excluye cualquier futura restauración de Israel nacional.
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[i] Marten H. Woudstra, “Israel y la Iglesia”, en la continuidad y la discontinuidad: Perspectivas sobre la Relación entre los Testamentos, ed. John S. Feinberg (Wheaton, IL: Crossway, 1987), 237. Woudstra considera que los términos “de reemplazo”, y “continuación” son aceptables y coherentes con la enseñanza bíblica. Véase también GB Caird, la teología del Nuevo Testamento (Oxford: Clarendon, 1994), 55.
[ii] Clark M. Williamson, un invitado en la casa de Israel: la Teología post-Holocausto (Louisville, KY: Westminster / John Knox, 1993), 268, n. 9.
[iii] Diprose opina de los títulos de “teología de reemplazo” y “supersesionismo” como sinónimos. También señala que el título de “teología de reemplazo”, es “un término relativamente nuevo en la teología cristiana.” Ronald E. Diprose, Israel en el desarrollo del pensamiento cristiano (Roma: Istituto Italiano Bíblico Evangélico, 2000), 31, n. 2. En el presente trabajo, vamos a utilizar el título “supersesionismo” y la “teología de reemplazo” como sinónimos. Reconocemos, sin embargo, que estas designaciones no pueden ser del todo satisfactorias para aquellos que ven a la iglesia más que la continuación o el cumplimiento de la nación de Israel. Véase Herman Ridderbos, Paul: un esbozo de su teología, trad. John Richard De Witt. (Grand Rapids: Eerdmans, 1975), 333-34; Millard J. Erickson, Christian Theology, 2d. ed. , (Grand Rapids: Baker, 1999), 1058-59.
[iv] Walter C. Kaiser, Jr., “una evaluación de la” teología del reemplazo”:La relación entre el Israel de la del pacto Abraham-davídico y la Iglesia cristiana”, Mishkan 21 (1994): 9.
[v] Diprose, Israel en el desarrollo del pensamiento cristiano, 2.
[vi] R. Kendall Soulen, El Dios de Israel y la Teología Cristiana, (Minneapolis: Fortress, 1996), 1-2.
[vii] Herman Ridderbos, Paul: un esbozo de su teología, trad. Richard John de Witt. (Gran Rapids: Eerdmans, 1975), Pablo, 333-34.
[viii] Bruce K. Waltke, “promesas del Reino como espiritual”, en la continuidad y discontinuidad, 274. También afirma: “El pueblo judío no tiene un lugar especial como el pueblo de Dios, ese lugar ha sido tomado por la comunidad cristiana que cumple con el propósito de Dios para Israel” (275). Énfasis en el original.[ix] Hans K. LaRondelle, el Israel de Dios en la profecía, los principios de interpretación profética (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1983), 101. Énfasis en el original.[x] Ibíd.
[xi] Loraine Boettner, El Milenio (Philadelphia: Presbyterian & Reformed, 1957), 89-90. Según Bright, “El Nuevo Testamento triunfante celebra la Iglesia como Israel. . . el verdadero heredero de la esperanza de Israel. “John Bright, El Reino de Dios (Nashville: Abingdon, 1953), 226.
Fuente:
http://www.theologicalstudies.org/articles/article/1546226/17515.htm

LA VERDAD DE LA PANDEMIA