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viernes, 18 de junio de 2010

GABRIELE AMORTH: SATANÁS ESTÁ SIEMPRE ACTIVO


Padre Amorth: ¿Existen momentos en que el demonio está más activo que en otros?
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-En términos generales, Satanás está siempre activo. Es el tentador desde el principio. Hace de todo para que el hombre peque y cada vez que se realiza el mal, él está detrás, dejando en claro que es el hombre quien decide libremente sus actos. Pero también existe una acción extraordinaria del maligno: y ésta es la posesión diabólica.
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-¿Son frecuentes los actos de posesión?
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-No, son raros. Me es imposible dar cifras precisas. Los casos de verdadera posesión diabólica que yo atiendo son numerosos, pero es porque a mí llegan los casos más difíciles, no resueltos por otros exorcistas. En los primeros años de mi actividad, cuando acogía a todos sin filtro, la gran mayoría eran enfermos psíquicos, sin el demonio de por medio.
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-¿Cómo se da cuenta que alguien está endemoniado?
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-Lo sé durante la curación, no antes. Un síntoma inequívoco es la violentísima, visceral aversión a todo lo que es sagrado. Recuerdo un padre que temía que su hijo estuviera poseído por el demonio y un día, mientras estábamos juntos en la mesa, dije mentalmente por él un Ave María. El muchacho prorrumpió en un grito: ‘¡Papá, no, cállate!’. Después está el hablar en lenguas desconocidas, la explosión de una fuerza sobrehumana, la levitación: todas son cosas que suceden durante los exorcismos.
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“Un endemoniado puede llevar una vida normal”
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- ¿Entre una crisis y otra, cómo vive un endemoniado?
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-De manera normal. Va a su trabajo y ninguno lo sabe. Tiene bien escondido su estado. Cuando siente que le llega una crisis se aleja, se encierra en el baño, se descarga, y luego regresa impasible a su lugar. Esto sucede con mayor razón con los endemoniados en curación, a los cuales el exorcismo da la fuerza para regresar plenamente a una vida normal. Una cosa debe destacarse: la posesión diabólica no es ni hereditaria ni contagiosa.
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-¿Qué cosa une a los endemoniados con los satanistas?
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-Sucede frecuentemente que un endemoniado se convierta en tal después de haber ingresado a una secta espiritista o satánica. Entre aquellos que estoy tratando hay pocos de esos, porque quienes vienen a pedir el exorcismo son los satanistas arrepentidos. Pero pienso que entre los satanistas existan muchos más. A las sectas satánicas es muy fácil entrar pero muy difícil salir. En algunos casos se arriesga la vida.
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-¿Y qué vínculo tienen los satanistas con el demonio?
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-Hay de dos tipos: aquellos que adoran al demonio, celebrando misas satánicas, tienes sus sacerdotes y su jerarquía; y aquellos que no creen en la existencia personal de Satanás, pero se entregan a acciones torpes y contra natura. Este otro satanismo es el más peligroso.
“En la Iglesia, la creencia en el demonio está muy en descenso”
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-Aparte del Papa, ¿Cómo está en la Iglesia la creencia en el demonio?
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-Muy en descenso. Y el demonio está contentísimo, porque así tiene las manos libres para hacer su trabajo. La Iglesia ha pasado de un exceso a otro. Para remediar la locura de la caza de brujas, que en vez de ser exorcizadas eran quemadas, ha cancelado todo, diablo y exorcismos. El resultado es regiones católicas enteras que no tienen más exorcistas: España (En España sí existe un conocido exorcista, el P. Fortea –nota del traductor-), Portugal, Alemania, Austria, Suiza. Yo admiro a los obispos italianos. No comprenden nada, pero al menos nombran a los exorcistas.
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-Explíquese mejor. ¿En qué sentido los obispos “no entienden nada”?
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-Porque también ellos, como todos los sacerdotes, han estudiado en el seminario. Y desde hace tiempo en el seminario no se enseña nada de los ángeles y los demonios, nada de los exorcismos, nada de los pecados contra el primer mandamiento, “No tendrás otro Dios fuera de mí”.
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-¿Y la Curia vaticana?
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-La misma incompetencia. Ha aprobado un nuevo ritual que para nosotros los exorcistas es un desastre. Prohíbe actuar en caso de maleficio, cuando el 90 por ciento de los casos de posesión derivan precisamente de allí. Prohíbe actuar si no se tiene la certeza previa de la acción diabólica, cuando eso sólo se puede comprender cuando se está actuando. Por suerte sigue valiendo el viejo ritual. Yo uso ése, de otra formar tendría que renunciar.
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Comentario:
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Todo parece indicar que la curia romana no quiere perder ningún contacto directo con Satanás y sus huestes corruptas de maldad. Por eso hay tantos curas endemoniados que hacen de las suyas en las iglesias, colegios, parroquias y conventos. Dentro de poco todos los teólogos caóticos romanos terminarán negando la existencia del diablo y de sus demonios malvados. Realmente esta es una iglesia satánica.

viernes, 5 de febrero de 2010

EL PRESENTE REINADO DEL DIABLO VERSUS EL FUTURO REINADO DE CRISTO



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una de las verdades que nos revelan las Escrituras es que el Satanás es el “dios de este mundo” (2 Corintios 4:4), y que “todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19). De otro lado, Dios busca que los hombres sean trasladarnos del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).

Sin duda, Satanás el diablo no sólo existe, sino que controla a sus huestes demoníacas y humanas de maldad. Jesús acusó a los Fariseos de ser “hijos del diablo” porque hacían la voluntad de Satanás (Juan 8:44). Es decir, se habían convertido en descendencia del diablo, y en sus instrumentos de maldad para desacreditar y eliminar al Hijo de Dios.

Del mismo modo, el diablo utiliza a hombres incrédulos y malvados para perseguir a los hijos de la luz y matarlos. El mundo impío se opone a todos aquellos que predican la verdad y la luz, y por eso muchos cristianos tienen serios problemas para convertir a los perdidos, y más bien, se convierten en víctimas de sus opositores. No es de extrañar que el mundo odie la luz y ame a las tinieblas, porque sus obras son malas (Juan 3:19).

Así que el diablo es un enemigo real del hombre, y él sigue siendo el “dios de este mundo”. Esto parecería extraño para aquellos que afirman que Dios es el Soberano del Universo y nadie más. Sin embargo, dentro de Su soberanía, Dios ha permitido que el Diablo tenga su participación malvada en este mundo para que seamos probados y hacernos dignos de su reino. En su soberanía, sin embargo, Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos aguantar. De modo que la soberanía de Dios se hace manifiesta en que Él no permitirá que el enemigo nos oprima de tal manera que ya no podamos vencerle. Además, Dios está siempre de nuestro lado, no sólo para darnos fuerza en la debilidad, sino para evitar que éste nos mate.

Sólo siguiendo a Jesús escaparemos de las Tinieblas

Jesús dijo: Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida”. Sí, amigos, sólo caminando con Cristo podemos escapar de las tinieblas Satánicas. Pero el mundo no percibe esto porque el diablo ha cegado el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria (que es otra palabra para ‘reino’) de Cristo. Sí, el mundo ha sido entenebrecido para que el mensaje del reino futuro de Cristo no les amanezca y no lo entiendan para ser salvos. El diablo ha sido muy hábil para confundir al mundo con mensajes o doctrinas de demonios que distraen la atención de los incrédulos para que no crean en el evangelio del reino de Cristo. Y es que el reino de Cristo no es un “reinado de Cristo en el corazón de los hombres” como sostienen los más de los evangélicos, sino un gobierno literal y mundial encabezado por Cristo y su iglesia y que depondrá al diablo de su trono y dominio actual sobre este mundo malo. Aquí se trata de una futura revolución mundial cuyos protagonistas serán Cristo y Satanás.

Sabiendo Satanás que su tiempo es corto, él está buscando a quien devorar, y para ello maquiavélicamente emplea métodos sutiles de engaño y decepción (1 Pedro 5:8). Allí tenemos a los ufólogos que nos vienen con el cuento de que nuestros “hermanos mayores” de otras galaxias nos sacarán de este marasmo y nos conducirán a la luz y a la verdadera sabiduría que nos salvará. Allí tenemos a los evolucionistas que nos dicen que descendemos de los simios, y a los filósofos que nos vienen con el cuento de que no hay otra vida después de ésta y que lo sabio sería vivirla al máximo sin privarse de los placeres que nos brinda esta existencia. También el enemigo nos ha puesto ante nosotros la pornografía, la pedofilia, los anuncios que promueven la avaricia y la vanidad, y muchas otras porquerías más que están corrompiendo más y más a nuestra sociedad. El diablo no sólo tiene un reinado en nuestras mentes, sino también en todo este mundo supuestamente maravilloso, repleto de tecnología y progresos estupendos nunca antes vistos. Pero la realidad es que este es un mundo loco, caótico, y diabólico por donde se lo mire. El aumento de la maldad y del materialismo es preocupante, y más aún, el alejamiento total de Dios de la mayoría de los hombres que habitan este planeta. Sin duda, el diablo ha logrado dominar el mundo con un buen grado de eficiencia.

Cristo derrocará al Diablo de su trono

La proclama del reino de Cristo es el anuncio del destronamiento del diablo de su trono de autoridad sobre este mundo malo (Apo. 20:1-4). Será el fin del gobierno del terror y de la maldad y el inicio del reino de la paz y la justicia. Es el nacimiento de una nueva era, la era del reino, la era de la vida eterna en una nueva tierra. El reino de Dios no es sólo un supuesto “reinado de Cristo en nuestros corazones”, sino un gobierno literal en este mundo, y sobre los hombres de buena voluntad. Será una nueva sociedad regida por un rey literal, personal, visible, que ejerce sobre un trono, un reino, muchos súbditos, y una ciudad capital. Pero mientras esto no suceda, el diablo seguirá aprovechando el tiempo que le queda para perseguir a los santos y hacerlos sus vasallos. El seguirá tentando a los hombres, especialmente a los santos, para vencerlos. Su intención es dejarle sin seguidores al futuro rey y así boicotearle su derecho al trono de David. El diablo sabe que Jesús proclamó LAS BUENAS NOTICIAS de su deposición, de su ruina, y de su condenación eterna. Sin duda, esas buenas noticias de Cristo les saben MUY MAL a Satanás y sus demonios. Es por eso que cuando Jesús tuvo su encuentro con el poseso Gadareno, los demonios le dijeron: “¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo”? (Mateo 8:29).

Algunas denominaciones cristianas, como los llamados amilenialistas, sostienen que Jesús nunca habló de un reino literal en la tierra con Cristo y su iglesia reinando desde Jerusalén en la era venidera. Estos “cristianos” sostienen que la iglesia es el reino sobre el cual gobierna Cristo. Sin embargo, ellos tienen dificultad para respondernos cómo es posible que Cristo reine en un mundo en donde el diablo sigue dominando y aumentando la maldad por doquier. Si Cristo realmente estaría reinando sobre su iglesia, ¿cómo se explica que aumenta la persecución de los cristianos y la apostasía? ¿Qué clase de dominio es éste, por favor? Realmente nos resulta una paradoja irresoluta.

Por otro lado, hay quienes creen que el reino de Dios será implementado por los esfuerzos de los propios cristianos, a través de la difusión del evangelio a todo el mundo. Esto supone una conversión generalizada del mundo entero antes de que Cristo regrese. Pero esta teoría tampoco es razonable, y menos, bíblica. Jesús dijo que su evangelio sería predicado al mundo entero como TESTIMONIO a todas las naciones, y luego vendría el fin. Es decir, Jesús no creyó en una conversión mundial por los esfuerzos de sus partidarios. El anuncio del evangelio sería sólo como testimonio y advertencia a los pueblos de lo que se viene. Sin embargo, los pocos que creyeran en este anuncio, y fueren bautizados, pasarán a ser los ejecutivos de ese reino futuro en la tierra.

Haciéndole un favor al diablo

Cuando los cristianos de hoy predican un evangelio mutilado, parcial, o diametralmente opuesto al verdadero, lo único que están haciendo es hacerle un favor enorme al diablo, pues éste sabe que la creencia en el verdadero evangelio es sinónimo de salvación. El diablo, conocedor de esto, ha inventado nuevos evangelios que no salvan a nadie, por más sincera que sea nuestra fe en ellos. Realmente la Biblia nos habla de un solo evangelio (Gál. 1:6-9), y no de dos o más. El evangelio social, el evangelio de la prosperidad, y algunos otros como éstos, no son auténticos, sino fraudulentos, y los que creen en ellos no podrán salvarse. Recordemos que el único evangelio salvador, es el del reino de Dios y también la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día. En esto tenemos que ser claros. Pero a pesar de que el reino de Dios fue predicado insistentemente por Cristo y los suyos, éste sigue siendo olvidado o ignorado por la gran mayoría de “creyentes en el evangelio”. ¿No será que estos hermanitos están cegados por el enemigo, y se han convertido así en verdaderos incrédulos? Sí, es cierto, se creen cristianos, pero son incrédulos del evangelio de la gloria (reino) de Cristo. ¿Pero seguirán la mayoría de cristianos en la fila de los incrédulos, sosteniendo simplemente un reino espiritual, o un “reinado de Cristo en los corazones piadosos”? Es hora de quitarse el velo de la ceguera espiritual y retomar el evangelio prístino de Cristo.

Evangelio de Cristo o evangelio de la Gracia

Tenemos que advertir en contra de aquella tesis que dice que Cristo predicó el evangelio del reino a los Judíos y sólo a ellos, y que a Pablo le encomendó a predicar otro evangelio llamado de la gracia. ¿Pero podría Pablo predicar un segundo evangelio y decir luego que sólo hay un evangelio proclamado y que debe ser creído por todos, sean Judíos o gentiles? (Gál.1:6-9).

Sería bueno recordar que efectivamente Pablo habló del “evangelio de la gracia” pero este evangelio es el mismo “evangelio del reino”. Esto se hace claramente evidente y no admite discusión alguna, cuando uno lee con cuidado Hechos 20:24,25. Aquí Pablo usa indistintamente “el evangelio de la gracia” y el “evangelio del reino” como sinónimos. Estos dos versículos son suficientes para demostrar que el evangelio de Pablo era el mismo evangelio que Cristo introdujo en su ministerio (Marcos 1:1,14,15).

¿Es la muerte, sepultura y resurrección de Jesús el evangelio completo?

Finalmente, es importante subrayar que el evangelio resumido por Pablo en 1 Corintios 15 COMIENZA diciendo esto: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (versículos 3-8). Estos versículos han servido a muchos cristianos para justificar que el “verdadero” evangelio de Pablo era el anuncio mundial de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día. Esto es algo que creemos incuestionable y muy claro. Sin embargo, los más de los Estudiantes de la Biblia omiten analizar ciertas palabras, e incluso, comas y otros signos ortográficos. En este caso quiero referirme al vocablo “PRIMERAMENTE”. Obviamente Pablo da a entender que su evangelio está compuesto, pues dice, “Porque PRIMERAMENTE os he enseñado lo que asimismo recibí”…y entonces Pablo procede a anunciar la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo. El vocablo “PRIMERAMENTE” nos dice que hay una segunda parte, por lo menos, que hay que completarle al anuncio para obtener la TOTALIDAD del evangelio, y eso lo descubrimos cuando leemos que Pablo también predicaba el evangelio del reino de Dios junto con el nombre del Señor Jesucristo (que incluye, ciertamente, su muerte, sepultura y resurrección al tercer día). Veamos sólo 3 textos clave:

“Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento” (Hechos 28:31).

“Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios” (Hechos 19:8).

“Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:25).

Con estos 3 versículos nos convencemos de que Pablo predicó también el reino de Dios, el evangelio original y único de Cristo para el mundo junto con el mensaje de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo al tercer día (Mateo 24:14).

Así que no se puede hablar del reino de Cristo sin hablar, al mismo tiempo, de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día. Y no se puede hablar de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día, sin hablar al mismo tiempo de su reino. ¿Y por qué esto? Porque si Cristo no hubiera muerto por nosotros, y resucitado glorioso al tercer día, entonces nuestra esperanza de entrar en su reino sería simplemente una utopía o una simple ilusión.

Dios les bendiga,

www.yeshuahamashiaj.org

www.elevangeliodelreino.org


www.apologista.wordpress.com

viernes, 28 de agosto de 2009

¿POR QUÉ LES CUESTA A LA MAYORÍA DE CRISTIANOS ENFOCARSE EN EL EVANGELIO DEL REINO?



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El “Evangelio encubierto”

Es interesante lo que el apóstol Pablo dijo tocante a lo que él llamó “el evangelio encubierto” entre aquellos que se pierden, con palabras que no admiten controversia alguna:

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:3,4).

En el pasaje de arriba, el apóstol Pablo dice que su evangelio está encubierto entre los que se pierden, es decir, entre aquellos que no se salvarán. Y es que este mensaje salvador del evangelio ha sido velado o encubierto por el dios de este mundo llamado Satanás, personaje oscuro y macabro que persigue como león rugiente la destrucción de los hombres (1 Pedro 5:8). Este maléfico Ser cósmico, espiritual, angélico, ha cegado el entendimiento de los que no creen para que no les brille la magnífica luz que irradia el evangelio de la gloria de Cristo. Este ser cósmico y angélico a quien un importante número de “cristianos” considera un personaje mitológico, se agazapa para pasar inadvertido y así sigilosamente manipular a su antojo a los impíos como si fueran marionetas para que vivan siempre alejados de Dios y de Su Palabra salvadora.
Aun muchos llamados cristianos rechazan el verdadero evangelio salvador de la Biblia cuando aceptan como verdaderos otros evangelios que son espurios y diabólicos. Pero el apóstol Pablo hace mucho tiempo nos advirtió claramente que sólo hay un evangelio en la Biblia y no más. En Gálatas 1:6-9 Pablo escribió lo siguiente: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.

El evangelio de la Gloria de Cristo es el evangelio del reino

Muchos creen que el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio que proclama su Deidad, es decir, que Jesús es el mismísimo Dios Todopoderoso y Sumamente excelso que bajó del cielo para salvarnos y hacernos dignos del cielo. Sin embargo, éste no es precisamente el mensaje que Cristo vino a enseñarnos como el evangelio salvador. Cuando Pablo escribió acerca del evangelio de LA GLORIA de Cristo en 2 Corintios 4:4, él se refirió al evangelio DEL REINO de Cristo. La frase “LA GLORIA” es equivalente a la frase “EL REINO”. Esta verdad aún permanece ignorada en el mundo cristiano, tanto de líderes como de “laicos”, a pesar de que este binomio (reino-gloria) es fácilmente perceptible a través de los evangelios sinópticos. Por ejemplo, si comparamos Mateo 20:21 y Marcos 10:37, veremos que reino y gloria son equivalentes. He aquí los versos:

“El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en TU REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Mateo 20:21).
“Ellos le dijeron: Concédenos que en TU GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Marcos 10:37).

Esta verdad, desafortunadamente, está oculta entre los que se pierden, pues no sólo la desconocen, sino que, al oírla por vez primera, se resisten a aceptarla y se sienten confundidos, porque se les ha dicho que Dios ya no trata más con la impía Israel, y que el reino davídico es ahora espiritual, uno en el corazón de los creyentes. Estos están convencidos de que el destino final del “verdadero creyente” es el cielo, el cual ellos confunden con el término ‘Reino de los cielos’.

Otro grupo de “creyentes” de mente más amplia sostiene que el reino davídico será sólo una realidad para los Judíos que se salven, pero no para la iglesia del Nuevo Testamento, la cual, según ellos, tiene una “mejor promesa” que es la de vivir con Dios y Cristo en los cielos. Esto, aunque no es exactamente igual, se parece al postulado de los Testigos de Jehová sobre las dos esperanzas de los salvos.

Así que, estimados amigos, si ustedes no creen en el verdadero evangelio del reino de Cristo, que es el evangelio de su gloria, entonces usted está entre los que se pierden, pues el diablo ha logrado nublar su percepción intelectual para que no retome el verdadero evangelio de Cristo. Y si usted insiste en otro evangelio, sea éste el “evangelio de la Deidad de Cristo”, el “evangelio social”, “El evangelio de la prosperidad”, “el evangelio de las moradas celestiales para los salvos”, o como quiera llamarlo, usted está entre los que se pierden. Así de fácil es la cosa, mis estimados.

Este es un llamado para la recaptura del evangelio original, y para dejarse trasladar al reino del amado Hijo, escapando a tiempo de las garras del enemigo que lo tiene a usted en tinieblas espirituales (Col. 1:13).

Le invito a usted a anunciar el reino de Dios (Lc. 9:60), a buscarlo (Mateo 6:33) y a pedirlo todos los días (Mateo 6:10). Su corazón debe estar puesto en Jesús, en lo que él hizo por usted en la cruz, y por lo que él le ofrece para cuando aparezca por segunda vez, y le diga: “Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (Lc. 19:17).

miércoles, 19 de agosto de 2009

EL REINO DE DIOS EN EL EJEMPLO DEL HOMBRE FUERTE


El Hombre Fuerte (Mateo 12:29; Marcos 3:27; Lucas 11:21-22)

Mateo 12:29
29 o cómo puede alguien entrar en la casa del hombre fuerte y llevarse su propiedad, a menos que él primero ate al hombre fuerte? Y luego él pillará su casa.

Marcos 3:27

Pero nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y pillar su propiedad a menos que él primero ate al hombre fuerte, y luego él pillará su casa.

Lucas 11:21-22

21 Cuando un hombre fuerte, totalmente armado, guarda su propia casa, sus posesiones están tranquilas. 22 Pero cuando alguien más fuerte que él lo ataca y lo domina, él se lleva de él toda su armadura en la cual él había confiado y distribuye su pillaje.

En el contexto de la autodefensa de Jesús contra la acusación de que él expulsa a demonios por el poder de Beelzebub, uno encuentra un refrán sobre el saqueo del hombre fuerte. Hay dos versiones diferentes de la misma tradición, completamente distinta el uno al otro: Marcos 3:27 = Mateo 12:29; Lucas 11:21-22. (Mateo parece dar la preferencia a la versión Marcana, es decir, asumiendo que él tenía acceso a la versión representada por Lucas.) Ambas versiones, sin embargo, hacen el mismo punto: a fin de pillar la casa de un hombre fuerte hay que ser más fuerte que lo que él es; sólo entonces puede uno llevarse sus bienes. Jesús, por supuesto, habla metafóricamente: el hombre fuerte es Satanás y la casa es su reino o esfera de influencia. Jesús afirma que aquí ha venido el que es más fuerte que Satanás y está en proceso de pillar su reino; esta es una referencia oblicua a sí mismo. El reino o el reinado del Satanás, en otras palabras, está en proceso de ser sustituido por el Reino de Dios. La prueba de esto es el poder de Jesús sobre demonios.

lunes, 3 de noviembre de 2008

SATANÁS: ¡EL ARCHIENEMIGO DEL EVANGELIO DE LA GLORIA DE CRISTO!

Por Ing°. Mario A. Olcese (Apologista)


Satanás como enemigo del evangelio salvador

La mayoría de los hombres ignora que el diablo tiene su propia agenda, la de obstaculizar la propagación del verdadero evangelio de Jesucristo—¿Por qué? Porque es poder de Dios para la salvación a todo aquel que lo cree, sea griego o gentil.” (Romanos 1:16). El diablo no vino sino a robar y a destruir, ha venido a boicotear el plan salvador de Jesucristo para que la humanidad siga sumida en sus delitos y pecados y terminen destruidos o perdidos para siempre. Satanás sabe que su tiempo es corto, y que su reino de maldad será reemplazado por el reinado de la justicia de Jesucristo, razón por la cual él anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8). Pero Dios ha enviado a Su Hijo para liberarnos del reino de las tinieblas y trasladarnos al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).

El apóstol San Pablo fue comisionado para ser el predicador de los gentiles, y él en varias ocasiones se vio obstaculizado por fuerzas oscuras y diabólicas para que no pudiera extender su evangelio salvador. En1 Tes. 2:18 leemos: “Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro; 18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó”.

En 2 Corintios 4:4 él escribió a los corintios lo siguiente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Tome nota de lo que está diciendo Pablo en este versículo. El dice que el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les brille la luz del evangelio de la gloria de Cristo. El diablo no desea que el potencial creyente y el incrédulo en general sean iluminados con el mensaje o buenas noticias concernientes a la gloria de Cristo. Sí, el diablo no quiere que usted entienda el mensaje o buenas noticias de la GLORIA DE CRISTO. —¡Específicamente esto! ¿Y qué es la gloria de Cristo? Desgraciadamente aún millones tienen ideas confusas sobre lo que es el evangelio de la gloria de Cristo.

El Evangelio de la Gloria de Cristo es el Evangelio del Reino de Cristo

Los creyentes deben entender que sólo hay un evangelio salvador en la Biblia, y ese es el evangelio acerca de su venidero Reino a la tierra (Mateo 24:14) o el evangelio de la gloria de Cristo (2 Cor. 4:4). La Biblia habla de que el Reino de Cristo y su gloria vienen juntos (1 Tes. 2:12). Hablar del Reino es hablar de la gloria venidera de Cristo como gobernante de la era venidera, y hablar de la gloria es hablar del reino de Cristo. Entienda que el diablo no desea que usted reciba o crea el evangelio de la gloria de Cristo o el evangelio del reino venidero de Cristo. Y es que el reino de Cristo no sólo significará que usted tendrá la autoridad que tiene ahora Satanás en este mundo como gobernante mundial, sino que significará también su destronamiento y su lanzamiento al abismo con el resto de sus ángeles caídos. El diablo sabe que Cristo vino a congregar a potenciales príncipes para su reinado de la justicia, a reclutar a seguidores leales y probos para que junto con él administren la nueva sociedad que se implantará en la tierra en su parusía en gloria (Luc. 13:32; Isa. 32:1). Satanás odia este mensaje y persigue a los que lo anuncian con fe, así como Saúl odió y persiguió a David y a sus partidarios cuando supo que Dios lo había nombrado a éste como el que tomaría su trono. El diablo odia el mensaje del Reino, y su estrategia es que este mensaje no sea recibido por los pecadores, y que sus mentes no puedan creerlo o aceptarlo como algo real y posible. El diablo ha nublado el entendimiento de los incrédulos para que persistan en su incredulidad. A otros les ha hecho creer que el mensaje del reino en la tierra es muy mundano y poco espiritual. El ha logrado también propagar falsos evangelios que no se parecen en nada al evangelio original de Jesús y sus apóstoles. Hoy se habla del “evangelio social”, o del “evangelio de la prosperidad”, o del “evangelio de Cristo”, o simplemente “el evangelio”, pero el verdadero evangelio del reino de Dios es omitido en casi todos las prédicas de las iglesias contemporáneas.

En este sitio web usted encontrará también un estudio que escribí y que amplía mucho más la información sobre la gloria de Cristo y su relación con su reino milenario en la tierra. El título del artículo es: “La Gloria: Una frase sorprendente con un significado maravilloso que usted necesita conocer ahora mismo”.

Los Testigos de Jehová han torcido el Evangelio de la gloria de Cristo

Los Testigos de Jehová han cambiado el pasaje de 2 Corintios 4:4 para que diga otra cosa diametralmente opuesta al original Griego. En su Versión del Nuevo Mundo los Testigos de Jehová vierten el pasaje de una manera totalmente diferente, y de esta forma caen en el juego del diablo para nublar el verdadero evangelio de Cristo: “Entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que no pase [a ellos] la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca de Cristo, que es imagen de Dios”. Acá es claro que los Testigos no desean que Cristo tenga gloria, y para lograrlo han transferido la gloria a las buenas nuevas o al evangelio. Este sutil cambio le hace el favor al diablo, quien no desea que la gente crea en el único evangelio de la gloria de Cristo, que es el evangelio del reino de Cristo.

Otros en cambio le dan a la gloria una interpretación de Deidad. Es decir, la gloria de Cristo es lo mismo que la Deidad de Cristo, o su supuesta divinidad. ¡Nada más lejos de la verdad! Nosotros igualmente estamos llamados a tener la gloria de Cristo (Juan 17:22) y esto sin duda no significa que estamos llamados a ser Deidades. El evangelio de la gloria de Cristo no significa “el evangelio de la Deidad de Cristo”. Muchos andan proclamando que Cristo es Dios y que es necesario aceptar su Deidad para ser salvos. Sin embargo, la verdad es que la voluntad del Padre es que creamos en Su Hijo, en su evangelio del Reino o el evangelio de su gloria, pero no que creamos que él es el único Dios verdadero de una supuesta Santa Trinidad. Lo que Dios desea, entre otras cosas, es que creamos en Su Hijo, en el Hijo de Dios—¡no en Dios el Hijo! Debemos creerle a él, o a su mensaje, pues Dios Padre envió a Su Hijo con un propósito— el de anunciar el evangelio del Reino de Dios (Lucas 4:43). Muchos desgraciadamente creen en Cristo, pero no a Cristo. Es decir, creen que él es el Hijo de Dios, pero les resulta difícil aceptar su mensaje de un reino restaurado en la tierra de Israel que traerá grandes bendiciones a la humanidad.

El evangelio de Dios y el Reino de los Cielos

Otra táctica del diablo ha sido confundir las frases Reino de Dios y Reino de los cielos como queriendo decir que el reino de Dios es un reino EN los cielos. La mayoría supone que en el cielo hay un reino o una gloria a la cual estamos supuestamente llamados. En los funerales los pastores y sacerdotes predican diciendo que “nuestra amado hermano ha partido a la gloria celestial” haciendo así de la gloria un sinónimo del cielo mismo. De esta forma el evangelio del reino y el evangelio de la gloria de Cristo han sido transferidos a otro plano existencial o a la morada de la divinidad. La influencia de los heréticos gnósticos se deja aún sentir dentro de estas creencias supuestamente cristianas y ortodoxas. Para los gnósticos, secta seudo cristiana de los primeros siglos de la Era Cristiana, Cristo no era realmente humano, sino sólo una persona que tenía la apariencia de hombre carnal. Creyendo que la materia es mala, los gnósticos predicaban un “escape” al pleroma (un proto-cielo) a través del alma inmortal. Así, el cristianismo adoptó esta creencia mestiza Greco-Hebrea y la hizo suya hasta el día de hoy. El prístino evangelio Reino de Dios pasó al olvido casi totalmente en casi todas las iglesias cristianas del mundo.

El Odio de Satán contra el Pueblo Original de Dios

Sin duda el diablo quiso deshacerse de Cristo y de sus seguidores y acallar su mensaje del reino en la tierra. El odio de un reino davídico restaurado hizo que el diablo incitara las mentes perturbadas de ciertos hombres para perseguir al pueblo Hebreo, a los que primero fueron llamados para heredar las promesas del Reino. Hitler y su programa de genocidio contra los Judíos es una prueba de ello. Seis millones de Judíos fueron aniquilados, y aún hoy el odio mundial hacia ellos no ha disminuido en absoluto. El diablo planificó barrer a todos los judíos del planeta, pero Dios de alguna manera siempre ha mantenido un remanente fiel. El diablo sabe que la restauración de los judíos ha su tierra es el comienzo de la pronta restauración del reinado de la justicia de Cristo y consecuentemente, su propia destitución del domino mundial. Muchos sin darse cuenta le siguen el juego al diablo, odiando y oponiéndose a la restauración de los Judíos en la tierra de sus padres, tierra que Dios se la asignó a los hijos de Sara, esposa de Abraham, la mujer libre. El odio de los árabes hacia el plan de Dios se refleja en las continuas agresiones terroristas contra los judíos dentro y fuera del territorio de la promesa. Los árabes no entienden que ellos, al ser hijos de Abraham con su esclava Agar, tienen otro pacto y otras bendiciones que nada tienen que ver con la herencia o posesión de la tierra prometida.

Los hombres deben entender que la palabra de Dios es ley y nadie puede contravenirla o discutirla. Si Dios ha decidido darle a los Hebreos la tierra prometida, entonces así debe ser y así debe aceptarse para que haya verdadera paz entre los hombres. El conflicto tendrá que resolverse finalmente cuando Cristo venga para castigar a los enemigos de su raza, y de su pueblo, que se oponen a él y a los planes de Su Padre.

Los Apóstoles estaban ansiosos de ver el Reino Restaurado en sus días

Los seguidores de Jesús no le dieron al Reino de Dios una nueva interpretación o un significado puramente simbólico o espiritual. Al contrario, después de que ellos estuvieron con Jesús durante los 40 días de entrenamiento privado para saber más sobre aquel reino (Hechos 1:3), enseguida los discípulos procedieron a preguntarle a Jesús lo siguiente: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Aquí se hace más que evidente que los creyentes primitivos, los discípulos más próximos a Jesús, estaban anhelando la restauración del reino davídico en y a Israel. Ellos no estaban pensando en un reino espiritual en una esfera supramundana, o fuera de este mundo (el tercer cielo), tal como muchos “cristianos” hoy están pensando. Ellos no se habían apartado de la esperanza de Israel, o de la consolación que tendría Israel finalmente (Lucas 2:25). Pues bien, ante esta pregunta Jesús no muestra su sorpresa, ni intenta corregir una supuesta falsa esperanza, o falsa comprensión por parte de sus discípulos, tal como algunos teólogos han insinuado. ¡Jamás! Por el contrario, Jesús sólo les dice lo siguiente: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”. En buena cuenta, Jesús no los reprocha por un supuesto mal entendido por parte de sus discípulos sobre su reino. Lo que les dice es que a ellos no les corresponde saber los tiempos o las sazones que Dios puso en su sola potestad. Jesús estaba validando la pregunta, pero no les pudo dar el tiempo exacto para tal anhelada restauración del reino ancestral porque él mismo lo ignoraba.

La Parábola de las Diez minas

En la parábola de las Diez Minas Jesús enseña que el hombre noble (él mismo) primero tiene que ir al cielo para recibir la autoridad para reinar y luego volver para gobernar las naciones con ellos. Les dice que aquellos que han sido más fieles y productivos tendrán más autoridad sobre las naciones. Dice Jesús de este modo en esta parábola: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12 Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 13 Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15 Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16 Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 17 El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18 Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20 Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23 ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25 Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”. Acá, en esta parábola, podemos descubrir que los discípulos pensaron que Jesucristo inauguraría ya su reino porque lo veían entrar en Jerusalén, la sede al antiguo reino Davídico. A continuación esperaríamos encontrar a Jesús corrigiéndolos por tal creencia si en efecto ellos estaban equivocados. Pero no, ¡Jesús tampoco los corrige acá! Simplemente les dice que primero el hombre noble, el príncipe, tiene que ir al cielo para recibir la autoridad de Su Padre y luego volver para repartir la tierra entre sus seguidores leales e inaugurar su reinado milenario esperado. Pero aquellos de sus enemigos que no querían que él sea rey sobre ellos serán castigados duramente con sus vidas. Así que es muy serio rechazar el reinado de Cristo, ya que significará la muerte.

Doctrinas de demonios

El apóstol Pablo amonesta en contra de aquellos que vienen predicando evangelios diferentes que son verdaderas doctrinas de demonios, doctrinas diabólicas que intentan distraer la atención hacia el reino y gloria verdaderos de Cristo. En Gálatas 1:6-9 Pablo amonesta sin rodeos: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. Es un anatema (maldito) todo aquel que predica un evangelio diferente. La cosa realmente es muy seria, por tanto debemos llamar a las cosas por su nombre. El evangelio verdadero es el Reino de Dios, o también llamado “evangelio de la gloria de Cristo”. Aquel que no se ajusta al verdadero evangelio y enseña otra cosa muy diferente, está enseñando doctrinas de demonios y es un anatema. Dice Colosenses 2:8: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo (demonios), y no según Cristo”. También en 1 Timoteo 4:1 Pablo dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.

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LA VERDAD DE LA PANDEMIA