sábado, 7 de agosto de 2010
EL COLAPSO DEL DARWINISMO
Documental que explica las deficiencias de la teoría de la evolución, y como ésta no está probada
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viernes, 6 de agosto de 2010
LOS “BASILEFÓBICOS” EN LAS IGLESIAS CONTEMPORÁNEAS
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
El Reino de Dios o El Reinado de Dios (Griego Βασιλεία τοῦ Θεοῦ – Basileia Tou Theou es un concepto fundamental en las tres fes Abrahámicas, y más notablemente, dentro del Cristianismo, donde constituye el tema central de Jesús de Nazaret en los evangelios sinópticos. La frase ocurre en el NT más de 100 veces, y se define casi enteramente en las parábolas.
Ahora bien, tomen nota que la palabra Griega para reino es Βασιλεία (Basileia), e implica un gobierno monárquico, con un rey soberano, súbditos, territorio y leyes. Pero a los que les disgusta este tipo de reino o gobierno los llamaré “Basilefóbicos”, y de éstos hay millones en las iglesias llamadas “cristianas” de hoy. Los católicos romanos son abiertamente “basilefóbicos”, y también la gran mayoría de protestantes y evangélicos. Así, pues, cada católico y cada protestante que no cree que Jesús será Rey en un reino como el que tuvo David, Salomón, etc, es un “basilefóbico”. Y es nuestra intención que estos “basilefóbicos” se conviertan en “basilefans” y nos ayuden a difundir el verdadero reino de Dios tal como está presentado en toda la Biblia, y no sólo en el NT. Si lo limitamos al NT solamente, tendremos un reino a medias, mutilado, y sacado de su contexto original. De modo que si queremos entender lo que es verdaderamente el reino de Dios, nosotros debemos saber qué entendieron sobre éste los Judíos pre cristianos y los que siguieron en toda la era Cristiana.
Cuando Jesús apareció en la historia, él comenzó su ministerio anunciando un mensaje que no era suyo, sino de Dios, su Padre. Era ciertamente un mensaje divino, poderoso, transformador y salvador para todo aquel que lo abrazara con fe. Jesús Dijo que todo aquel que se arrepintiera y creyera en su mensaje, sería salvo de la condenación (Marcos 1:1,14,15). Este mensaje sólo exigía que la persona lo creyera… ¡y lo creyera bien! Sin embargo, pocos tienen el interés de creer en el mensaje tal como lo creyeron los judíos a quienes Jesús les trajo primeramente el anuncio extraordinario.
Es interesante observar, además, que Jesús no se detuvo para predicarles en qué consistía ese reino, ya que él dio por sentado que sus interlocutores paisanos sabían perfectamente lo que era. Así que si queremos saber qué era ese reino de Dios, debemos empezar por averiguar qué tipo de reino esperaban los judíos y que ya estaba cerca. Sin duda, ese reino debía anunciarse primero a los herederos originales, a los que descendían directamente del linaje de Abraham en la carne, puesto que a ellos se les daría en principio. Y la predicación dio su primeros frutos con la conversión de aquellos que vinieron por la proclama de Juan el Bautista, luego la conversión de los apóstoles que siguieron a Jesús a donde quiera que él iba, luego vinieron muchos otros discípulos, aquellos miles de Judíos que se reunieron en Jerusalén para la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y los 3,000 que fueron bautizados y añadidos a la congregación mesiánica o cristiana por la predicación de Pedro (Hechos 2:38-47).
Estos Judíos convertidos habían reconocido que Jesús era aquel a quien Dios había resucitado glorioso, y haciéndolo por ello Señor y Cristo, el rey venidero del reino davídico por restaurarse (Hechos 2:30,36,37). Ese mensaje petrino era el evangelio de Cristo, el mensaje del Padre para su pueblo y para el mundo en general. Sin duda Pedro no desligó la muerte, resurrección y ascensión de Cristo de su condición de futuro rey del mundo. El vio en la resurrección gloriosa de Cristo su exaltación como rey del venidero reino de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado glorioso, de ningún modo ni él, ni nosotros, hubiéramos tenido esperanza para heredar ese maravilloso reino de Dios o reino de los cielos (1 Corintios 15:17). Por eso el evangelio completo de Jesús es que él y los suyos reinarán en la tierra en el reino de Dios, y que su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día garantizan que esa promesa se hará realidad algún día no muy lejano. Pero este mensaje no es creído o entendido por los “basilefóbicos” de las iglesias de hoy.
El Reino de Dios o El Reinado de Dios (Griego Βασιλεία τοῦ Θεοῦ – Basileia Tou Theou es un concepto fundamental en las tres fes Abrahámicas, y más notablemente, dentro del Cristianismo, donde constituye el tema central de Jesús de Nazaret en los evangelios sinópticos. La frase ocurre en el NT más de 100 veces, y se define casi enteramente en las parábolas.
Ahora bien, tomen nota que la palabra Griega para reino es Βασιλεία (Basileia), e implica un gobierno monárquico, con un rey soberano, súbditos, territorio y leyes. Pero a los que les disgusta este tipo de reino o gobierno los llamaré “Basilefóbicos”, y de éstos hay millones en las iglesias llamadas “cristianas” de hoy. Los católicos romanos son abiertamente “basilefóbicos”, y también la gran mayoría de protestantes y evangélicos. Así, pues, cada católico y cada protestante que no cree que Jesús será Rey en un reino como el que tuvo David, Salomón, etc, es un “basilefóbico”. Y es nuestra intención que estos “basilefóbicos” se conviertan en “basilefans” y nos ayuden a difundir el verdadero reino de Dios tal como está presentado en toda la Biblia, y no sólo en el NT. Si lo limitamos al NT solamente, tendremos un reino a medias, mutilado, y sacado de su contexto original. De modo que si queremos entender lo que es verdaderamente el reino de Dios, nosotros debemos saber qué entendieron sobre éste los Judíos pre cristianos y los que siguieron en toda la era Cristiana.
Cuando Jesús apareció en la historia, él comenzó su ministerio anunciando un mensaje que no era suyo, sino de Dios, su Padre. Era ciertamente un mensaje divino, poderoso, transformador y salvador para todo aquel que lo abrazara con fe. Jesús Dijo que todo aquel que se arrepintiera y creyera en su mensaje, sería salvo de la condenación (Marcos 1:1,14,15). Este mensaje sólo exigía que la persona lo creyera… ¡y lo creyera bien! Sin embargo, pocos tienen el interés de creer en el mensaje tal como lo creyeron los judíos a quienes Jesús les trajo primeramente el anuncio extraordinario.
Es interesante observar, además, que Jesús no se detuvo para predicarles en qué consistía ese reino, ya que él dio por sentado que sus interlocutores paisanos sabían perfectamente lo que era. Así que si queremos saber qué era ese reino de Dios, debemos empezar por averiguar qué tipo de reino esperaban los judíos y que ya estaba cerca. Sin duda, ese reino debía anunciarse primero a los herederos originales, a los que descendían directamente del linaje de Abraham en la carne, puesto que a ellos se les daría en principio. Y la predicación dio su primeros frutos con la conversión de aquellos que vinieron por la proclama de Juan el Bautista, luego la conversión de los apóstoles que siguieron a Jesús a donde quiera que él iba, luego vinieron muchos otros discípulos, aquellos miles de Judíos que se reunieron en Jerusalén para la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y los 3,000 que fueron bautizados y añadidos a la congregación mesiánica o cristiana por la predicación de Pedro (Hechos 2:38-47).
Estos Judíos convertidos habían reconocido que Jesús era aquel a quien Dios había resucitado glorioso, y haciéndolo por ello Señor y Cristo, el rey venidero del reino davídico por restaurarse (Hechos 2:30,36,37). Ese mensaje petrino era el evangelio de Cristo, el mensaje del Padre para su pueblo y para el mundo en general. Sin duda Pedro no desligó la muerte, resurrección y ascensión de Cristo de su condición de futuro rey del mundo. El vio en la resurrección gloriosa de Cristo su exaltación como rey del venidero reino de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado glorioso, de ningún modo ni él, ni nosotros, hubiéramos tenido esperanza para heredar ese maravilloso reino de Dios o reino de los cielos (1 Corintios 15:17). Por eso el evangelio completo de Jesús es que él y los suyos reinarán en la tierra en el reino de Dios, y que su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día garantizan que esa promesa se hará realidad algún día no muy lejano. Pero este mensaje no es creído o entendido por los “basilefóbicos” de las iglesias de hoy.
EL TÉRMINO BASILEIA EN EL CRISTIANISMO
La discusión de la palabra basileia se remonta desde hace siglos. Eusebio identificó basileia con la monarquía, mientras que Agustín había previsto una fusión de la iglesia y basileia. Tomás Aquino, sin embargo, ignora el concepto y, teniendo en cuenta su importancia en la dialéctica de Jesús, era relativamente poco discutida por los teólogos cristianos hasta Johannes Coceo (1660) y Hermann Samuel Reimarus en el siglo 18, durante lo que se conoce como la “Primera búsqueda” para el Jesús histórico.
La premisa de un Reino es parte integral de los judíos y las escrituras cristianas. La Biblia hebrea (los mismos libros bíblicos como el AT protestante) contiene un conjunto de leyes, conocidos como La Ley, que gobernó la nación de Israel como una teocracia. Las profecías en todo el Antiguo Testamento se refieren a este reino como eterno, revelado más tarde que se cumple por el linaje del rey David. La visión cristiana de Jesús como el Mesías (o Ungido) es más que una religión organizada, ya que se deriva de la creencia hebrea original en un Reino de Dios teocrático.
Jesús asume que su público entiende el fundamento del Reino que se estableció en las Escrituras Hebreas. Cuando Jesús habla del Reino de Dios, él habla del tiempo del cumplimiento de los pactos de Abraham y David. Un tiempo de una tierra restaurada donde los fieles podrán adorar y servir a su Dios para siempre bajo el gobierno de un líder justo de la línea davídica. Esta era la esperanza mesiánica de los profetas de las Escrituras hebreas y fue llevado a cabo y se hizo eco en las palabras de Juan el Bautista, Jesús, Pedro, Pablo y otros en las Escrituras Griegas.
Jesús va a adherir en el tema del mensaje del evangelio esta misma idea del reino. Lucas 4:43 le dice al lector cuál fue el propósito para la venida de Jesús, es decir, el de “predicar el evangelio acerca del Reino.” A continuación, enviará a sus discípulos a hablar este mensaje incluso antes de que se entienda nada de su muerte y resurrección. Comparar Lucas 9:1-6, Mateo 9:35, Mateo 10:7, Mateo 16:21-23, etc La semilla inicial que debe ser sembrada en los corazones de los hombres fue identificada también como la palabra del Reino por Jesús en Mateo 13:19. Taquigrafía para la palabra del reino fue dada en Marcos y la versión de Lucas de la parábola del sembrador como “la palabra” (Marcos 4:14) y “la palabra de Dios” (Lucas 8:11).
Jesús habló a menudo del Reino de Dios como tema de su evangelio, así como el destino de los justos en el final de los días. Las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña muestra que aquellos que siguen las “bienaventuranzas” son premiados con el Reino de Dios / heredar la tierra / comodidad etc. Mateo 19 da cuenta de Jesús igualando términos populares, tales como “vida eterna” y “salvo”, como lo mismo que entrar en el Reino de Dios cuando se establezca en la tierra. Jesús incluso enseñó a sus discípulos a orar: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Algunos creen que esto define el Reino como el momento en que la voluntad de Dios se hará en la tierra como se hace en el cielo. Otros afirman que las dos peticiones están separadas en la oración, dejando el Reino de Dios para ser más que simplemente una perfecta ejecución de la voluntad de Dios en la tierra.
El Reino de Dios como lo declaró Jesús llevaba consigo más de una imagen del lobo y el cordero viviendo juntos y el final de la guerra (ver Isaías 11:1-9). De hecho Jesús utilizada el Reino como la razón por la cual los hombres deben arrepentirse (ver Marcos 1:14-15). Había un buen lado positivo, así como un lado de juicio en este Reino que se comunicó en muchas de las parábolas (por ejemplo: la cizaña y el trigo de Mateo 13 y las ovejas y las cabras de Mateo 25, etc). Pablo y los demás siguen este tema en su predicación del evangelio mismo (Hechos 17:30-31 – Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios es ahora declara al mundo que todas las personas en todas partes se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todas las personas con haberle levantado de los muertos). Cuando ellos hablaban de Jesús que viene a juzgar a los vivos y a los muertos, ellos estaban diciendo lo mismo como que el Reino viene, porque en realidad fue nombrado para ser el Rey del Reino.
La venida del reino de Dios, descrito como juicio, también se describe en el Nuevo Testamento, sobre todo en el libro de Apocalipsis, como una conquista militar sobre los adversarios del Reino. (Véase Apo. 20:7-10). Apocalipsis 21 habla del Reino de Dios en el cielo nuevo después del establecimiento de su reino eterno.
La premisa de un Reino es parte integral de los judíos y las escrituras cristianas. La Biblia hebrea (los mismos libros bíblicos como el AT protestante) contiene un conjunto de leyes, conocidos como La Ley, que gobernó la nación de Israel como una teocracia. Las profecías en todo el Antiguo Testamento se refieren a este reino como eterno, revelado más tarde que se cumple por el linaje del rey David. La visión cristiana de Jesús como el Mesías (o Ungido) es más que una religión organizada, ya que se deriva de la creencia hebrea original en un Reino de Dios teocrático.
Jesús asume que su público entiende el fundamento del Reino que se estableció en las Escrituras Hebreas. Cuando Jesús habla del Reino de Dios, él habla del tiempo del cumplimiento de los pactos de Abraham y David. Un tiempo de una tierra restaurada donde los fieles podrán adorar y servir a su Dios para siempre bajo el gobierno de un líder justo de la línea davídica. Esta era la esperanza mesiánica de los profetas de las Escrituras hebreas y fue llevado a cabo y se hizo eco en las palabras de Juan el Bautista, Jesús, Pedro, Pablo y otros en las Escrituras Griegas.
Jesús va a adherir en el tema del mensaje del evangelio esta misma idea del reino. Lucas 4:43 le dice al lector cuál fue el propósito para la venida de Jesús, es decir, el de “predicar el evangelio acerca del Reino.” A continuación, enviará a sus discípulos a hablar este mensaje incluso antes de que se entienda nada de su muerte y resurrección. Comparar Lucas 9:1-6, Mateo 9:35, Mateo 10:7, Mateo 16:21-23, etc La semilla inicial que debe ser sembrada en los corazones de los hombres fue identificada también como la palabra del Reino por Jesús en Mateo 13:19. Taquigrafía para la palabra del reino fue dada en Marcos y la versión de Lucas de la parábola del sembrador como “la palabra” (Marcos 4:14) y “la palabra de Dios” (Lucas 8:11).
Jesús habló a menudo del Reino de Dios como tema de su evangelio, así como el destino de los justos en el final de los días. Las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña muestra que aquellos que siguen las “bienaventuranzas” son premiados con el Reino de Dios / heredar la tierra / comodidad etc. Mateo 19 da cuenta de Jesús igualando términos populares, tales como “vida eterna” y “salvo”, como lo mismo que entrar en el Reino de Dios cuando se establezca en la tierra. Jesús incluso enseñó a sus discípulos a orar: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Algunos creen que esto define el Reino como el momento en que la voluntad de Dios se hará en la tierra como se hace en el cielo. Otros afirman que las dos peticiones están separadas en la oración, dejando el Reino de Dios para ser más que simplemente una perfecta ejecución de la voluntad de Dios en la tierra.
El Reino de Dios como lo declaró Jesús llevaba consigo más de una imagen del lobo y el cordero viviendo juntos y el final de la guerra (ver Isaías 11:1-9). De hecho Jesús utilizada el Reino como la razón por la cual los hombres deben arrepentirse (ver Marcos 1:14-15). Había un buen lado positivo, así como un lado de juicio en este Reino que se comunicó en muchas de las parábolas (por ejemplo: la cizaña y el trigo de Mateo 13 y las ovejas y las cabras de Mateo 25, etc). Pablo y los demás siguen este tema en su predicación del evangelio mismo (Hechos 17:30-31 – Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios es ahora declara al mundo que todas las personas en todas partes se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todas las personas con haberle levantado de los muertos). Cuando ellos hablaban de Jesús que viene a juzgar a los vivos y a los muertos, ellos estaban diciendo lo mismo como que el Reino viene, porque en realidad fue nombrado para ser el Rey del Reino.
La venida del reino de Dios, descrito como juicio, también se describe en el Nuevo Testamento, sobre todo en el libro de Apocalipsis, como una conquista militar sobre los adversarios del Reino. (Véase Apo. 20:7-10). Apocalipsis 21 habla del Reino de Dios en el cielo nuevo después del establecimiento de su reino eterno.
¿POR QUÉ INSISTO EN EL REINO DE DIOS COMO EL EVANGELIO DE CRISTO?
Por Ingº Mario A Olcese
“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
Estimados amigos, algunos de ustedes me preguntan con inquietud, lo siguiente: ¿por qué gastas mucho tiempo precioso hablando del reino de Dios en tu blog, habiendo tantos otros temas interesantes e importantes que se pueden tratar? Y yo les respondo: ¡Porque este mensaje del reino es salvador para todo aquel que lo recibe y lo cree con fe! Sin embargo, es de reconocimiento general de que este blog trata de muy diversos temas, siendo el principal, el evangelio del reino de Dios. Hasta el momento tenemos publicados un montón de temas surtidos que ya casi llegan a los 4,800…¡y siguen en aumento!, pero siempre hacemos hincapié en el evangelio del reino, porque éste es precisamente el mensaje que Jesús espera que sus verdaderos seguidores difundan y que los perdidos crean para su salvación eterna (Mateo 24:14; Lucas 9:60-62; Mateo 6:33).
Creemos que muchas noticias nos pueden traer alegrías, como el nacimiento de nuestro primogénito, un buen aumento de sueldo, un bonito regalo anhelado, la recuperación de la salud de un ser querido, un premio a la excelencia, etc. Sin embargo, la noticia más extraordinaria que uno puede recibir es aquella que propone que uno puede volver a vivir, ser inmortal, y encontrarse personalmente con el Señor Jesucristo y ser un gobernante de su reino en un mundo justo y recto donde todo será armonía y felicidad. Estas sí son, en realidad, muy buenas noticias…¡las mejores que uno pueda escuchar, y que producen un genuino gozo duradero en esta vida pasajera!
Desgraciadamente, muchos aún piensan que nosotros somos muy literales cuando tomamos las promesas del reino de Jesús como un asunto de gobierno, de regir el mundo, de tener autoridad sobre las naciones. Estas personas prefieren tomar de una manera alegórica el mensaje del reino, como que si éste se tratase de un “reinado de Cristo en el corazón de cada creyente”. Esto último suena muy bonito y romántico para la mayoría de los cristianos, y por esto ellos se sienten inclinados a aceptar este tipo de interpretación del reino que sabe más “espiritual” o “celestial”. Para estos cristianos el reino que propugnamos con mucho entusiasmo sabe a Antiguo Testamento, a promesas judías, y por tanto, supuestamente obsoletas para la iglesia. Ellos suponen que el Nuevo Testamento presenta otro enfoque del reino que los Judíos no entendieron y rechazaron, y que motivó que Dios los descartara de sus pactos. Esta creencia, no obstante, es injustificable y sin asidero bíblico, puesto que Pablo escribió que Jesús vino a los suyos para confirmar las promesas hechas a los padres (Abraham, Isaac y Jacob…) Romanos 15:8.
Ahora bien, es cierto que el mundo se va derrumbando de a pedazos por el caos reinante, y es comprensible que por el desconcierto generalizado, sumado al temor y la inseguridad que éste revoltijo está ocasionando en la gente, los impela a buscar “escapar” a otro mundo o esfera para así evadir las atroces calamidades que se nos avecinan. ¿Y qué mejor propuesta que aquella que nos pueda ofrecer “volar al cielo” o a “otra dimensión” para estar con Dios, si somos “buenos”? Por eso, cuando les predicamos a nuestras visitas que los “mansos heredarán la tierra”(Mateo 5:5), ellas casi inmediatamente se sienten muy poco animadas a escucharnos o a creernos, porque sencillamente ya no sienten gusto o deseos de residir en una tierra como ésta. Sí, es comprensible, pero si les proponemos una tierra nueva donde sólo morará la justicia, el punto de vista puede cambiar radicalmente. En realidad la tierra es muy hermosa y Dios la diseñó y preparó para que la habitemos con alegría, salud, prosperidad y longevidad. De hecho, después de que Dios terminó de hacerla, vio que todo era bueno en gran manera (Génesis 1:31).
Así que si Dios creó la tierra para ser habitada por los hombres, y que para ello hizo todo bueno en gran manera, ¿podría ahora Él darse por vencido y trasladar a los hombres justos al cielo, o a otra dimensión, sólo porque malos hombres la están destruyendo? ¿No sería más sabio sacar a los que la destruyen para así restaurar todas las cosas como al comienzo? ¡Creo que sí! De hecho, en Apocalipsis 11:18 se nos dice que el Señor destruirá a todos aquellos que están destruyendo su creación, para hacer nuevas todas las cosas (Hechos 3:19-21; Apo. 21:5).
Estas si son buenas noticias para la humanidad, el evangelio de Dios proclamado por Su Hijo Jesucristo al mundo (Lucas 4:43) y extendido después por sus seguidores verdaderos y obedientes (Lucas 8:1,2; 9:1,2; Hechos 8:12; Hechos 19:5; Hechos 20:25; 28:23,30,31; Mateo 24:14). Este es el único evangelio salvador…¡no hay otro! (Romanos 1:16; Gál 1:6.9). Es por eso mi insistencia por darlo a conocer a medio mundo, por decirlo de alguna manera, pues sé que la fe en Cristo y en su reino venidero de justicia, no sólo le puede dar esperanza a la humanidad, sino también la salvación (Lea con cuidado Mateo 19:16-25). Sí, el mundo tiene esperanza con el evangelio del reino…¡pero no algún otro que es fraudulento y que conduce a la perdición! Sinceramente espero haberme explicado con meridiana claridad.
Finalmente: ¿aceptará el evangelio original del reino de Dios, o se quedará con algún otro que escuchó por allí en alguna iglesia “cristiana”? ¡Usted decide finalmente!
“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
Estimados amigos, algunos de ustedes me preguntan con inquietud, lo siguiente: ¿por qué gastas mucho tiempo precioso hablando del reino de Dios en tu blog, habiendo tantos otros temas interesantes e importantes que se pueden tratar? Y yo les respondo: ¡Porque este mensaje del reino es salvador para todo aquel que lo recibe y lo cree con fe! Sin embargo, es de reconocimiento general de que este blog trata de muy diversos temas, siendo el principal, el evangelio del reino de Dios. Hasta el momento tenemos publicados un montón de temas surtidos que ya casi llegan a los 4,800…¡y siguen en aumento!, pero siempre hacemos hincapié en el evangelio del reino, porque éste es precisamente el mensaje que Jesús espera que sus verdaderos seguidores difundan y que los perdidos crean para su salvación eterna (Mateo 24:14; Lucas 9:60-62; Mateo 6:33).
Creemos que muchas noticias nos pueden traer alegrías, como el nacimiento de nuestro primogénito, un buen aumento de sueldo, un bonito regalo anhelado, la recuperación de la salud de un ser querido, un premio a la excelencia, etc. Sin embargo, la noticia más extraordinaria que uno puede recibir es aquella que propone que uno puede volver a vivir, ser inmortal, y encontrarse personalmente con el Señor Jesucristo y ser un gobernante de su reino en un mundo justo y recto donde todo será armonía y felicidad. Estas sí son, en realidad, muy buenas noticias…¡las mejores que uno pueda escuchar, y que producen un genuino gozo duradero en esta vida pasajera!
Desgraciadamente, muchos aún piensan que nosotros somos muy literales cuando tomamos las promesas del reino de Jesús como un asunto de gobierno, de regir el mundo, de tener autoridad sobre las naciones. Estas personas prefieren tomar de una manera alegórica el mensaje del reino, como que si éste se tratase de un “reinado de Cristo en el corazón de cada creyente”. Esto último suena muy bonito y romántico para la mayoría de los cristianos, y por esto ellos se sienten inclinados a aceptar este tipo de interpretación del reino que sabe más “espiritual” o “celestial”. Para estos cristianos el reino que propugnamos con mucho entusiasmo sabe a Antiguo Testamento, a promesas judías, y por tanto, supuestamente obsoletas para la iglesia. Ellos suponen que el Nuevo Testamento presenta otro enfoque del reino que los Judíos no entendieron y rechazaron, y que motivó que Dios los descartara de sus pactos. Esta creencia, no obstante, es injustificable y sin asidero bíblico, puesto que Pablo escribió que Jesús vino a los suyos para confirmar las promesas hechas a los padres (Abraham, Isaac y Jacob…) Romanos 15:8.
Ahora bien, es cierto que el mundo se va derrumbando de a pedazos por el caos reinante, y es comprensible que por el desconcierto generalizado, sumado al temor y la inseguridad que éste revoltijo está ocasionando en la gente, los impela a buscar “escapar” a otro mundo o esfera para así evadir las atroces calamidades que se nos avecinan. ¿Y qué mejor propuesta que aquella que nos pueda ofrecer “volar al cielo” o a “otra dimensión” para estar con Dios, si somos “buenos”? Por eso, cuando les predicamos a nuestras visitas que los “mansos heredarán la tierra”(Mateo 5:5), ellas casi inmediatamente se sienten muy poco animadas a escucharnos o a creernos, porque sencillamente ya no sienten gusto o deseos de residir en una tierra como ésta. Sí, es comprensible, pero si les proponemos una tierra nueva donde sólo morará la justicia, el punto de vista puede cambiar radicalmente. En realidad la tierra es muy hermosa y Dios la diseñó y preparó para que la habitemos con alegría, salud, prosperidad y longevidad. De hecho, después de que Dios terminó de hacerla, vio que todo era bueno en gran manera (Génesis 1:31).
Así que si Dios creó la tierra para ser habitada por los hombres, y que para ello hizo todo bueno en gran manera, ¿podría ahora Él darse por vencido y trasladar a los hombres justos al cielo, o a otra dimensión, sólo porque malos hombres la están destruyendo? ¿No sería más sabio sacar a los que la destruyen para así restaurar todas las cosas como al comienzo? ¡Creo que sí! De hecho, en Apocalipsis 11:18 se nos dice que el Señor destruirá a todos aquellos que están destruyendo su creación, para hacer nuevas todas las cosas (Hechos 3:19-21; Apo. 21:5).
Estas si son buenas noticias para la humanidad, el evangelio de Dios proclamado por Su Hijo Jesucristo al mundo (Lucas 4:43) y extendido después por sus seguidores verdaderos y obedientes (Lucas 8:1,2; 9:1,2; Hechos 8:12; Hechos 19:5; Hechos 20:25; 28:23,30,31; Mateo 24:14). Este es el único evangelio salvador…¡no hay otro! (Romanos 1:16; Gál 1:6.9). Es por eso mi insistencia por darlo a conocer a medio mundo, por decirlo de alguna manera, pues sé que la fe en Cristo y en su reino venidero de justicia, no sólo le puede dar esperanza a la humanidad, sino también la salvación (Lea con cuidado Mateo 19:16-25). Sí, el mundo tiene esperanza con el evangelio del reino…¡pero no algún otro que es fraudulento y que conduce a la perdición! Sinceramente espero haberme explicado con meridiana claridad.
Finalmente: ¿aceptará el evangelio original del reino de Dios, o se quedará con algún otro que escuchó por allí en alguna iglesia “cristiana”? ¡Usted decide finalmente!
jueves, 5 de agosto de 2010
Testigos de Jehová(Charles Russell un masón miembro de la Sociedad secre...
EVIDENCIAS CLARAS DE LA VINCULACIÓN DE CHARLES TAZE RUSSELL CON LA MASONERÍA
La Tumba de Charles Taze Russell está adornada con una pirámide egipcia de granito, siguiendo el deseo o voluntad del Pastor Charles T. Russell.
En la cúspide de la pirámide se ve un corte, haciendo una pequeña pirámide que representa el ojo que todo lo ve, una creencia de los Egipcios que decía que allí estaba el ojo Horus, el dios que todo lo ve y que por ellos brilla. Este símbolo de la pirámide con el ojo que todo lo ve es de los Masones, una sociedad secreta de los Iluminati o iluminados. Este es otro indicio más de que Russell estaba inmerso en la masonería ocultista, es decir, en la Sociedad secreta de los iluminati, iniciada en 1774 en Estados unidos, pero proveniente o importada de Alemania.
La Tumba de Charles Taze Russell está adornada con una pirámide egipcia de granito, siguiendo el deseo o voluntad del Pastor Charles T. Russell.
En la cúspide de la pirámide se ve un corte, haciendo una pequeña pirámide que representa el ojo que todo lo ve, una creencia de los Egipcios que decía que allí estaba el ojo Horus, el dios que todo lo ve y que por ellos brilla. Este símbolo de la pirámide con el ojo que todo lo ve es de los Masones, una sociedad secreta de los Iluminati o iluminados. Este es otro indicio más de que Russell estaba inmerso en la masonería ocultista, es decir, en la Sociedad secreta de los iluminati, iniciada en 1774 en Estados unidos, pero proveniente o importada de Alemania.
miércoles, 4 de agosto de 2010
PAUL WASHER NO CONOCE EL EVANGELIO COMPLETO
Dime Pablito, ¿es que no sabes qué predicó tu tocayo San Pablo y Jesús mismo en cuanto al evangelio del reino? ¿Dónde está el reino en tu predicación? ¿Acaso Jesús no dijo que el evangelio era el reino de Dios? ¿No has leído Marcos 1:1,14,15? ¡Realmente otro ciego en la tarima del evangelismo contemporáneo! (Mateo 24:14).
martes, 3 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
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