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viernes, 23 de julio de 2010

NO SE ENGAÑE ESPERANDO QUE DIOS LE VA A PROSPERAR EN ESTA VIDA COMO “SEÑAL DE SU BENDICIÓN”


Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Dice la Palabra del Señor:

1.- “En el mundo tendréis aflicción”, les dijo Jesús a sus seguidores. ¿Suena esto a una vida de plena dicha y prosperidad para TODO creyente fiel? (Juan16:33).

2.- “Siempre tendréis a los pobres CON vosotros”, les dijo Jesús a sus discípulos (Juan 12:8). Si Jesús tenía pensado que todos sus discípulos sean ricos o prósperos en esta vida, como señal de bendición, ¿cómo se explica esta declaración suya?

3.- Pablo dice en Romanos 15:26 que se reúna una ofrenda para los pobres de la iglesia de Jerusalén. ¿Cómo se explica que existiesen pobres en la iglesia de Jerusalén, si la pobreza es, supuestamente, una “maldición”?

4.- Si las riquezas son una señal de bendición de parte de Dios para el creyente fiel, pregunto: ¿por qué Salomón le pidió a Dios: “No me des ni pobreza, ni riqueza, mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Prov. 30:8,9). ¿No podrían ser, acaso, un infortunio cualquiera de los dos polos: POBREZA Y RIQUEZA EXTREMAS?

5.- Jesús dice: “tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mi…de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos MIS HERMANOS más pequeños, a mi me lo hicisteis” (Mateo 25:35,36,40). Pues bien, ¿Acaso no podemos concluir, en función de estas palabras de Jesús, que los fieles pobres, o los que son considerados los más insignificantes por los ricos, que ellos siguen siendo HERMANOS de Jesús aunque permanezcan pobres? Además, si la pobreza es una maldición como dicen muchos predicadores, ¿debemos concluir que Jesús tenía hermanos malditos? Finalmente, Cristo quiere que le mostremos nuestro amor incondicional a él, y la forma que él ha escogido para ello es que en su iglesia haya pobres a los cuales debamos atender y velar. Si Jesús convirtiera a todos sus seguidores en ricos, prósperos, y muy saludables, ¿cómo mostraríamos nuestro amor fraternal unos con otros? (Ver Santiago 2:14-18).

6.- Si el Señor desea que todos sus fieles sean ricos y prósperos en su iglesia, ¿por qué Pablo les dice a los creyentes corintios que estén contentos si ya tienen lo necesario para poder comer y cubrirse (1 Timoteo 6:8)?

7.- Si Dios espera que le pidamos riquezas para recibirlas, ¿por qué Pablo dice que algunos convertidos que la obtuvieron fueron traspasados de muchos dolores? (1 Timoteo 6:10). ¿Acaso fue el Señor quien les dio a aquellos fieles gran riqueza para que fuesen luego traspasados de muchos dolores? ¿Le daría el Señor a un hijo, espiritualmente débil, una bomba de tiempo?

8.- Si el Señor espera que sus hijos sean ricos y muy prósperos HOY como señal de su bendición, ¿por qué Pablo dice que “los que quieren enriquecerse caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”? (1 Timoteo 6:9). ¿Realmente creería alguno que el Señor desea enriquecer a Sus hijos hoy, como señal de Su bendición, sabiendo que esto les podría traer finalmente tentaciones, lazos, codicias necias y dañosas, que los hundirían en destrucción y perdición?

9.- Si Dios desea que todos sus hijos sean ricos y prósperos HOY, como señal de Su bendición, ¿por qué Santiago dice que “Dios escogió a los pobres de este mundo para que sean RICOS EN FE (¡no en dinero!) y herederos de su reino que tiene preparado para los que le aman”? (Santiago 2:5).

10.- Si el Padre celestial desea que TODOS Sus hijos seamos ricos y prósperos hoy, como señal de Su bendición, ¿entonces por qué Jesús dijo “… y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra, y se hace infructuosa?” (Mateo 13:22). ¿Realmente creería alguno que el Señor quiere vehementemente darnos muchas riquezas como señal de Su bendición, sabiendo que son engañosas, y que ahogan la Palabra, y la hacen infructuosa?

11.- Si Jesús dijo que “difícilmente el rico entrará en el reino” (Lucas 18:24), entonces me pregunto: ¿cómo entonces vamos a creer que el Señor desea hacernos a TODOS ricos HOY, como señal de su bendición, si sabe que finalmente pocos ricos lograrán salvarse?

12.- Si los apóstoles, fieles imitadores de Jesús, dejaron todas sus POSESIONES para seguirlo, y así ganar el reino venidero (Lucas 18:28), pregunto: ¿Por qué muchos creyentes hoy, que dicen seguir a Cristo para ganar el reino de los cielos, se quejan de sus escasas o nulas posesiones?

13.- Si es verdad que la riqueza espiritual del creyente va de la mano con la riqueza material, siendo una señal de bendición de Dios, pregunto: ¿por qué el apóstol Juan le dice a Gayo: “Amado, yo (no necesariamente Dios) deseo que tú seas prosperado EN TODAS LAS COSAS, y que tengas salud, así como prospera tu alma?” (2 Juan 2). Pues bien, ¿acaso no percibimos aquí que Gayo ya era próspero en su alma, más no así en las otras cosas, incluyendo la salud? Nótese que si bien Gayo era un modelo de virtudes cristianas, aún carecía de prosperidad en todas las otras cosas, y tal vez también de salud, y por eso Juan, como un deseo muy personal, le desea que sea prosperado en todas las cosas y que tenga salud. Este deseo de Juan para Gayo, sin embargo, no le garantizaba que sería de todos modos PROSPERADO EN TODAS LAS OTRAS COSAS, E INCLUSO SANADO. Eso, finalmente, dependería de la voluntad de Dios.

14.- Un prerrequisito para heredar el reino es el padecimiento, el sufrimiento, y las pruebas constantes de la vida (1 Pedro 5:10; 2 Tes.1:5). Si uno no es probado, no puede ser merecedor del reino. Esta es una vida de pruebas Y de preparación CONSTANTE para la vida del reino. Si todo fuera color de rosas en la vida del Cristiano, ¿entonces cómo seríamos acrisolados para el reino? Por lo tanto, los que piensan que ser cristiano significa ser un hijo de Dios próspero y boyante en esta vida, sin pruebas ni padecimientos que afrontar, simplemente están engañados por el diablo. En Hebreos 14:22 el apóstol Pablo nos dice esto: “Es NECESARIO que a través de muchas tribulaciones entraremos al reino de Dios”…¡y los padecimientos por hambre o por desnudez deben estar incluidos en el “paquete de pruebas” que afrontará el verdadero creyente. Pablo estaba muy consciente de ello y por eso escribió a sus hermanos en la fe en Roma, lo siguiente: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada…antes en todas las cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:35,37). ¡Pero muchos cristianos aún tienden a quejarse de su Señor porque no entienden aún su situación de pobreza material siendo, según ellos, unos cristianos devotos!

15.- Dice la Escritura: “Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Aquí Pedro confiesa no tener dinero alguno que darle al cojo en la puerta del templo, pero aún así él le obró un milagro curativo, haciendo posible que el inválido caminase. ¡Toda una bendición para aquel pobre hombre que había sido cojo desde su nacimiento! Así que aquí vemos que Pedro, un siervo del Señor, hizo maravillas, a pesar de no tener riqueza alguna. ¡¡¡Y nadie se atrevería a decir que Pedro no era un bendito de Dios!!!..¿o sí?

16.- Presten atención a las palabras del apóstol Pablo dirigidas a los cristianos de Corinto: “Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la ESCORIA del mundo, el desecho de todos” (1 Corintios 4:13). Pues bien, Pablo dice que los cristianos somos la escoria de este mundo regido por los grandes, ricos, y poderosos hombres que viven como príncipes. Para ellos nosotros no significamos nada. Simplemente somos unos locos y fanáticos, una escoria resentida y marginada de la sociedad. Esto difícilmente diría Pablo de los creyentes si en verdad ellos fueron llamados a ser muy ricos y prósperos en medio de este mundo malo.

17.- Si el Señor nos ha llamado a ser prósperos y muy ricos en medio de este mundo malo, entonces no tendría sentido alguno lo que dice el Señor de su siervo/ángel en Laodicea: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y DESNUDO” (Apocalipsis 3:17).

18.- Uno puede ser pobre, materialmente hablando, pero muy rico en lo espiritual. Así lo expresa Pablo con estas solemnes palabras: “como entristecidos, mas siempre gozosos; como POBRES, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:10). Sí, mis amigos, uno puede no tener dinero o fortuna, pero puede tener mucho de las cosas que valen y trascienden, y que enriquecen a otros. Y hay quienes pueden tener muchas cosas materiales, pero carecen de valores espirituales que son importantes para el enriquecimiento de la vida de los demás.

19.- Lo importante es lo que el Señor piensa de un siervo suyo. Por ejemplo, a su siervo/ángel de la iglesia de Esmirna, le dice: “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu POBREZA (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás” (Apocalipsis 2:9). Es decir, el Señor conocía perfectamente las obras, tribulación y pobreza de su siervo/ángel de la iglesia esmirniana, pero hace la oportuna acotación, diciéndole: “pero tú eres rico”. Es decir, aunque un siervo de Dios pueda ser pobre por fuera, por dentro puede ser muy rico para Dios. A Dios le interesa sólo la riqueza interior de sus siervos…lo material será siempre un complemento o añadidura (Ver. Mateo 6:33).

20.- El Señor llama a los pobres de este mundo para hacerlos ricos, espiritualmente hablando. Dice Dios a través de Isaías, así: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura (Isaías 55:1,2).

Palabras finales:

En cierto sentido el Señor SÍ desea y espera que todos seamos ricos hoy, pero RICOS EN BUENAS OBRAS (1 Timoteo 6:18)

Y el sabio rey, dice: “De más estima es el buen nombre que las muchas RIQUEZAS, y la buena fama más que la plata y el oro” (Proverbios 22:1).

sábado, 24 de octubre de 2009

¿SER O NO SER RICO?—¡HE AQUÍ LA CUESTIÓN!


Por Ingº Mario A Olcese

¿Puede un cristiano decidirse hacerse rico? ¿Es pecado que un cristiano sea rico en este mundo?¿Desea Dios que todos sus hijos sean ricos en esta vida? Estas son preguntas muy interesantes, sin duda.

Hay cristianos que tienen muchas riquezas, pero la gran mayoría de los creyentes tienen muy poco o nada. ¿Es que Dios hace diferencias entre sus hijos? ¿Son algunos más capaces que otros para hacer riquezas? ¿Por qué no todos los fieles son bendecidos de igual manera?

Sin duda alguna el dinero es necesario para vivir, ¿pero es la abundancia de riquezas una señal de bendición de Dios? La respuesta, aunque parezca inaudita, es NO. Dios a través de Salomón nos habla de que desistamos de hacernos ricos, porque el amor y la acumulación de dinero trae aflicción de la carne y una serie de peligros y tentaciones que nos pueden conducir a la perdición (Prov. 23:4,5). Si esto es verdad, y no lo dudamos, ¿podríamos pensar por un instante que Dios desea que seamos muy ricos en esta vida sabiendo los riesgos que correríamos por serlo?.

Cristianos talentosos y ricos

Algunos cristianos se hacen ricos porque nacieron con una “visión” especial para los negocios. Estos hermanos tal vez no se propusieron hacerse ricos, pero supieron aprovechar las oportunidades para hacer dinero y lo lograron con mucho éxito y esfuerzo (Ecl. 9:11). Estos son buenos cristianos, y aunque son muy ricos, no tienen su amor y su corazón puestos en sus riquezas, sino en el Señor. Ellos muestran un equilibrio en sus vidas, y no dejan que sus posesiones materiales los separen del Señor (Sal. 62:10). Pero otros creyentes ricos caen en una trampa y en un lazo de los cuales no pueden zafarse fácilmente. Estos están actualmente soportando innumerables aflicciones y tribulaciones por haber hecho del dinero su dios (1 Tim.6:9-11).

Los creyentes sabios, que por sus propios medios lícitos se han hecho ricos, usan sus riquezas para compartirlas con aquellos que tienen muy poco. En realidad Dios ha dado a algunos la ocasión de hacer dinero para que luego lo puedan distribuir entre los menos afortunados. El Señor quiere que los ricos sean buenos administradores de sus riquezas, y que ayuden a los más necesitados, construyendo hospitales, asilos, comedores, colegios, universidades, etc (1 Tim. 6:17,18). Y es que finalmente esas riquezas fueron obtenidas, no para que ellos se queden con ellas, y las guarden en las bóvedas frías de los bancos, sino para compartirlas solidariamente también con otros hermanos en la fe e incluso, con los incrédulos. Recordemos que el amor que debe caracterizar a la iglesia verdadera se demuestra con hechos y no tan sólo con palabras vacías (1 Juan 3:18).

Jesús dio importancia a la solidaridad, y de eso no quepa la menor duda. Al joven rico Jesús le dijo que diera su fortuna a los pobres, y Saqueo fue alabado porque daba la mitad de sus ingresos a los pobres. El Señor desea que los pobres sean ricos, pero ricos en fe, pues si el Señor hubiese deseado que todos los creyentes fueran ricos en dinero ahora, sin duda lo serían (Santiago 2:5). Pero lo cierto es que el dinero en abundancia es un peligro y no es para todos. Los que creen que por hacerse cristianos serán bendecidos con mucho dinero y comodidades en este siglo, están muy equivocados. Las Escrituras no nos prometen nada en absoluto de que si nos hacemos cristianos saldremos por arte de magia de la pobreza y nos convertiremos en príncipes con grandes mansiones y lujosos automóviles.

Lo sorprendente de todo esto es que hay muchos “evangelistas” que nos aseguran que podemos salir de la pobreza material hoy y ser verdaderamente ricos, si sólo somos generosos con nuestros fondos par con ellos. Ellos ven la pobreza como una maldición, cuando en realidad la extrema pobreza y la extrema riqueza son una ofensa a Dios. Ningún extremo es saludable, sin embargo, la promesa del Señor es que no nos dejará en esa extrema miseria que viven muchos hombres hoy porque están alejados de Dios por el pecado. Sus vicios y sus decisiones equivocadas los vuelven más pobres, pero una vez que retoman el camino de la luz por el evangelio, estas personas ven como sus vidas temporales mejoran, y sus exiguos ingresos parecen ser más grandes. Ya no gastarán más en cerveza, cigarrillos, drogas, mujeres, y otros vicios más que los han empobrecido hasta la miseria.

Por mi parte yo quiero ser un sabio y piadoso administrador de mis posesiones en la tierra, sean éstas abundantes o escasas. Yo quiero dar sin esperar nada a cambio. Cuando le doy a alguien, yo no quiero estar motivado por el deseo de que Dios me bendiga. Quiero dar porque amo a mis semejantes y porque quiero usar el dinero del Señor como Él lo haría. Quiero dar con alegría y con entusiasmo, no en la obligación o mero sentido del deber. Deseo compartir con aquellos que no tienen lo suficiente para vivir, primero a los de la fe y después a los incrédulos.Debemos dar, no sólo porque Dios espera eso de sus buenos hijos, sino porque sentimos verdadera compasión por los necesitados. La solidaridad y la generosidad sin un sentimiento de amor y empatía por el necesitado, no tiene mucho valor…tal vez ninguno.




miércoles, 5 de noviembre de 2008

POBRES RICOS Y RICOS POBRES

Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Estimado lector: ¿Qué le sugiere el título “Pobres Ricos” de este artículo? Tal vez le sugiere a magnates, pero que son pobres de espíritu y de moral; o tal vez le sugiere de pobres en bienes materiales, pero de gran riqueza espiritual. Todo depende cómo entienda el título el lector. Tal vez un hombre rico y poderoso se identifique con este artículo, o también un hombre pobre y desposeído. Todo depende de quien lo va a leer.

Magnates en la Miseria

La Biblia nos habla de que hay ricos y poderosos en este mundo, pero que a la vista de Dios son más pobres y desventurados que cualquier pobre o mendigo de la calle. Los ricos se creen superhombres, semidioses, dueños del mundo, y amos de las vidas de otros. Estos explotan, oprimen, y desprecian a sus semejantes sin misericordia (Santiago 5:1-6). No tienen necesidad de un Dios, ni de Su reino, o de una vida futura segura, pues creen tenerlo todo ahora. No entienden qué es eso que la Biblia llama “gozo en el espíritu”, y no necesitan pedirle a Dios por el pan de cada día, pues nada les falta. No comprenden lo que es salvación, pues creen ser perfectos, impecables, autosuficientes, y hasta dadivosos con los pobres. Se enorgullecen de dar dinero a las “causas justas y nobles”, y además, creen que son buenos ciudadanos, fieles y devotos padres de familia. Se creen piadosos, pues asisten a su iglesia una vez por semana para mostrar “su fe y devoción religiosas”. Tienen por allí alguna “aventurilla” pero son discretos y no hacen escándalo. De vez en cuando se reúnen con amigos para tomar algunos traguitos, aunque en ocasiones se exceden y chocan con sus autos. Algunos aumentarán sus emociones con algo de estupefacientes a fin se sentirse “high” o más desenvueltos e inhibidos. Sus conversaciones girarán en cómo hacer más dinero, en las nuevas inversiones, nuevos autos, nuevas mansiones, pero nada hablarán de temas espirituales, o de asuntos místicos.


La Biblia nos habla de esta clase de gente en el libro de Apocalipsis 3:17 con estas palabras: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un DESVENTURADO, MISERABLE, POBRE, CIEGO Y DESNUDO.” Estas palabras son duras pero muy ciertas. Cuántos ricos realmente no se dan cuenta de su desgraciada situación. Son como “muertos vivientes”, y a la vista de Dios---que es lo más importante--- ¡son más desventurados y pobres que los más pobres de la calle! Sí, estos ricos indolentes están ciegos, pues no se dan cuenta de nada de su realidad espiritual y moral. Ellos no se ponen a pensar a fondo de cómo están a la vista del Creador y Dios.

El Reino de Dios No Es para Magnates Impíos

Jesús ya había hablado de estos “Ricos Pobres” cuando estuvo entre nosotros. En una ocasión, un joven rico se le acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer para ganar la vida eterna. Jesús, entre otras exigencias, le dijo que vendiera sus bienes y diera a los pobres el dinero obtenido. Pero el joven rico se retiró de delante de Jesús porque no estaba dispuesto a tanto. Luego Jesús afirma que “difícilmente entrará un rico al reino de Dios” (Mateo 19:16-24). Notemos que Jesús habla de que es difícil que un rico entre a su reino, aunque no imposible. Aún hay ricos que están dispuestos a obedecer las exigencias de Jesús.

Sin duda, Jesús no manda a todos los ricos a vender todos sus bienes para luego entregar el producto de las ventas a los pobres, a fin de ganar la vida eterna. Lo del joven rico fue una exigencia extrema, pero igualmente debemos de estar dispuestos a acatarla si fuera necesario. Recordemos que aquel diminuto hombre llamado Zaqueo, el que cenó con Jesús en su casa, daba la mitad de sus bienes a los pobres, y no obstante el Señor le aseguró que él estaba siendo salvo por esa actitud noble y de desprendimiento generoso (Lucas 19:8,9). Aquí Jesús no vuelve a exigir que se dé todo lo que se tiene al pobre, sino que ve con beneplácito que Zaqueo, por voluntad e iniciativa propias, dé el 50% de sus ingresos a los pobres. Lo importante es que el hombre no sea esclavo de sus riquezas, ni que éstas se vuelvan en la razón de su existir. En la Biblia tenemos hombres de fe que fueron ricos, como el caso de Abraham, Lot, Job, etc. Pero estos hombres no hicieron de sus bienes el fin de sus vidas. Ellos pusieron primero el reino de Dios, y como resultado de ello, fueron enriquecidos (Mateo 6:33).

Como hemos visto, ya hace mucho que la mayoría de magnates ha perdido su alma, por el amor a las riquezas. Jesús dijo de éstos: “Porque ¿qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma.” (Marcos 8:36). Sí, la mayoría de ricos ha perdido su vida interior y su salvación futura, por el amor al mundo y sus riquezas.

Riquezas Inmateriales

Ahora bien, hay mendigos que pueden ser más ricos que los más renombrados magnates del mundo. Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; PORQUE LA VIDA DEL HOMBRE NO CONSISTE EN LA ABUNDANCIA DE LOS BIENES QUE POSEE.” (Lucas 12:15). Jesús afirma que la riqueza verdadera no está en la abundancia de bienes que se pueda poseer. Él no puede afirmar tal cosa, y a la vez prometernos enriquecernos con bienes materiales, si éstos nos van a desviar de la fe y de la confianza en Dios. Muchos cristianos creen que Cristo no los bendice con bienes materiales en abundancia porque piensan que no son buenos creyentes o buenos hombres. Nada más falso. Cristo sí enriquece, pero más, con otro tipo de bienes que la mayoría de personas desconoce. Fijémonos por un instante lo que dice Santiago, un siervo del Señor: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean RICOS EN FE y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Santiago 2:5).

Aquí hay una riqueza inmaterial que los más de los magnates no tienen, y esa riqueza es, la de la FE, la cual incluye también la ESPERANZA y el AMOR. El creyente humilde tiene fe en Dios y en sus promesas, las cuales incluyen la vida eterna y el Reino de Dios. El pobre tiene fe que su vida tiene un propósito mucho más trascendental que la vida de los ricos y poderosos de la tierra. El creyente está conciente que las riquezas temporales y la codicia por el dinero pueden destruir su fe y su esperanza en la vida eterna en el reino de Dios. Dice Jesús: “Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y AHOGAN LA PALABRA, y se hace infructuosa.” (Marcos 4:19). El creyente verdadero se cuidará de no caer en la manía o en la obstinación de adquirir más y más riquezas, pues podría destruir su fe en la Palabra de Dios. Y de hecho, muchos cristianos han caído en desgracia cuando han hecho de su profesión de fe un medio para lucrar y enriquecerse injustamente.

Muchos ricos y poderosos terminan matándose, o sumidos en el alcohol y en las drogas, pues al tenerlo todo ya no encuentran sentido para sus vidas. Los ricos realmente no tienen un verdadero sentido para sus vidas. Una vez que han alcanzado la sima, ya no saben hacia donde ir. Entonces viene la frustración, la amargura, la desesperanza, y el deseo de auto destrucción. Verdaderamente los ricos pueden ser tan desdichados como los pobres que viven sin Dios.

El sabio rey Salomón dijo: “...No me des pobreza ni riqueza; manténme el pan necesario.” (Proverbios 30:8). Jesús, no obstante, da la fórmula para poder recibir lo necesario de parte de Dios. Él nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (comida, vestido, casa, etc) os serán añadidas.” (Mateo 6;33).

Riquezas de Dios

San Pablo nos dice algo interesante en 2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis ENRIQUECIDOS.” Esto es muy interesante, pues Cristo, aunque vivía como pobre, era rico. De igual modo, los cristianos también son ricos, siendo pobres. Pero esas riquezas espirituales (Fe, Esperanza, Amor, Salvación, Vida Eterna, Reino de Dios) se traducirán en riquezas materiales. Y es que el creyente tendrá acceso a la “Casa de Dios” la cual es de oro puro, de perlas, y de joyas de todo tipo (Leer Todo el capítulo 21 de Apocalipsis, en especial los versos 2, 7,10,11,18,21,27). Es interesante leer el verso 7 de Apocalipsis 21, pues dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Observemos que nuestra riqueza espiritual se traducirá mañana en una riqueza también MATERIAL, pues heredaremos las cosas de nuestro Padre. Notemos que el texto dice que “heredará TODAS LAS COSAS.” ¿Qué otras cosas heredaremos? ¡El reino de Dios! (1 Corintios 15:50), ¡La vida eterna! (Lucas 10:25), ¡Naciones! (Isaías 54:3), ¡La Tierra! (Salmos 37:9).¡Las Promesas! (Hebreos 6:12), ¡Bendición! (1 Pedro 3:9), ¡Riquezas de la gloria! (Efesios 1:18).

El Reino de Dios es Para los Pobres Píos

El Reino de Dios es la esperanza más grande que tiene el cristiano (Mateo 5:3). Este Reino de Dios fue anunciado por los profetas del Antiguo Testamento (Daniel 2:44; Daniel 7:13,14,18; Miqueas 4:1-4; Isaías 11:1-12; etc). Y cuando Jesús comienza su ministerio en la tierra, se esmera en propagar su “Evangelio del Reino de Dios” (Marcos 1:1,14,15). A sus discípulos Jesús les enseña a que pidan y busquen el reino de Dios (Mateo 6:10,33). A Nicodemo Jesús le dirá que, para ver y entrar a su reino, él tendrá que “nacer de nuevo” (Juan 3:3,5). Mas adelante sus discípulos y él esparcirán las Buenas Noticias del Reino de Dios por las diferentes áreas de Israel (Lucas 8:1; 91,2). Luego les dirá a sus discípulos que a Dios le ha placido darles su Reino a ellos (Lucas 12:32). También les dirá que ningún inconstante en la fe, o que pone otros intereses antes de los del reino, heredará o entrará en él (Lucas 9:60-62). Luego Jesús desarrollará lo que se ha venido a conocer como Las Parábolas del Reino (de los capítulos 14-19 de Lucas). En esas parábolas Jesús da detalles de su reino, y de cómo entrar en él.

En Mateo 25:31,34 Jesús revela algo más de su reino. Él dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.”


¡Usted Puede ser una Autoridad Real del Reino de Dios!

Jesucristo asignará a sus seguidores fieles, a aquellos que han optado por renunciar al mundo y a sus atracciones, el reino de Dios. “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” (Lucas 22:28-30). Esto ocurrirá cuando él regrese a este mundo por segunda vez en persona (Mateo 25:31,34). También en ese entonces Jesús tomará el trono de su reino en la ciudad de Jerusalén (Mateo 5:33-35; Jeremías 3:17). Cuando todo esto ocurra, los que son ahora últimos, los pobres e insignificantes, serán los primeros y los “primogénitos” de Dios (Lucas 13:29,30).

El creyente verdadero tendrá poder, gloria, y honra en el reino de Cristo (Romanos 2:6,7). Además, tendrá autoridad para regir a pueblos o ciudades enteras en dicho reino o gobierno mundial de Jesucristo. Dice Apocalipsis 2:26,27: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré AUTORIDAD sobre las NACIONES, y las regirá con vara de hierro...”

En Hechos 4:13 se nos informa que San Pedro y San Juan, entre otros apóstoles, “eran hombres sin letras y del vulgo”. ¡Pero estos hombres eran DOS de los DOCE pilares de la iglesia de Dios!. Recordemos que estos pescadores eran ignorantes o sin letras. ¡Pertenecían al vulgo! Pero Cristo los llamó para que fueran ejemplo a las sucesivas generaciones de cristianos. Éstos, que eran los últimos de la tierra, serán los primeros en el reino o gobierno mundial de Cristo (Lucas 12:32; 22:30). El Evangelio del Reino es definitivamente el evangelio de los pobres y desposeídos de la tierra. A éstos vino a buscar Jesucristo, y de éstos estará lleno el reino de Dios (Mateo 11:5; Lucas 4:18; 6:20; Santiago 2:5). Lo importante es ser rico para Dios, y no para los hombres (Lucas 12:16-21). El creyente deberá estar atesorando tesoros en el cielo y no en la tierra (Mateo 6:19). El mejor tesoro que podemos acumular es nuestra fe, y ésta implica nuestra consagración, buenas obras, devoción, santidad, rectitud, amor, conocimiento, dominio propio, paciencia, afecto fraternal, virtud, etc. Haciendo esto entraremos al reino de Dios (2 Pedro 1:3-11).

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LA VERDAD DE LA PANDEMIA