APOLOGISTA EXPLICA LO QUE SIGNIFICA LA PALABRA “SALVACIÓN” EN LA BIBLIA
julio 4, 2011 Written by apologista
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Apologista explica que salvación es básicamente entrar en el reino de Dios con vida eterna. Para demostralo, Apologista nos presenta Juan 3:16 y 17 y Lucas 4:43, pasajes donde Jesús dice que fue enviado al mundo para anunciar salvación a los que creen en él y darles vida eterna en su reino.
Así pues, Apologista concluye que básicamente Cristo fue enviado a ofrecer vida eterna, salvación, y el reino de Dios. Además, apologista nos recuerda la conversación que tuvo Jesús con el joven rico, y en donde el joven le pregunta a Jesús qué debe hacer para ganar la vida eterna, y Jesús le dice que guarde los mandamientos, y aunque el joven los guardaba, no estuvo dispuesto a renunciar a sus riquezas, tal como Cristo le exigió que hiciera. Esta negativa del joven rico hizo que Jesús dijera que dificilmente un rico entrará en su reino…y luego los discípulos sosprendidos se preguntan: ¿Quién podrá ser salvo? Aquí nuevamente vemos los mismos tres cosas que Cristo vino a anunciar: Vida eterna, reino de Dios, y salvación. Es decir, apologista concluye que para Jesús la salvación no es otra cosa que entrar en el reino de Dios con vida eterna.
Apologista luego sostiene que la salvación es un proceso que comienza con la conversión, y que debe trabjarse hasta el fin. El sostiene que hay una salvación aún pendiente que es escatológica y que se cumplirá sólo en la parusía de Cristo. En Hebreos 9:28 Pablo dice que Jesús volverá por segunda vez para salvar a los que le esperan, y en Mateo 25:31,34 Jesús mismo dice que volverá para darnos herencia en su reino milenial. Esto confirma nuevamente que la salvación futura es ingresar al reino de Cristo con vida eterna. Esto queda demostrado también leyendo Apocalipsis 12:10.
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lunes, 4 de julio de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
TESTIGOS DE JEHOVÁ:¿REALMENTE SERÁ EL LEGENDARIO REY DAVID UN MERO SÚBDITO DE SU PROPIO REINO?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Estimados amigos,
Es increíble escuchar a los Testigos de Jehová enseñando tantas sandeces en lo que respecta al reino de Dios, que realmente me quedo pasmado o aturdido. Resulta que la Watchtower ha venido enseñando que el reino de Dios está compuesto por dos tipos de fieles: los reyes y sacerdotes, y los súbditos, todos los cuales son “Testigos de Jehová”. Es decir, gobernantes y súbditos conforman dos clases de Testigos de Jehová, quienes tienen diferentes destinos o diferentes esperanzas. Una clase, la gobernante, que regirá desde los cielos, y que suman 144,000 personas, y otra clase (segunda clase), llamada “la grande muchedumbre”, que vivirán en la tierra.
Para los Testigos de Jehová, Jesús vino a llamar a su iglesia, la cual está compuesta, según ellos, por tan sólo de 144,000 TJ. Esta, su supuesta iglesia, heredaría el reino celestial para regir con él desde los cielos a “la grande muchedumbre” de TJ que no llegaron a conformar su iglesia o cuerpo, y que por esta razón están destinados a vivir en la tierra como vasallos. En buena cuenta, para los TJ, todos aquellos héroes de la fe del Antiguo Testamento, tanto reyes, profetas, y otros justos, permanecerán en la tierra sólo en calidad de vasallos o súbditos, lejos de la mesa mesiánica, y lejos de cualquier responsabilidad gubernamental, dado que al haber vivido antes de Cristo, no pudieron responder a su llamado para ser parte de su iglesia o cuerpo gobernante.
El problema con esta enseñanza es que las Escrituras nos hablan de la restauración del reino Davídico (Hechos 1:3,6,7), y también nos Enseñan que David, el rey y fundador del reino de Dios, se le prometió que no le faltaría varón que se siente sobre su trono. Sí, David sabía, por boca de Dios mismo, que su reino no desaparecería para siempre, y que sería restaurado por un descendiente suyo, el Señor Jesús. Es decir, la línea real de David nunca se perdería (Jer 33:17; Sal. 89:3,4). David sería resucitado para ver la promesa cumplida. El vería nuevamente su reino en todo su esplendor en la persona de “aquel varón”, el Señor Mesías, Jesús.
Sin embargo, los Testigos de Jehová, como dijimos, enseñan que David, así como los otros reyes justos, los profetas, y otros santos y justos del AT, sólo resucitarán para ser súbditos del reino. ¿Se imaginan ustedes lo que esto significa? Significa que el legendario rey David, el fundador del reino de Israel, pasará a ser, de un hombre noble, a un vasallo de su propio reino, lejos de su hijo, el Cristo, y sin ningún poder sobre las naciones. Una especie de rey degradado a la condición de vasallo, como si hubiera sido un hombre de poca monta a los ojos de Dios. ¿Pero acaso nos hemos olvidado que David fue un ungido de Dios, un hijo de Dios, y un rey destacable en Su reino (Sal.89:20)? Realmente nos parece perversa y torcida la enseñanza de los Testigos de Jehová.
Es interesante ver cómo Pablo finalmente menciona a los héroes de la fe del AT diciendo que eran peregrinos en esta tierra, y que ellos anhelaban una ciudad celestial y agregó que ellos serán PERFECCIONADOS JUNTO CON NOSOTROS (incluyéndose Pablo mismo). Veamos lo que dicen los siguientes versos de Hebreos 11:1-40: 1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 11:2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 11:4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. 11:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 11:20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 11:21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. 11:22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. 11:23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 11:26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 11:27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 11:28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.11:29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. 11:30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. 11:31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. 11:32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 11:33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 11:34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 11:37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 11:38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. 11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
La idea es que tanto los fieles del AT, como los fieles del NT, y todos los demás que se convirtieron de todas los siglos subsiguientes, tendrán una misma esperanza, habiendo sido todos peregrinos en esta tierra y herederos de la ciudad celestial que está por venir a la nueva tierra (Apo. 21:3,4). Estos versos de Hebreos 11 fulminan la tesis jehovísta de que sólo 144,000 TJ son peregrinos en esta tierra, y que sólo 144,000 tendrán la esperanza de entrar a la ciudad celestial.
Estimados amigos,
Es increíble escuchar a los Testigos de Jehová enseñando tantas sandeces en lo que respecta al reino de Dios, que realmente me quedo pasmado o aturdido. Resulta que la Watchtower ha venido enseñando que el reino de Dios está compuesto por dos tipos de fieles: los reyes y sacerdotes, y los súbditos, todos los cuales son “Testigos de Jehová”. Es decir, gobernantes y súbditos conforman dos clases de Testigos de Jehová, quienes tienen diferentes destinos o diferentes esperanzas. Una clase, la gobernante, que regirá desde los cielos, y que suman 144,000 personas, y otra clase (segunda clase), llamada “la grande muchedumbre”, que vivirán en la tierra.
Para los Testigos de Jehová, Jesús vino a llamar a su iglesia, la cual está compuesta, según ellos, por tan sólo de 144,000 TJ. Esta, su supuesta iglesia, heredaría el reino celestial para regir con él desde los cielos a “la grande muchedumbre” de TJ que no llegaron a conformar su iglesia o cuerpo, y que por esta razón están destinados a vivir en la tierra como vasallos. En buena cuenta, para los TJ, todos aquellos héroes de la fe del Antiguo Testamento, tanto reyes, profetas, y otros justos, permanecerán en la tierra sólo en calidad de vasallos o súbditos, lejos de la mesa mesiánica, y lejos de cualquier responsabilidad gubernamental, dado que al haber vivido antes de Cristo, no pudieron responder a su llamado para ser parte de su iglesia o cuerpo gobernante.
El problema con esta enseñanza es que las Escrituras nos hablan de la restauración del reino Davídico (Hechos 1:3,6,7), y también nos Enseñan que David, el rey y fundador del reino de Dios, se le prometió que no le faltaría varón que se siente sobre su trono. Sí, David sabía, por boca de Dios mismo, que su reino no desaparecería para siempre, y que sería restaurado por un descendiente suyo, el Señor Jesús. Es decir, la línea real de David nunca se perdería (Jer 33:17; Sal. 89:3,4). David sería resucitado para ver la promesa cumplida. El vería nuevamente su reino en todo su esplendor en la persona de “aquel varón”, el Señor Mesías, Jesús.
Sin embargo, los Testigos de Jehová, como dijimos, enseñan que David, así como los otros reyes justos, los profetas, y otros santos y justos del AT, sólo resucitarán para ser súbditos del reino. ¿Se imaginan ustedes lo que esto significa? Significa que el legendario rey David, el fundador del reino de Israel, pasará a ser, de un hombre noble, a un vasallo de su propio reino, lejos de su hijo, el Cristo, y sin ningún poder sobre las naciones. Una especie de rey degradado a la condición de vasallo, como si hubiera sido un hombre de poca monta a los ojos de Dios. ¿Pero acaso nos hemos olvidado que David fue un ungido de Dios, un hijo de Dios, y un rey destacable en Su reino (Sal.89:20)? Realmente nos parece perversa y torcida la enseñanza de los Testigos de Jehová.
Es interesante ver cómo Pablo finalmente menciona a los héroes de la fe del AT diciendo que eran peregrinos en esta tierra, y que ellos anhelaban una ciudad celestial y agregó que ellos serán PERFECCIONADOS JUNTO CON NOSOTROS (incluyéndose Pablo mismo). Veamos lo que dicen los siguientes versos de Hebreos 11:1-40: 1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 11:2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 11:4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. 11:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 11:20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 11:21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. 11:22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. 11:23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 11:26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 11:27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 11:28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.11:29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. 11:30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. 11:31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. 11:32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 11:33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 11:34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 11:37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 11:38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. 11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
La idea es que tanto los fieles del AT, como los fieles del NT, y todos los demás que se convirtieron de todas los siglos subsiguientes, tendrán una misma esperanza, habiendo sido todos peregrinos en esta tierra y herederos de la ciudad celestial que está por venir a la nueva tierra (Apo. 21:3,4). Estos versos de Hebreos 11 fulminan la tesis jehovísta de que sólo 144,000 TJ son peregrinos en esta tierra, y que sólo 144,000 tendrán la esperanza de entrar a la ciudad celestial.
miércoles, 5 de enero de 2011
LA TENDENCIA A OLVIDARSE DEL EVANGELIO VERDADERO SE REMONTA AL PRIMER SIGLO

“Estoy maravillado de QUE TAN PRONTO os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un EVANGELIO DIFERENTE” (Gal. 1:6).
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En el pasaje de arriba (Gálatas 1:6) el apóstol Pablo hace un fuerte reclamo a sus correligionarios porque sin tardanza se habían apartado del Señor para seguir un evangelio diferente. Sí, mis amigos, seguir un evangelio diferente es APARTARSE del Señor, y apartarse del Señor lógicamente es apartarse de la salvación. De allí la importancia crucial de cuidar y conservar el evangelio prístino que anunciaron Jesús y sus apóstoles, tanto para los judíos como para los gentiles.
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Pero muchas personas hoy no toman el debido interés por investigar cuál fue el evangelio que predicó Cristo, junto con sus más cercanos colaboradores. Estos individuos suponen que el evangelio es simple eso, el evangelio o las buenas nuevas acerca de Cristo. Otros concluyen incluso que el evangelio es la Palabra escrita de Dios, o la Santa Biblia, y piensan que creer en el evangelio es creer en lo que dice la Biblia y punto. Sin embargo, la Biblia es también un libro de historia, de guerras, de conflictos, de infidelidades, de rebeliones, de traiciones, de intrigas, y muchas otras cosas que no tienen que ver en absoluto con el anuncio del evangelio de Cristo.
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Pero nuevamente el apóstol Pablo veía con asombro y preocupación cómo sus hermanos en la fe se olvidaban del evangelio verdadero para seguir cualquier otro anuncio o “buenas nuevas” que no vienen del Señor, sino de falsos maestros y profetas. Ahora bien, si eso venía ocurriendo en el primer siglo dentro de la iglesia fundada por Cristo y sus apóstoles, ¿Qué podemos pensar de la iglesia de hoy, 20 siglos después?¿Acaso pensamos que ha realmente ha conservado el evangelio original sin apartarse ni un ápice de él? No lo creo, y les diré porqué!
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En los siguientes versículos, Pablo se ve forzado a poner el punto sobre la ies y declarar que sólo hay un evangelio verdadero y salvador y que apartarse de él trae maldición, rechazo, y separación de Cristo. Estas son sus declaraciones (versos 7-12):
“No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
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“No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
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¿Cuál es el evangelio revelado por Jesucristo?
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Sin duda alguna Jesús fue el portador del evangelio salvador de parte de Su Padre, El dijo lo siguiente: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”.
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Noten ustedes que Jesús dice que fue expresamente enviado por Su Padre para anunciar el reino de Dios, y pocos parecen saberlo. Pero Jesús cumplió su misión con total fidelidad, a tal punto que comenzó su ministerio hablando del reino de Dios (Mr 1:1,14,15) y lo finalizó hablando precisamente de ese mismo tema del Reino de Dios, y encargándoles a los suyos a que lo hicieran público por todas partes de la tierra (Mr. 16:15,16; Mateo 24:14).
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Esta tarea encargada por Cristo a su iglesia original ha sido totalmente dejada de lado por quienes se dicen ser los sucesores apostólicos, es decir, el clero de la iglesia católica romana. Sí, y aunque parezca mentira, el evangelio que escucharon los primeros cristianos judíos no se parece en nada al evangelio del reino predicado por los católicos romanos a partir del cuarto siglo de la Era cristiana, y que se prolonga hasta el día de hoy.
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Agustín de Hipona y el Reino
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Fue con Agustín de Hipona, Padre y Teólogo destacado del romanismo, que el reino original de Cristo tomó otro matiz muy distinto del original. Tanto es así que si lo pudieran escuchar los apóstoles del Señor, simplemente se desplomarían privados al piso por el desvío radical de su sentido original.
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En un comienzo, Agustín creía que el reino sería un reino literal restaurado al pueblo hebreo, y en Jerusalén. Sin embargo, con el pasar del tiempo, Agustín alegorizó el mensaje del reino y escribió en su obra “La Ciudad de Dios” que el reino era en realidad un sinónimo de la iglesia de Cristo, su cuerpo místico, y que nada tenía que ver con un reino terrenal, teocrático, y judío. Seguramente una mala exégesis de las Escrituras lo llevó al teólogo de Hipona a creer que los Judíos eran unos renegados, un pueblo rechazado por el Señor por su renuencia a aceptar a Su Mesías en la persona de Cristo. De este modo ingenioso y prejuicioso Agustín le hizo un gran favor a la iglesia Católica, al arrebatarles a los judíos las promesas divinas que recibieron como herederos legítimos de Abraham y de David por una tierra y un reino restaurados en un futuro, y los adjudicó a la iglesia oficial, la iglesia Universal. Ahora la iglesia católica es el reino, y Cristo es su rey que reina sobre sus fieles y el mundo entero.
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Antisemitismo generalizado
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Hoy, algunas iglesias protestantes han aceptado las ideas de Agustín, y propagan este mismo error, arrebatando los derechos de los judíos fieles de todos los tiempos para heredar un reino davídico restaurado en la tierra prometida en la parusía del Señor Jesucristo.
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También ese antisemitismo ayudó a las iglesias protestantes a seguir con esa línea de pensamiento. Allí tenemos a Lutero con sus diatribas contra los judíos, las cuales ayudaron de alguna manera a Hitler a justificar su persecución contra los judíos y provocar su infausto holocausto que ahora sus enemigos pretenden desconocer.
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También están por allí los llamados “anglo israelitas”, sajones cristianos que creen ser los verdaderos descendientes de las tribus perdidas y los verdaderos herederos del reino de David, ayudando al mismo diablo en su tarea de desvirtuar el verdadero sentido del reino bíblico. A éstos se adhieren los racistas del Ku Kux Klan (KKK), por cierto.
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Y finalmente tenemos a los preteristas que dicen que el reino ya vino en el primer siglo a través de la iglesia naciente, y a los dominionistas, el ala ultra derechista del evangelicalismo norteamericano que promueve un “reino ahora” a través de los esfuerzos de la iglesia, sin la intervención sobrenatural del rey Jesucristo que prometió volver e inaugurar el reino davídico en Jerusalén. Todas estas corrientes no son sino inventos del diablo para que la gente no crea en el reino verdadero y prístino de Cristo y se inclinen a nuevas propuestas que parecen “sonoras” pero que son verdaderas estratagemas perversas del diablo.
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La obra maestra de Satanás y sus tontos útiles
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Sin duda que estos desvíos doctrinales son en su conjunto la obra maestra de Satanás, quien busca que el evangelio de la gloria de Cristo no sea creído y aceptado por los potenciales creyentes y así se pierdan para siempre. Recuerden, el diablo viene a destruir y a matar.
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Esto dice Pablo sobre la animadversión diabólica hacia el evangelio original del reino: ”En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). En otros estudios ya he demostrado que la gloria es un sinónimo del reino.
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Es necesario entonces que comprendamos que el foco del ataque del diablo es en el mensaje del reino, el evangelio de Cristo que debe ser creído para la salvación (Rom. 1:16). Obviamente el diablo sabe que obscureciendo el mensaje del reino con otros anuncios que parecen maravillosos logrará su objetivo final que es la obstrucción del reino de Cristo, el cual lo depondrá de su pedestal y de su trono de autoridad en las regiones celestiales de nuestra atmósfera terrestre.
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Es por eso que se hace necesario abrir bien los ojos y los oídos para examinar qué es lo que uno está escuchando en las tarimas evangélicas donde se presentan los predicadores que se hacen llamar “ungidos” y “apóstoles”, pero que son obreros fraudulentos que lo único que hacen es confundir a los desapercibidos e incautos que buscan alguna esperanza para sus vidas miserables.
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Esto dice Pablo de estos predicadores fraudulentos:
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“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;…Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:4,13-15).
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Otros evangelios que son populares
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Sin duda alguna predicar a “otro Jesús” es predicar “otro evangelio” distinto de aquel que Jesús predicó insistentemente. Y muchos hoy ciertamente están predicando a otro Jesús y otro evangelio cuando nos dicen que su evangelio no tiene nada que ver con un reino restaurado para Israel, o cuando nos dicen que la iglesia reemplazo a Israel por completo en lo que han venido a llamarse “La Teología del Reemplazo”.
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En esto tiempos el romanismo a través de sus curas de izquierda han presentado su famosa “Teología de la liberación” y el llamado “evangelio social”, postulados que son muy diferentes al verdadero “evangelio del reino” propuesto por Cristo y sus apóstoles a sus paisanos, y luego al mundo gentil a través del apóstol Pablo. Todo esto no hace sino servir a los propósitos del diablo, el cual sigue manteniendo a millones de incrédulos (incluso dentro del cristianismo) en la más completa ceguera espiritual.
Este mensaje que vengo predicando hasta el cansancio en mi blog, y que la Biblia llama ”el evangelio del reino de Dios”, el evangelio original de Cristo, debe estar produciéndole un prurito desesperante al adversario, pues es de los pocos que hablan la verdad sobre el evangelio de Cristo que salva y que sacará del escenario mundial a este adversario de Dios y del hombre junto con sus huestes maléficas angélicas y humanas. Este mensaje es odiado por Satanás, pues sabe que cuánto más gente oiga de él, su fin vendrá más pronto. En Mateo 24:14 Jesús dice que antes de que venga el fin de esta era maligna es necesario que se dé testimonio al mundo entero del evangelio del reino. Por tanto es evidente que el más interesado de que este anuncio sea boicoteado por todos los medios posibles es Satanás y sus agentes angélicos y humanos. Allí tenemos a las sectas ufólogicas, a los seguidores de la Nueva Era, a los gurúes, a los satanistas, y tantos otros que engañan a millones con sus supuestas “buenas noticias” para nuestro mundo que excluyen totalmente al Mesías, Su Majestad, El Señor Jesús, el verdadero “extraterrestre” que vendrá a darnos la vida eterna en su reino de justicia en la tierra renovada.
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Este mensaje que vengo predicando hasta el cansancio en mi blog, y que la Biblia llama ”el evangelio del reino de Dios”, el evangelio original de Cristo, debe estar produciéndole un prurito desesperante al adversario, pues es de los pocos que hablan la verdad sobre el evangelio de Cristo que salva y que sacará del escenario mundial a este adversario de Dios y del hombre junto con sus huestes maléficas angélicas y humanas. Este mensaje es odiado por Satanás, pues sabe que cuánto más gente oiga de él, su fin vendrá más pronto. En Mateo 24:14 Jesús dice que antes de que venga el fin de esta era maligna es necesario que se dé testimonio al mundo entero del evangelio del reino. Por tanto es evidente que el más interesado de que este anuncio sea boicoteado por todos los medios posibles es Satanás y sus agentes angélicos y humanos. Allí tenemos a las sectas ufólogicas, a los seguidores de la Nueva Era, a los gurúes, a los satanistas, y tantos otros que engañan a millones con sus supuestas “buenas noticias” para nuestro mundo que excluyen totalmente al Mesías, Su Majestad, El Señor Jesús, el verdadero “extraterrestre” que vendrá a darnos la vida eterna en su reino de justicia en la tierra renovada.
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Es hora de que haya un verdadero “avivamiento”, pero no sólo del espíritu, sino también del mensaje salvador, ¿pues cómo puede haber avivamiento espiritual con un evangelio fraudulento que en lugar de hacernos renacer a una nueva vida nos separa de Dios? Esta es otra tragedia que pocos parecen percibir y darle la debida importancia.
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Desafortunadamente los más de los cristianos nominales aún suponen que sólo basta con oír al pastor o al obispo citar las Escrituras, y participar de los cultos cantando, diezmando, y tomando la comunión para agradar a Dios y ser salvo. No, mis amigos, para ser salvo se necesita creer en el evangelio salvador, el cual no es otro que el evangelio del reino, aunado, claro está, con la fe genuina en la obra vicaria de Cristo a favor nuestro. Muchos ciertamente creen en la obra vicaria de Cristo, pero se resisten a creer que el destino final del creyente es en el reino de Dios en la tierra renovada. Esto es peligroso, puesto que se está tomando la mitad de la dosis que se requiere para ser sanado y salvado… ¡Y sabemos la mitad de la dosis no cura!
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Amados hermanos, que este mensaje que les estoy dando les sirva para salir del letargo en que están y puedan por fin retomar el evangelio salvador. Se los digo para su bien, y lo haré mientras el Señor me dé vida. Es lo menos que puedo hacer por él, quien murió por mis pecados y por los vuestros.
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Apologista
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Mi blog exclusivo sobre el Reino de Dios en:
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sábado, 1 de enero de 2011
LA GRACIA QUE NOS TRAERÁ JESUCRISTO EN SU PARUSÍA: ¿QUÉ SIGNIFICA ESO?
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”.
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Por Mario A Olcese (Apologista)
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Los más de los predicadores cristianos de hoy suponen que ya no estamos bajo la ley de Moisés sino bajo la gracia de Dios, lo cual no deja de ser verdad, pues lo dice la Biblia. Sin embargo, ellos enseñan que la gracia de Dios es la salvación que se recibe por la bondad inmerecida de Dios a través de la fe en la expiación realizada por Cristo en la cruz para el perdón de nuestros pecados, y que nos lleva finalmente al cielo para vivir eternalmente con la Deidad. Es decir, suponen que el evangelio de la gracia es la buena nueva de que Dios nos salva, no por nuestros méritos, o por las obras de la ley que hemos “obedecido”, sino por los méritos del Señor Jesús, haciendo definitivamente nula la ley de Dios escrita en piedras y que nos condenaba. Ahora nadie debe depender de la ley dada por Moisés para ser salvo, sino en la fe puesta en Cristo, su sacrificio por nuestros pecados, y su gloriosa resurrección al tercer día.
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La ley no salva a nadie, sino nuestra fe que obra por amor
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Es verdad que aquellos que quieren justificarse por medio de guardar le ley “mosaica” están en maldición, porque nadie sin Cristo puede cumplirlas (Gál. 3.10). Pero también es verdad que todo aquel que ha puesto su fe en Jesucristo y en su sacrificio expiatorio no puede ignorar la necesidad de la ley de Dios en la sociedad humana para el orden. La gracia de Dios no hace a la ley inoperante u obsoleta, ya que si no hay ley, entonces tampoco hay pecado…y obviamente el pecado está aún presente en el mundo. Esto, por sí sólo, hace patente la vigencia de la ley de Dios. Y esta ley divina se puede resumir en dos mandamientos: El amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo (1 Juan 3:4). Es decir, por AMOR (los mandamientos ya escritos en nuestros corazones), el hombre puede cumplir con los preceptos de Dios, aunado con el Espíritu del Señor que mora en cada creyente que le fortalece para vencer.
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En realidad, amando a Dios con todo nuestro ser, podemos muy bien guardar los primeros mandamientos, y amando al prójimo como a uno mismo uno puede guardar los mandamientos restantes sin mayor problema. Es sólo cuando no amamos a Dios sobre todas las cosas, o cuando nos amamos más a nosotros mismos que a cualquiera de nuestros semejantes, que violamos la leyes de Dios. Necesitamos, pues, desarrollar el amor, y el amor viene como fruto del Espíritu de Dios.
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La Gracia y la salvación
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La gracia divina es el favor inmerecido que recibimos del Creador para que se restablezca una relación positiva y óptima con Él. Es llegar a ser un olor grato para Dios y participar de su familia, y recibir de Sus bendiciones y grandes promesas preparadas desde antes de la fundación del mundo. La salvación que trae esta gracia viene por la fe, y no por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley nadie será justificado. El apóstol Pedro relacionó la gracia de Dios con nuestra salvación, diciendo: “Los profetas que profetizaron de la GRACIA destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta SALVACIÓN. escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”. 1 Pedro 1:10,11.
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Sí, mi amigos, la gracia que no viene por la ley, sino por la fe en Cristo (y sus sufrimientos en la cruz) nos traería la salvación, que no es otra cosa que las GLORIAS que vendrían tras los sufrimientos de Cristo, es decir, Su resurrección, su glorificación, y su anhelada herencia del reino mesiánico para luego compartirlo con sus otros “cristos” o “ungidos” en su parusía.
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La gracia salvadora aún espera su manifestación
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El mismo apóstol Pedro pasa a decirnos algo que millones de evangelistas ignoran. Me refiero a la gracia, la cual aún no está consumada, sino sólo cuando sea manifestada en la parusía de Cristo. Es decir, el proceso de la salvación por gracia aún no termina hasta la parusía del Señor Jesucristo. En 1 Pedro 1:13, el apóstol Pedro pasa enseguida a decir: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. ¿Se dan cuenta, estimados amigos, que la salvación por gracia aún no ha sido completada? Aquí Pedro es claro al afirmar que debemos esperar por la gracia que se nos traerá cuando Jesucristo sea manifestado… ¡no antes! Así que Jesús volverá para COMPLETAR el proceso de salvación por la GRACIA. Es un regalo ofrecido por Dios a los vencedores, a los perseverantes, a los perfectos, a los santos, a los elegidos, a los hijos de Dios.
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Pues bien, Jesús viene para entregarnos esa gracia, ese don inmerecido que proviene de Su Padre, y que él mismo obtuvo después de ser glorificado. Sí, Jesús lo traerá personalmente para que los suyos sean los coherederos de ese regalo inmerecido de Dios que es la salvación final y definitiva, y que nunca se perderá en el reino de Su Majestad, el Rey Mashiaj Yahshúa.
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Pablo asocia el reino de Dios con la Gracia
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Debemos señalar que los más de los predicadores de hoy están ciegos, caminado a tientas, y buscando la luz que no les resplandece porque Satanás los ha enceguecido (2 Cor. 4:4). Tienen la luz de la Palabra, pero sus mentes están embotadas por la tradición o por las doctrinas de hombres. Mientras no se quiten el velo que cubre sus ojos, permanecerán en ignorancia y caminando por precipicios mortales.
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En Hechos 20:24,25, el apóstol Pablo predica un evangelio de la gracia que NO difiere en absoluto del evangelio del reino de Jesucristo. En realidad Pablo ve la gracia y el reino como el mismo evangelio salvador, ¡y sorprendentemente millones de cristianos no se dan cuenta de ello por su estupidez y terquedad. ¿Es que acaso este humilde servidor es una especie de elegido para revelarlo? No!, Soy simplemente alguien que escudriña las Escrituras con seriedad y mente abierta, sin prejuicios y sin conceptos paganos. Esta verdad que vengo a anunciarles, ya hace tiempo que ha tenido sus pregoneros que han cumplido su cometido en sus respectivos tiempos. Y hoy, en este siglo XXI, el Señor sigue teniendo sus voceros y mensajeros que se ciñen a Su palabra para decir lo que la Escritura quiere enseñarnos. Aquí hay revelación, no de doctos destacados, los cuales han demostrado muchas veces ser más ignorantes que los menos instruidos, sino de hombres que con sinceridad de corazón han pedido sabiduría de lo alto. Si a alguien le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él la dará en abundancia. Por tanto, la verdad de la gracia y el reino no es producto de la sabiduría humana, o de los grandes doctos de los seminarios teológicos, sino de Dios, de lo alto.
Pues habiendo aclarado esto, quiero examinar con ustedes Hechos 20:24,25 para que de una vez, y por todas, la gente se dé cuenta de que no hay dos evangelios: el del reino y el de la gracia. Pero el que me quiera contradecir, que lo haga, pero no a mí, sino a Pablo, quien dijo claramente que sólo había UN solo evangelio salvador y no dos o más. Dice él en Gálatas 1:6-9, así: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. ¿Podría existir algún otro pasaje más claro que éste? ¡No lo creo!
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Pues habiendo aclarado esto, quiero examinar con ustedes Hechos 20:24,25 para que de una vez, y por todas, la gente se dé cuenta de que no hay dos evangelios: el del reino y el de la gracia. Pero el que me quiera contradecir, que lo haga, pero no a mí, sino a Pablo, quien dijo claramente que sólo había UN solo evangelio salvador y no dos o más. Dice él en Gálatas 1:6-9, así: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. ¿Podría existir algún otro pasaje más claro que éste? ¡No lo creo!
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Veamos, ahora sí, Hechos 20:24, 25:
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“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS. 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado PREDICANDO EL REINO DE DIOS, verá más mi rostro”.
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Nótese cuán claro es Pablo hay relacionar su predicación del reino de Dios con el evangelio de la gracia de Dios. Por tanto, sería una necedad que nuestros detractores furibundos insistan en sostener un imposible, es decir, que el reino de Dios nada tiene que ver con la gracia de Dios. Esta estrecha relación reino/gracia es del todo contundente e irrefutable, y no admite discusión alguna. Así que si hay por allí algún predicador que diga que estoy enseñando una falsedad, debería refutarme con claridad en qué punto me estoy desviando de la verdad prístina revelada por el Señor.
Pues bien, antes habíamos dicho que Pedro había escrito (en 1 Pedro 1:13) que los fieles esperaban la gracia que traerá nuestro propio Rey, Su Majestad, el Señor Jesucristo. Esto quiere decir que Jesús nos traerá esa gracia/reino en su segunda venida en gloria. Y efectivamente, si leemos con cuidado Mateo 25:31,34, encontraremos que Jesús se manifestará para introducirnos en su reino como los co-herederos legítimos de éste. Dice Jesús muy claramente, así:
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Pues bien, antes habíamos dicho que Pedro había escrito (en 1 Pedro 1:13) que los fieles esperaban la gracia que traerá nuestro propio Rey, Su Majestad, el Señor Jesucristo. Esto quiere decir que Jesús nos traerá esa gracia/reino en su segunda venida en gloria. Y efectivamente, si leemos con cuidado Mateo 25:31,34, encontraremos que Jesús se manifestará para introducirnos en su reino como los co-herederos legítimos de éste. Dice Jesús muy claramente, así:
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“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria… Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
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Gracia/reino/salvación
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Siendo que la salvación se obtiene únicamente por gracia, nosotros, los que buscamos su reino y su justicia primero, obtendremos la salvación definitiva que nunca se perderá en la parusía del Rey. Sí, mis amigos, esta salvación por gracia se hará realidad sólo cuando Jesucristo, nuestro rey majestuoso, regrese del cielo y nos introduzca en su reino milenial en la era venidera, la era del reino. Dice Hebreos 9:28: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para SALVAR a los que le esperan”. Así que los que dicen que ya son salvos ahora, simplemente son unos MENTIROSOS… ¡y son aún más mentirosos cuando nos dicen que su salvación nunca la perderán. ¿Cómo pueden ellos decir eso si Jesús aún no ha vuelto para salvarlos? En 1 Pedro 1:5, Pedro dice: “Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para ALCANZAR la SALVACIÓN que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. Y por supuesto, para alcanzar esa salvación es necesario PERSEVERAR hasta el fin (Mt. 24:13). Y Pablo dice también: ocupaos en vuestra SALVACIÓN con temor y temblor” (Fil. 2:12).
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Conclusión
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Definitivamente esta preciosa verdad que usted acaba de leer no es predicada o anunciada en las iglesias organizadas de hoy. Y lo más trágico es que los más de los que se dicen ser “cristianos” no tienen ni la más mínima idea de lo que es el evangelio del reino o llamado también “el evangelio de la gracia”, y que tiene que ver con nuestra futura salvación, glorificación, y coronación en el gobierno mundial de Cristo que se implantará en la tierra en la era venidera, la era del reino, la era de la justicia y de la paz.
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Miles de afamados predicadores en las “tarimas evangélicas” dicen presentar el evangelio verdadero y salvador, pero prácticamente ninguno de ellos anuncian este reino glorioso y salvador (la gracia) a los potenciales creyentes. Simplemente no es parte de su agenda evangelizadora, y no es un lenguaje que consideren apropiado para nuestro siglo XXI.
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Decenas de miles de cristianos en el primer siglo fueron bautizados creyendo en el mensaje del reino de Dios y en el nombre de Jesucristo (Hechos 8:12), pero hoy ciento de miles de nuevos “cristianos” se bautizan si haber entendido y creído en el reino de Dios que es el evangelio de la gracia, el evangelio salvador que trajo Jesús por encargo de Su Padre (Lc. 4:43; Rom 1:16).
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Es hora de retomar el evangelio prístino de Cristo, el único y verdadero que salva al creyente. Cualquier otro evangelio sencillamente es inoperante, falso, y por tanto, demoníaco.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
EL EVANGELIO DE LA GRACIA ES OBTENER LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA EN EL REINO VENIDERO DE JUSTICIA

Textos cruciales:
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“Pues si por transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia REINARÁN EN VIDA por medio de un solo hombre, Jesucristo” (Rom. 5:17–NVI).
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“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo EN LA GRACIA QUE SE OS TRAERÁ CUANDO JESUCRISTO SEA MANIFESTADO” (1 Pedro 1:13)
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Gracia y Reinado
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En LOS DOS TEXTOS de arriba, los apóstoles Pablo y Pedro escriben de una gracia que es presente y también futura, que se concretará en un REINADO en vida de los justificados. Nótese que Pablo no sólo dice que los justificados tendrán la vida, sino que reinarán en vida, ¡y esta vida será vida eterna! (“…y la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor”—Rom. 5:21. También Tito 3:7). Desgraciadamente millones de cristianos no entienden que la gracia de Dios tiene una faceta FUTURA, que nos conducirá a un reinado con Cristo y con vida eterna. Y si hablamos de un reinado, estamos implicando un reino necesariamente. De allí que el evangelio de la gracia para Pablo se equipara con la predicación del Reino de Dios. Estas son sus palabras: “…que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:24,25).
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Es imperioso entender que la gracia de Dios nos justifica para poder reinar en vida eterna. Pero este reinado no se produce inmediatamente después de nuestra conversión, ni mientras seamos mortales y corruptibles. Es imposible pensar en un actual reinado de mil años de los santos en nuestra condición de hombres mortales y corruptibles, y cuando sólo podemos vivir hasta los 70, 80 o 90 años de edad. Algunos cristianos del primer siglo parece que olvidaron esta verdad, y creyeron estar ya en una posición de reyes en ejercicio. En 1 Corintios 4:8 Pablo les dice irónicamente a los creyentes corintios que se creían reyes, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis, ¡Y ojalá reinaseis para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:8). Sin duda alguna, muchos de los creyentes primitivos habían entendido mal la doctrina de la justificación por la gracia que Pablo había estado predicando. Creyeron que su acceso a la gracia los convertía inmediatamente en hombres ricos y con poder cuando en realidad no tenían ningún poder de gobernar el mundo de entonces. Ellos no entendieron que su reinado se produciría en la transformación, cuando recibieran el cuerpo incorruptible e inmortal en la parusía de Jesús.
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Gracia y Salvación
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Hasta ahora hemos visto que la gracia va estrechamente ligada al reinado futuro de los santos con cuerpos inmortales. Ahora veremos que el apóstol Pablo vincula la gracia con la salvación. Esto lo descubrimos cuando Pablo le escribió a Tito, lo siguiente: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). Recapitulando, la gracia de Dios se traduce en nuestro reinado, y este reinado es el resultado de nuestra salvación que viene por la gracia de Dios. Esta verdad se deja ver en el diálogo del joven rico con Jesús y sus apóstoles en Mateo 19:11-25, y en donde justamente las tres frases: ‘vida eterna’, ‘el reino’ y ‘la salvación’ se hacen notorias. ¡Ustedes necesitan examinar cuidadosamente cada palabra de esos versículos de Mateo 19! Estamos viendo que la salvación por gracia y el reino de Cristo van de la mano, y ambos están estrechamente ligados como gemelos idénticos en una sola placenta. Los que sostienen que la gracia de Dios no tiene nada que ver con el reino de Dios están engañados. El evangelio del reino de Cristo es el mismo evangelio de la gracia de Pablo. Y Pablo enseñó que su evangelio era el evangelio de Cristo, el mismo inalterable evangelio del reino que él lo llamó “la gracia” (Romanos 15:19; Gál. 1:6-9, Hechos 20:24,25).
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La gracia y la Gloria
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El apóstol Pedro escribió lo siguiente: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada… Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria… Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca… Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis” (1 Pedro 5:1,4).
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Estas palabras de Pedro han sido pasadas por alto, o bien, incomprendidas por millones de cristianos. Y es que Pedro mismo dice que la verdadera gracia de Dios es aquella que tiene que ver con la participación de la gloria que será revelada. Esto debe grabárselo bien en su mente, pues si no lo entiende, tampoco comprenderá el mensaje y el propósito de la venida de Cristo al mundo.
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Aquí está la verdadera gracia que no es predicada por los más populares evangelistas de hoy. La mayoría de ellos predican una gracia totalmente distinta y paganizada, como es la de “recibir a Cristo por la fe para obtener el perdón de los pecados y después partir a la morada final y eterna en el cielo como almas inmortales”. Aunque es verdad que unos pocos predicadores admiten que el reino será efectivamente establecido y otorgado a los santos, éstos yerran al decir que sólo será para los santos Judíos.
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Nuevamente regresemos a Pedro. El dice en 1 Pedro 5:12 que “ésta es la verdadera gracia”—¿cuál?— Según el contexto (versos 1,5,10) la gracia verdadera es la esperanza de ser parte de la gloria que será revelada en la parusía. Definitivamente también la gracia y la gloria van de la mano. ¡Esto está más claro que el agua cristalina! Y Pablo también coincide con Pedro al escribir a los Tesalonicenses: “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio (de la gracia o del reino), para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Tes. 2:14).
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Debe quedar en bien claro que la verdadera gracia es la participación de la gloria que será revelada en la parusía. Dice 1 Pedro 1:13, así: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la GRACIA que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. Aquí se habla de que la gracia hay que esperarla por completo, hasta que nos la traiga el Señor Jesús en su parusía. Y sabemos por Mateo 25:31,34 que lo que heredaremos en la parusía será el reino y la salvación (Heb. 9:28;1 Pedro 1:5) que equivale a la gloria (Rom. 8:17; 1 Pedro 5:4). ¿Me dejo entender?
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Siempre recuerde que el reino está envuelto en todos estos vocablos clave (salvación, vida eterna, gloria, gracia, etc). Por ejemplo, a los Tesalonicenses Pablo les escribe lo siguiente: “y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria” (1 Tes. 2:12). En los evangelios sinópticos vemos que un evangelista usa para narrar un mismo acontecimiento el vocablo ‘reino’, mientras que otro usa la palabra ‘gloria’. Por Ejemplo: Mateo 20:21: “El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Marcos 10:36: “El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Así que el reino de Dios va siempre asociado a los términos gloria, salvación, gracia, evangelio, vida eterna.
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Conclusión
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Estamos, por la gracia de Dios, llamados a participar de la gloria venidera del reino de Dios con vida eterna. Este es el evangelio o buenas nuevas de la gracia de Dios. Es la Buena Nueva de salvación para la participación (por su gracia) en el reino venidero de Cristo con vida eterna. Esta es la salvación final o escatológica que nos traerá Cristo en su parusía (Heb. 9: 28).
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Este es el verdadero evangelio de la gracia que la mayoría de las iglesias han desligado del mensaje del reino de Dios. Definitivamente no hay gracia sin reino, ni reino sin gracia. Separar el reino de la gracia, o la gracia del reino… ¡¡¡es una verdadera herejía contemporánea!!!
miércoles, 22 de diciembre de 2010
¿ES CRISTO MISMO EL EVANGELIO QUE DEBEMOS PROCLAMAR?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Hay gente que dice que yo he cambiado el evangelio de Cristo, al estar enseñando el reino de Dios y no a Cristo. Es decir, lo que pretenden decirnos nuestros detractores es que el verdadero evangelio es Cristo mismo y no su mensaje del reino.
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Predicando a Cristo
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Los evangélicos presentan unos textos para señalar que el evangelio predicado por los primeros cristianos era “Cristo” mismo, lo cual nos resulta extraño, ya que Cristo mismo dijo que él fue enviado a predicar el evangelio del Reino de Dios y no su persona como tal (Lc. 4:43, Mr. 1:1,14,15). He aquí los pasajes en que usan nuestros detractores para “demostrarnos” que Cristo mismo era el evangelio:
1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.
2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.
2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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Pero observemos que aquí se dice que se predicaba a Cristo, pero ojo que no se dice que Cristo mismo era el evangelio.
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Predicando el evangelio de Cristo
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En otros momentos veremos que Pablo predicaba el “evangelio de Cristo” como un sinónimo de “predicar a Cristo”, lo cual ha hecho suponer a muchos que Cristo es el evangelio, lo que es totalmente falso. He aquí los pasajes:
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1. Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO DE CRISTO.
2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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¿Qué se entiende por el evangelio de Cristo? ¿Acaso que Cristo es el evangelio? Pues no, ya que si el evangelio de Cristo es Cristo mismo, entonces el evangelio de Pablo es Pablo mismo. Recuerde que Pablo usó en varías ocasiones la frase “mi evangelio” (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8), lo que significa que el evangelio es ”el evangelio de Pablo”. ¿Pero creerá alguno que Pablo mismo era el evangelio? ¡No lo creo! El evangelio de Cristo como el evangelio de Pablo proclamaba el mismo mensaje del Reino, sin variación alguna. He aquí la prueba:
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Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio dEL REINO DE DIOS
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
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Es cierto de debemos predicar a Cristo, así como debemos predicar la resurrección, la condenación de los impíos, el arrepentimiento de los pecados, etc; pero eso no quiere decir que el evangelio sea expresamente Cristo, la resurrección de los muertos, la condenación de los impíos, o el arrepentimiento. El único y singular evangelio, les guste o no a nuestros detractores, es el evangelio del reino de Dios, las buenas noticias de un gobierno justo en la tierra en la persona del Mesías.
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Sin embargo, sería bueno que se revise Lucas 4:43, en donde Jesús es claro al decir que fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. Esto significa que el mensajero no era el mensaje, sino el portador del mensaje de Dios para los hombres concerniente a algo que él llamó ”el reino de Dios”.
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Sí, mis amigos, Jesús vino al mundo para predicar el reino de Dios, y fue lo primero que hizo cuando comenzó su ministerio (Marcos 1:1,14,15). Ustedes notarán que en ningún momento Jesús comenzó a hablar de su persona y diciendo que él era el evangelio salvador que debía ser creído para ser salvos. El dijo “Creed en el evangelio”, más no dijo que creyéramos que él era el evangelio, sino el reino que introdujo. El evangelio que Jesús quería que creyéramos era definitivamente el reino de Dios (Mr. 1:1,14,15).
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Mientras tanto, y a pesar de la resistencia al evangelio del reino, los siervos fieles están esforzándose a dar a conocer este mensaje de esperanza de un gobierno justo a todas las naciones a través de este magnífico medio, sin contar con otros que son igualmente eficientes o eficaces.
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Estoy convencido de que lo que la gente llama “tardanza de su venida” no es otra cosa que nuestra tardanza de predicar el evangelio verdadero al mundo habitado, es decir, la Buena Nueva del reino de Dios. Y mientras los cristianos no entiendan la importancia de dar a conocer este mensaje al mundo, Jesús no volverá con la presteza que quisiéramos todos (Mat. 24:14).
sábado, 18 de diciembre de 2010
ES NECESARIO “NACER DE NUEVO” PARA VER Y ENTRAR EN EL REINO DE DIOS
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:1-7).
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En este pasaje de la Escritura leemos que Jesús recibe de noche a un principal entre los Judíos, llamado Nicodemo. Este distinguido Judío le confiesa a Jesús que él cree que él (Jesús) es el enviado y maestro de Dios por las señales que hacía, y que le demostraba que Dios estaba con él (¡no que él fuera Dios mismo!). Enseguida Jesús le responde “De cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Luego Jesús le dice también: “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Es decir, cualquiera que quiera ver y entrar en el reino de Dios le es necesario antes nacer de nuevo, o renacer de agua y del Espíritu.
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El asunto de “renacer de agua” tiene que ver con recibir la Palabra de Dios (el evangelio del reino) y ser bautizado en agua (inmersión) para vivir una nueva existencia en Cristo (Rom. 6:4, 1 Pedro 1:23). Por ejemplo, cuando Felipe predicaba en Samaria el evangelio del reino (la Palabra), y el nombre de Jesús, muchos hombres y mujeres procedían a bautizarse para “nacer de nuevo” (Hechos 8:12). También el eunuco Etíope renació por el bautismo, una vez que escuchó la Palabra de Dios (el evangelio de Jesús) por boca del mismo Felipe (Hechos 8:35-38).
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El otro punto es el “renacimiento del Espíritu”, el cual también debemos recibir para VER y ENTRAR en el Reino. Si alguno dice que no ha nacido del Espíritu, entonces no podrá participar del reino de Dios, pues es imposible que hombres sin el Espíritu de Dios puedan ser parte activa en la administración del reino de Dios. Y es que no se puede renacer del Espíritu si no se recibe el sellamiento del Espíritu de Dios. Pablo dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13).
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Ahora, por Cristo, los unos (Judíos) y los otros (gentiles) tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios (Efe. 2:18,19)
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Los renacidos de agua y del Espíritu podrán ver y entrar en el reino de Dios, porque todos éstos son conciudadanos y miembros de la familia de Dios. Ahora estas personas podrán llamar a Dios, con plena confianza: “Abba Padre” (papito, Romanos 8:15), porque ya son hijos legítimos Suyos dentro de Su familia (1 Juan 3:1). Y como dice Pablo: “Pues todos sois Hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gál. 3:26).
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Extrañamente, los Testigos de Jehová enseñan que el reino de Dios estará conformado por dos clases de individuos: los ungidos (“la manada pequeña” de 144,000 personas) que coheredarán con Cristo el reino celestial, y que son los únicos “renacidos de agua y del Espíritu”, y los únicos que son Hijos de Dios; y por otro lado, una “grande multitud” de Testigos de Jehová que no son renacidos de agua y Espíritu, y por tanto no son ungidos, ni tampoco hijos de Dios, y que vivirán como meros súbditos del reino en la tierra. ¿Pero se puede sustentar esta creencia con la Biblia? ¡De ningún modo! Y es que si todos los Testigos de Jehová han creído en Cristo por la fe, y le siguen, entonces todos deberían ser hijos de Dios (Juan 1:12, Gál. 3:26). Y si son hijos de Dios, éstos son hermanos de Cristo, y coherederos de la misma promesa de heredar el reino de Dios como reyes y sacerdotes en la tierra ( Efesios 3:6; Romanos 8:17; Apocalipsis 5:10).
jueves, 9 de diciembre de 2010
UN EVANGELIO QUE PARECE VERDADERO PERO QUE NO LO ES

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Estimados amigos, no hace mucho encontré un artículo en internet que lleva por título “¿Qué evangelio se debe predicar?”, y en donde el autor se apoya en Lucas 24:47 para “probar” que el evangelio es sencillamente el arrepentimiento de los pecados. Este pasaje dice así: “Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Y luego el autor reclamaba: “Nunca escuchamos (a los predicadores de la prosperidad) hablar del arrepentimiento”. ¿Pero es verdad que el evangelio es el arrepentimiento? ¿Dice acaso Lucas 24:47 que el arrepentimiento es el evangelio salvador?
En primer término, el llamado al arrepentimiento no es nuevo en la Biblia, pues Dios siempre llamó a su pueblo a la conversión de todos sus pecados. Entonces me pregunto, lo siguiente: Si en el pasado Dios estuvo llamando a su pueblo al arrepentimiento y a la conversión, ¿debemos concluir entonces que lo que Él hacía era predicarles el evangelio constantemente? (Jer. 3:14; 15:19, Eze. 14:6; 18:30,32; Joel 2:12,13).
Pero algunos aún insistirán en que predicar el evangelio es predicar el arrepentimiento de los pecados, dado que se nos manda a predicar el evangelio (Mr. 13:10) por un lado, y por otro, a predicar el arrepentimiento y perdón de pecados (Luc 24:47). Estos hermanos razonan que si nosotros debemos predicar el evangelio y también el arrepentimiento y perdón de pecados, entonces concluyen el evangelio es el arrepentimiento y perdón de pecados. ¡Pero cuidado con este razonamiento! Y es que Juan, aunque nos sorprendamos, predicaba EL BAUTISMO de arrepentimiento (Mr. 1:4)! Entonces me pregunto con toda razón: ¿cuál es el evangelio verdadero: el arrepentimiento de los pecados o el bautismo de arrepentimiento? La respuesta es que ni al bautismo de arrepentimiento, ni al arrepentimiento de los pecados, la Biblia llama “el evangelio”. Y aunque es verdad que el arrepentimiento y el bautismo están envueltos en nuestra predicación del evangelio, ¡ninguno de los dos, por sí solos, es el evangelio salvador!
El Evangelio tiene nombre propio
En la Biblia hay algo que frecuentemente es llamado “el evangelio”, y ése algo es EL REINO DE DIOS. He aquí los textos más importantes:
1. Mateo 4:23: Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2. Mateo 9:35: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
3. Mateo 24:14: Y será predicado este EVANGELIO DEL REINO en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
4. Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el EVANGELIO DEL REINO de Dios,
5. Lucas 4:43: Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el EVANGELIO DEL REINO de Dios; porque para esto he sido enviado.
6. Lucas 8:1: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el EVANGELIO DEL REINO de Dios, y los doce con él,
7. Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el EVANGELIO DEL REINO de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Desafortunadamente el autor del escrito que les mencioné al comienzo de este artículo también incurre en un error similar, cuando omite mencionar a sus lectores el Reino de Dios como el evangelio salvador que debe ser predicado.
El Diablo sigue oscureciendo el entendimiento de los que no creen
Sí, mis amigos, aún hay quienes escuchan el evangelio del reino pero que se resisten en creerlo literalmente. Se llaman creyentes, pero no lo son. Simplemente están ciegos, y son guías ciegos. Un guía es un líder, alguien que lleva la posta, una persona que conduce a otros por un derrotero supuestamente seguro. Sin embargo, estos guías espirituales están ciegos, y no pueden entender el mensaje del reino y lo tuercen, o simplemente lo omiten o descartan de sus prédicas regulares.
Jesús dijo en su famosa parábola del sembrador que su palabra del reino caía en diferentes suelos, entre los cuales estaba los de “junto del camino”. Este, como es de suponer, era una tierra de mala calidad, pues al ser pisoteada por los hombres y animales que circulaban por allí, tendría pocas posibilidades que la semilla plantada brotará con fuerza y sin peligroso de ser aplastada. Jesús dijo de este suelo, así: Mateo 13:19: “Cuando alguno oye LA PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.
Sí, mis amigos, hay quiénes que por más les prediquemos la palabra del Reino, simplemente no lo entienden, y entonces el diablo se encarga de hacer el resto, es decir, quitarles el mensaje de les fue dado, y dejarlos a su suerte.
En 2 Corintios 4:4 Pablo divierte a los creyentes de Corintio sobre el accionar del diablo en los incrédulos: “En los cuales el dios de este SIGLO cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Aquí, como ya lo dijimos antes, el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio del reino de Cristo, ya que los vocablos gloria y reino son usados indistintamente en la Biblia.
Definitivamente muchos podemos llamarnos “creyentes” y miembros del cuerpo de Cristo, pero si en verdad no creemos en el evangelio del reino, y no lo tomamos tal y como lo creyeron Jesús y sus discípulos, entonces estamos en la lista de los incrédulos. Simplemente estamos en la larga fila de aquellos “evangelistas” que han sido cegados por el diablo con mensajes trucados.
Recuerde bien esto: Sólo hay un evangelio en las Escrituras, y no dos o más. Los que creen que el evangelio es cualquier otra cosa que el que predicó Cristo en Marcos !:1,14,15. Están ciegos. Y con esto no queremos decir que la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo de la tumba es de segunda importancia. ¡De ningún modo!…Pues la Biblia muestra que al mensaje o evangelio original de Cristo que es el Reino de Dios (Mr. 1:1,14,15), Pablo le añade la obra vicaria del Rey, y su gloriosa resurrección, y lo convierte en la otra parte importante del evangelio salvador (1 Cor. 15:1-9). Y es que finalmente, la buena nueva de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo NOS GARANTIZA que las buenas nuevas originales de Cristo, se harán realidad en nosotros y para nosotros, ya que si Jesús no hubiera resucitado, vana hubiera sido nuestra esperanza de su venida en majestad y de su reino de los cielos.
En primer término, el llamado al arrepentimiento no es nuevo en la Biblia, pues Dios siempre llamó a su pueblo a la conversión de todos sus pecados. Entonces me pregunto, lo siguiente: Si en el pasado Dios estuvo llamando a su pueblo al arrepentimiento y a la conversión, ¿debemos concluir entonces que lo que Él hacía era predicarles el evangelio constantemente? (Jer. 3:14; 15:19, Eze. 14:6; 18:30,32; Joel 2:12,13).
Pero algunos aún insistirán en que predicar el evangelio es predicar el arrepentimiento de los pecados, dado que se nos manda a predicar el evangelio (Mr. 13:10) por un lado, y por otro, a predicar el arrepentimiento y perdón de pecados (Luc 24:47). Estos hermanos razonan que si nosotros debemos predicar el evangelio y también el arrepentimiento y perdón de pecados, entonces concluyen el evangelio es el arrepentimiento y perdón de pecados. ¡Pero cuidado con este razonamiento! Y es que Juan, aunque nos sorprendamos, predicaba EL BAUTISMO de arrepentimiento (Mr. 1:4)! Entonces me pregunto con toda razón: ¿cuál es el evangelio verdadero: el arrepentimiento de los pecados o el bautismo de arrepentimiento? La respuesta es que ni al bautismo de arrepentimiento, ni al arrepentimiento de los pecados, la Biblia llama “el evangelio”. Y aunque es verdad que el arrepentimiento y el bautismo están envueltos en nuestra predicación del evangelio, ¡ninguno de los dos, por sí solos, es el evangelio salvador!
El Evangelio tiene nombre propio
En la Biblia hay algo que frecuentemente es llamado “el evangelio”, y ése algo es EL REINO DE DIOS. He aquí los textos más importantes:
1. Mateo 4:23: Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2. Mateo 9:35: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
3. Mateo 24:14: Y será predicado este EVANGELIO DEL REINO en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
4. Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el EVANGELIO DEL REINO de Dios,
5. Lucas 4:43: Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el EVANGELIO DEL REINO de Dios; porque para esto he sido enviado.
6. Lucas 8:1: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el EVANGELIO DEL REINO de Dios, y los doce con él,
7. Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el EVANGELIO DEL REINO de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Desafortunadamente el autor del escrito que les mencioné al comienzo de este artículo también incurre en un error similar, cuando omite mencionar a sus lectores el Reino de Dios como el evangelio salvador que debe ser predicado.
El Diablo sigue oscureciendo el entendimiento de los que no creen
Sí, mis amigos, aún hay quienes escuchan el evangelio del reino pero que se resisten en creerlo literalmente. Se llaman creyentes, pero no lo son. Simplemente están ciegos, y son guías ciegos. Un guía es un líder, alguien que lleva la posta, una persona que conduce a otros por un derrotero supuestamente seguro. Sin embargo, estos guías espirituales están ciegos, y no pueden entender el mensaje del reino y lo tuercen, o simplemente lo omiten o descartan de sus prédicas regulares.
Jesús dijo en su famosa parábola del sembrador que su palabra del reino caía en diferentes suelos, entre los cuales estaba los de “junto del camino”. Este, como es de suponer, era una tierra de mala calidad, pues al ser pisoteada por los hombres y animales que circulaban por allí, tendría pocas posibilidades que la semilla plantada brotará con fuerza y sin peligroso de ser aplastada. Jesús dijo de este suelo, así: Mateo 13:19: “Cuando alguno oye LA PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.
Sí, mis amigos, hay quiénes que por más les prediquemos la palabra del Reino, simplemente no lo entienden, y entonces el diablo se encarga de hacer el resto, es decir, quitarles el mensaje de les fue dado, y dejarlos a su suerte.
En 2 Corintios 4:4 Pablo divierte a los creyentes de Corintio sobre el accionar del diablo en los incrédulos: “En los cuales el dios de este SIGLO cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Aquí, como ya lo dijimos antes, el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio del reino de Cristo, ya que los vocablos gloria y reino son usados indistintamente en la Biblia.
Definitivamente muchos podemos llamarnos “creyentes” y miembros del cuerpo de Cristo, pero si en verdad no creemos en el evangelio del reino, y no lo tomamos tal y como lo creyeron Jesús y sus discípulos, entonces estamos en la lista de los incrédulos. Simplemente estamos en la larga fila de aquellos “evangelistas” que han sido cegados por el diablo con mensajes trucados.
Recuerde bien esto: Sólo hay un evangelio en las Escrituras, y no dos o más. Los que creen que el evangelio es cualquier otra cosa que el que predicó Cristo en Marcos !:1,14,15. Están ciegos. Y con esto no queremos decir que la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo de la tumba es de segunda importancia. ¡De ningún modo!…Pues la Biblia muestra que al mensaje o evangelio original de Cristo que es el Reino de Dios (Mr. 1:1,14,15), Pablo le añade la obra vicaria del Rey, y su gloriosa resurrección, y lo convierte en la otra parte importante del evangelio salvador (1 Cor. 15:1-9). Y es que finalmente, la buena nueva de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo NOS GARANTIZA que las buenas nuevas originales de Cristo, se harán realidad en nosotros y para nosotros, ya que si Jesús no hubiera resucitado, vana hubiera sido nuestra esperanza de su venida en majestad y de su reino de los cielos.
Más sobre el reino en:
www.eladaliddelaverdad.over-blog.es
jueves, 25 de noviembre de 2010
PAUL WASHER DICE QUE LA DEIDAD DE CRISTO ES INEXPLICABLE Y QUE EL REINO NO ES EL EVANGELIO

Este es un video donde Paul Washer se dirige a los Testigos de Jehová, y aunque yo no soy un partidario de esta secta tiránica de la cual me salí hace muchos años, lo que más me llama la atención es que Washer diga que él cree en todo lo que la Biblia dice, incluso la Deidad de Cristo, así no lo pueda explicar (por no decir “entender”). ¿Pero puede realmente alguien creer en una doctrina o enseñanza que no la puede entender cabalmente, o que le presenta una serie de problemas para explicarlo convenientemente? Pero Jesús se sí se preocupó de abrirles el entendimiento a sus discípulos para que comprendiesen las Escrituras (Lc. 24:45).
Es cierto que como cristianos creemos en algunos conceptos que resultan imposibles de entender y que los aceptamos dogmáticamente, como es el caso de la misma existencia de Dios, su eternidad, o ciertas decisiones que Él toma que son de su Soberana voluntad, y que nos parecen incomprensibles y hasta aberrantes, como es la orden de matar a los impíos y a sus hijos en ciertos eventos del Antiguo Testamento, y la futura tortura eterna en el infierno de los desobedientes. Sin embargo, en general, todos los creyentes deben estar preparados para dar razón de la esperanza que hay en ellos. Es decir, el creyente debe estar capacitado para sustentar una doctrina o enseñanza para que el interlocutor la pueda entender y aceptar. El apóstol Pedro dice: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande RAZÓN de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15). También se nos manda a convencer a los que dudan, con estas palabras: “A algunos que dudan, convencedlos” (Judas 1:22). Ahora bien, ¿puede alguien convencer al que duda sobre la doctrina de la Trinidad con sólo decirle que es un misterio insondable que nadie lo puede entender? ¿Deberíamos aceptar esta doctrina con ese argumento facilista? Por otro lado, Pablo le dice a Timoteo que el pastor debe ser “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y CONVENCER a los que contradicen” (Tito 1:9). ¿Pero puede un pastor Trinitario convencer a los que contradicen la doctrina de la Trinidad con el argumento de que es un misterio insondable, imposible de entender?
El Sr. Paul Washer reconoce que la Deidad del Hijo de Dios es una de esas doctrinas que son difíciles de explicar pero que él la acepta de buena gana, por fe. Pero como repito, no es suficiente para convencer al unitario o al modalista, o al arriano, o al binitariano de su validez. De igual manera podría decir cualquiera de éstos que su cristología es la correcta aunque no la puedan explicar con facilidad y claridad absolutas. Todo depende de quien quiera creerla y quién no.
Habría que recordarle al Sr, Washer que el tema de la eternidad del Hijo ha sido, es, y seguirá siendo un tema de discusión en los círculos cristianos de las generaciones venideras. Y los debates no pararán hasta que venga el Señor y nos aclare todo.
Finalmente, en lo personal, para mi es muchísimo más fácil creer que Dios existe y que es eterno, que creer que Dios es Trino. Y de hecho, todos los cristianos, seamos Trinitarios, unitarios, binitarios, arrianos o modalistas, creemos en un Dios que es eterno, todopoderoso, omnisciente, y omnipresente. Pero es cuando tratamos de entender a Dios mismo en su naturaleza, ahondando en la investigación de si Él es realmente único, o si hay más de uno, que entramos en conflicto y divisiones.
Recordemos que la vida eterna está en CONOCER a Dios y Su Hijo, y este conocimiento no es el conocimiento que algunos nos quieren hacer creer, es decir, saber lo más que se pueda de Dios, incluso de Su propia naturaleza. Conocer a Dios es, más bien, mantener una relación muy íntima con el Padre y Su Hijo, una compenetración tal que uno llega ser amigo de Dios. Esto es lo más importante, y no tanto debatir si conocemos teóricamente al Dios Trino y lo más recóndito e insondable de Él. Es por eso que no creo que sea fundamental creer en la Trinidad para salvarse, o que Dios es así o asá. Jesús le dijo al Escriba que había respondido sabiamente que Dios es UNO que estaba cerca del reino de Dios (Ver Marcos 12:32-34). ¿Qué entendemos por UNO en este caso? Bueno, aquí comienza el problema. ¿Es un UNO simple o compuesto? Este punto seguirá en el debate en las generaciones sucesivas de cristianos, mientras dure el presente siglo malo. Lo importante es que creer que Dios es UNO te acerca más al reino…¡pero no te mete en él! Lo que te mete en el reino es un “nuevo nacimiento” por la conversión. Esto es lo cierto. No es posible que los cristianos sigamos discutiendo sobre este tema y continuemos dividiéndonos más sobre quién es Dios en verdad.
Para mí Dios es UNO, y lo tomó tan simple como se dice: “UNO”, pero si algunos creen que UNO no es UNO sino UNA UNIDAD compuesta de dos o tres…allá ellos. Para mí sólo hay un Dios, el Padre…y punto (1 Cor. 8:4-6). Y Dios desea que esta verdad sea comprendida hasta por un niño de 2 o 3 años, sin las intrincadas formulaciones de los concilios.
En cuanto a la explicación que hace Paul Washer sobre el Reino en este video, es increíble, asombroso, e inaudito que él diga que el evangelio del reino no es el verdadero evangelio, sino lo que Pablo dice en 1 Corintios 15:1-7. Pero lo que Washer no les dice a sus oyentes es que Pablo dijo en 1 Cor 15:3 que la muerte, sepultura, y resurrección es LO PRIMERO (“primeramente”) de su evangelio, ¡no el todo! Además, por qué él no lee hasta los versos 45-50 donde Pablo menciona la entrada al reino, que es el evangelio original de Cristo? (Lc. 4:43). Además ¿Pero por qué Washer omite mencionar Marcos 1:1,14,15 donde Jesús habla sobre el evangelio, y lo llama “el reino de Dios”? ¿Por qué no dice que Pablo predicaba el evangelio del reino en Hechos 28:23,30,31, o en Hechos 20:24,25? Realmente este predicador es indocto, un irresponsable que mutila el evangelio de Cristo por un llamado “evangelio de Pablo”, cuando en realidad Pablo predicaba el evangelio de Cristo (Rom. 15:19; 1 Cor. 9:18), que era el reino de Dios. Y con esto no le damos la razón a los Testigos de Jehová, pues su evangelio del reino es uno de hechura Russelista, no bíblica, y que omite la cruz de Cristo como parte del evangelio . Así como los TJ omiten hablar mencionar la muerte, sepultura y resurrección de Cristo como parte importante del evangelio salvador, del mismo modo Washer habla de una parte del evangelio salvador (la cruz, sepultura, y resurrección de Cristo) pero omite hablar del Reino de Dios como la otra parte del mensaje original del evangelio de Cristo. ¿Me explico?
Es cierto que como cristianos creemos en algunos conceptos que resultan imposibles de entender y que los aceptamos dogmáticamente, como es el caso de la misma existencia de Dios, su eternidad, o ciertas decisiones que Él toma que son de su Soberana voluntad, y que nos parecen incomprensibles y hasta aberrantes, como es la orden de matar a los impíos y a sus hijos en ciertos eventos del Antiguo Testamento, y la futura tortura eterna en el infierno de los desobedientes. Sin embargo, en general, todos los creyentes deben estar preparados para dar razón de la esperanza que hay en ellos. Es decir, el creyente debe estar capacitado para sustentar una doctrina o enseñanza para que el interlocutor la pueda entender y aceptar. El apóstol Pedro dice: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande RAZÓN de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15). También se nos manda a convencer a los que dudan, con estas palabras: “A algunos que dudan, convencedlos” (Judas 1:22). Ahora bien, ¿puede alguien convencer al que duda sobre la doctrina de la Trinidad con sólo decirle que es un misterio insondable que nadie lo puede entender? ¿Deberíamos aceptar esta doctrina con ese argumento facilista? Por otro lado, Pablo le dice a Timoteo que el pastor debe ser “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y CONVENCER a los que contradicen” (Tito 1:9). ¿Pero puede un pastor Trinitario convencer a los que contradicen la doctrina de la Trinidad con el argumento de que es un misterio insondable, imposible de entender?
El Sr. Paul Washer reconoce que la Deidad del Hijo de Dios es una de esas doctrinas que son difíciles de explicar pero que él la acepta de buena gana, por fe. Pero como repito, no es suficiente para convencer al unitario o al modalista, o al arriano, o al binitariano de su validez. De igual manera podría decir cualquiera de éstos que su cristología es la correcta aunque no la puedan explicar con facilidad y claridad absolutas. Todo depende de quien quiera creerla y quién no.
Habría que recordarle al Sr, Washer que el tema de la eternidad del Hijo ha sido, es, y seguirá siendo un tema de discusión en los círculos cristianos de las generaciones venideras. Y los debates no pararán hasta que venga el Señor y nos aclare todo.
Finalmente, en lo personal, para mi es muchísimo más fácil creer que Dios existe y que es eterno, que creer que Dios es Trino. Y de hecho, todos los cristianos, seamos Trinitarios, unitarios, binitarios, arrianos o modalistas, creemos en un Dios que es eterno, todopoderoso, omnisciente, y omnipresente. Pero es cuando tratamos de entender a Dios mismo en su naturaleza, ahondando en la investigación de si Él es realmente único, o si hay más de uno, que entramos en conflicto y divisiones.
Recordemos que la vida eterna está en CONOCER a Dios y Su Hijo, y este conocimiento no es el conocimiento que algunos nos quieren hacer creer, es decir, saber lo más que se pueda de Dios, incluso de Su propia naturaleza. Conocer a Dios es, más bien, mantener una relación muy íntima con el Padre y Su Hijo, una compenetración tal que uno llega ser amigo de Dios. Esto es lo más importante, y no tanto debatir si conocemos teóricamente al Dios Trino y lo más recóndito e insondable de Él. Es por eso que no creo que sea fundamental creer en la Trinidad para salvarse, o que Dios es así o asá. Jesús le dijo al Escriba que había respondido sabiamente que Dios es UNO que estaba cerca del reino de Dios (Ver Marcos 12:32-34). ¿Qué entendemos por UNO en este caso? Bueno, aquí comienza el problema. ¿Es un UNO simple o compuesto? Este punto seguirá en el debate en las generaciones sucesivas de cristianos, mientras dure el presente siglo malo. Lo importante es que creer que Dios es UNO te acerca más al reino…¡pero no te mete en él! Lo que te mete en el reino es un “nuevo nacimiento” por la conversión. Esto es lo cierto. No es posible que los cristianos sigamos discutiendo sobre este tema y continuemos dividiéndonos más sobre quién es Dios en verdad.
Para mí Dios es UNO, y lo tomó tan simple como se dice: “UNO”, pero si algunos creen que UNO no es UNO sino UNA UNIDAD compuesta de dos o tres…allá ellos. Para mí sólo hay un Dios, el Padre…y punto (1 Cor. 8:4-6). Y Dios desea que esta verdad sea comprendida hasta por un niño de 2 o 3 años, sin las intrincadas formulaciones de los concilios.
En cuanto a la explicación que hace Paul Washer sobre el Reino en este video, es increíble, asombroso, e inaudito que él diga que el evangelio del reino no es el verdadero evangelio, sino lo que Pablo dice en 1 Corintios 15:1-7. Pero lo que Washer no les dice a sus oyentes es que Pablo dijo en 1 Cor 15:3 que la muerte, sepultura, y resurrección es LO PRIMERO (“primeramente”) de su evangelio, ¡no el todo! Además, por qué él no lee hasta los versos 45-50 donde Pablo menciona la entrada al reino, que es el evangelio original de Cristo? (Lc. 4:43). Además ¿Pero por qué Washer omite mencionar Marcos 1:1,14,15 donde Jesús habla sobre el evangelio, y lo llama “el reino de Dios”? ¿Por qué no dice que Pablo predicaba el evangelio del reino en Hechos 28:23,30,31, o en Hechos 20:24,25? Realmente este predicador es indocto, un irresponsable que mutila el evangelio de Cristo por un llamado “evangelio de Pablo”, cuando en realidad Pablo predicaba el evangelio de Cristo (Rom. 15:19; 1 Cor. 9:18), que era el reino de Dios. Y con esto no le damos la razón a los Testigos de Jehová, pues su evangelio del reino es uno de hechura Russelista, no bíblica, y que omite la cruz de Cristo como parte del evangelio . Así como los TJ omiten hablar mencionar la muerte, sepultura y resurrección de Cristo como parte importante del evangelio salvador, del mismo modo Washer habla de una parte del evangelio salvador (la cruz, sepultura, y resurrección de Cristo) pero omite hablar del Reino de Dios como la otra parte del mensaje original del evangelio de Cristo. ¿Me explico?
viernes, 12 de noviembre de 2010
¿QUE ES EL EVANGELIO? O ¿CUAL ES EL EVANGELIO? PT. I
Es hora de que usted, estimado amigo, conozco el mensaje de Cristo que le traerá esperanza y salvación. No se pierda este video (Parte 1 y 2)
martes, 28 de septiembre de 2010
EL FALSO REINO DE DIOS CATÓLICO

En este video católico romano, verán ustedes lo que NO es el reino de Dios en su máxima expresión. Ustedes deben saber que Roma sostiene que el reino de Dios es la iglesia Católica misma, compuesta por el Papa, los llamados santos difuntos que supuestamente son intercesores, los cardenales, los Arzobispos, Obispos y sacerdotes. Es decir, el llamado ”clero” católico.
En cuanto a la feligresía laica católica, parece que ésta está excluida de lo que los católicos suelen llaman ”la Iglesia”.
El punto es que acá ni siquiera se hace una ligera insinuación del reino davídico que se establecerá en la tierra en la segunda venida de Cristo (Hechos 1:3,6,7; Mato. 25:31,34). Y es que la jerarquía católica siempre ha sostenido que la nueva Israel es la iglesia católica, y la heredera de todas las promesas y pactos que recibieron los judíos, y que por su supuesta “infidelidad” Dios se las arrebató para entregárselos a ella. Sin embargo, como ya lo he venido sosteniendo una y otra vez en mis estudios del reino, ni Jesús (Rom. 15:8), ni Pablo (Romanos 11:1,2), hubieran apoyado tal postura católica, y más bien la hubieran considerado una blasfemia o herejía.
Hay un reino escatólogico que se cumplirá en la parusía de Cristo, cuando él les diga a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt. 25:34). Este es un reino que no es la iglesia, pues la iglesia está aún compuesta por personas mortales. En cambio, para entrar en el reino bíblico, es necesario una transformación física o transfiguración, y esto sólo será posible en la parusía futura del Señor (1 Cor. 15: 45-50).
En cuanto a la feligresía laica católica, parece que ésta está excluida de lo que los católicos suelen llaman ”la Iglesia”.
El punto es que acá ni siquiera se hace una ligera insinuación del reino davídico que se establecerá en la tierra en la segunda venida de Cristo (Hechos 1:3,6,7; Mato. 25:31,34). Y es que la jerarquía católica siempre ha sostenido que la nueva Israel es la iglesia católica, y la heredera de todas las promesas y pactos que recibieron los judíos, y que por su supuesta “infidelidad” Dios se las arrebató para entregárselos a ella. Sin embargo, como ya lo he venido sosteniendo una y otra vez en mis estudios del reino, ni Jesús (Rom. 15:8), ni Pablo (Romanos 11:1,2), hubieran apoyado tal postura católica, y más bien la hubieran considerado una blasfemia o herejía.
Hay un reino escatólogico que se cumplirá en la parusía de Cristo, cuando él les diga a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt. 25:34). Este es un reino que no es la iglesia, pues la iglesia está aún compuesta por personas mortales. En cambio, para entrar en el reino bíblico, es necesario una transformación física o transfiguración, y esto sólo será posible en la parusía futura del Señor (1 Cor. 15: 45-50).
sábado, 25 de septiembre de 2010
El Evangelio De Cristo (1a. Parte) Apostol Adryel Levis
Este predicador evangélico habla generalidades sobre el evangelio bíblico, pero nada dice sobre el reino de Dios (el evangelio original de Jesús, Mr. 1:1,14,15) que él establecerá en la tierra en su segunda venida, el cual heredaremos con cuerpos inmortales para cogobernar el mundo con él por mil años, y para traer la paz y la justicia verdaderas al planeta.
viernes, 20 de agosto de 2010
MI BLOG EXCLUSIVO SOBRE EL REINO DE DIOS
“Oye, Richard, ¿has visto el nuevo blog del Reino de Dios de “Apologista”?…Sí, claro…¡está chévere!”
Estimados amigos:
Un regular número de personas que visitan de manera consuetudinaria mis blogs, me han confesado, así como también demostrado, un interés inusitado por el evangelio del reino de Dios que vengo predicando insistentemente desde hace tiempo, y especialmente, en estos tres últimos años. Estos hermanos me han manifestado que ahora, por vez primera, se sienten muy dichosos de entender este precioso mensaje del reino de Cristo para todos los pueblos de la tierra. Además, estos hermanos se decidieron también a pedir y buscar el reino de Dios todos los días de sus vidas, y a ponerlo en primer lugar sobre sus otras todas cosas e intereses temporales, tal como lo ordena el Señor Jesús en Mateo 6:10,33. Por otro parte, estos mismos hermanos están ya evangelizando con entusiasmo a otros, y salvándolos de la condenación (Judas 23), y “adelantando” el regreso de Cristo, por decirlo de una manera un poco presuntuosa. Recordemos que antes de que vuelva Su Majestad, el Cristo, para establecer su reino en la tierra, sus partidarios tendrán que haber cumplido su tarea de dar testimonio a todos los pueblos acerca de las buenas nuevas del reino (Mateo 24:14). Cualquier otro mensaje o evangelio retrasaría su venida. De allí la importancia de difundir el único y singular evangelio del reino y no otro distinto (Gál. 1:6-9). Desgraciadamente, o afortunadamente, según sea el caso, Cristo no ha regresado aún para juicio y para inaugurar su reino, el cual pondrá fin a este mundo malo, y a los malvados; individuos éstos, que habiendo tenido la oportunidad de arrepentirse y salvarse, no se decidieron a tiempo.
Finalmente, les comunico que cuento con un blog especializado en el evangelio del reino, es decir, un sitio dedicado exclusivamente a lo que la Biblia enseña con relación a este tema central de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Este sitio ha sido pensado para todos aquellos que quieren sinceramente enfrascarse en este tema del reino, y prepararse bien para darlo a conocer a otros de manera eficaz y clara (1 Pedro 3:15).
El sitio es:
www.eladaliddelaverdad.over-blog.es
Estimados amigos:
Un regular número de personas que visitan de manera consuetudinaria mis blogs, me han confesado, así como también demostrado, un interés inusitado por el evangelio del reino de Dios que vengo predicando insistentemente desde hace tiempo, y especialmente, en estos tres últimos años. Estos hermanos me han manifestado que ahora, por vez primera, se sienten muy dichosos de entender este precioso mensaje del reino de Cristo para todos los pueblos de la tierra. Además, estos hermanos se decidieron también a pedir y buscar el reino de Dios todos los días de sus vidas, y a ponerlo en primer lugar sobre sus otras todas cosas e intereses temporales, tal como lo ordena el Señor Jesús en Mateo 6:10,33. Por otro parte, estos mismos hermanos están ya evangelizando con entusiasmo a otros, y salvándolos de la condenación (Judas 23), y “adelantando” el regreso de Cristo, por decirlo de una manera un poco presuntuosa. Recordemos que antes de que vuelva Su Majestad, el Cristo, para establecer su reino en la tierra, sus partidarios tendrán que haber cumplido su tarea de dar testimonio a todos los pueblos acerca de las buenas nuevas del reino (Mateo 24:14). Cualquier otro mensaje o evangelio retrasaría su venida. De allí la importancia de difundir el único y singular evangelio del reino y no otro distinto (Gál. 1:6-9). Desgraciadamente, o afortunadamente, según sea el caso, Cristo no ha regresado aún para juicio y para inaugurar su reino, el cual pondrá fin a este mundo malo, y a los malvados; individuos éstos, que habiendo tenido la oportunidad de arrepentirse y salvarse, no se decidieron a tiempo.
Finalmente, les comunico que cuento con un blog especializado en el evangelio del reino, es decir, un sitio dedicado exclusivamente a lo que la Biblia enseña con relación a este tema central de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Este sitio ha sido pensado para todos aquellos que quieren sinceramente enfrascarse en este tema del reino, y prepararse bien para darlo a conocer a otros de manera eficaz y clara (1 Pedro 3:15).
El sitio es:
www.eladaliddelaverdad.over-blog.es
viernes, 6 de agosto de 2010
LOS “BASILEFÓBICOS” EN LAS IGLESIAS CONTEMPORÁNEAS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
El Reino de Dios o El Reinado de Dios (Griego Βασιλεία τοῦ Θεοῦ – Basileia Tou Theou es un concepto fundamental en las tres fes Abrahámicas, y más notablemente, dentro del Cristianismo, donde constituye el tema central de Jesús de Nazaret en los evangelios sinópticos. La frase ocurre en el NT más de 100 veces, y se define casi enteramente en las parábolas.
Ahora bien, tomen nota que la palabra Griega para reino es Βασιλεία (Basileia), e implica un gobierno monárquico, con un rey soberano, súbditos, territorio y leyes. Pero a los que les disgusta este tipo de reino o gobierno los llamaré “Basilefóbicos”, y de éstos hay millones en las iglesias llamadas “cristianas” de hoy. Los católicos romanos son abiertamente “basilefóbicos”, y también la gran mayoría de protestantes y evangélicos. Así, pues, cada católico y cada protestante que no cree que Jesús será Rey en un reino como el que tuvo David, Salomón, etc, es un “basilefóbico”. Y es nuestra intención que estos “basilefóbicos” se conviertan en “basilefans” y nos ayuden a difundir el verdadero reino de Dios tal como está presentado en toda la Biblia, y no sólo en el NT. Si lo limitamos al NT solamente, tendremos un reino a medias, mutilado, y sacado de su contexto original. De modo que si queremos entender lo que es verdaderamente el reino de Dios, nosotros debemos saber qué entendieron sobre éste los Judíos pre cristianos y los que siguieron en toda la era Cristiana.
Cuando Jesús apareció en la historia, él comenzó su ministerio anunciando un mensaje que no era suyo, sino de Dios, su Padre. Era ciertamente un mensaje divino, poderoso, transformador y salvador para todo aquel que lo abrazara con fe. Jesús Dijo que todo aquel que se arrepintiera y creyera en su mensaje, sería salvo de la condenación (Marcos 1:1,14,15). Este mensaje sólo exigía que la persona lo creyera… ¡y lo creyera bien! Sin embargo, pocos tienen el interés de creer en el mensaje tal como lo creyeron los judíos a quienes Jesús les trajo primeramente el anuncio extraordinario.
Es interesante observar, además, que Jesús no se detuvo para predicarles en qué consistía ese reino, ya que él dio por sentado que sus interlocutores paisanos sabían perfectamente lo que era. Así que si queremos saber qué era ese reino de Dios, debemos empezar por averiguar qué tipo de reino esperaban los judíos y que ya estaba cerca. Sin duda, ese reino debía anunciarse primero a los herederos originales, a los que descendían directamente del linaje de Abraham en la carne, puesto que a ellos se les daría en principio. Y la predicación dio su primeros frutos con la conversión de aquellos que vinieron por la proclama de Juan el Bautista, luego la conversión de los apóstoles que siguieron a Jesús a donde quiera que él iba, luego vinieron muchos otros discípulos, aquellos miles de Judíos que se reunieron en Jerusalén para la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y los 3,000 que fueron bautizados y añadidos a la congregación mesiánica o cristiana por la predicación de Pedro (Hechos 2:38-47).
Estos Judíos convertidos habían reconocido que Jesús era aquel a quien Dios había resucitado glorioso, y haciéndolo por ello Señor y Cristo, el rey venidero del reino davídico por restaurarse (Hechos 2:30,36,37). Ese mensaje petrino era el evangelio de Cristo, el mensaje del Padre para su pueblo y para el mundo en general. Sin duda Pedro no desligó la muerte, resurrección y ascensión de Cristo de su condición de futuro rey del mundo. El vio en la resurrección gloriosa de Cristo su exaltación como rey del venidero reino de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado glorioso, de ningún modo ni él, ni nosotros, hubiéramos tenido esperanza para heredar ese maravilloso reino de Dios o reino de los cielos (1 Corintios 15:17). Por eso el evangelio completo de Jesús es que él y los suyos reinarán en la tierra en el reino de Dios, y que su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día garantizan que esa promesa se hará realidad algún día no muy lejano. Pero este mensaje no es creído o entendido por los “basilefóbicos” de las iglesias de hoy.
El Reino de Dios o El Reinado de Dios (Griego Βασιλεία τοῦ Θεοῦ – Basileia Tou Theou es un concepto fundamental en las tres fes Abrahámicas, y más notablemente, dentro del Cristianismo, donde constituye el tema central de Jesús de Nazaret en los evangelios sinópticos. La frase ocurre en el NT más de 100 veces, y se define casi enteramente en las parábolas.
Ahora bien, tomen nota que la palabra Griega para reino es Βασιλεία (Basileia), e implica un gobierno monárquico, con un rey soberano, súbditos, territorio y leyes. Pero a los que les disgusta este tipo de reino o gobierno los llamaré “Basilefóbicos”, y de éstos hay millones en las iglesias llamadas “cristianas” de hoy. Los católicos romanos son abiertamente “basilefóbicos”, y también la gran mayoría de protestantes y evangélicos. Así, pues, cada católico y cada protestante que no cree que Jesús será Rey en un reino como el que tuvo David, Salomón, etc, es un “basilefóbico”. Y es nuestra intención que estos “basilefóbicos” se conviertan en “basilefans” y nos ayuden a difundir el verdadero reino de Dios tal como está presentado en toda la Biblia, y no sólo en el NT. Si lo limitamos al NT solamente, tendremos un reino a medias, mutilado, y sacado de su contexto original. De modo que si queremos entender lo que es verdaderamente el reino de Dios, nosotros debemos saber qué entendieron sobre éste los Judíos pre cristianos y los que siguieron en toda la era Cristiana.
Cuando Jesús apareció en la historia, él comenzó su ministerio anunciando un mensaje que no era suyo, sino de Dios, su Padre. Era ciertamente un mensaje divino, poderoso, transformador y salvador para todo aquel que lo abrazara con fe. Jesús Dijo que todo aquel que se arrepintiera y creyera en su mensaje, sería salvo de la condenación (Marcos 1:1,14,15). Este mensaje sólo exigía que la persona lo creyera… ¡y lo creyera bien! Sin embargo, pocos tienen el interés de creer en el mensaje tal como lo creyeron los judíos a quienes Jesús les trajo primeramente el anuncio extraordinario.
Es interesante observar, además, que Jesús no se detuvo para predicarles en qué consistía ese reino, ya que él dio por sentado que sus interlocutores paisanos sabían perfectamente lo que era. Así que si queremos saber qué era ese reino de Dios, debemos empezar por averiguar qué tipo de reino esperaban los judíos y que ya estaba cerca. Sin duda, ese reino debía anunciarse primero a los herederos originales, a los que descendían directamente del linaje de Abraham en la carne, puesto que a ellos se les daría en principio. Y la predicación dio su primeros frutos con la conversión de aquellos que vinieron por la proclama de Juan el Bautista, luego la conversión de los apóstoles que siguieron a Jesús a donde quiera que él iba, luego vinieron muchos otros discípulos, aquellos miles de Judíos que se reunieron en Jerusalén para la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y los 3,000 que fueron bautizados y añadidos a la congregación mesiánica o cristiana por la predicación de Pedro (Hechos 2:38-47).
Estos Judíos convertidos habían reconocido que Jesús era aquel a quien Dios había resucitado glorioso, y haciéndolo por ello Señor y Cristo, el rey venidero del reino davídico por restaurarse (Hechos 2:30,36,37). Ese mensaje petrino era el evangelio de Cristo, el mensaje del Padre para su pueblo y para el mundo en general. Sin duda Pedro no desligó la muerte, resurrección y ascensión de Cristo de su condición de futuro rey del mundo. El vio en la resurrección gloriosa de Cristo su exaltación como rey del venidero reino de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado glorioso, de ningún modo ni él, ni nosotros, hubiéramos tenido esperanza para heredar ese maravilloso reino de Dios o reino de los cielos (1 Corintios 15:17). Por eso el evangelio completo de Jesús es que él y los suyos reinarán en la tierra en el reino de Dios, y que su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día garantizan que esa promesa se hará realidad algún día no muy lejano. Pero este mensaje no es creído o entendido por los “basilefóbicos” de las iglesias de hoy.
EL TÉRMINO BASILEIA EN EL CRISTIANISMO

La discusión de la palabra basileia se remonta desde hace siglos. Eusebio identificó basileia con la monarquía, mientras que Agustín había previsto una fusión de la iglesia y basileia. Tomás Aquino, sin embargo, ignora el concepto y, teniendo en cuenta su importancia en la dialéctica de Jesús, era relativamente poco discutida por los teólogos cristianos hasta Johannes Coceo (1660) y Hermann Samuel Reimarus en el siglo 18, durante lo que se conoce como la “Primera búsqueda” para el Jesús histórico.
La premisa de un Reino es parte integral de los judíos y las escrituras cristianas. La Biblia hebrea (los mismos libros bíblicos como el AT protestante) contiene un conjunto de leyes, conocidos como La Ley, que gobernó la nación de Israel como una teocracia. Las profecías en todo el Antiguo Testamento se refieren a este reino como eterno, revelado más tarde que se cumple por el linaje del rey David. La visión cristiana de Jesús como el Mesías (o Ungido) es más que una religión organizada, ya que se deriva de la creencia hebrea original en un Reino de Dios teocrático.
Jesús asume que su público entiende el fundamento del Reino que se estableció en las Escrituras Hebreas. Cuando Jesús habla del Reino de Dios, él habla del tiempo del cumplimiento de los pactos de Abraham y David. Un tiempo de una tierra restaurada donde los fieles podrán adorar y servir a su Dios para siempre bajo el gobierno de un líder justo de la línea davídica. Esta era la esperanza mesiánica de los profetas de las Escrituras hebreas y fue llevado a cabo y se hizo eco en las palabras de Juan el Bautista, Jesús, Pedro, Pablo y otros en las Escrituras Griegas.
Jesús va a adherir en el tema del mensaje del evangelio esta misma idea del reino. Lucas 4:43 le dice al lector cuál fue el propósito para la venida de Jesús, es decir, el de “predicar el evangelio acerca del Reino.” A continuación, enviará a sus discípulos a hablar este mensaje incluso antes de que se entienda nada de su muerte y resurrección. Comparar Lucas 9:1-6, Mateo 9:35, Mateo 10:7, Mateo 16:21-23, etc La semilla inicial que debe ser sembrada en los corazones de los hombres fue identificada también como la palabra del Reino por Jesús en Mateo 13:19. Taquigrafía para la palabra del reino fue dada en Marcos y la versión de Lucas de la parábola del sembrador como “la palabra” (Marcos 4:14) y “la palabra de Dios” (Lucas 8:11).
Jesús habló a menudo del Reino de Dios como tema de su evangelio, así como el destino de los justos en el final de los días. Las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña muestra que aquellos que siguen las “bienaventuranzas” son premiados con el Reino de Dios / heredar la tierra / comodidad etc. Mateo 19 da cuenta de Jesús igualando términos populares, tales como “vida eterna” y “salvo”, como lo mismo que entrar en el Reino de Dios cuando se establezca en la tierra. Jesús incluso enseñó a sus discípulos a orar: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Algunos creen que esto define el Reino como el momento en que la voluntad de Dios se hará en la tierra como se hace en el cielo. Otros afirman que las dos peticiones están separadas en la oración, dejando el Reino de Dios para ser más que simplemente una perfecta ejecución de la voluntad de Dios en la tierra.
El Reino de Dios como lo declaró Jesús llevaba consigo más de una imagen del lobo y el cordero viviendo juntos y el final de la guerra (ver Isaías 11:1-9). De hecho Jesús utilizada el Reino como la razón por la cual los hombres deben arrepentirse (ver Marcos 1:14-15). Había un buen lado positivo, así como un lado de juicio en este Reino que se comunicó en muchas de las parábolas (por ejemplo: la cizaña y el trigo de Mateo 13 y las ovejas y las cabras de Mateo 25, etc). Pablo y los demás siguen este tema en su predicación del evangelio mismo (Hechos 17:30-31 – Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios es ahora declara al mundo que todas las personas en todas partes se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todas las personas con haberle levantado de los muertos). Cuando ellos hablaban de Jesús que viene a juzgar a los vivos y a los muertos, ellos estaban diciendo lo mismo como que el Reino viene, porque en realidad fue nombrado para ser el Rey del Reino.
La venida del reino de Dios, descrito como juicio, también se describe en el Nuevo Testamento, sobre todo en el libro de Apocalipsis, como una conquista militar sobre los adversarios del Reino. (Véase Apo. 20:7-10). Apocalipsis 21 habla del Reino de Dios en el cielo nuevo después del establecimiento de su reino eterno.
La premisa de un Reino es parte integral de los judíos y las escrituras cristianas. La Biblia hebrea (los mismos libros bíblicos como el AT protestante) contiene un conjunto de leyes, conocidos como La Ley, que gobernó la nación de Israel como una teocracia. Las profecías en todo el Antiguo Testamento se refieren a este reino como eterno, revelado más tarde que se cumple por el linaje del rey David. La visión cristiana de Jesús como el Mesías (o Ungido) es más que una religión organizada, ya que se deriva de la creencia hebrea original en un Reino de Dios teocrático.
Jesús asume que su público entiende el fundamento del Reino que se estableció en las Escrituras Hebreas. Cuando Jesús habla del Reino de Dios, él habla del tiempo del cumplimiento de los pactos de Abraham y David. Un tiempo de una tierra restaurada donde los fieles podrán adorar y servir a su Dios para siempre bajo el gobierno de un líder justo de la línea davídica. Esta era la esperanza mesiánica de los profetas de las Escrituras hebreas y fue llevado a cabo y se hizo eco en las palabras de Juan el Bautista, Jesús, Pedro, Pablo y otros en las Escrituras Griegas.
Jesús va a adherir en el tema del mensaje del evangelio esta misma idea del reino. Lucas 4:43 le dice al lector cuál fue el propósito para la venida de Jesús, es decir, el de “predicar el evangelio acerca del Reino.” A continuación, enviará a sus discípulos a hablar este mensaje incluso antes de que se entienda nada de su muerte y resurrección. Comparar Lucas 9:1-6, Mateo 9:35, Mateo 10:7, Mateo 16:21-23, etc La semilla inicial que debe ser sembrada en los corazones de los hombres fue identificada también como la palabra del Reino por Jesús en Mateo 13:19. Taquigrafía para la palabra del reino fue dada en Marcos y la versión de Lucas de la parábola del sembrador como “la palabra” (Marcos 4:14) y “la palabra de Dios” (Lucas 8:11).
Jesús habló a menudo del Reino de Dios como tema de su evangelio, así como el destino de los justos en el final de los días. Las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña muestra que aquellos que siguen las “bienaventuranzas” son premiados con el Reino de Dios / heredar la tierra / comodidad etc. Mateo 19 da cuenta de Jesús igualando términos populares, tales como “vida eterna” y “salvo”, como lo mismo que entrar en el Reino de Dios cuando se establezca en la tierra. Jesús incluso enseñó a sus discípulos a orar: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Algunos creen que esto define el Reino como el momento en que la voluntad de Dios se hará en la tierra como se hace en el cielo. Otros afirman que las dos peticiones están separadas en la oración, dejando el Reino de Dios para ser más que simplemente una perfecta ejecución de la voluntad de Dios en la tierra.
El Reino de Dios como lo declaró Jesús llevaba consigo más de una imagen del lobo y el cordero viviendo juntos y el final de la guerra (ver Isaías 11:1-9). De hecho Jesús utilizada el Reino como la razón por la cual los hombres deben arrepentirse (ver Marcos 1:14-15). Había un buen lado positivo, así como un lado de juicio en este Reino que se comunicó en muchas de las parábolas (por ejemplo: la cizaña y el trigo de Mateo 13 y las ovejas y las cabras de Mateo 25, etc). Pablo y los demás siguen este tema en su predicación del evangelio mismo (Hechos 17:30-31 – Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios es ahora declara al mundo que todas las personas en todas partes se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todas las personas con haberle levantado de los muertos). Cuando ellos hablaban de Jesús que viene a juzgar a los vivos y a los muertos, ellos estaban diciendo lo mismo como que el Reino viene, porque en realidad fue nombrado para ser el Rey del Reino.
La venida del reino de Dios, descrito como juicio, también se describe en el Nuevo Testamento, sobre todo en el libro de Apocalipsis, como una conquista militar sobre los adversarios del Reino. (Véase Apo. 20:7-10). Apocalipsis 21 habla del Reino de Dios en el cielo nuevo después del establecimiento de su reino eterno.
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