Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Una concepción equivocada
Es sorprendente recibir comentarios de personas sinceras que me dicen: “Pero Ingº Olcese, ¿por qué critica usted a mi Pastor favorito si está salvando a mucha gente del castigo del infierno?” Bueno, ¿Pero están estas personas 100% seguras de que es así como dicen? Veamos lo que nos dice el Señor Jesús con respecto a los falsos maestros: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8, 9). Aquí Jesús cita un pasaje de Isaías donde acusa al pueblo de Dios de estar honrando al Señor sólo de labios y en vano porque estaban enseñando como doctrinas de Dios, mandamientos de hombres. Así que uno debe estar prestando mucha atención a lo que uno cree y enseña y para no terminar siendo desaprobados por Dios y finalmente condenados para siempre (“Hay camino que parece derecho al hombre, Mas su salida son caminos de muerte” Prov.16:25). Por esta razón aquí viene la siguiente pregunta crucial: ¿Está usted seguro de que su querido y amado Pastor está enseñando doctrinas que se encuentran en las Escrituras y que no son simplemente invenciones suyas? Por ejemplo, si su pastor enseña que el Señor quiere que sus seguidores “siembren dinero para cosechar mucho más dinero” ¿puede usted probar que esta enseñanza es una doctrina realmente bíblica?
¿Pobre auto-estima?
Los evangelistas de la prosperidad te dicen que eleves tu “auto estima” y que no te niegues las cosas buenas de la vida: riquezas, lujosos, suntuosidades, relojes finísimos y joyas con finas piedras preciosas como merece todo buen “hijo de Rey”, y un “hermano de Príncipe”. Te dicen que vivir en pobreza es un deshonor y una vergüenza para el cristianismo, pues refleja una iglesia vencida, maldecida e impotente. Realmente es increíble cómo estos evangelistas sátrapas y desvergonzados pueden predicar tamaña mentira y que ésta pueda ser creída por decenas de miles de creyentes sin mayores cuestionamientos, como si fuera una verdad inobjetable del Señor. Realmente hay público para los distintos circos (no, círculos) evangélicos que han caído en el engaño de Satanás, el cual tiene como lema: “Todos estos reinos del mundo te daré si postrado me adorares”. Sí, el diablo está seduciendo a los hombres con un mensaje o evangelio falso que proclama una “prosperidad automática”, y que cautiva o fascina a los frustrados y desposeídos de este mundo, a aquellos que anhelan vehementemente poder disfrutar de las riquezas que este mundo ofrece antes de irse al panteón.
¿100 veces más?
Muchos “creyentes” creen encontrar la evidencia para una prosperidad sin límites cuando Jesús dice: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. En pasajes bíblicos como el de arriba los falsos evangelistas suelen apoyarse para afirmar que uno puede recibir cien veces más ahora, en hijos (wou…¡pobre madre, pues terminará descalcificada!), en madres (¡caracoles!… ¿quién puede tener tantas madres?), en casas (wou…¡cuántos impuestos habrá que pagar por ellas!), con persecuciones (wou…¡es una tortura ser millonario y ser perseguido al mismo tiempo!). Pero si esto hay que tomarlo literalmente, o al pie de la letra, entonces los únicos que pueden recibir 100 veces más en casas, hermanos, hermanas, padre, madre, mujer, hijos o tierras son aquellos que han dejado atrás justamente su casa, a sus hermanos, a sus hermanas, a su padre, a su madre, a sus hijos, a su mujer, y a sus tierras por causa del evangelio. Así que si usted abandona a su esposa por el evangelio, usted recibirá 100 esposas más (¡cuántos musulmanes serían cristianos!), y si usted deja atrás a sus hijos, recibirá 100 hijos más (¡wou, qué responsabilidad!). ¿Pero puede alguien tomar estas palabras de manera literal? Recordemos que este número cien es común en la Biblia, y no debe porqué tomarse siempre literalmente (ver Mateo 18:12,18, Lucas 15:4, Lucas 16:6, Juan 19:39). Además, hay que considerar que acá el Señor está usando una hipérbole, es decir, exagerando o magnificando las cosas para resaltar la importancia que tiene su mensaje o evangelio frente a la familia y a las cosas materiales.
¿Fue Pablo muy bendecido materialmente por causa del evangelio?
¿Pero qué es lo que encontramos en la historia de aquellos insignes primeros cristianos que dejaron todo por el evangelio del reino? Miremos a Pablo. El dijo que fue apartado para el evangelio (del reino) de Jesucristo y por esta causa él sufrió terribles persecuciones…¿pero recibió 100 veces más de lo que dejó atrás? Ciertamente él padeció mucha persecución y tribulación, pero en cuanto a las cosas materiales que dejó atrás, y que en su momento él las consideró valiosas, simplemente él no recibió lo que muchos cristianos del evangelio de la prosperidad esperarían recibir hoy por su “devoción” a Cristo. El libro de los Hechos y las epístolas paulinas nos presentan a un Pablo que pasó por serios apuros, necesidades extremas, hambre y sed, escaseces, desamparo, frío, soledad, etc., y así fue generalmente su existencia como un convertido hasta que fue martirizado en los tiempos del emperador Nerón. Me pregunto: ¿Incumplió el Señor su promesa de bendición multiplicada cuando Pablo lo dejó todo por causa del evangelio? Pues, ¡no aún! Pablo sabía que la venida del Señor Jesús (¡y de su reino glorioso!) traería grandes bendiciones a los santos que jamás fueron imaginadas por hombre alguno (2 Tim. 4:8, 1 Cor. 2:9), y como Juan, Pablo sabía que el Señor Jesús recibiría muchas riquezas en su reino, las cuales serían co-heredadas por todos los santos glorificados (Apo. 5:12; Daniel 7:13,14).
Riquezas: ¿Bendición o Maldición?
Hermanos, no se esperancen en las riquezas prometidas para hoy por aquellos predicadores mentecatos vestidos de ovejas que les dicen que si “siembran” fielmente su “semilla”, recibirán cien veces más hoy, pues Jesús, al contrario de ellos, nos enseña a no poner nuestra confianza en las riquezas que vienen y van, y que son muy peligrosas (Mat. 13:22, Mar.4:19, Luc. 8:14). Y así como un buen padre de familia sabe a qué hijo darle más propina y a quien menos, así el Padre celestial sabe a qué hijo darle más cosas materiales y a quién menos, porque Él los conoce muy bien y no desea que se pierdan en el mundo a causa del dinero.
Debemos reconocer que no todos serán igualmente “bendecidos” en este mundo que fenece. El dinero, recuérdese, puede ser una bendición si se tiene lo suficiente, pero puede volverse una verdadera maldición o pesadilla si se tiene en demasía. Mi experiencia me dice que muchos terminan perdiéndose en sus riquezas y nunca logran recuperarse por completo. Salomón le pidió a Dios sabiduría antes que riquezas, y en cuanto a éstas, él Le pidió lo necesario, es decir, ni mucho como para que se olvidara de Él, ni poco como para que renegara de Él.
¿El Cordero o su Lana?
Sinceramente me pregunto si este tipo de “conversos” se están acercando al cordero de Dios con un corazón sincero o simplemente por la “lana” que pueden obtener de él. Hay pues que diferenciar los motivos que nos mueven a buscar al Señor. ¿Es acaso porque tenemos hambre y sed de justicia, y porque deseamos vivir en armonía con el Señor y sus mandamientos? ¿O será más bien que lo que buscamos es que Dios sea nuestro “aladino” y que nos concede nuestro deseo de ser ricos y poderosos porque nos han contado por allí que si creemos en su evangelio de la prosperidad nos volveremos ricos e importantes en este mundo decadente? Así que hágase una introspección y pregúntese qué es lo que lo motiva a asistir a esos cultos que promueven reiteradamente “la siembra de la semilla”, “la mejora de la auto-estima”, “el éxito material”, y otras peroratas motivacionales que de bíblicas no tienen nada. ¿Está usted acaso buscando sinceramente ser salvo de su miseria espiritual presente, o simplemente está buscando una bonanza económica automática y milagrosa para usted y los suyos para esta vida? Recordemos que sólo hay un evangelio salvador, y ése es el evangelio del reino (Gál. 1:6-9, Marcos 1:1,14,15). Si usted no cree en el evangelio del reino, sino en otro evangelio, entonces ni usted, ni su pastor, se salvarán (Romanos 1:16).
“Siempre Tendréis pobres entre vosotros”
Jesús contradice a los falsos evangelistas de la prosperidad material diciendo que siempre tendremos pobres entre nosotros. He aquí sus palabras: “Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis” (Juan 12:8). Imaginemos por un instante que todos los creyentes fueran ricos y prósperos, ¿cómo podríamos demostrarles a nuestros hermanos que somos solidarios y desprendidos con nuestras riquezas si ellos son tan ricos como nosotros? Una regular cantidad de hermanos tendrán que seguir siendo pobres para que los creyentes más pudientes puedan actuar caritativamente con ellos. Las Escrituras nos mandan a demostrar nuestro amor cristiano comenzando con los de la fe (ver Gál. 6:10; 1 Tim. 6:17,18). Esto, obviamente, nos indica que no todos los de la fe tendrían igual prosperidad. A los que más tienen se les manda a compartir de lo suyo con los menos afortunados o con los que no tienen nada. Ese es el plan de Dios para con sus hijos. El desea que seamos hospitalarios, solidarios, y filántropos en pro de nuestros hermanos en la fe y aun para los no conversos. Nosotros sólo somos mayordomos de las riquezas de Dios, las cuales nos fueron confiadas para distribuirlas sabiamente entre los necesitados. No tiene sentido que una persona retenga una enorme fortuna que nunca podrá disfrutar, ni aún sus biznietos, cuando en realidad hay muchos ahora que padecen necesidad extrema. Es realmente ofensivo que pocos tengan muchísimo, y muchos tengan muy poco o nada. La avaricia es realmente un pecado, y todos aquellos que la alimentan con sus predicas trucadas de una prosperidad automática en abundancia darán cuenta al Señor por esto, pues el llamado “evangelio de la prosperidad” no es la “fórmula” establecida por Él para que los pobres dejen de serlo.
La participación de sus padecimientos
En Fil 3:10 Pablo dijo participar de los padecimientos de Jesús. Sin duda Jesús no vivió como un rey mientras estuvo en la tierra, y todos sabemos cómo sufrió él por causa del evangelio. Sabemos que Jesús ni siquiera tuvo una casa fija y propia para vivir cómodamente. Me pregunto: ¿Estamos dispuestos nosotros a participar de esos padecimientos y limitaciones de Cristo? ¿Lograríamos ese cometido si en realidad el mismo Señor nos diera abundantes riquezas materiales y poder en este mundo malvado? ¿Realmente predicó Pablo doctrinas motivacionales para elevar la autoestima, y promover el éxito material de la iglesia? Pues, no. En Hechos leemos lo que hacía Pablo en sus viajes misioneros: “Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). Nótese que Pablo animaba a los creyentes, es decir, les levantaba la moral, exhortándoles, ¿a qué? ¿Acaso a buscar la excelencia o lo mejor de este mundo? Nooooo!!! Sino más bien a permanecer en la fe y a soportar las muchas tribulaciones, para que de esta manera puedan entrar en el reino de Dios. Así es que es a través de los padecimientos o tribulaciones cómo podemos entrar en el reino de Dios. Sin ellos no tendríamos merecido el ingreso en el glorioso reino de Cristo. Pero muchos cristianos hoy no están dispuestos a padecer por Cristo para heredar su reino. Ellos quieren vivir ahora mismo su reino en la tierra con lujos y en abundancia, sin padecimientos ni angustias que experimentar. ¿Podrán éstos realmente entrar en la vida eterna que significa el reino de Dios? Imposible!!! Así que ya saben lo que les espera a sus predicadores favoritos y a sus acólitos que abrazan y difunden el evangelio falso de la prosperidad. ¿¿¿Estará usted entre estos maestros del engaño??? Espero que no.
Mi misión como apologista
Aunque muchos me acusen de todo, lo cierto es que los predicadores del evangelio de la prosperidad están conduciendo a cientos de miles de personas hacia su condenación eterna. Y es que el evangelio que predican es un evangelio diabólico con apariencia de verdad y bendición. Es un mensaje bien pensado para atrapar a los ingenuos que desconocen totalmente las Escrituras. Pero aquellos que se toman el tiempo para estudiar la Biblia con oración y ayuno logran descubrir fácilmente que esa doctrina de la prosperidad tiene de todo menos de bíblica. Si continúan perdurando los “cristianos- pichones” que sólo abren sus bocas para ser alimentadas con carroña por unos verdaderos buitres del evangelio, sin preocuparse por lo que digieren, entonces terminarán espiritualmente enfermos y sin una verdadera dicha y esperanza para sus vidas. Es ahora de retomar el único evangelio Salvador que es la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesús (Hechos 8:12). Si otros evangelios son predicados y no corresponden con éste, entonces debemos descartarlos, sin demora, como espurios, al mismo tiempo que reprendemos a los que los difunden, sin temor y sin demora alguna.
Esta es mi tarea como apologista.
Dios los bendiga,
Mario A Olcese (Apologista)
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viernes, 7 de noviembre de 2008
jueves, 6 de noviembre de 2008
ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE EL REINO DE DIOS Y LA IGLESIA
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Muchas iglesias Cristianas confunden el Reino de Dios con la iglesia de Cristo sin percatarse de que existen diferencias sustanciales entre ambas entidades.
1.- El Reino de Dios es universal, en tanto que la Iglesia es local.
2.- El Reino de Dios es uno, singular, en tanto que la Iglesia puede ser pluralizada (ejm: las Iglesias de Dios, o Iglesias de Cristo, Rom. 16:16).
3.- En el Reino de Dios todos los miembros son salvos para siempre, en tanto que en la Iglesia de Cristo no todos los que son miembros serán salvos.
4.- En el Reino de Dios no se ejercerá la disciplina, en cambio en la iglesia de Cristo sí.
5.- El Reino de Dios es una teocracia (Isa. 32:1, Dan 4:17), en cambio la iglesia de Cristo es una democracia (Hechos 6:5).
6.- Del Reino de Dios no se dice que tiene Maestros, Pastores, o diáconos, pero en la Iglesia de Cristo sí se dice que los hay (Efe. 4:4).
7.- En el Reino de Dios no hay ordenanzas, en cambio en la Iglesia de Cristo sí (el bautismo, la comunión, el matrimonio, oraciones etc).
8.- En el Reino de Dios la membresía es permanente, en cambio en la Iglesia de Cristo no (Hechos 15:24, 1 Juan 2:19).
9.- La iglesia de Cristo predica el Reino de Dios (Mateo 24:14), pero el Reino de Dios nunca predica la iglesia.
10.-Al reino de Dios se ingresa con cuerpos inmortales (1 Cor. 15:50), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa con cuerpos mortales.
11.-Al Reino de Dios ingresan los maduros espirituales (2 Ped. 1:5-11), en cambio a la iglesia ingresan los niños espirituales que serán perfeccionados por sus pastores y maestros (Efe 4:4; 1 Ped.2:2; Heb. 5:13).
12.-Al Reino de Dios se ingresa después de haber soportado muchas tribulaciones (Hechos 14:22), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa para empezar a sufrir muchas tribulaciones (Juan 16:33).
13.- El Reino de Dios es una institución que se heredará en el futuro (Santiago 2:5; Mateo 25:31,34), en cambio la Iglesia es una institución en la que ya pertenece el Creyente.
14.- El Reino de Dios es algo que se requiere pedir que venga (Mateo 6:10), en cambio la Iglesia de Cristo ya está acá (Hechos 2:47;1 Cor.1:2).
15.- El Reino de Dios existía en los tiempos de David (1 Crón. 28:5), en cambio la iglesia de Cristo comenzó con Cristo (Mat.16:16-18)
16.- El Reino de Dios es de Israel (Hechos 1:3,6), en cambio la Iglesia lo componen los de la fe (Judíos y gentiles por igual).
17.- El Reino de Dios se restaurará (Hechos 1:6), en cambio la Iglesia de Cristo se edifica (Mateo 16:16-18).
18.- El Padre le da a la iglesia de Cristo el Reino de Dios (Lucas 12:32), pero nunca se dice que el Padre le da al Reino de Dios la Iglesia de Cristo.
19.- A la Iglesia de Cristo entran los pecadores e indignos (Mat. 9:13), en cambio al Reino de Dios entran sólo los santos y dignos (2 Tes. 1:5,11; Apo. 3:4).
20.- A La Iglesia de Cristo pueden verla los pecadores impenitentes, en cambio el Reino de Dios sólo será visto por los renacidos (Juan 3:3,5).
21.- Muchos ricos pueden entrar a la Iglesia de Cristo, pero al Reino de Dios difícilmente entrará un rico (Mat. 19:23).
22.- El Reino de Dios no viene con advertencia (Lc. 17:20), pero la Iglesia de Cristo sí vino con advertencia, cuando ésta se funda en Pentecostés con el anuncio de la venida del Espíritu Santo a los pocos días de ser proclamada (Hechos 1:5,8).
23.- El Reino de Dios le fue concedido a Cristo en el cielo (Lucas 19:11,12), pero la Iglesia de Cristo le fue otorgada a Cristo en la tierra.
24.- Del Reino de Dios se dice que es eterno (2 Ped. 1:11), en cambio de la iglesia de Cristo no se dice que lo es.
25.- El Reino de Dios tiene tronos (Sal. 122:5), en cambio la Iglesia de Cristo, no.
26.- Al Reino de Dios se le llama ‘el Evangelio’ (Mateo 24:14), pero a la Iglesia de Cristo nunca se la denomina ‘el evangelio’.
27.- Al Reino de Dios hay que buscarlo o anhelarlo primero (Mateo 6:33), en cambio la Iglesia de Dios está en todas partes del planeta, y nunca se nos manda a buscarla o anhelarla.
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Muchas iglesias Cristianas confunden el Reino de Dios con la iglesia de Cristo sin percatarse de que existen diferencias sustanciales entre ambas entidades.
1.- El Reino de Dios es universal, en tanto que la Iglesia es local.
2.- El Reino de Dios es uno, singular, en tanto que la Iglesia puede ser pluralizada (ejm: las Iglesias de Dios, o Iglesias de Cristo, Rom. 16:16).
3.- En el Reino de Dios todos los miembros son salvos para siempre, en tanto que en la Iglesia de Cristo no todos los que son miembros serán salvos.
4.- En el Reino de Dios no se ejercerá la disciplina, en cambio en la iglesia de Cristo sí.
5.- El Reino de Dios es una teocracia (Isa. 32:1, Dan 4:17), en cambio la iglesia de Cristo es una democracia (Hechos 6:5).
6.- Del Reino de Dios no se dice que tiene Maestros, Pastores, o diáconos, pero en la Iglesia de Cristo sí se dice que los hay (Efe. 4:4).
7.- En el Reino de Dios no hay ordenanzas, en cambio en la Iglesia de Cristo sí (el bautismo, la comunión, el matrimonio, oraciones etc).
8.- En el Reino de Dios la membresía es permanente, en cambio en la Iglesia de Cristo no (Hechos 15:24, 1 Juan 2:19).
9.- La iglesia de Cristo predica el Reino de Dios (Mateo 24:14), pero el Reino de Dios nunca predica la iglesia.
10.-Al reino de Dios se ingresa con cuerpos inmortales (1 Cor. 15:50), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa con cuerpos mortales.
11.-Al Reino de Dios ingresan los maduros espirituales (2 Ped. 1:5-11), en cambio a la iglesia ingresan los niños espirituales que serán perfeccionados por sus pastores y maestros (Efe 4:4; 1 Ped.2:2; Heb. 5:13).
12.-Al Reino de Dios se ingresa después de haber soportado muchas tribulaciones (Hechos 14:22), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa para empezar a sufrir muchas tribulaciones (Juan 16:33).
13.- El Reino de Dios es una institución que se heredará en el futuro (Santiago 2:5; Mateo 25:31,34), en cambio la Iglesia es una institución en la que ya pertenece el Creyente.
14.- El Reino de Dios es algo que se requiere pedir que venga (Mateo 6:10), en cambio la Iglesia de Cristo ya está acá (Hechos 2:47;1 Cor.1:2).
15.- El Reino de Dios existía en los tiempos de David (1 Crón. 28:5), en cambio la iglesia de Cristo comenzó con Cristo (Mat.16:16-18)
16.- El Reino de Dios es de Israel (Hechos 1:3,6), en cambio la Iglesia lo componen los de la fe (Judíos y gentiles por igual).
17.- El Reino de Dios se restaurará (Hechos 1:6), en cambio la Iglesia de Cristo se edifica (Mateo 16:16-18).
18.- El Padre le da a la iglesia de Cristo el Reino de Dios (Lucas 12:32), pero nunca se dice que el Padre le da al Reino de Dios la Iglesia de Cristo.
19.- A la Iglesia de Cristo entran los pecadores e indignos (Mat. 9:13), en cambio al Reino de Dios entran sólo los santos y dignos (2 Tes. 1:5,11; Apo. 3:4).
20.- A La Iglesia de Cristo pueden verla los pecadores impenitentes, en cambio el Reino de Dios sólo será visto por los renacidos (Juan 3:3,5).
21.- Muchos ricos pueden entrar a la Iglesia de Cristo, pero al Reino de Dios difícilmente entrará un rico (Mat. 19:23).
22.- El Reino de Dios no viene con advertencia (Lc. 17:20), pero la Iglesia de Cristo sí vino con advertencia, cuando ésta se funda en Pentecostés con el anuncio de la venida del Espíritu Santo a los pocos días de ser proclamada (Hechos 1:5,8).
23.- El Reino de Dios le fue concedido a Cristo en el cielo (Lucas 19:11,12), pero la Iglesia de Cristo le fue otorgada a Cristo en la tierra.
24.- Del Reino de Dios se dice que es eterno (2 Ped. 1:11), en cambio de la iglesia de Cristo no se dice que lo es.
25.- El Reino de Dios tiene tronos (Sal. 122:5), en cambio la Iglesia de Cristo, no.
26.- Al Reino de Dios se le llama ‘el Evangelio’ (Mateo 24:14), pero a la Iglesia de Cristo nunca se la denomina ‘el evangelio’.
27.- Al Reino de Dios hay que buscarlo o anhelarlo primero (Mateo 6:33), en cambio la Iglesia de Dios está en todas partes del planeta, y nunca se nos manda a buscarla o anhelarla.
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miércoles, 5 de noviembre de 2008
¿FUE REALMENTE JESUCRISTO HIJO DE DAVID?
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Es lamentable que miles de teólogos llenos de prejuicios no se den cuenta que Jesucristo ES HIJO DE DAVID. El evangelista Mateo empieza su sinóptico diciendo que Jesucristo es "hijo de David, hijo de Abraham" (1:1). Normalmente nadie comienza una biografía diciendo de quién es hijo su personaje central, pero en el caso de Jesús el autor sienta las bases del origen de su personaje central, Jesucristo---¿por qué?¿Qué importancia tendría que Jesús fuera del linaje de David (o de Abraham), un ancestro suyo que vivió casi mil años antes que él? Generalmente uno dice que es hijo de su progenitor. Yo soy hijo de mi Padre llamado Aldo, no de mi abuelo o mi bisabuelo. Pero en el caso de Jesús hay una razón muy importante, y es la de destacar su origen noble y real. Es decir, está destacando que Jesucristo tendría el derecho de ser un heredero del reino davídico si éste existiese nuevamente en Jerusalén como en tiempos pasados.
¿PREDICÓ ÚNICAMENTE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE CRISTO EL GRAN APÓSTOL PABLO?
Muchos "Cristianos" prejuiciados no han leído bien todo lo que tiene que decirnos Romanos 1:1-5. Estos versos nos dicen lo siguiente:
"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio, que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de su Hijo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor a su nombre.”
Pues bien, aquí tenemos el evangelio completo del apóstol Pablo el cual es pasado por alto por muchos creyentes sinceros, pero que aún están prejuiciados por la tradición Católica. En primer término el evangelio es acerca del Hijo de Dios. ¿Y qué involucra esto?¿Acaso que Jesús es el evangelio como muchos suponen? No lo creemos así porque la Biblia dice que Jesús vino a predicar el evangelio del reino de Dios…¡y el reino no es Jesucristo, sino el Rey del reino! Pero sigamos la línea de la exposición de Pablo. El dice que ese evangelio acerca de su Hijo consiste en que Jesucristo era del linaje de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios, por su resurrección. De modo que Pablo anuncia que Cristo es hijo de David según la carne y que Dios lo resucitó y lo constituyó en su Hijo---El Hijo de Dios. Aquí Cristo es claramente declarado Hijo de Dios, título que tiene una clara connotación Mesiánica. ¿Cómo lo sabemos?. Sólo basta con leer el famoso Salmo 2:7-9, donde dice que Dios engendró a Cristo para ser su hijo y heredero de las naciones: “Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme y yo te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro, como vasija de alfarero los desmenuzarás” (Ver también Apo. 12:5; 19:15). Es decir, al alcanzar Jesús su justa resurrección, Dios lo constituyó en un hijo mesiánico engendrado para ser el rey del reino de David, su padre. Es por eso que Pablo hace hincapié en primer lugar que Cristo es del linaje de David, para luego pasar a decir que él es el que regirá a las naciones como rey ungido o Cristo (=hijo de Dios), tal como lo fue su padre David, Salomón y los demás reyes davídicos ungidos. Esta sorprendente verdad no es comprendida por muchos que se llaman “Cristianos” o “mesiánicos”. Dicen ser Mesiánicos (=cristianos) pero no entienden que Jesús es el hijo de Dios, el Cristo nombrado para sentarse en el reino de David, el cual es llamado el reino de Dios (en 1 Cró. 28:5).
De modo que resumiendo lo dicho hasta acá, el evangelio de Pablo era que Cristo era del linaje del rey David, y que Dios lo engendró como hijo mesiánico por su resurrección de entre los muertos. Este hijo mesiánico restaurará el reino davídico y tomará el control del nuevo mundo, o llamado por algunos burlones “el maravilloso mundo de mañana”. De modo que los que dicen que Pablo jamás predicó el reino de David por restaurarse están mintiendo y propagando las mentiras satánicas de un reino espiritual o iglesia, o un reino en el “corazón del creyente”. Y es que éstos incautos no saben que están oscureciendo el evangelio de la gloria (y reino) de nuestro Señor Jesucristo (2 Cor. 4:4).
El mismo Jesucristo hace la pregunta crucial. ¿Quién decís que soy yo? Y Pedro da con el punto y dice acertadamente: “tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 16:16). Sin duda Jesús aprobó tal confesión de Pedro diciéndole que Dios se lo había revelado y no los hombres (v. 17). Pedro supo que Jesús era el cumplimiento del salmo 2:6-8 como el verdadero Mesías de Israel, el rey del reino davídico.
Desgraciadamente existen aún indoctos que no entienden que si bien es cierto que Pablo predicaba la resurrección de Cristo, lo hacía para señalar que esa resurrección lo constituía a Jesús como el heredero del reino davídico y en consecuencia, como el futuro amo del mundo venidero en el reino de David (= reino de Dios). En realidad, según se desprende de Romanos 1:1-5, el evangelio de Pablo era integral, y mostraba la verdad de las buenas noticias que Cristo resucitó para convertirse en el futuro rey mesiánico en la tierra. Su evangelio fue que Cristo resucitó de entre los muertos para justificarnos y hacernos copartícipes de su glorioso reino en la tierra cuando tome el trono de David su padre en Jerusalén. Esta verdad ha sido oscurecida por Satán, quien sabe que muy pronto el Mesías, el hijo de Dios, y heredero del trono de David, lo depondrá para inaugurar el reino davídico que por el momento está suspendido por un decreto divino, según Ezequiel 21:25-27, pero que será restaurado definitivamente con el retorno del rey glorioso desde los cielos (Mateo 25:31,34; Hechos 1:3,6,7).
¿SÓLO A LOS ROMANOS PREDICÓ PABLO EL EVANGELIO?
En Tesalónica Pablo anunció a los Judíos que Jesús era el Cristo. Dice así Hechos 17:2,3: “Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que Cristo padeciese y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo”. Así que acá vemos algo similar a lo que él enseñó a los romanos. El les dijo a los Judíos de Tesalónica que Cristo murió y resucitó, pero además les declaró que Jesús era el Cristo, o sea, el Mesías, el hijo de Dios. El les estaba diciendo que por la resurrección Dios había hecho a Jesús Cristo, el hijo de Dios, el heredero del reino de David. Pero muchos aún no entienden qué es lo que significa “Cristo”. Piensan que es un nombre o el apellido de Jesús (Jesús Cristo), y no saben que es UN TITULO…un título dinástico. Cristo es el equivalente Hebreo “Mashiaj” que significa Ungido. Y un ungido en el Antiguo Testamento era aquel que había recibido el óleo sagrado en su frente para ser nombrado rey de Israel. David fue ungido, Salomón fue ungido, y así sucesivamente. Y Jesús fue igualmente proclamado Cristo (ungido) en su bautismo y sellado con su resurrección de entre los muertos (Hechos 2:24,30,35).
Pero sigamos con Hechos 17 el cual estamos examinando. Los versos 4 dice que algunos de ellos (Judíos) creyeron, y también de entre los Griegos, un buen número de ellos. El verso 5 nos dice que los Judíos que no creyeron, por celos, alborotaron la ciudad diciendo, según el verso 6 que los creyentes del evangelio de Pablo contravenían los decretos del César, ¿por qué? Porque el evangelio de Pablo decía que había otro rey, llamado Jesús (v.7). De modo que se hace claro que al predicar Pablo el evangelio de que Jesús era el Cristo resucitado, lo que predicaba era que Jesús era un rey, un rey que tomaría su poder en el mundo y que desestabilizaría los reinos temporales y los dominaría con vara de hierro. Es por eso que los Judíos incrédulos aprovecharon la ocasión para acusar a Pablo y sus seguidores de ser unos sediciosos, unos revolucionarios predicadores de un nuevo gobierno en la tierra que pondría en jaque a los imperios del mundo. Pues si el evangelio era sólo un mensaje espiritual e inofensivo, ¿cómo podría haber sido una amenaza para César?¿Cómo le hubiera perjudicado a César saber que unos “locos” fanáticos predicaban la resurrección de un hombre?¿Acaso no habría oído César de la resurrección de Lázaro mucho antes? Esas noticias no amenazaban su imperio, pero sí un nuevo imperio que lo depondría a él. Por eso Pablo dice en Hechos 28:20 que él está en cadenas, perseguido, maltratado, golpeado, por causa de la esperanza de Israel, que era la esperanza del Reino de David (Marcos 11:10; 15:43).
Y Finalmente, Pablo repite la misma predicación tanto en Corinto (Hechos 18:5) y en la ciudad de Efeso diciendo que Jesús era el Cristo (Hechos 18:28).
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Es lamentable que miles de teólogos llenos de prejuicios no se den cuenta que Jesucristo ES HIJO DE DAVID. El evangelista Mateo empieza su sinóptico diciendo que Jesucristo es "hijo de David, hijo de Abraham" (1:1). Normalmente nadie comienza una biografía diciendo de quién es hijo su personaje central, pero en el caso de Jesús el autor sienta las bases del origen de su personaje central, Jesucristo---¿por qué?¿Qué importancia tendría que Jesús fuera del linaje de David (o de Abraham), un ancestro suyo que vivió casi mil años antes que él? Generalmente uno dice que es hijo de su progenitor. Yo soy hijo de mi Padre llamado Aldo, no de mi abuelo o mi bisabuelo. Pero en el caso de Jesús hay una razón muy importante, y es la de destacar su origen noble y real. Es decir, está destacando que Jesucristo tendría el derecho de ser un heredero del reino davídico si éste existiese nuevamente en Jerusalén como en tiempos pasados.
¿PREDICÓ ÚNICAMENTE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE CRISTO EL GRAN APÓSTOL PABLO?
Muchos "Cristianos" prejuiciados no han leído bien todo lo que tiene que decirnos Romanos 1:1-5. Estos versos nos dicen lo siguiente:
"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio, que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de su Hijo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor a su nombre.”
Pues bien, aquí tenemos el evangelio completo del apóstol Pablo el cual es pasado por alto por muchos creyentes sinceros, pero que aún están prejuiciados por la tradición Católica. En primer término el evangelio es acerca del Hijo de Dios. ¿Y qué involucra esto?¿Acaso que Jesús es el evangelio como muchos suponen? No lo creemos así porque la Biblia dice que Jesús vino a predicar el evangelio del reino de Dios…¡y el reino no es Jesucristo, sino el Rey del reino! Pero sigamos la línea de la exposición de Pablo. El dice que ese evangelio acerca de su Hijo consiste en que Jesucristo era del linaje de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios, por su resurrección. De modo que Pablo anuncia que Cristo es hijo de David según la carne y que Dios lo resucitó y lo constituyó en su Hijo---El Hijo de Dios. Aquí Cristo es claramente declarado Hijo de Dios, título que tiene una clara connotación Mesiánica. ¿Cómo lo sabemos?. Sólo basta con leer el famoso Salmo 2:7-9, donde dice que Dios engendró a Cristo para ser su hijo y heredero de las naciones: “Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme y yo te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro, como vasija de alfarero los desmenuzarás” (Ver también Apo. 12:5; 19:15). Es decir, al alcanzar Jesús su justa resurrección, Dios lo constituyó en un hijo mesiánico engendrado para ser el rey del reino de David, su padre. Es por eso que Pablo hace hincapié en primer lugar que Cristo es del linaje de David, para luego pasar a decir que él es el que regirá a las naciones como rey ungido o Cristo (=hijo de Dios), tal como lo fue su padre David, Salomón y los demás reyes davídicos ungidos. Esta sorprendente verdad no es comprendida por muchos que se llaman “Cristianos” o “mesiánicos”. Dicen ser Mesiánicos (=cristianos) pero no entienden que Jesús es el hijo de Dios, el Cristo nombrado para sentarse en el reino de David, el cual es llamado el reino de Dios (en 1 Cró. 28:5).
De modo que resumiendo lo dicho hasta acá, el evangelio de Pablo era que Cristo era del linaje del rey David, y que Dios lo engendró como hijo mesiánico por su resurrección de entre los muertos. Este hijo mesiánico restaurará el reino davídico y tomará el control del nuevo mundo, o llamado por algunos burlones “el maravilloso mundo de mañana”. De modo que los que dicen que Pablo jamás predicó el reino de David por restaurarse están mintiendo y propagando las mentiras satánicas de un reino espiritual o iglesia, o un reino en el “corazón del creyente”. Y es que éstos incautos no saben que están oscureciendo el evangelio de la gloria (y reino) de nuestro Señor Jesucristo (2 Cor. 4:4).
El mismo Jesucristo hace la pregunta crucial. ¿Quién decís que soy yo? Y Pedro da con el punto y dice acertadamente: “tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 16:16). Sin duda Jesús aprobó tal confesión de Pedro diciéndole que Dios se lo había revelado y no los hombres (v. 17). Pedro supo que Jesús era el cumplimiento del salmo 2:6-8 como el verdadero Mesías de Israel, el rey del reino davídico.
Desgraciadamente existen aún indoctos que no entienden que si bien es cierto que Pablo predicaba la resurrección de Cristo, lo hacía para señalar que esa resurrección lo constituía a Jesús como el heredero del reino davídico y en consecuencia, como el futuro amo del mundo venidero en el reino de David (= reino de Dios). En realidad, según se desprende de Romanos 1:1-5, el evangelio de Pablo era integral, y mostraba la verdad de las buenas noticias que Cristo resucitó para convertirse en el futuro rey mesiánico en la tierra. Su evangelio fue que Cristo resucitó de entre los muertos para justificarnos y hacernos copartícipes de su glorioso reino en la tierra cuando tome el trono de David su padre en Jerusalén. Esta verdad ha sido oscurecida por Satán, quien sabe que muy pronto el Mesías, el hijo de Dios, y heredero del trono de David, lo depondrá para inaugurar el reino davídico que por el momento está suspendido por un decreto divino, según Ezequiel 21:25-27, pero que será restaurado definitivamente con el retorno del rey glorioso desde los cielos (Mateo 25:31,34; Hechos 1:3,6,7).
¿SÓLO A LOS ROMANOS PREDICÓ PABLO EL EVANGELIO?
En Tesalónica Pablo anunció a los Judíos que Jesús era el Cristo. Dice así Hechos 17:2,3: “Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que Cristo padeciese y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo”. Así que acá vemos algo similar a lo que él enseñó a los romanos. El les dijo a los Judíos de Tesalónica que Cristo murió y resucitó, pero además les declaró que Jesús era el Cristo, o sea, el Mesías, el hijo de Dios. El les estaba diciendo que por la resurrección Dios había hecho a Jesús Cristo, el hijo de Dios, el heredero del reino de David. Pero muchos aún no entienden qué es lo que significa “Cristo”. Piensan que es un nombre o el apellido de Jesús (Jesús Cristo), y no saben que es UN TITULO…un título dinástico. Cristo es el equivalente Hebreo “Mashiaj” que significa Ungido. Y un ungido en el Antiguo Testamento era aquel que había recibido el óleo sagrado en su frente para ser nombrado rey de Israel. David fue ungido, Salomón fue ungido, y así sucesivamente. Y Jesús fue igualmente proclamado Cristo (ungido) en su bautismo y sellado con su resurrección de entre los muertos (Hechos 2:24,30,35).
Pero sigamos con Hechos 17 el cual estamos examinando. Los versos 4 dice que algunos de ellos (Judíos) creyeron, y también de entre los Griegos, un buen número de ellos. El verso 5 nos dice que los Judíos que no creyeron, por celos, alborotaron la ciudad diciendo, según el verso 6 que los creyentes del evangelio de Pablo contravenían los decretos del César, ¿por qué? Porque el evangelio de Pablo decía que había otro rey, llamado Jesús (v.7). De modo que se hace claro que al predicar Pablo el evangelio de que Jesús era el Cristo resucitado, lo que predicaba era que Jesús era un rey, un rey que tomaría su poder en el mundo y que desestabilizaría los reinos temporales y los dominaría con vara de hierro. Es por eso que los Judíos incrédulos aprovecharon la ocasión para acusar a Pablo y sus seguidores de ser unos sediciosos, unos revolucionarios predicadores de un nuevo gobierno en la tierra que pondría en jaque a los imperios del mundo. Pues si el evangelio era sólo un mensaje espiritual e inofensivo, ¿cómo podría haber sido una amenaza para César?¿Cómo le hubiera perjudicado a César saber que unos “locos” fanáticos predicaban la resurrección de un hombre?¿Acaso no habría oído César de la resurrección de Lázaro mucho antes? Esas noticias no amenazaban su imperio, pero sí un nuevo imperio que lo depondría a él. Por eso Pablo dice en Hechos 28:20 que él está en cadenas, perseguido, maltratado, golpeado, por causa de la esperanza de Israel, que era la esperanza del Reino de David (Marcos 11:10; 15:43).
Y Finalmente, Pablo repite la misma predicación tanto en Corinto (Hechos 18:5) y en la ciudad de Efeso diciendo que Jesús era el Cristo (Hechos 18:28).
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CÓMO EL GNOSTICISMO INFLUYÓ SOBRE EL CRISTIANISMO
"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas" (Col. 2:8).
La herejía de los Colosenses era una mezcolanza del judaísmo y el gnosticismo incipiente que enseñaba que la salvación es por medio del conocimiento, no del evangelio puro, sino de ciertos misterios inventados por los hombres ("su filosofía y vanas sutilezas", 2:8).
El término gnósticos significa los que conocen.
A. Algunas creencias del gnosticismo (había muchas diferencias entre los gnósticos):
1. Que había dos Dioses: un Dios inferior llamado Demiurgo, el Dios del Antiguo
Testamento que creó el universo, y un Dios superior (el Ser Supremo) que ofreció salvación al mundo. Algunos decían que el Dios del Nuevo Testamento era el Ser Supremo, pero otros decían que aun el Dios del Nuevo Testamento era inferior al Ser Supremo. La literatura judaica producida unos dos siglos antes de Cristo enfatizaba la absoluta majestad y soberanía del Dios Supremo sobre el mundo y la existencia de seres intermediarios entre el Ser Supremo y la humanidad y, por eso, la aceptación de conceptos no bíblicos de la creación. Los gnósticos escribieron sus propios libros acerca de la creación, como también otros "evangelios" y otras epístolas. Los series intermediarios o emanaciones se llamaban la pleroma. Se decía que Cristo era uno de estas emanaciones, que aunque fuera una de las más altas, o la más alta, no era única, sino simplemente una emanación del Ser Supremo. La más baja de las emanaciones se llamaba Demiurgo o Creador. Por lo tanto, enseñaban que el Padre de Jesucristo, el Dios de los cristianos, era muy inferior al Dios Supremo, y que las Escrituras del Dios de los cristianos eran inferiores a la revelación (la gnosis) del Ser Supremo.
2. Los gnósticos creían que había dos fuerzas eternas, el bien y el mal (esta filosofía se llama el dualismo), y que la fuerza del mal creó el universo. Enseñaban que el pecado no existía en el corazón, sino en la materia o el cuerpo. Para ellos la redención era la liberación del espíritu del cuerpo material. La resurrección del cuerpo era enfáticamente negada. La salvación venía por medio del conocimiento (gnosis) impartido por el Redentor. La humillación del redentor consistía en dejar el mundo de luz para bajar a nuestro mundo para recoger los espíritus encarnados o atados en la materia.
3. Creían que este redentor no podía tener un verdadero cuerpo (1 Jn. 4:1-3). Que "el Verbo fue hecho carne" tenía que ser "explicado" para que significara otra cosa. Esto fue hecho de distintas maneras: (1) que Cristo tenía un cuerpo fantasmal (que cuando caminaba, no dejaba huellas), que en realidad no nació, y que no sufrió en la cruz; (2) que Jesús sí era un ser humano ordinario sobre el cual el divino Cristo vino en el bautismo y del cual salió antes de la crucifixión; o (3) se hacía una distinción entre un Cristo celestial y un Cristo terrenal.
4. Los gnósticos tenían varios sacramentos: (1) bautismo en agua; (2) bautismo por el Espíritu; (3) bautismo por fuego; (4) ungimiento con aceite; (5) una cena, etc.
B. La influencia del gnosticismo sobre el cristianismo fue muy grande, porque la iglesia adoptaba sus formas externas: (1) usaba sus formas de pensamiento; (2) usaba su nomenclatura (o vocabulario); (3) reconocían (a su modo) a Cristo como el Salvador del mundo; (4) imitaban los sacramentos de la iglesia (apóstata); (5) profesaban ser una revelación esotérica (secreta) de Cristo y los apóstoles; (6) producían un número de libros apócrifos (evangelios, epístolas, revelaciones). Por lo tanto, aunque el gnosticismo era diametralmente opuesto al cristianismo, con este camuflaje lograba engañar a muchas personas porque pasaba como una refinación del cristianismo. Aun llegó a reclamar ser el único verdadero cristianismo, apartado sólo para los elegidos (los gnósticos, los conocedores).
"El cristianismo fue influenciado por el gnosticismo por lo menos de siete maneras. (1) En medio de la confusión general introducida por los gnósticos, la iglesia estaba obligada a establecer ciertas normas que los que querían ser cristianos tenían que aceptar. Estas normas incluían El Credo Apostólico ... y el Oficio Apostólico, o sea el Episcopado histórico. (2) La defensa de la fe cristiana llevó a la formación de los dogmas cristianos, expresados en la terminología filosófica del día. (3) El énfasis gnóstico sobre los misterios, himnos espirituales, e impresionantes ritos inducía a más primorosos servicios litúrgicos en las iglesias. (4) El dualismo gnóstico y su odio de la materia pavimentaba el camino para el ascetismo cristiano, lo cual en turno llevaría a la vida monástica. (5) Los seres intermediarios de los gnósticos pavimentaban el camino para los Santos en la Iglesia Católica. Obsérvese la posición relativa de Sofía y la Virgen María en los dos sistemas. (6) La división superficial de la humanidad en los dos grupos de los elegidos y los no elegidos pavimentaba el camino para la doctrina de la predestinación. (7) Aunque condenado por la iglesia, el movimiento gnóstico ha continuado viviendo hasta el día de hoy". (Estos datos acerca de las creencias gnósticas se hallan en "History of the Christian Church" por Lars P. Qualben).
1. Los ascetas buscaban la comunión con Dios por medio de la soledad, las visiones y experiencias extáticas. La palabra monje viene de la palabra griega monachos, soledad. Los monjes viven en monasterios, hacen votos del celibato, del silencio, del rechazo de familia, y de las posesiones personales. Pablo dice que "Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (2:20-23); más bien promueven toda forma de carnalidad. De esta herejía Pablo habla también en 1 Tim. 4:1-4.
2. Otros gnósticos enseñaban que el espíritu no era afectado por los hechos del cuerpo y, por eso, promovían el libertinaje. Creían que su comunión con el Ser Supremo los elevaba muy arriba de los asuntos terrenales y que, por eso, su conducta personal no importaba y la consecuencia era que practicaban la borrachera, la fornicación y toda forma de vida disoluta. Esta herejía se condena en muchos textos. Véanse, p. ej., 2 Tim. 3:1-5; 2 Ped. 2; Judas, Apoc. 2:14, 15, 20.
www.apologista.wordpress.com
www.yeshuahamashiaj.org
www.elevangeliodereino.org
La herejía de los Colosenses era una mezcolanza del judaísmo y el gnosticismo incipiente que enseñaba que la salvación es por medio del conocimiento, no del evangelio puro, sino de ciertos misterios inventados por los hombres ("su filosofía y vanas sutilezas", 2:8).
El término gnósticos significa los que conocen.
A. Algunas creencias del gnosticismo (había muchas diferencias entre los gnósticos):
1. Que había dos Dioses: un Dios inferior llamado Demiurgo, el Dios del Antiguo
Testamento que creó el universo, y un Dios superior (el Ser Supremo) que ofreció salvación al mundo. Algunos decían que el Dios del Nuevo Testamento era el Ser Supremo, pero otros decían que aun el Dios del Nuevo Testamento era inferior al Ser Supremo. La literatura judaica producida unos dos siglos antes de Cristo enfatizaba la absoluta majestad y soberanía del Dios Supremo sobre el mundo y la existencia de seres intermediarios entre el Ser Supremo y la humanidad y, por eso, la aceptación de conceptos no bíblicos de la creación. Los gnósticos escribieron sus propios libros acerca de la creación, como también otros "evangelios" y otras epístolas. Los series intermediarios o emanaciones se llamaban la pleroma. Se decía que Cristo era uno de estas emanaciones, que aunque fuera una de las más altas, o la más alta, no era única, sino simplemente una emanación del Ser Supremo. La más baja de las emanaciones se llamaba Demiurgo o Creador. Por lo tanto, enseñaban que el Padre de Jesucristo, el Dios de los cristianos, era muy inferior al Dios Supremo, y que las Escrituras del Dios de los cristianos eran inferiores a la revelación (la gnosis) del Ser Supremo.
2. Los gnósticos creían que había dos fuerzas eternas, el bien y el mal (esta filosofía se llama el dualismo), y que la fuerza del mal creó el universo. Enseñaban que el pecado no existía en el corazón, sino en la materia o el cuerpo. Para ellos la redención era la liberación del espíritu del cuerpo material. La resurrección del cuerpo era enfáticamente negada. La salvación venía por medio del conocimiento (gnosis) impartido por el Redentor. La humillación del redentor consistía en dejar el mundo de luz para bajar a nuestro mundo para recoger los espíritus encarnados o atados en la materia.
3. Creían que este redentor no podía tener un verdadero cuerpo (1 Jn. 4:1-3). Que "el Verbo fue hecho carne" tenía que ser "explicado" para que significara otra cosa. Esto fue hecho de distintas maneras: (1) que Cristo tenía un cuerpo fantasmal (que cuando caminaba, no dejaba huellas), que en realidad no nació, y que no sufrió en la cruz; (2) que Jesús sí era un ser humano ordinario sobre el cual el divino Cristo vino en el bautismo y del cual salió antes de la crucifixión; o (3) se hacía una distinción entre un Cristo celestial y un Cristo terrenal.
4. Los gnósticos tenían varios sacramentos: (1) bautismo en agua; (2) bautismo por el Espíritu; (3) bautismo por fuego; (4) ungimiento con aceite; (5) una cena, etc.
B. La influencia del gnosticismo sobre el cristianismo fue muy grande, porque la iglesia adoptaba sus formas externas: (1) usaba sus formas de pensamiento; (2) usaba su nomenclatura (o vocabulario); (3) reconocían (a su modo) a Cristo como el Salvador del mundo; (4) imitaban los sacramentos de la iglesia (apóstata); (5) profesaban ser una revelación esotérica (secreta) de Cristo y los apóstoles; (6) producían un número de libros apócrifos (evangelios, epístolas, revelaciones). Por lo tanto, aunque el gnosticismo era diametralmente opuesto al cristianismo, con este camuflaje lograba engañar a muchas personas porque pasaba como una refinación del cristianismo. Aun llegó a reclamar ser el único verdadero cristianismo, apartado sólo para los elegidos (los gnósticos, los conocedores).
"El cristianismo fue influenciado por el gnosticismo por lo menos de siete maneras. (1) En medio de la confusión general introducida por los gnósticos, la iglesia estaba obligada a establecer ciertas normas que los que querían ser cristianos tenían que aceptar. Estas normas incluían El Credo Apostólico ... y el Oficio Apostólico, o sea el Episcopado histórico. (2) La defensa de la fe cristiana llevó a la formación de los dogmas cristianos, expresados en la terminología filosófica del día. (3) El énfasis gnóstico sobre los misterios, himnos espirituales, e impresionantes ritos inducía a más primorosos servicios litúrgicos en las iglesias. (4) El dualismo gnóstico y su odio de la materia pavimentaba el camino para el ascetismo cristiano, lo cual en turno llevaría a la vida monástica. (5) Los seres intermediarios de los gnósticos pavimentaban el camino para los Santos en la Iglesia Católica. Obsérvese la posición relativa de Sofía y la Virgen María en los dos sistemas. (6) La división superficial de la humanidad en los dos grupos de los elegidos y los no elegidos pavimentaba el camino para la doctrina de la predestinación. (7) Aunque condenado por la iglesia, el movimiento gnóstico ha continuado viviendo hasta el día de hoy". (Estos datos acerca de las creencias gnósticas se hallan en "History of the Christian Church" por Lars P. Qualben).
1. Los ascetas buscaban la comunión con Dios por medio de la soledad, las visiones y experiencias extáticas. La palabra monje viene de la palabra griega monachos, soledad. Los monjes viven en monasterios, hacen votos del celibato, del silencio, del rechazo de familia, y de las posesiones personales. Pablo dice que "Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (2:20-23); más bien promueven toda forma de carnalidad. De esta herejía Pablo habla también en 1 Tim. 4:1-4.
2. Otros gnósticos enseñaban que el espíritu no era afectado por los hechos del cuerpo y, por eso, promovían el libertinaje. Creían que su comunión con el Ser Supremo los elevaba muy arriba de los asuntos terrenales y que, por eso, su conducta personal no importaba y la consecuencia era que practicaban la borrachera, la fornicación y toda forma de vida disoluta. Esta herejía se condena en muchos textos. Véanse, p. ej., 2 Tim. 3:1-5; 2 Ped. 2; Judas, Apoc. 2:14, 15, 20.
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LOS EVANGELIOS DE LAS GRANDES RELIGIONES CRISTIANAS DE HOY
Por Ing° Mario A Olcese
En las campañas de Evangelización de los predicadores evangélicos, católicos, y de la mayoría de las sectas modernas, no se oye predicar el mismo evangelio que Cristo y sus Apóstoles predicaron. Estas iglesias se han olvidado que sólo hay UN SOLO EVANGELIO EN LA BIBLIA, y que ese mensaje debe ser predicado sin cambios ni adulteraciones (Gálatas 1:6-9).
Los Evangelios de los Evangélicos:
Por ejemplo, el Movimiento Carismático prédica un falso evangelio de experiencia y emotividad carnales, en lugar del genuino evangelio bíblico. Esta evangelización carismática se interesa fundamentalmente en atraer muchedumbres, mediante el énfasis en la sanidad física, la música cristiana, el hablar en lenguas y otras experiencias extrañas y no en el nuevo nacimiento, ni transformación interior del pecador por medio del evangelio bíblico original revelado en el N.T.
Estos predicadores carismáticos (y pentecostales) se olvidan de que la evangelización debe estar basada exclusivamente en la Biblia y no en experiencias fraudulentas y subjetivas, porque “POR FE ANDAMOS, NO POR VISTA” 2ªCorintios 5:7
Con esta extraña proclama seudo-evangélica existe primeramente el problema de convertidos no cambiados. Un escalofriante número de esos que "profesan a Cristo" u "oran por salvación", no muestran evidencia de que han realmente nacido de nuevo por medio del Espíritu Santo. Sus vidas no han sido cambiadas. Hay también el problema de convertidos mundanos. Un vasto número de esos que se dicen ser convertidos a Cristo, permanecen en el mundo. Aman la misma música, modas, corren con la misma multitud, mantienen las mismas filosofías humanísticas y tienen el mismo pensamiento carnal que tenían antes de ser "convertidos". La multitud de seguidores de la música "rock cristiano", ilustran bien esta categoría. Más aún, hay el problema de convertidos ecuménicos, los cuales no tienen celo por la verdad y no tienen repudio por el error. A estos, repito, no se les ha predicado el verdadero y único evangelio de Cristo que se origina del N.T. Otros grupos evangélicos no carismáticos suelen enseñar “el evangelio sobre Cristo”, “el evangelio de Cristo”, “el evangelio de la salvación”, “el evangelio de la cruz”, “el evangelio de la prosperidad”, “La Palabra”, etc.
Por ejemplo, en Abril de 1995, Luis Palau predicó a 26,000 personas, en cuatro reuniones en Kathmandu, Nepal. El reporte en la revista Carisma, afirmó que siendo ilegal el proselitismo de Hindues, "Palau animó a los Nepalenses a 'enamorarse de Jesús' en lugar de exhortarles a renunciar al Hinduismo".
Para un Hindú, el "enamorarse de Jesús", no es la misma cosa que arrepentirse de su idolatría y pecado y recibir a Cristo Jesús como el ÚNICO Señor y Salvador y creer en su evangelio único y verdadero tal como se presenta en el N.T. Sin duda Palau predica un “evangelio del enamoramiento” en su “Evangelio de San Palau”.
Pues bien, Palau dijo a los Hindúes que se "enamoraran de Jesús", ¿PERO, QUE IMPACTO TIENE ESTE SUBJETIVO ENAMORAMIENTO SOBRE LOS OTROS DIOSES QUE LOS HINDUES ADORAN? La primera respuesta de muchos Hindúes, cuando escucharon “el evangelio del enamoramiento” es el añadir a Jesús entre sus múltiples dioses que adoran. Convierten a Jesús en su “dios” favorito, pero no se convierten al ÚNICO DIOS VERDADERO, QUE ES EL PADRE. Continúan en su idolatría, y todavía prosiguen en su camino a la perdición; porque han hecho de Jesús su ídolo favorito.
Segundo, Palau les dijo a los Hindúes que se "enamoraran de Jesús", ¿PERO, DE CUAL JESÚS? Los Hindues en Kathmandu ven una variedad de pinturas Católicas de Jesús (un Jesús de pelo largo, el “Sagrado Corazón de Jesús”, bebé en manos de María, Cristo crucificado, etc.) que están en venta en las calles al lado de las pinturas de los dioses Hindúes. ¿Es ese el verdadero "Jesús" del que se deben enamorar? Los sacerdotes Jesuitas han vivido en Nepal mucho tiempo antes que cualquier otro extranjero viniera a evangelizarlos. Han levantado escuelas e iglesias y cada Hinduísta en Kethmandu sabe que los Católicos afirman ser devotos "Cristianos", y que predican a "Jesús resucitado". ¿Cómo conocerán que el Jesús Católico es un falso Jesús, si un evangelista no les dice claramente esto? Los evangelistas ecuménicos, rehúsan el predicar el evangelio claramente, porque están ciegos. El verdadero evangelio ha sido sustituido por evangelios humanos. “El evangelio del enamoramiento de Jesús” es definitivamente una invención humana.
Después tenemos a los exponentes del “evangelio de la prosperidad” que sostienen que Dios desea que sus hijos sean todos ricos y que tengan lo mejor de todo en esta vida. Estos predicadores enseñan a millones de personas que si ellos siguen el plan apropiado, el plan de dar, el Señor los colmará de bienestar y riquezas materiales en el presente. Pero si esto es verdad, Cristo debió venir como rico, y no como pobre. Además, la misión de Cristo era hacer de los pobres, ricos, pero ricos en fe para que fueran herederos de Su reino (Santiago 2:5).
Los Evangelios Católicos:
Para los católicos ¡"La asunción de María a los cielos" y "su coronación como Reina del Cielo", junto a la "la crucifixión, muerte, y la resurrección de Cristo" es el "epítome de todo el Evangelio”! La siguiente cita Católica verifica el punto de vista que sostienen del Rosario (y los antes mencionados misterios) como el "epítome del Evangelio completo":
"Las festividades litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y las oraciones Marianas, como el Rosario, una 'epítome del Evangelio completo,' expresan esta devoción a la Virgen María" (Catechism of the Catholic Church [Catecismo de la Iglesia Católica], Liguori Publications, p. 253, énfasis es nuestro).
En marcado contraste con el Rosario (con sus "misterios") como el "epítome del Evangelio completo," como Roma lo proclama, el Apóstol Pablo claramente esboza un Evangelio completamente diferente, predicado por él -- el cual trae verdadera salvación. Esto lo veremos luego.
También el catolicismo nos vino con su enseñanza social, “la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red de las relaciones sociales” La Iglesia Católica ha anunciado el “evangelio social” desde sus orígenes. Pero la conciencia de esta relación ha tomado cuerpo especialmente en los últimos decenios. Juan Pablo II declaró que la Doctrina Social de la Iglesia no es otra cosa que el desarrollo orgánico del evangelio: “esta doctrina es el evangelio social de nuestro tiempo, del mismo modo que la época histórica de los apóstoles tuvo el evangelio social de la Iglesia primitiva, como lo tuvo la época de los padres, la de Tomás de Aquino y de los grandes doctores del Medioevo. Después vino el evangelio social del siglo XIX, caracterizado por los grandes cambios y novedades, por las iniciativas y problemas que han preparado el terreno a la llamada encíclica Rerum novarum”.
El Evangelio de Cristo y de sus Apóstoles en el N.T
1) Mateo 4:23
Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2) Mateo 9:35
Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.
3) Mateo 24:14
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.
4) Mateo 26:13
De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.
5) Marcos 1:1
PRINCIPIO del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
6) Marcos 1:14
Mas después que Juan fué encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
7) Marcos 13:10
Y á todas las gentes conviene que el evangelio sea predicado antes.
8) Marcos 14:9
De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.
9) Marcos 16:15
Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura.
10) Lucas 4:43
Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.
11) Lucas 8:1
Y ACONTECIO después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,
12) Hechos 8:12
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
13) Hechos 8:35
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
14) Hechos 8:40
Felipe empero se halló en Azoto: y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó á Cesarea.
15) Hechos 11:20
Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences, los cuales como entraron en Antioquía, hablaron á los Griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
16) Hechos 13:32
Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fue hecha á los padres,
17) Hechos 14:21
Y como hubieron anunciado el evangelio á aquella ciudad, y enseñado á muchos, volvieron á Listra, y á Iconio, y á Antioquía,
18) Hechos 15:35
Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
19) Hechos 20:24
Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
20) Romanos 1:1
PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
21) Romanos 1:9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
22) Romanos 1:15
Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á vosotros que estáis en Roma.
23) Romanos 10:15
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!
24) Romanos 15:16
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.
25) Romanos 15:19
Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios: de manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilírico, he llenado todo del evangelio de Cristo.
26) Romanos 15:29
Y sé que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.
27) Romanos 16:25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
28) 1 Corintios 9:12
Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros? Mas no hemos usado de esta potestad: antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
29) 1 Corintios 9:18
¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.
30) 1 Corintios 15:1
ADEMAS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
31) 2 Corintios 2:12
Cuando vine á Troas para el evangelio de Cristo, aunque me fué abierta puerta en el Señor,
32) 2 Corintios 4:3
Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto:
33) 2 Corintios 4:4
En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
34) 2 Corintios 8:18
Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio es por todas las iglesias;
35) 2 Corintios 9:13
Que por la experiencia de esta suministración glorifican á Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la bondad de contribuir para ellos y para todos;
36) 2 Corintios 10:14
Porque no nos extendemos sobre nuestra medida, como si no llegásemos hasta vosotros: porque también hasta vosotros hemos llegado en el evangelio de Cristo:
37) 2 Corintios 10:16
Y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la medida de otro para gloriarnos en lo que ya estaba aparejado.
38) 2 Corintios 11:4
Porque si el que viene, predicare otro Jesús que el que hemos predicado, ó recibiereis otro espíritu del que habéis recibido, ú otro evangelio del que habéis aceptado, lo sufrierais bien.
39) 2 Corintios 11:7
¿Pequé yo humillándome á mí mismo, para que vos 1000 otros fueseis ensalzados, porque os he predicado el evangelio de Dios de balde?
40) Gálatas 1:7
No que hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
41) Gálatas 1:8
Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema.
42) Gálatas 1:9
Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
43) Gálatas 1:11
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
44) Gálatas 2:2
Empero fui por revelación, y comuniquéles el evangelio que predico entre los Gentiles; mas particularmente á los que parecían ser algo, por no correr en vano, ó haber corrido.
45) Gálatas 2:5
A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
46) Gálatas 2:7
Antes por el contrario, como vieron que el evangelio de la incircuncisión me era encargado, como á Pedro el de la circuncisión,
47) Gálatas 4:13
Que vosotros sabéis que por flaqueza de carne os anuncié el evangelio al principio:
48) Efesios 1:13
En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
49) Efesios 3:8
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
50) Efesios 6:15
Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz;
51) Filipenses 1:27
Solamente que converséis como es digno del evangelio de Cristo; para que, ó sea que vaya á veros, ó que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio,
52) Colosenses 1:23
Si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído; el cual es predicado á toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.
53) 1 Tesalonicenses 1:5
Por cuanto nuestro evangelio no fue á vosotros en palabra solamente, mas también en potencia, y en Espíritu Santo, y en gran plenitud; como sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.
54) 1 Tesalonicenses 2:2
Pues aun habiendo padecido antes, y sido afrentados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en Dios nuestro para anunciaros el evangelio de Dios con gran combate.
55) 1 Tesalonicenses 2:8
Tan amadores de vosotros, que quisiéramos entregaros no sólo el evangelio de Dios, mas aun nuestras propias almas; porque nos erais carísimos.
56) 1 Tesalonicenses 2:9
Porque ya, hermanos, os acordáis de nuestro trabajo y fatiga: que trabajando de noche y de día por no ser gravosos á ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
57) 1 Tesalonicenses 3:2
Y enviamos á Timoteo, nuestro hermano, y ministro de Dios, y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, á confirmaros y exhortaros en vuestra fe,
58) 2 Tesalonicenses 1:8
En llama de fuego, para dar el pago á los que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;
59) 1 Timoteo 1:11
Según el evangelio de la gloria del Dios bendito, el cual á mí me ha sido encargado.
60) 2 Timoteo 1:8
Por tanto no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; antes sé participante de los trabajos del evangelio según la virtud de Dios,
61) 1 Pedro 1:12
A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.
62) 1 Pedro 1:25
Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
63) 1 Pedro 4:6
Porque por esto también ha sido predicado 65c el evangelio á los muertos; para que sean juzgados en carne según los hombres, y vivan en espíritu según Dios.
64) 1 Pedro 4:17
Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios: y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
65) Apocalipsis 14:6
Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nación y tribu y lengua y pueblo,
Al examinar todas las ocurrencias de la palabra “evangelio” en el Nuevo Testamento, no encontramos por ningún lado los falsos evangelios predicados por los Católicos y evangélicos del siglo presente. En cambio se nos advierte que sólo hay un evangelio en la Biblia, y que es llamado de diferentes formas:
El Evangelio del Reino
El Evangelio de Cristo
El Evangelio de Dios
El Evangelio de la paz
El Evangelio de la Gloria de Cristo
El Evangelio de aquella promesa
Evangelio de las Inescrutables riquezas de Cristo
Evangelio de Su Hijo.
Las Frases “Evangelio del Reino de Dios”, “El Reino de Dios”, “el Reino” son las que aparecen más veces en el NT:
1) Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
2) Mateo 12:28
Y si por espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado á vosotros el reino de Dios.
3) Mateo 21:43
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que haga los frutos de él.
4) Marcos 1:15
Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio.
5) Marcos 9:1
TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia.
6) Marcos 9:47
Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna;
7) Marcos 10:15
De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
8) Marcos 10:23
Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: ¡Cuán dificilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
9) Lucas 11:20
Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, cierto el reino de Dios ha llegado á vosotros.
10) Lucas 16:16
La ley y los profetas hasta Juan: desde entonces el reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza á entrar en él.
11) Lucas 17:20
Y pre 1000 guntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia;
12) Lucas 17:21
Ni dirán: Helo aquí, ó helo allí: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.
13) Lucas 18:17
De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
14) Lucas 18:24
Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
15) Lucas 22:18
Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
16) Hechos 8:12
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
17) Hechos 28:31
Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento.
18) Romanos 14:17
Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
19) 1 Corintios 4:20
Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en virtud.
20) Santiago 2:5
Hermanos míos amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le aman?
21) Apocalipsis 12:10
Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, 437 el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
22) Apocalipsis 17:17
Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino á la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios.
Conclusión:
Las Frases “Evangelio del Reino de Dios”, “El Reino de Dios”, “el Reino” son las que aparecen más veces en el NT aparecen más veces en el Nuevo Testamento (22 textos) y son equivalentes a: “Evangelio de la gracia”, “El evangelio de Cristo”, “El evangelio de aquella promesa”, “El evangelio de la Gloria”, “el evangelio de la paz”, “el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. Y es que el evangelio del Reino de Dios significa la gracia y la paz para los hombres. Significa las riquezas de un gobierno mundial Mesiánico y la gloria que tendrá Cristo y Su iglesia en su reinado milenario. Si comparamos este único evangelio con aquellos enseñados por Católicos y Evangélicos, nos daremos cuenta que no tienen nada en común.
Y por otro lado, siendo que el evangelio del Reino (o simplemente, "el Reino") es una frase muy frecuente en los evangelios y en los escritos apostólicos, ¿por qué los predicadores de hoy ni lo mencionan en sus prédicas multitudinarias?¿No deberíamos más bien estar indagando o escudriñando lo que quiso Jesús decir por el Reino de Dios?¿Y acaso no deberíamos todos los buenos cristianos estar "buscando y pidiendo el Reino de Dios y su justicia" (Mat 6:10,33) y no esperanzas falsas?¿Cuándo fue la última vez que escuchó usted a su pastor u obispo predicar un mensaje u homilía sobre el Reino de Dios? ¡Asombrosamente, son pocos los evangelistas y pastores que predican el evangelio de Cristo (el Reino de Dios) en las iglesias "cristianas" más concurridas en el mundo entero. Y después se quejan de que Cristo tarda en venir. Recuerden que Jesús dijo que primero sería predicado "Este EVANGELIO DEL REINO a todo el mundo como testimonio, y entonces (¡Y SOLO ENTONCES!) vendrá el fin (con su parusía)" (Ver Mateo 24:14).
Mi tarea, es pues, seguir predicando a todo el mundo (si fuera posible) este puntual evangelio del Reino de nuestro Señor Jesucristo. En esto también quiero ser fiel y verdadero.
Para más información sobre "el verdadero Evangelio del Reino" vea mi enlace "El Reino" en:
www.apologista.wordpress.com
www.elevangeliodelreino.org
www.yeshuahamashiaj.org
………………………
En las campañas de Evangelización de los predicadores evangélicos, católicos, y de la mayoría de las sectas modernas, no se oye predicar el mismo evangelio que Cristo y sus Apóstoles predicaron. Estas iglesias se han olvidado que sólo hay UN SOLO EVANGELIO EN LA BIBLIA, y que ese mensaje debe ser predicado sin cambios ni adulteraciones (Gálatas 1:6-9).
Los Evangelios de los Evangélicos:
Por ejemplo, el Movimiento Carismático prédica un falso evangelio de experiencia y emotividad carnales, en lugar del genuino evangelio bíblico. Esta evangelización carismática se interesa fundamentalmente en atraer muchedumbres, mediante el énfasis en la sanidad física, la música cristiana, el hablar en lenguas y otras experiencias extrañas y no en el nuevo nacimiento, ni transformación interior del pecador por medio del evangelio bíblico original revelado en el N.T.
Estos predicadores carismáticos (y pentecostales) se olvidan de que la evangelización debe estar basada exclusivamente en la Biblia y no en experiencias fraudulentas y subjetivas, porque “POR FE ANDAMOS, NO POR VISTA” 2ªCorintios 5:7
Con esta extraña proclama seudo-evangélica existe primeramente el problema de convertidos no cambiados. Un escalofriante número de esos que "profesan a Cristo" u "oran por salvación", no muestran evidencia de que han realmente nacido de nuevo por medio del Espíritu Santo. Sus vidas no han sido cambiadas. Hay también el problema de convertidos mundanos. Un vasto número de esos que se dicen ser convertidos a Cristo, permanecen en el mundo. Aman la misma música, modas, corren con la misma multitud, mantienen las mismas filosofías humanísticas y tienen el mismo pensamiento carnal que tenían antes de ser "convertidos". La multitud de seguidores de la música "rock cristiano", ilustran bien esta categoría. Más aún, hay el problema de convertidos ecuménicos, los cuales no tienen celo por la verdad y no tienen repudio por el error. A estos, repito, no se les ha predicado el verdadero y único evangelio de Cristo que se origina del N.T. Otros grupos evangélicos no carismáticos suelen enseñar “el evangelio sobre Cristo”, “el evangelio de Cristo”, “el evangelio de la salvación”, “el evangelio de la cruz”, “el evangelio de la prosperidad”, “La Palabra”, etc.
Por ejemplo, en Abril de 1995, Luis Palau predicó a 26,000 personas, en cuatro reuniones en Kathmandu, Nepal. El reporte en la revista Carisma, afirmó que siendo ilegal el proselitismo de Hindues, "Palau animó a los Nepalenses a 'enamorarse de Jesús' en lugar de exhortarles a renunciar al Hinduismo".
Para un Hindú, el "enamorarse de Jesús", no es la misma cosa que arrepentirse de su idolatría y pecado y recibir a Cristo Jesús como el ÚNICO Señor y Salvador y creer en su evangelio único y verdadero tal como se presenta en el N.T. Sin duda Palau predica un “evangelio del enamoramiento” en su “Evangelio de San Palau”.
Pues bien, Palau dijo a los Hindúes que se "enamoraran de Jesús", ¿PERO, QUE IMPACTO TIENE ESTE SUBJETIVO ENAMORAMIENTO SOBRE LOS OTROS DIOSES QUE LOS HINDUES ADORAN? La primera respuesta de muchos Hindúes, cuando escucharon “el evangelio del enamoramiento” es el añadir a Jesús entre sus múltiples dioses que adoran. Convierten a Jesús en su “dios” favorito, pero no se convierten al ÚNICO DIOS VERDADERO, QUE ES EL PADRE. Continúan en su idolatría, y todavía prosiguen en su camino a la perdición; porque han hecho de Jesús su ídolo favorito.
Segundo, Palau les dijo a los Hindúes que se "enamoraran de Jesús", ¿PERO, DE CUAL JESÚS? Los Hindues en Kathmandu ven una variedad de pinturas Católicas de Jesús (un Jesús de pelo largo, el “Sagrado Corazón de Jesús”, bebé en manos de María, Cristo crucificado, etc.) que están en venta en las calles al lado de las pinturas de los dioses Hindúes. ¿Es ese el verdadero "Jesús" del que se deben enamorar? Los sacerdotes Jesuitas han vivido en Nepal mucho tiempo antes que cualquier otro extranjero viniera a evangelizarlos. Han levantado escuelas e iglesias y cada Hinduísta en Kethmandu sabe que los Católicos afirman ser devotos "Cristianos", y que predican a "Jesús resucitado". ¿Cómo conocerán que el Jesús Católico es un falso Jesús, si un evangelista no les dice claramente esto? Los evangelistas ecuménicos, rehúsan el predicar el evangelio claramente, porque están ciegos. El verdadero evangelio ha sido sustituido por evangelios humanos. “El evangelio del enamoramiento de Jesús” es definitivamente una invención humana.
Después tenemos a los exponentes del “evangelio de la prosperidad” que sostienen que Dios desea que sus hijos sean todos ricos y que tengan lo mejor de todo en esta vida. Estos predicadores enseñan a millones de personas que si ellos siguen el plan apropiado, el plan de dar, el Señor los colmará de bienestar y riquezas materiales en el presente. Pero si esto es verdad, Cristo debió venir como rico, y no como pobre. Además, la misión de Cristo era hacer de los pobres, ricos, pero ricos en fe para que fueran herederos de Su reino (Santiago 2:5).
Los Evangelios Católicos:
Para los católicos ¡"La asunción de María a los cielos" y "su coronación como Reina del Cielo", junto a la "la crucifixión, muerte, y la resurrección de Cristo" es el "epítome de todo el Evangelio”! La siguiente cita Católica verifica el punto de vista que sostienen del Rosario (y los antes mencionados misterios) como el "epítome del Evangelio completo":
"Las festividades litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y las oraciones Marianas, como el Rosario, una 'epítome del Evangelio completo,' expresan esta devoción a la Virgen María" (Catechism of the Catholic Church [Catecismo de la Iglesia Católica], Liguori Publications, p. 253, énfasis es nuestro).
En marcado contraste con el Rosario (con sus "misterios") como el "epítome del Evangelio completo," como Roma lo proclama, el Apóstol Pablo claramente esboza un Evangelio completamente diferente, predicado por él -- el cual trae verdadera salvación. Esto lo veremos luego.
También el catolicismo nos vino con su enseñanza social, “la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red de las relaciones sociales” La Iglesia Católica ha anunciado el “evangelio social” desde sus orígenes. Pero la conciencia de esta relación ha tomado cuerpo especialmente en los últimos decenios. Juan Pablo II declaró que la Doctrina Social de la Iglesia no es otra cosa que el desarrollo orgánico del evangelio: “esta doctrina es el evangelio social de nuestro tiempo, del mismo modo que la época histórica de los apóstoles tuvo el evangelio social de la Iglesia primitiva, como lo tuvo la época de los padres, la de Tomás de Aquino y de los grandes doctores del Medioevo. Después vino el evangelio social del siglo XIX, caracterizado por los grandes cambios y novedades, por las iniciativas y problemas que han preparado el terreno a la llamada encíclica Rerum novarum”.
El Evangelio de Cristo y de sus Apóstoles en el N.T
1) Mateo 4:23
Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2) Mateo 9:35
Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.
3) Mateo 24:14
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.
4) Mateo 26:13
De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.
5) Marcos 1:1
PRINCIPIO del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
6) Marcos 1:14
Mas después que Juan fué encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
7) Marcos 13:10
Y á todas las gentes conviene que el evangelio sea predicado antes.
8) Marcos 14:9
De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.
9) Marcos 16:15
Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura.
10) Lucas 4:43
Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.
11) Lucas 8:1
Y ACONTECIO después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,
12) Hechos 8:12
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
13) Hechos 8:35
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
14) Hechos 8:40
Felipe empero se halló en Azoto: y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó á Cesarea.
15) Hechos 11:20
Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences, los cuales como entraron en Antioquía, hablaron á los Griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
16) Hechos 13:32
Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fue hecha á los padres,
17) Hechos 14:21
Y como hubieron anunciado el evangelio á aquella ciudad, y enseñado á muchos, volvieron á Listra, y á Iconio, y á Antioquía,
18) Hechos 15:35
Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
19) Hechos 20:24
Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
20) Romanos 1:1
PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
21) Romanos 1:9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
22) Romanos 1:15
Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á vosotros que estáis en Roma.
23) Romanos 10:15
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!
24) Romanos 15:16
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.
25) Romanos 15:19
Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios: de manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilírico, he llenado todo del evangelio de Cristo.
26) Romanos 15:29
Y sé que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.
27) Romanos 16:25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
28) 1 Corintios 9:12
Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros? Mas no hemos usado de esta potestad: antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
29) 1 Corintios 9:18
¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.
30) 1 Corintios 15:1
ADEMAS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
31) 2 Corintios 2:12
Cuando vine á Troas para el evangelio de Cristo, aunque me fué abierta puerta en el Señor,
32) 2 Corintios 4:3
Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto:
33) 2 Corintios 4:4
En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
34) 2 Corintios 8:18
Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio es por todas las iglesias;
35) 2 Corintios 9:13
Que por la experiencia de esta suministración glorifican á Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la bondad de contribuir para ellos y para todos;
36) 2 Corintios 10:14
Porque no nos extendemos sobre nuestra medida, como si no llegásemos hasta vosotros: porque también hasta vosotros hemos llegado en el evangelio de Cristo:
37) 2 Corintios 10:16
Y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la medida de otro para gloriarnos en lo que ya estaba aparejado.
38) 2 Corintios 11:4
Porque si el que viene, predicare otro Jesús que el que hemos predicado, ó recibiereis otro espíritu del que habéis recibido, ú otro evangelio del que habéis aceptado, lo sufrierais bien.
39) 2 Corintios 11:7
¿Pequé yo humillándome á mí mismo, para que vos 1000 otros fueseis ensalzados, porque os he predicado el evangelio de Dios de balde?
40) Gálatas 1:7
No que hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
41) Gálatas 1:8
Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema.
42) Gálatas 1:9
Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
43) Gálatas 1:11
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
44) Gálatas 2:2
Empero fui por revelación, y comuniquéles el evangelio que predico entre los Gentiles; mas particularmente á los que parecían ser algo, por no correr en vano, ó haber corrido.
45) Gálatas 2:5
A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
46) Gálatas 2:7
Antes por el contrario, como vieron que el evangelio de la incircuncisión me era encargado, como á Pedro el de la circuncisión,
47) Gálatas 4:13
Que vosotros sabéis que por flaqueza de carne os anuncié el evangelio al principio:
48) Efesios 1:13
En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
49) Efesios 3:8
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
50) Efesios 6:15
Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz;
51) Filipenses 1:27
Solamente que converséis como es digno del evangelio de Cristo; para que, ó sea que vaya á veros, ó que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio,
52) Colosenses 1:23
Si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído; el cual es predicado á toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.
53) 1 Tesalonicenses 1:5
Por cuanto nuestro evangelio no fue á vosotros en palabra solamente, mas también en potencia, y en Espíritu Santo, y en gran plenitud; como sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.
54) 1 Tesalonicenses 2:2
Pues aun habiendo padecido antes, y sido afrentados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en Dios nuestro para anunciaros el evangelio de Dios con gran combate.
55) 1 Tesalonicenses 2:8
Tan amadores de vosotros, que quisiéramos entregaros no sólo el evangelio de Dios, mas aun nuestras propias almas; porque nos erais carísimos.
56) 1 Tesalonicenses 2:9
Porque ya, hermanos, os acordáis de nuestro trabajo y fatiga: que trabajando de noche y de día por no ser gravosos á ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
57) 1 Tesalonicenses 3:2
Y enviamos á Timoteo, nuestro hermano, y ministro de Dios, y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, á confirmaros y exhortaros en vuestra fe,
58) 2 Tesalonicenses 1:8
En llama de fuego, para dar el pago á los que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;
59) 1 Timoteo 1:11
Según el evangelio de la gloria del Dios bendito, el cual á mí me ha sido encargado.
60) 2 Timoteo 1:8
Por tanto no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; antes sé participante de los trabajos del evangelio según la virtud de Dios,
61) 1 Pedro 1:12
A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.
62) 1 Pedro 1:25
Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
63) 1 Pedro 4:6
Porque por esto también ha sido predicado 65c el evangelio á los muertos; para que sean juzgados en carne según los hombres, y vivan en espíritu según Dios.
64) 1 Pedro 4:17
Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios: y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
65) Apocalipsis 14:6
Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nación y tribu y lengua y pueblo,
Al examinar todas las ocurrencias de la palabra “evangelio” en el Nuevo Testamento, no encontramos por ningún lado los falsos evangelios predicados por los Católicos y evangélicos del siglo presente. En cambio se nos advierte que sólo hay un evangelio en la Biblia, y que es llamado de diferentes formas:
El Evangelio del Reino
El Evangelio de Cristo
El Evangelio de Dios
El Evangelio de la paz
El Evangelio de la Gloria de Cristo
El Evangelio de aquella promesa
Evangelio de las Inescrutables riquezas de Cristo
Evangelio de Su Hijo.
Las Frases “Evangelio del Reino de Dios”, “El Reino de Dios”, “el Reino” son las que aparecen más veces en el NT:
1) Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
2) Mateo 12:28
Y si por espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado á vosotros el reino de Dios.
3) Mateo 21:43
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que haga los frutos de él.
4) Marcos 1:15
Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio.
5) Marcos 9:1
TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia.
6) Marcos 9:47
Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna;
7) Marcos 10:15
De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
8) Marcos 10:23
Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: ¡Cuán dificilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
9) Lucas 11:20
Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, cierto el reino de Dios ha llegado á vosotros.
10) Lucas 16:16
La ley y los profetas hasta Juan: desde entonces el reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza á entrar en él.
11) Lucas 17:20
Y pre 1000 guntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia;
12) Lucas 17:21
Ni dirán: Helo aquí, ó helo allí: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.
13) Lucas 18:17
De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
14) Lucas 18:24
Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
15) Lucas 22:18
Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
16) Hechos 8:12
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
17) Hechos 28:31
Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento.
18) Romanos 14:17
Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
19) 1 Corintios 4:20
Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en virtud.
20) Santiago 2:5
Hermanos míos amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le aman?
21) Apocalipsis 12:10
Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, 437 el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
22) Apocalipsis 17:17
Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino á la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios.
Conclusión:
Las Frases “Evangelio del Reino de Dios”, “El Reino de Dios”, “el Reino” son las que aparecen más veces en el NT aparecen más veces en el Nuevo Testamento (22 textos) y son equivalentes a: “Evangelio de la gracia”, “El evangelio de Cristo”, “El evangelio de aquella promesa”, “El evangelio de la Gloria”, “el evangelio de la paz”, “el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. Y es que el evangelio del Reino de Dios significa la gracia y la paz para los hombres. Significa las riquezas de un gobierno mundial Mesiánico y la gloria que tendrá Cristo y Su iglesia en su reinado milenario. Si comparamos este único evangelio con aquellos enseñados por Católicos y Evangélicos, nos daremos cuenta que no tienen nada en común.
Y por otro lado, siendo que el evangelio del Reino (o simplemente, "el Reino") es una frase muy frecuente en los evangelios y en los escritos apostólicos, ¿por qué los predicadores de hoy ni lo mencionan en sus prédicas multitudinarias?¿No deberíamos más bien estar indagando o escudriñando lo que quiso Jesús decir por el Reino de Dios?¿Y acaso no deberíamos todos los buenos cristianos estar "buscando y pidiendo el Reino de Dios y su justicia" (Mat 6:10,33) y no esperanzas falsas?¿Cuándo fue la última vez que escuchó usted a su pastor u obispo predicar un mensaje u homilía sobre el Reino de Dios? ¡Asombrosamente, son pocos los evangelistas y pastores que predican el evangelio de Cristo (el Reino de Dios) en las iglesias "cristianas" más concurridas en el mundo entero. Y después se quejan de que Cristo tarda en venir. Recuerden que Jesús dijo que primero sería predicado "Este EVANGELIO DEL REINO a todo el mundo como testimonio, y entonces (¡Y SOLO ENTONCES!) vendrá el fin (con su parusía)" (Ver Mateo 24:14).
Mi tarea, es pues, seguir predicando a todo el mundo (si fuera posible) este puntual evangelio del Reino de nuestro Señor Jesucristo. En esto también quiero ser fiel y verdadero.
Para más información sobre "el verdadero Evangelio del Reino" vea mi enlace "El Reino" en:
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LA VERDAD SOBRE JUAN 14:2,3
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Uno de los versos más usados para enseñar que vamos al cielo es Juan 14:23. Aquí el Mesías dijo, "En la casa de Mi Padre muchas moradas hay: De no ser así, les habría dicho. Voy a preparar un lugar para vosotros. Y si fuere y os preparare lugar para vosotros, vendré otra vez, y los recibiré a Mí Mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estén".
¿Qué y Dónde está preparando lugares para los Suyos?
Antes que nada Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto.
También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.
Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.
Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.”
Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!
Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”
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Uno de los versos más usados para enseñar que vamos al cielo es Juan 14:23. Aquí el Mesías dijo, "En la casa de Mi Padre muchas moradas hay: De no ser así, les habría dicho. Voy a preparar un lugar para vosotros. Y si fuere y os preparare lugar para vosotros, vendré otra vez, y los recibiré a Mí Mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estén".
¿Qué y Dónde está preparando lugares para los Suyos?
Antes que nada Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto.
También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.
Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.
Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.”
Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!
Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”
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EL IMPORTANTE TEXTO DE HECHOS 28:20
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
En Hechos 28:20 el apóstol Pablo revela la verdadera razón por la cual él estaba en arresto domiciliario en Roma. ¿Por qué lo arrestaron las autoridades romanas?¿Estaría Pablo predicando un mensaje amenazante para el Imperio romano?¿Qué fue lo que lo llevó realmente a su arresto por un periodo de dos años?
Es bien sabido que los Cristianos se cuidaban de hablar abiertamente del reino de Cristo el cual suplantaría, según las esperanzas mesiánicas, a todos los gobiernos temporales de la tierra. Este mensaje era peligroso para los romanos, ya que podría alterar o socavar el status quo del imperio.
Por ejemplo, veamos el alboroto que se suscitó en Tesalónica. Jasón y otros cristianos fueron conducidos ante las autoridades de la ciudad, gritando: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todo estos contravienen los decretos de César, DICIENDO QUE HAY OTRO REY, JESUS. Y alborotan al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas” (Hechos 17:6-8).
¿Qué vemos aquí?¿Cuál fue la razón por tanto alboroto? Sencillamente el cristiano Jasón junto con otros hermanos estaba predicando que había otro rey fuera de César. ¿Y qué podría significar todo esto para las autoridades? ¡Que se estaba predicando una sedición! Es decir, se estaba predicando que un rey (Jesús) y su reino reemplazaría al reino existente e imperante muy pronto. Se estaba predicando un nuevo gobierno con un nuevo rey en la tierra, el cual traería la paz y la justicia para los oprimidos. Lógicamente este mensaje o “buenas nuevas” era una seria amenaza para el imperio que había que silenciarla persiguiendo a sus partidarios con violencia.
Pues bien, a la luz de este antecedente, es fácil vislumbrar porqué Pablo estuvo encarcelado en Roma. Sin duda él estuvo predicando un nuevo reino en la tierra, el cual haría polvo a los gobiernos impíos de la tierra. Su mensaje claramente no era simplemente que Cristo murió y resucitó al tercer día, pues esta proclama jamás sería una amenaza para cualquier emperador y un motivo suficiente para perseguir e incluso matar a alguien que lo predicase. Pero los partidarios de un nuevo reinado que comenzaran a predicar que su rey viene y que tomaría el control del mundo, y que terminaría con la dominación gentílica, motivaría que cualquier nación dominante se animara prestamente a perseguir y a aplastar como una seria amenza.
En Hechos 28 vemos a Pablo que permaneció un par de años en Roma predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo abiertamente y sin impedimento (dentro de su casa!, v.30 y 31)”. Sin embargo, en el verso 20 Pablo dice exactamente porqué estaba encadenado: “Así que por esta causa….¿cuál?...POR LA ESPERANZA DE ISRAEL ESTOY SUJETO EN CADENA”. ¿Y cuál era la ESPERANZA DE ISRAEL?¿Acaso no era el Reino de David?¿Acaso nos olvidaremos cuando se reunió la multitud judía en la puerta de Jerusalén para ver entrar al rey del reino de David que ellos esperaban y creían inminente? Veamos el informe de Marcos al respecto: “Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡BENDITO EL REINO DE NUESTRO PADRE DAVID QUE VIENE! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén…” (ver Marcos 11:7-11). Esta esperanza era la esperanza de José de Arimatea que aparece cuatro capítulos más adelante, y “quien también esperaba el reino de Dios (= reino de David según Marcos 11)” (Marcos 15:43). Incluso el resto de discípulos TENÍAN LA ESPERANZA DE ISRAEL de que “Jesús era el que iba a redimir a Israel” (Lucas 24:21), para dar cumplimiento a la profecía de Zacarías, padre del Bautista: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación EN LA CASA DE DAVID su siervo” (Lucas 1:68)..
Pues bien, ¿acaso Jesús se detuvo un instante para refutar esa esperanza de Israel a esos judíos que lo esperaban en la puerta de Jerusalén?¿Acaso aprovechó Jesús esa oportunidad para decirles que el reino de David nunca más sería restaurado? De ningún modo. De modo que vemos que Pablo estaba en prisión por predicar el evangelio del reino (Hechos 23:30), aquel evangelio que en el verso 20 él correctamente llama: “LA ESPERANZA DE ISRAEL”.
Sin embargo, hay aún muchos antisemitas que quieren despojar a los Judíos de todas sus esperanzas mesiánicas. Sus enseñanzas de un evangelio del reino EN los cielos a suplantado al verdadero evangelio del Reino de Dios en la tierra. San Agustín fue el gran responsable de este drástico cambio, al haber propagado su error de un reino eclesiástico en el mundo. El Reino de David se llama ahora “la iglesia de Cristo”, y el trono de David ya no más se encontrará en Jerusalén (Jer 3:17), sino en el cielo.
Si mi amigos, Pablo estuvo sufriendo sus cadenas por el mensaje del evangelio del Reino de Dios (Hechos 23:30) el cual él mismo llamó con verdad: La Esperanza de Israel, la esperanza del Reino de David restaurado en Jerusalén (v. 20). ¿No está todo esto muy claro? Creo que sí!
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En Hechos 28:20 el apóstol Pablo revela la verdadera razón por la cual él estaba en arresto domiciliario en Roma. ¿Por qué lo arrestaron las autoridades romanas?¿Estaría Pablo predicando un mensaje amenazante para el Imperio romano?¿Qué fue lo que lo llevó realmente a su arresto por un periodo de dos años?
Es bien sabido que los Cristianos se cuidaban de hablar abiertamente del reino de Cristo el cual suplantaría, según las esperanzas mesiánicas, a todos los gobiernos temporales de la tierra. Este mensaje era peligroso para los romanos, ya que podría alterar o socavar el status quo del imperio.
Por ejemplo, veamos el alboroto que se suscitó en Tesalónica. Jasón y otros cristianos fueron conducidos ante las autoridades de la ciudad, gritando: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todo estos contravienen los decretos de César, DICIENDO QUE HAY OTRO REY, JESUS. Y alborotan al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas” (Hechos 17:6-8).
¿Qué vemos aquí?¿Cuál fue la razón por tanto alboroto? Sencillamente el cristiano Jasón junto con otros hermanos estaba predicando que había otro rey fuera de César. ¿Y qué podría significar todo esto para las autoridades? ¡Que se estaba predicando una sedición! Es decir, se estaba predicando que un rey (Jesús) y su reino reemplazaría al reino existente e imperante muy pronto. Se estaba predicando un nuevo gobierno con un nuevo rey en la tierra, el cual traería la paz y la justicia para los oprimidos. Lógicamente este mensaje o “buenas nuevas” era una seria amenaza para el imperio que había que silenciarla persiguiendo a sus partidarios con violencia.
Pues bien, a la luz de este antecedente, es fácil vislumbrar porqué Pablo estuvo encarcelado en Roma. Sin duda él estuvo predicando un nuevo reino en la tierra, el cual haría polvo a los gobiernos impíos de la tierra. Su mensaje claramente no era simplemente que Cristo murió y resucitó al tercer día, pues esta proclama jamás sería una amenaza para cualquier emperador y un motivo suficiente para perseguir e incluso matar a alguien que lo predicase. Pero los partidarios de un nuevo reinado que comenzaran a predicar que su rey viene y que tomaría el control del mundo, y que terminaría con la dominación gentílica, motivaría que cualquier nación dominante se animara prestamente a perseguir y a aplastar como una seria amenza.
En Hechos 28 vemos a Pablo que permaneció un par de años en Roma predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo abiertamente y sin impedimento (dentro de su casa!, v.30 y 31)”. Sin embargo, en el verso 20 Pablo dice exactamente porqué estaba encadenado: “Así que por esta causa….¿cuál?...POR LA ESPERANZA DE ISRAEL ESTOY SUJETO EN CADENA”. ¿Y cuál era la ESPERANZA DE ISRAEL?¿Acaso no era el Reino de David?¿Acaso nos olvidaremos cuando se reunió la multitud judía en la puerta de Jerusalén para ver entrar al rey del reino de David que ellos esperaban y creían inminente? Veamos el informe de Marcos al respecto: “Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡BENDITO EL REINO DE NUESTRO PADRE DAVID QUE VIENE! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén…” (ver Marcos 11:7-11). Esta esperanza era la esperanza de José de Arimatea que aparece cuatro capítulos más adelante, y “quien también esperaba el reino de Dios (= reino de David según Marcos 11)” (Marcos 15:43). Incluso el resto de discípulos TENÍAN LA ESPERANZA DE ISRAEL de que “Jesús era el que iba a redimir a Israel” (Lucas 24:21), para dar cumplimiento a la profecía de Zacarías, padre del Bautista: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación EN LA CASA DE DAVID su siervo” (Lucas 1:68)..
Pues bien, ¿acaso Jesús se detuvo un instante para refutar esa esperanza de Israel a esos judíos que lo esperaban en la puerta de Jerusalén?¿Acaso aprovechó Jesús esa oportunidad para decirles que el reino de David nunca más sería restaurado? De ningún modo. De modo que vemos que Pablo estaba en prisión por predicar el evangelio del reino (Hechos 23:30), aquel evangelio que en el verso 20 él correctamente llama: “LA ESPERANZA DE ISRAEL”.
Sin embargo, hay aún muchos antisemitas que quieren despojar a los Judíos de todas sus esperanzas mesiánicas. Sus enseñanzas de un evangelio del reino EN los cielos a suplantado al verdadero evangelio del Reino de Dios en la tierra. San Agustín fue el gran responsable de este drástico cambio, al haber propagado su error de un reino eclesiástico en el mundo. El Reino de David se llama ahora “la iglesia de Cristo”, y el trono de David ya no más se encontrará en Jerusalén (Jer 3:17), sino en el cielo.
Si mi amigos, Pablo estuvo sufriendo sus cadenas por el mensaje del evangelio del Reino de Dios (Hechos 23:30) el cual él mismo llamó con verdad: La Esperanza de Israel, la esperanza del Reino de David restaurado en Jerusalén (v. 20). ¿No está todo esto muy claro? Creo que sí!
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POBRES RICOS Y RICOS POBRES
Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Estimado lector: ¿Qué le sugiere el título “Pobres Ricos” de este artículo? Tal vez le sugiere a magnates, pero que son pobres de espíritu y de moral; o tal vez le sugiere de pobres en bienes materiales, pero de gran riqueza espiritual. Todo depende cómo entienda el título el lector. Tal vez un hombre rico y poderoso se identifique con este artículo, o también un hombre pobre y desposeído. Todo depende de quien lo va a leer.
Magnates en la Miseria
La Biblia nos habla de que hay ricos y poderosos en este mundo, pero que a la vista de Dios son más pobres y desventurados que cualquier pobre o mendigo de la calle. Los ricos se creen superhombres, semidioses, dueños del mundo, y amos de las vidas de otros. Estos explotan, oprimen, y desprecian a sus semejantes sin misericordia (Santiago 5:1-6). No tienen necesidad de un Dios, ni de Su reino, o de una vida futura segura, pues creen tenerlo todo ahora. No entienden qué es eso que la Biblia llama “gozo en el espíritu”, y no necesitan pedirle a Dios por el pan de cada día, pues nada les falta. No comprenden lo que es salvación, pues creen ser perfectos, impecables, autosuficientes, y hasta dadivosos con los pobres. Se enorgullecen de dar dinero a las “causas justas y nobles”, y además, creen que son buenos ciudadanos, fieles y devotos padres de familia. Se creen piadosos, pues asisten a su iglesia una vez por semana para mostrar “su fe y devoción religiosas”. Tienen por allí alguna “aventurilla” pero son discretos y no hacen escándalo. De vez en cuando se reúnen con amigos para tomar algunos traguitos, aunque en ocasiones se exceden y chocan con sus autos. Algunos aumentarán sus emociones con algo de estupefacientes a fin se sentirse “high” o más desenvueltos e inhibidos. Sus conversaciones girarán en cómo hacer más dinero, en las nuevas inversiones, nuevos autos, nuevas mansiones, pero nada hablarán de temas espirituales, o de asuntos místicos.
La Biblia nos habla de esta clase de gente en el libro de Apocalipsis 3:17 con estas palabras: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un DESVENTURADO, MISERABLE, POBRE, CIEGO Y DESNUDO.” Estas palabras son duras pero muy ciertas. Cuántos ricos realmente no se dan cuenta de su desgraciada situación. Son como “muertos vivientes”, y a la vista de Dios---que es lo más importante--- ¡son más desventurados y pobres que los más pobres de la calle! Sí, estos ricos indolentes están ciegos, pues no se dan cuenta de nada de su realidad espiritual y moral. Ellos no se ponen a pensar a fondo de cómo están a la vista del Creador y Dios.
El Reino de Dios No Es para Magnates Impíos
Jesús ya había hablado de estos “Ricos Pobres” cuando estuvo entre nosotros. En una ocasión, un joven rico se le acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer para ganar la vida eterna. Jesús, entre otras exigencias, le dijo que vendiera sus bienes y diera a los pobres el dinero obtenido. Pero el joven rico se retiró de delante de Jesús porque no estaba dispuesto a tanto. Luego Jesús afirma que “difícilmente entrará un rico al reino de Dios” (Mateo 19:16-24). Notemos que Jesús habla de que es difícil que un rico entre a su reino, aunque no imposible. Aún hay ricos que están dispuestos a obedecer las exigencias de Jesús.
Sin duda, Jesús no manda a todos los ricos a vender todos sus bienes para luego entregar el producto de las ventas a los pobres, a fin de ganar la vida eterna. Lo del joven rico fue una exigencia extrema, pero igualmente debemos de estar dispuestos a acatarla si fuera necesario. Recordemos que aquel diminuto hombre llamado Zaqueo, el que cenó con Jesús en su casa, daba la mitad de sus bienes a los pobres, y no obstante el Señor le aseguró que él estaba siendo salvo por esa actitud noble y de desprendimiento generoso (Lucas 19:8,9). Aquí Jesús no vuelve a exigir que se dé todo lo que se tiene al pobre, sino que ve con beneplácito que Zaqueo, por voluntad e iniciativa propias, dé el 50% de sus ingresos a los pobres. Lo importante es que el hombre no sea esclavo de sus riquezas, ni que éstas se vuelvan en la razón de su existir. En la Biblia tenemos hombres de fe que fueron ricos, como el caso de Abraham, Lot, Job, etc. Pero estos hombres no hicieron de sus bienes el fin de sus vidas. Ellos pusieron primero el reino de Dios, y como resultado de ello, fueron enriquecidos (Mateo 6:33).
Como hemos visto, ya hace mucho que la mayoría de magnates ha perdido su alma, por el amor a las riquezas. Jesús dijo de éstos: “Porque ¿qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma.” (Marcos 8:36). Sí, la mayoría de ricos ha perdido su vida interior y su salvación futura, por el amor al mundo y sus riquezas.
Riquezas Inmateriales
Ahora bien, hay mendigos que pueden ser más ricos que los más renombrados magnates del mundo. Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; PORQUE LA VIDA DEL HOMBRE NO CONSISTE EN LA ABUNDANCIA DE LOS BIENES QUE POSEE.” (Lucas 12:15). Jesús afirma que la riqueza verdadera no está en la abundancia de bienes que se pueda poseer. Él no puede afirmar tal cosa, y a la vez prometernos enriquecernos con bienes materiales, si éstos nos van a desviar de la fe y de la confianza en Dios. Muchos cristianos creen que Cristo no los bendice con bienes materiales en abundancia porque piensan que no son buenos creyentes o buenos hombres. Nada más falso. Cristo sí enriquece, pero más, con otro tipo de bienes que la mayoría de personas desconoce. Fijémonos por un instante lo que dice Santiago, un siervo del Señor: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean RICOS EN FE y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Santiago 2:5).
Aquí hay una riqueza inmaterial que los más de los magnates no tienen, y esa riqueza es, la de la FE, la cual incluye también la ESPERANZA y el AMOR. El creyente humilde tiene fe en Dios y en sus promesas, las cuales incluyen la vida eterna y el Reino de Dios. El pobre tiene fe que su vida tiene un propósito mucho más trascendental que la vida de los ricos y poderosos de la tierra. El creyente está conciente que las riquezas temporales y la codicia por el dinero pueden destruir su fe y su esperanza en la vida eterna en el reino de Dios. Dice Jesús: “Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y AHOGAN LA PALABRA, y se hace infructuosa.” (Marcos 4:19). El creyente verdadero se cuidará de no caer en la manía o en la obstinación de adquirir más y más riquezas, pues podría destruir su fe en la Palabra de Dios. Y de hecho, muchos cristianos han caído en desgracia cuando han hecho de su profesión de fe un medio para lucrar y enriquecerse injustamente.
Muchos ricos y poderosos terminan matándose, o sumidos en el alcohol y en las drogas, pues al tenerlo todo ya no encuentran sentido para sus vidas. Los ricos realmente no tienen un verdadero sentido para sus vidas. Una vez que han alcanzado la sima, ya no saben hacia donde ir. Entonces viene la frustración, la amargura, la desesperanza, y el deseo de auto destrucción. Verdaderamente los ricos pueden ser tan desdichados como los pobres que viven sin Dios.
El sabio rey Salomón dijo: “...No me des pobreza ni riqueza; manténme el pan necesario.” (Proverbios 30:8). Jesús, no obstante, da la fórmula para poder recibir lo necesario de parte de Dios. Él nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (comida, vestido, casa, etc) os serán añadidas.” (Mateo 6;33).
Riquezas de Dios
San Pablo nos dice algo interesante en 2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis ENRIQUECIDOS.” Esto es muy interesante, pues Cristo, aunque vivía como pobre, era rico. De igual modo, los cristianos también son ricos, siendo pobres. Pero esas riquezas espirituales (Fe, Esperanza, Amor, Salvación, Vida Eterna, Reino de Dios) se traducirán en riquezas materiales. Y es que el creyente tendrá acceso a la “Casa de Dios” la cual es de oro puro, de perlas, y de joyas de todo tipo (Leer Todo el capítulo 21 de Apocalipsis, en especial los versos 2, 7,10,11,18,21,27). Es interesante leer el verso 7 de Apocalipsis 21, pues dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”
Observemos que nuestra riqueza espiritual se traducirá mañana en una riqueza también MATERIAL, pues heredaremos las cosas de nuestro Padre. Notemos que el texto dice que “heredará TODAS LAS COSAS.” ¿Qué otras cosas heredaremos? ¡El reino de Dios! (1 Corintios 15:50), ¡La vida eterna! (Lucas 10:25), ¡Naciones! (Isaías 54:3), ¡La Tierra! (Salmos 37:9).¡Las Promesas! (Hebreos 6:12), ¡Bendición! (1 Pedro 3:9), ¡Riquezas de la gloria! (Efesios 1:18).
El Reino de Dios es Para los Pobres Píos
El Reino de Dios es la esperanza más grande que tiene el cristiano (Mateo 5:3). Este Reino de Dios fue anunciado por los profetas del Antiguo Testamento (Daniel 2:44; Daniel 7:13,14,18; Miqueas 4:1-4; Isaías 11:1-12; etc). Y cuando Jesús comienza su ministerio en la tierra, se esmera en propagar su “Evangelio del Reino de Dios” (Marcos 1:1,14,15). A sus discípulos Jesús les enseña a que pidan y busquen el reino de Dios (Mateo 6:10,33). A Nicodemo Jesús le dirá que, para ver y entrar a su reino, él tendrá que “nacer de nuevo” (Juan 3:3,5). Mas adelante sus discípulos y él esparcirán las Buenas Noticias del Reino de Dios por las diferentes áreas de Israel (Lucas 8:1; 91,2). Luego les dirá a sus discípulos que a Dios le ha placido darles su Reino a ellos (Lucas 12:32). También les dirá que ningún inconstante en la fe, o que pone otros intereses antes de los del reino, heredará o entrará en él (Lucas 9:60-62). Luego Jesús desarrollará lo que se ha venido a conocer como Las Parábolas del Reino (de los capítulos 14-19 de Lucas). En esas parábolas Jesús da detalles de su reino, y de cómo entrar en él.
En Mateo 25:31,34 Jesús revela algo más de su reino. Él dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.”
¡Usted Puede ser una Autoridad Real del Reino de Dios!
Jesucristo asignará a sus seguidores fieles, a aquellos que han optado por renunciar al mundo y a sus atracciones, el reino de Dios. “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” (Lucas 22:28-30). Esto ocurrirá cuando él regrese a este mundo por segunda vez en persona (Mateo 25:31,34). También en ese entonces Jesús tomará el trono de su reino en la ciudad de Jerusalén (Mateo 5:33-35; Jeremías 3:17). Cuando todo esto ocurra, los que son ahora últimos, los pobres e insignificantes, serán los primeros y los “primogénitos” de Dios (Lucas 13:29,30).
El creyente verdadero tendrá poder, gloria, y honra en el reino de Cristo (Romanos 2:6,7). Además, tendrá autoridad para regir a pueblos o ciudades enteras en dicho reino o gobierno mundial de Jesucristo. Dice Apocalipsis 2:26,27: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré AUTORIDAD sobre las NACIONES, y las regirá con vara de hierro...”
En Hechos 4:13 se nos informa que San Pedro y San Juan, entre otros apóstoles, “eran hombres sin letras y del vulgo”. ¡Pero estos hombres eran DOS de los DOCE pilares de la iglesia de Dios!. Recordemos que estos pescadores eran ignorantes o sin letras. ¡Pertenecían al vulgo! Pero Cristo los llamó para que fueran ejemplo a las sucesivas generaciones de cristianos. Éstos, que eran los últimos de la tierra, serán los primeros en el reino o gobierno mundial de Cristo (Lucas 12:32; 22:30). El Evangelio del Reino es definitivamente el evangelio de los pobres y desposeídos de la tierra. A éstos vino a buscar Jesucristo, y de éstos estará lleno el reino de Dios (Mateo 11:5; Lucas 4:18; 6:20; Santiago 2:5). Lo importante es ser rico para Dios, y no para los hombres (Lucas 12:16-21). El creyente deberá estar atesorando tesoros en el cielo y no en la tierra (Mateo 6:19). El mejor tesoro que podemos acumular es nuestra fe, y ésta implica nuestra consagración, buenas obras, devoción, santidad, rectitud, amor, conocimiento, dominio propio, paciencia, afecto fraternal, virtud, etc. Haciendo esto entraremos al reino de Dios (2 Pedro 1:3-11).
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Estimado lector: ¿Qué le sugiere el título “Pobres Ricos” de este artículo? Tal vez le sugiere a magnates, pero que son pobres de espíritu y de moral; o tal vez le sugiere de pobres en bienes materiales, pero de gran riqueza espiritual. Todo depende cómo entienda el título el lector. Tal vez un hombre rico y poderoso se identifique con este artículo, o también un hombre pobre y desposeído. Todo depende de quien lo va a leer.
Magnates en la Miseria
La Biblia nos habla de que hay ricos y poderosos en este mundo, pero que a la vista de Dios son más pobres y desventurados que cualquier pobre o mendigo de la calle. Los ricos se creen superhombres, semidioses, dueños del mundo, y amos de las vidas de otros. Estos explotan, oprimen, y desprecian a sus semejantes sin misericordia (Santiago 5:1-6). No tienen necesidad de un Dios, ni de Su reino, o de una vida futura segura, pues creen tenerlo todo ahora. No entienden qué es eso que la Biblia llama “gozo en el espíritu”, y no necesitan pedirle a Dios por el pan de cada día, pues nada les falta. No comprenden lo que es salvación, pues creen ser perfectos, impecables, autosuficientes, y hasta dadivosos con los pobres. Se enorgullecen de dar dinero a las “causas justas y nobles”, y además, creen que son buenos ciudadanos, fieles y devotos padres de familia. Se creen piadosos, pues asisten a su iglesia una vez por semana para mostrar “su fe y devoción religiosas”. Tienen por allí alguna “aventurilla” pero son discretos y no hacen escándalo. De vez en cuando se reúnen con amigos para tomar algunos traguitos, aunque en ocasiones se exceden y chocan con sus autos. Algunos aumentarán sus emociones con algo de estupefacientes a fin se sentirse “high” o más desenvueltos e inhibidos. Sus conversaciones girarán en cómo hacer más dinero, en las nuevas inversiones, nuevos autos, nuevas mansiones, pero nada hablarán de temas espirituales, o de asuntos místicos.
La Biblia nos habla de esta clase de gente en el libro de Apocalipsis 3:17 con estas palabras: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un DESVENTURADO, MISERABLE, POBRE, CIEGO Y DESNUDO.” Estas palabras son duras pero muy ciertas. Cuántos ricos realmente no se dan cuenta de su desgraciada situación. Son como “muertos vivientes”, y a la vista de Dios---que es lo más importante--- ¡son más desventurados y pobres que los más pobres de la calle! Sí, estos ricos indolentes están ciegos, pues no se dan cuenta de nada de su realidad espiritual y moral. Ellos no se ponen a pensar a fondo de cómo están a la vista del Creador y Dios.
El Reino de Dios No Es para Magnates Impíos
Jesús ya había hablado de estos “Ricos Pobres” cuando estuvo entre nosotros. En una ocasión, un joven rico se le acercó a Jesús para preguntarle qué debía hacer para ganar la vida eterna. Jesús, entre otras exigencias, le dijo que vendiera sus bienes y diera a los pobres el dinero obtenido. Pero el joven rico se retiró de delante de Jesús porque no estaba dispuesto a tanto. Luego Jesús afirma que “difícilmente entrará un rico al reino de Dios” (Mateo 19:16-24). Notemos que Jesús habla de que es difícil que un rico entre a su reino, aunque no imposible. Aún hay ricos que están dispuestos a obedecer las exigencias de Jesús.
Sin duda, Jesús no manda a todos los ricos a vender todos sus bienes para luego entregar el producto de las ventas a los pobres, a fin de ganar la vida eterna. Lo del joven rico fue una exigencia extrema, pero igualmente debemos de estar dispuestos a acatarla si fuera necesario. Recordemos que aquel diminuto hombre llamado Zaqueo, el que cenó con Jesús en su casa, daba la mitad de sus bienes a los pobres, y no obstante el Señor le aseguró que él estaba siendo salvo por esa actitud noble y de desprendimiento generoso (Lucas 19:8,9). Aquí Jesús no vuelve a exigir que se dé todo lo que se tiene al pobre, sino que ve con beneplácito que Zaqueo, por voluntad e iniciativa propias, dé el 50% de sus ingresos a los pobres. Lo importante es que el hombre no sea esclavo de sus riquezas, ni que éstas se vuelvan en la razón de su existir. En la Biblia tenemos hombres de fe que fueron ricos, como el caso de Abraham, Lot, Job, etc. Pero estos hombres no hicieron de sus bienes el fin de sus vidas. Ellos pusieron primero el reino de Dios, y como resultado de ello, fueron enriquecidos (Mateo 6:33).
Como hemos visto, ya hace mucho que la mayoría de magnates ha perdido su alma, por el amor a las riquezas. Jesús dijo de éstos: “Porque ¿qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma.” (Marcos 8:36). Sí, la mayoría de ricos ha perdido su vida interior y su salvación futura, por el amor al mundo y sus riquezas.
Riquezas Inmateriales
Ahora bien, hay mendigos que pueden ser más ricos que los más renombrados magnates del mundo. Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; PORQUE LA VIDA DEL HOMBRE NO CONSISTE EN LA ABUNDANCIA DE LOS BIENES QUE POSEE.” (Lucas 12:15). Jesús afirma que la riqueza verdadera no está en la abundancia de bienes que se pueda poseer. Él no puede afirmar tal cosa, y a la vez prometernos enriquecernos con bienes materiales, si éstos nos van a desviar de la fe y de la confianza en Dios. Muchos cristianos creen que Cristo no los bendice con bienes materiales en abundancia porque piensan que no son buenos creyentes o buenos hombres. Nada más falso. Cristo sí enriquece, pero más, con otro tipo de bienes que la mayoría de personas desconoce. Fijémonos por un instante lo que dice Santiago, un siervo del Señor: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean RICOS EN FE y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Santiago 2:5).
Aquí hay una riqueza inmaterial que los más de los magnates no tienen, y esa riqueza es, la de la FE, la cual incluye también la ESPERANZA y el AMOR. El creyente humilde tiene fe en Dios y en sus promesas, las cuales incluyen la vida eterna y el Reino de Dios. El pobre tiene fe que su vida tiene un propósito mucho más trascendental que la vida de los ricos y poderosos de la tierra. El creyente está conciente que las riquezas temporales y la codicia por el dinero pueden destruir su fe y su esperanza en la vida eterna en el reino de Dios. Dice Jesús: “Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y AHOGAN LA PALABRA, y se hace infructuosa.” (Marcos 4:19). El creyente verdadero se cuidará de no caer en la manía o en la obstinación de adquirir más y más riquezas, pues podría destruir su fe en la Palabra de Dios. Y de hecho, muchos cristianos han caído en desgracia cuando han hecho de su profesión de fe un medio para lucrar y enriquecerse injustamente.
Muchos ricos y poderosos terminan matándose, o sumidos en el alcohol y en las drogas, pues al tenerlo todo ya no encuentran sentido para sus vidas. Los ricos realmente no tienen un verdadero sentido para sus vidas. Una vez que han alcanzado la sima, ya no saben hacia donde ir. Entonces viene la frustración, la amargura, la desesperanza, y el deseo de auto destrucción. Verdaderamente los ricos pueden ser tan desdichados como los pobres que viven sin Dios.
El sabio rey Salomón dijo: “...No me des pobreza ni riqueza; manténme el pan necesario.” (Proverbios 30:8). Jesús, no obstante, da la fórmula para poder recibir lo necesario de parte de Dios. Él nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (comida, vestido, casa, etc) os serán añadidas.” (Mateo 6;33).
Riquezas de Dios
San Pablo nos dice algo interesante en 2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis ENRIQUECIDOS.” Esto es muy interesante, pues Cristo, aunque vivía como pobre, era rico. De igual modo, los cristianos también son ricos, siendo pobres. Pero esas riquezas espirituales (Fe, Esperanza, Amor, Salvación, Vida Eterna, Reino de Dios) se traducirán en riquezas materiales. Y es que el creyente tendrá acceso a la “Casa de Dios” la cual es de oro puro, de perlas, y de joyas de todo tipo (Leer Todo el capítulo 21 de Apocalipsis, en especial los versos 2, 7,10,11,18,21,27). Es interesante leer el verso 7 de Apocalipsis 21, pues dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”
Observemos que nuestra riqueza espiritual se traducirá mañana en una riqueza también MATERIAL, pues heredaremos las cosas de nuestro Padre. Notemos que el texto dice que “heredará TODAS LAS COSAS.” ¿Qué otras cosas heredaremos? ¡El reino de Dios! (1 Corintios 15:50), ¡La vida eterna! (Lucas 10:25), ¡Naciones! (Isaías 54:3), ¡La Tierra! (Salmos 37:9).¡Las Promesas! (Hebreos 6:12), ¡Bendición! (1 Pedro 3:9), ¡Riquezas de la gloria! (Efesios 1:18).
El Reino de Dios es Para los Pobres Píos
El Reino de Dios es la esperanza más grande que tiene el cristiano (Mateo 5:3). Este Reino de Dios fue anunciado por los profetas del Antiguo Testamento (Daniel 2:44; Daniel 7:13,14,18; Miqueas 4:1-4; Isaías 11:1-12; etc). Y cuando Jesús comienza su ministerio en la tierra, se esmera en propagar su “Evangelio del Reino de Dios” (Marcos 1:1,14,15). A sus discípulos Jesús les enseña a que pidan y busquen el reino de Dios (Mateo 6:10,33). A Nicodemo Jesús le dirá que, para ver y entrar a su reino, él tendrá que “nacer de nuevo” (Juan 3:3,5). Mas adelante sus discípulos y él esparcirán las Buenas Noticias del Reino de Dios por las diferentes áreas de Israel (Lucas 8:1; 91,2). Luego les dirá a sus discípulos que a Dios le ha placido darles su Reino a ellos (Lucas 12:32). También les dirá que ningún inconstante en la fe, o que pone otros intereses antes de los del reino, heredará o entrará en él (Lucas 9:60-62). Luego Jesús desarrollará lo que se ha venido a conocer como Las Parábolas del Reino (de los capítulos 14-19 de Lucas). En esas parábolas Jesús da detalles de su reino, y de cómo entrar en él.
En Mateo 25:31,34 Jesús revela algo más de su reino. Él dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.”
¡Usted Puede ser una Autoridad Real del Reino de Dios!
Jesucristo asignará a sus seguidores fieles, a aquellos que han optado por renunciar al mundo y a sus atracciones, el reino de Dios. “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” (Lucas 22:28-30). Esto ocurrirá cuando él regrese a este mundo por segunda vez en persona (Mateo 25:31,34). También en ese entonces Jesús tomará el trono de su reino en la ciudad de Jerusalén (Mateo 5:33-35; Jeremías 3:17). Cuando todo esto ocurra, los que son ahora últimos, los pobres e insignificantes, serán los primeros y los “primogénitos” de Dios (Lucas 13:29,30).
El creyente verdadero tendrá poder, gloria, y honra en el reino de Cristo (Romanos 2:6,7). Además, tendrá autoridad para regir a pueblos o ciudades enteras en dicho reino o gobierno mundial de Jesucristo. Dice Apocalipsis 2:26,27: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré AUTORIDAD sobre las NACIONES, y las regirá con vara de hierro...”
En Hechos 4:13 se nos informa que San Pedro y San Juan, entre otros apóstoles, “eran hombres sin letras y del vulgo”. ¡Pero estos hombres eran DOS de los DOCE pilares de la iglesia de Dios!. Recordemos que estos pescadores eran ignorantes o sin letras. ¡Pertenecían al vulgo! Pero Cristo los llamó para que fueran ejemplo a las sucesivas generaciones de cristianos. Éstos, que eran los últimos de la tierra, serán los primeros en el reino o gobierno mundial de Cristo (Lucas 12:32; 22:30). El Evangelio del Reino es definitivamente el evangelio de los pobres y desposeídos de la tierra. A éstos vino a buscar Jesucristo, y de éstos estará lleno el reino de Dios (Mateo 11:5; Lucas 4:18; 6:20; Santiago 2:5). Lo importante es ser rico para Dios, y no para los hombres (Lucas 12:16-21). El creyente deberá estar atesorando tesoros en el cielo y no en la tierra (Mateo 6:19). El mejor tesoro que podemos acumular es nuestra fe, y ésta implica nuestra consagración, buenas obras, devoción, santidad, rectitud, amor, conocimiento, dominio propio, paciencia, afecto fraternal, virtud, etc. Haciendo esto entraremos al reino de Dios (2 Pedro 1:3-11).
http://www.apologista.wordpress.com/
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MUCHOS PARECEN AÚN NO ENTENDER LA PARÁBOLA DE LA DIEZ MINAS
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Introducción
En Lucas 8:10 Jesús dice: “A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”. El Señor frecuentemente hablaba en parábolas a las gentes para que aquellos que no eran partidarios suyos no los pudieran entender. Las parábolas tenían como finalidad revelar el reino de Dios a los creyentes y no a los incrédulos. Pero muchos aún dentro del mundo cristiano no logran entender lo que Cristo quiso enseñar en la parábola de la Diez Minas de Lucas 19:11-27. Aquí leemos esto: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12 Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 13 Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15 Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16 Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 17 El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18 Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20 Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23 ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25 Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”.
En esta parábola los discípulos se apresuraron a creer que la venida del reino de Cristo era inminente porque lo veían entrar en la ciudad del gran rey (Mateo 5:33-35). Jesús se ve precisado a enseñarles que él es el hombre noble que tiene que partir primero al cielo para recibir un reino y luego volver a la tierra. Mientras durara su ausencia, sus discípulos tendrían que trabajar por la causa del reino y multiplicar sus “minas”. Aquellos que recibieron 1 mina y produjeron otras 10 minas, recibirán 10 ciudades. Aquellos que recibieron 1 mina y produjeron 5 minas, éstos recibirán 5 ciudades.
Dominio sobre ciudades enteras
En la parábola que acabamos de mencionar, Jesús volverá al mundo nuevamente para tomar cuentas a sus mayordomos por sus obras y para recompensarlos si es que han sido fieles, o para castigarlos en el caso que hayan sido negligentes. Aquellos que fueron leales a sus responsabilidades recibirán un número de las ciudades para gobernarlas. Esto parece irreal para muchos cristianos. ¿Cristianos gobernando ciudades cosmopolitas de la tierra? ¿Cómo puede ser posible eso si vamos a vivir como angelitos alados en el cielo con Cristo y tocando un arpa o lira de oro?¿Cómo es que podemos ser gobernantes sobre naciones que supuestamente serán destruidas por el reino de Cristo? Esto parece un cuento de hadas para muchos, o simplemente es una alegoría de algo supramundano. Sin embargo, cuando nosotros escuchamos lo que el Señor le dice a Juan a través de su ángel en Apocalipsis 2:26,27, la promesa literal no cambia en absoluto. Los versos dicen: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” (Apocalipsis 2:26,27). Nótese que los creyentes leales tendrán autoridad sobre las naciones, las cuales serán regidas con vara de hierro. Esto no es una fábula, es lo que realmente se nos promete de manera clara y literal por todos lados en la Santa Escritura.
Los tronos de los príncipes
En Isaías 32:1 se nos habla que un rey y sus príncipes reinarán con justicia sobre el mundo: He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y en otro pasaje vemos que este rey y sus príncipes recibirán el reino y dominarán la tierra. Dice Daniel 7:13,14, 27: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido… 7:27 y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. Aquí se observa que primero el Hijo del hombre (Cristo) recibe de Dios el dominio, la gloria y reino para que todos los pueblos, naciones, y lenguas le sirvan. Luego, a la iglesia se le otorga ese mismo privilegio para que los pueblos y naciones se sometan a ellos. De modo que la parábola de las Diez Minas, tomadas de manera literal, se conforma perfectamente con todos los otros pasajes que nos hablan de un reino o un gobierno mundial de Cristo y sus seguidores leales.
Los Tronos estarán ubicados en Jerusalén
David dice algo interesante en el Salmo 122:2-5: “Nuestros pies estuvieronDentro de tus puertas, oh Jerusalén.3 Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí.4 Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, Para alabar el nombre de Jehová.5 Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David”. Aquí proféticamente David está hablando del lugar dónde se asentarán los tronos de los gobernantes del reino de David. Tal vez no sean todos los tronos los que se asienten allí, pero sabemos que el gobierno de Cristo será mundial y representantes suyos tendrán sus tronos respectivos en lugares ideales. De todos modos, sea donde estén todos los tronos de autoridad del reino de Cristo, lo cierto es que no estarán en el cielo o en otro planeta. Y es que la Biblia es clara cuando dice que Cristo reinará ENTRE los hombres y que los mansos heredarán LA TIERRA (Mat. 5:5).
En conclusión, la parábola de las Diez Minas no encierra un significado oscuro o incierto para la iglesia del Señor. Su mensaje es claro como el agua cristalina, y no hay razón alguna para alegorizar lo que Cristo enseñó como algo realista y necesario para nuestro mundo en caos y confusión.
Este mundo necesita un cambio radical, un cambio que los políticos de este mundo no logran conseguir. Ellos no pueden mantener la paz y la armonía entre los pueblos porque sencillamente ellos no son los llamados para hacerlo. Es Cristo y su gobierno mundial, o también llamado “El Reino de Dios”, el que logrará convertir las armas en maquinarias e implementos agrícolas, y eliminará, al mismo tiempo, la fuente de todos los males que es el mismo Satanás y sus demonios, los gobernantes de este siglo malo. Esta es la razón por la cual los políticos más lúcidos no pueden conseguir una sociedad ideal, porque sencillamente no tienen el poder y la autoridad para destronar a las fuerzas inicuas que gobiernan este mundo desde el aire. Al respecto dice Pablo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Todos los esfuerzos humanos para conseguir la tan anhelada justicia fracasarán porque los hombres mismos quieren endiosarse y prescindir de Dios… ¡y de sus leyes! Estos no entienden o desconocen que Dios es el único que realmente puede traer la paz y la felicidad a la tierra a través del reinado de Su Hijo perfecto, Jesucristo.
……………
Las palabras de Juan en Apocalipsis 20:4,5 no son alentadoras: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.
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Introducción
En Lucas 8:10 Jesús dice: “A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”. El Señor frecuentemente hablaba en parábolas a las gentes para que aquellos que no eran partidarios suyos no los pudieran entender. Las parábolas tenían como finalidad revelar el reino de Dios a los creyentes y no a los incrédulos. Pero muchos aún dentro del mundo cristiano no logran entender lo que Cristo quiso enseñar en la parábola de la Diez Minas de Lucas 19:11-27. Aquí leemos esto: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12 Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 13 Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15 Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16 Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 17 El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18 Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20 Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23 ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25 Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”.
En esta parábola los discípulos se apresuraron a creer que la venida del reino de Cristo era inminente porque lo veían entrar en la ciudad del gran rey (Mateo 5:33-35). Jesús se ve precisado a enseñarles que él es el hombre noble que tiene que partir primero al cielo para recibir un reino y luego volver a la tierra. Mientras durara su ausencia, sus discípulos tendrían que trabajar por la causa del reino y multiplicar sus “minas”. Aquellos que recibieron 1 mina y produjeron otras 10 minas, recibirán 10 ciudades. Aquellos que recibieron 1 mina y produjeron 5 minas, éstos recibirán 5 ciudades.
Dominio sobre ciudades enteras
En la parábola que acabamos de mencionar, Jesús volverá al mundo nuevamente para tomar cuentas a sus mayordomos por sus obras y para recompensarlos si es que han sido fieles, o para castigarlos en el caso que hayan sido negligentes. Aquellos que fueron leales a sus responsabilidades recibirán un número de las ciudades para gobernarlas. Esto parece irreal para muchos cristianos. ¿Cristianos gobernando ciudades cosmopolitas de la tierra? ¿Cómo puede ser posible eso si vamos a vivir como angelitos alados en el cielo con Cristo y tocando un arpa o lira de oro?¿Cómo es que podemos ser gobernantes sobre naciones que supuestamente serán destruidas por el reino de Cristo? Esto parece un cuento de hadas para muchos, o simplemente es una alegoría de algo supramundano. Sin embargo, cuando nosotros escuchamos lo que el Señor le dice a Juan a través de su ángel en Apocalipsis 2:26,27, la promesa literal no cambia en absoluto. Los versos dicen: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” (Apocalipsis 2:26,27). Nótese que los creyentes leales tendrán autoridad sobre las naciones, las cuales serán regidas con vara de hierro. Esto no es una fábula, es lo que realmente se nos promete de manera clara y literal por todos lados en la Santa Escritura.
Los tronos de los príncipes
En Isaías 32:1 se nos habla que un rey y sus príncipes reinarán con justicia sobre el mundo: He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y en otro pasaje vemos que este rey y sus príncipes recibirán el reino y dominarán la tierra. Dice Daniel 7:13,14, 27: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido… 7:27 y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. Aquí se observa que primero el Hijo del hombre (Cristo) recibe de Dios el dominio, la gloria y reino para que todos los pueblos, naciones, y lenguas le sirvan. Luego, a la iglesia se le otorga ese mismo privilegio para que los pueblos y naciones se sometan a ellos. De modo que la parábola de las Diez Minas, tomadas de manera literal, se conforma perfectamente con todos los otros pasajes que nos hablan de un reino o un gobierno mundial de Cristo y sus seguidores leales.
Los Tronos estarán ubicados en Jerusalén
David dice algo interesante en el Salmo 122:2-5: “Nuestros pies estuvieronDentro de tus puertas, oh Jerusalén.3 Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí.4 Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, Para alabar el nombre de Jehová.5 Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David”. Aquí proféticamente David está hablando del lugar dónde se asentarán los tronos de los gobernantes del reino de David. Tal vez no sean todos los tronos los que se asienten allí, pero sabemos que el gobierno de Cristo será mundial y representantes suyos tendrán sus tronos respectivos en lugares ideales. De todos modos, sea donde estén todos los tronos de autoridad del reino de Cristo, lo cierto es que no estarán en el cielo o en otro planeta. Y es que la Biblia es clara cuando dice que Cristo reinará ENTRE los hombres y que los mansos heredarán LA TIERRA (Mat. 5:5).
En conclusión, la parábola de las Diez Minas no encierra un significado oscuro o incierto para la iglesia del Señor. Su mensaje es claro como el agua cristalina, y no hay razón alguna para alegorizar lo que Cristo enseñó como algo realista y necesario para nuestro mundo en caos y confusión.
Este mundo necesita un cambio radical, un cambio que los políticos de este mundo no logran conseguir. Ellos no pueden mantener la paz y la armonía entre los pueblos porque sencillamente ellos no son los llamados para hacerlo. Es Cristo y su gobierno mundial, o también llamado “El Reino de Dios”, el que logrará convertir las armas en maquinarias e implementos agrícolas, y eliminará, al mismo tiempo, la fuente de todos los males que es el mismo Satanás y sus demonios, los gobernantes de este siglo malo. Esta es la razón por la cual los políticos más lúcidos no pueden conseguir una sociedad ideal, porque sencillamente no tienen el poder y la autoridad para destronar a las fuerzas inicuas que gobiernan este mundo desde el aire. Al respecto dice Pablo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Todos los esfuerzos humanos para conseguir la tan anhelada justicia fracasarán porque los hombres mismos quieren endiosarse y prescindir de Dios… ¡y de sus leyes! Estos no entienden o desconocen que Dios es el único que realmente puede traer la paz y la felicidad a la tierra a través del reinado de Su Hijo perfecto, Jesucristo.
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Las palabras de Juan en Apocalipsis 20:4,5 no son alentadoras: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.
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TRASLADADOS AL REINO DEL AMADO HIJO —¿AHORA O DESPUÉS?
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Sentados en los lugares Celestiales con Cristo Jesús
EL Apóstol Pablo, al escribirles a los creyentes de la ciudad de Efeso, les dice claramente lo siguiente: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”.
Si observamos bien, Pablo afirma que los creyentes ya están resucitados y sentados (reinando) con Cristo en los lugares celestiales. Pero sus palabras resultan en cierto modo asombrosas porque todos sabemos que sólo en la parusía los creyentes serán resucitados de la muerte y serán glorificados como reyes al lado de Cristo y no ahora (Mateo 25:31,34; Apo. 20:4,5).
La Glorificación
En otra ocasión Pablo dice que los Cristianos ya estamos glorificados, cuando al escribirles a los creyentes de Roma, les dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Rom. 8:30). Notemos que para Pablo, los creyentes ya han sido “glorificados” por Dios. El usa el mismo tiempo pasado para el verbo glorificar como lo hace para el verbo resucitar en Efesios 2:6 para enseñar que ya hemos resucitado y que ya hemos tomado nuestros sitios en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Es obvio que para Pablo, los creyentes ya han recibido las promesas hoy en algún sentido, aunque ciertamente no en su integridad. No creo que haya alguno que pueda decir que ya ha sido resucitado de la tumba, glorificado, y sentado con Cristo en los lugares celestiales. Ahora bien, leamos lo que dice Pablo en el verso 17 de Romanos 8: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. En este pasaje Pablo aporta más luz al tema de la glorificación diciendo que para que seamos juntamente glorificados con Cristo (recuerde que en Efe. 2:6 Pablo usa una similar expresión referida a la resurrección: “y juntamente con él (Cristo) nos resucitó), debemos soportar los padecimientos. Así que la glorificación para Pablo no es algo que se obtiene automáticamente fruto de la conversión, sino que requiere que el creyente pase la prueba de los padecimientos por Cristo. Y si esto es verdad de la glorificación, entonces también lo debe ser de nuestra resurrección y de la toma de nuestras posiciones en los lugares celestiales con Cristo Jesús. De modo que aunque Pablo puede hablar de la presente glorificación, resurrección, y entronización en los lugares celestiales de los creyentes, éstas aún tienen un carácter claramente escatológico o futuro, o sea, para la parusía de Cristo a la tierra. Dice Pablo: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. En Romanos 8:18 Pablo añadió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Acá está claro que Pablo pasa a hablar de una glorificación futura cuando en otros versículos él habla de una gloria ya obtenida o ganada. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción? Una explicación sería que Pablo en el Verso 30 habla de aquellos elegidos de Dios que en Su preconocimiento como personas predestinadas ya han ganado todo por su victoria ante las pruebas. El los ve (como Dios los ve) como triunfantes y galardonados por su vida consagrada al servicio de Dios y habiendo vencido al enemigo y a sus artimañas.
Trasladados al Reino del Amado Hijo
Otro de los pasajes paulinos que nos hablan de una promesa otorgada por “anticipación” es aquella que nos dice que hemos sido ya trasladados al Reino del amado Hijo de Dios. A los creyentes de la ciudad de Colosas, Pablo les dice, entre otras cosas: “…el cual (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”, lo que para Pablo también significaba un traslado de las tinieblas a la luz, de Satanás a Dios (Hechos 26:18). Como ya hemos visto, es típico de Pablo hablar de cosas futuras como si ya fueran presentes, y aún pasadas. En este caso él nos habla de nuestro eventual traslado al reino del amado Hijo por Su Padre. Sin embargo, el mismo apóstol Pablo se referirá al Reino del Hijo como algo que recibiremos cuando nuestros cuerpos sean transformados en inmortales. En 1 Corintios 15:50, 51 él escribió lo siguiente a los Corintios: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados”. Aquí Pablo habla de la herencia del Reino como algo que es imposible obtener ahora en nuestra naturaleza humana mortal. Por un lado él dice a los Colosenses que ya hemos sido “trasladados” al Reino del amado Hijo, pero a los Corintios les dice que el reino es una herencia que obtendrán sólo los inmortales. ¡Pero Pablo no se contradice! Lo que hay que entender es que así como hemos sido resucitados, glorificados, y entronizados POR LA FE, así también hemos sido trasladados por Dios al Reino de Su amado Hijo POR LA FE. Es decir, a la vista de Dios, los creyentes ya “están” en el Reino de Su amado Hijo. Los elegidos, los justificados, los glorificados están también entronizados en el reino del Hijo, sin estarlo aún realmente o de hecho. Por ejemplo, en el libro de Apocalipsis leemos que los creyentes, los de la fe, ya están escritos en el LIBRO DE LA VIDA. No obstante, el creyente deberá de perseverar en la fe para que su entrada a la vida sea efectiva, de lo contrario correrá el peligro de que se le borre su nombre del tomo (Apo. 3:4,5). Lo que Pablo nos dice es que el Padre nos ha trasladado al reino de Su Hijo en su santa voluntad. El nos ve como ya vencedores y victoriosos, como los elegidos y justificados que han recibido Sus promesas por adelantado. El nos ha dado el título de propiedad, pero El aún espera de que nos ganemos el derecho de recibirla con nuestra vida de obediencia y servicio. En otra ocasión leeremos que nosotros (a la vista de Dios) ya poseemos nuestras coronas de gloria, pero luego se nos pide perseverar para que nadie nos la arrebate (Ver Apo. 3:11). Sin duda, ni usted ni yo tenemos nuestras coronas en nuestra posesión, literalmente hablando. Decir que ya estamos trasladados en el Reino de manera total y real sin haber vencido es como afirmar que los difuntos cristianos ya han resucitado, y que ya están en la gloria, y que ya reinan con Cristo en los lugares celestiales. ¡Nadie creería que esto fuera verdad! Pablo jamás afirmó que la resurrección de los creyentes difuntos ya ocurrió. El siempre lo vio como un hecho futuro (2 Cor. 4:14, 1 Tes. 4:14-16).
Para el apóstol Pablo, y el resto de sus colegas apóstoles, el Reino de Dios seguía siendo la meta por alcanzar de la iglesia. En 2 Pedro 1:5-11 el apóstol Pedro encomia a los creyentes a que crezcan hacia la perfección o madurez espiritual, “porque de esta manera (y no otra forma) os será otorgada una amplia y generosa entrada al Reino eterno del Señor Jesucristo”. Así que el verdadero traslado al reino del Hijo por el Padre se cumplirá cuando los fieles hayan alcanzado la estatura de Cristo (Efe. 4:13)…¡Y esto requiere tiempo y esfuerzo de nuestra parte! (2 Tim. 2:6; Apo. 2:3; 1 Tim. 4:10; Juan 6:27; 1 Tim 4:15; Fil. 2:12).
El Reino de Dios y la Era Venidera
El Señor Jesucristo asoció la vida eterna con el ingreso al Reino de Dios en su diálogo con el joven rico cuando éste le preguntó sobre lo que debía hacer para ganar la vida eterna (Leer Mateo 19:16-25). ¡Y este detalle ha sido pasado por alto por la mayoría de cristianos! Además, Señor Jesús afirmó que la obtención de la vida eterna (o lo que equivale a ser trasladado al Reino) se obtendrá sólo en el siglo o era venidera…¡no en éste! “Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:30; Marcos 10:30). Afirmar que ya estamos totalmente en el Reino de Dios es afirmar que ya vimos en la Era venidera de justicia sin la presencia del diablo. Recordemos que Pablo asoció el presente siglo con el maligno. El lo llamó “el presente siglo malo” (Gál. 1:4), regido por “los gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efe 6:12). ¿Pero habrá alguno que ose decirnos que ya no hay ninguna influencia del Diablo y sus demonios en este mundo? Jesús dijo que los asesinos y mentirosos, en particular, eran hijos del Diablo, porque éstos HACEN la voluntad de este maligno (Juan 8:44). Hoy los asesinatos y las mentiras están a la orden del día en todo el mundo, una señal clara e inequívoca de que el Diablo aún hace de las suyas en este mundo. Por consiguiente es obvio que aún no hemos pasado a la era venidera, la era de la vida eterna, o la era del Reino de Cristo. Recordemos Jesús dijo claramente que su reino no era de este mundo o siglo del maligno, sino de la era venidera, la era de Cristo y su reino milenario. Sin embargo, los exegetas amilenialistas y preteristas extremos sostienen que cuando Jesús dijo que su reino no era de este mundo (Juan 18:36), lo que dijo era que su reino era espiritual, no terrenal; del cielo, y en el cielo. Estos afirman que Jesús jamás volverá a la tierra para restaurar un reino material como lo fue el del rey David y sus sucesores. Esta es una afirmación antojadiza, ya que lo que Jesús afirmó era que su reino no era del presente AION (siglo) del maligno, sino del venidero que se inaugurará en la tierra cuando se restaure el reino de Dios a partir de Jerusalén y cuando el diablo y sus seguidores hayan sido depuestos y encarcelados.
Los Lugares celestiales en la Tierra
Bob Lazar, el físico que supuestamente trabajó en el Área 51 y que dijo haber visto una nave espacial extraterrestre la describió como que era de otro mundo porque tanto su forma como sus dimensiones no parecían haber sido concebidas por humanos. Así que todo parece indicar que el supuesto físico Bob Lazar estuvo caminando en lugares o ambientes extra-terrestres sin moverse de la tierra. Pues bien, Pablo dijo que en el cielo hay un verdadero santuario y un verdadero tabernáculo que Dios construyó y no el hombre (2 Cor. 5:1,2). También Pablo habla de una ciudad o patria celestial preparada para los salvos y que está POR VENIR a la tierra (Heb. 11:14,16; 13:14). Y si esta ciudad está por venir a la tierra, es lógico suponer que nosotros no vamos a necesitar volar al cielo para tomar nuestros lugares de honor. Este palacio tiene moradas o aposentos para los salvos, y Jesús ha ido al cielo para prepararnos lugares para que los ocupemos. De modo que en Juan 14:1-3 el Señor no nos promete que iremos con él al cielo para tomar nuestros lugares de honor. De hecho, en Juan 14:1-3 Jesús no menciona ni una vez el vocablo cielo, aunque sí nos promete VOLVER para tomarnos para sí a efectos de estar con él en el mismo lugar donde estará cuando regrese a la tierra. A los Tesalonicenses el apóstol Pablo les dice que todos los creyentes se ENCONTRARÁN con el Señor en el aire…¡NO EN EL CIELO! (1 Tes. 4:16,17).
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Sentados en los lugares Celestiales con Cristo Jesús
EL Apóstol Pablo, al escribirles a los creyentes de la ciudad de Efeso, les dice claramente lo siguiente: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”.
Si observamos bien, Pablo afirma que los creyentes ya están resucitados y sentados (reinando) con Cristo en los lugares celestiales. Pero sus palabras resultan en cierto modo asombrosas porque todos sabemos que sólo en la parusía los creyentes serán resucitados de la muerte y serán glorificados como reyes al lado de Cristo y no ahora (Mateo 25:31,34; Apo. 20:4,5).
La Glorificación
En otra ocasión Pablo dice que los Cristianos ya estamos glorificados, cuando al escribirles a los creyentes de Roma, les dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Rom. 8:30). Notemos que para Pablo, los creyentes ya han sido “glorificados” por Dios. El usa el mismo tiempo pasado para el verbo glorificar como lo hace para el verbo resucitar en Efesios 2:6 para enseñar que ya hemos resucitado y que ya hemos tomado nuestros sitios en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Es obvio que para Pablo, los creyentes ya han recibido las promesas hoy en algún sentido, aunque ciertamente no en su integridad. No creo que haya alguno que pueda decir que ya ha sido resucitado de la tumba, glorificado, y sentado con Cristo en los lugares celestiales. Ahora bien, leamos lo que dice Pablo en el verso 17 de Romanos 8: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. En este pasaje Pablo aporta más luz al tema de la glorificación diciendo que para que seamos juntamente glorificados con Cristo (recuerde que en Efe. 2:6 Pablo usa una similar expresión referida a la resurrección: “y juntamente con él (Cristo) nos resucitó), debemos soportar los padecimientos. Así que la glorificación para Pablo no es algo que se obtiene automáticamente fruto de la conversión, sino que requiere que el creyente pase la prueba de los padecimientos por Cristo. Y si esto es verdad de la glorificación, entonces también lo debe ser de nuestra resurrección y de la toma de nuestras posiciones en los lugares celestiales con Cristo Jesús. De modo que aunque Pablo puede hablar de la presente glorificación, resurrección, y entronización en los lugares celestiales de los creyentes, éstas aún tienen un carácter claramente escatológico o futuro, o sea, para la parusía de Cristo a la tierra. Dice Pablo: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. En Romanos 8:18 Pablo añadió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Acá está claro que Pablo pasa a hablar de una glorificación futura cuando en otros versículos él habla de una gloria ya obtenida o ganada. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción? Una explicación sería que Pablo en el Verso 30 habla de aquellos elegidos de Dios que en Su preconocimiento como personas predestinadas ya han ganado todo por su victoria ante las pruebas. El los ve (como Dios los ve) como triunfantes y galardonados por su vida consagrada al servicio de Dios y habiendo vencido al enemigo y a sus artimañas.
Trasladados al Reino del Amado Hijo
Otro de los pasajes paulinos que nos hablan de una promesa otorgada por “anticipación” es aquella que nos dice que hemos sido ya trasladados al Reino del amado Hijo de Dios. A los creyentes de la ciudad de Colosas, Pablo les dice, entre otras cosas: “…el cual (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”, lo que para Pablo también significaba un traslado de las tinieblas a la luz, de Satanás a Dios (Hechos 26:18). Como ya hemos visto, es típico de Pablo hablar de cosas futuras como si ya fueran presentes, y aún pasadas. En este caso él nos habla de nuestro eventual traslado al reino del amado Hijo por Su Padre. Sin embargo, el mismo apóstol Pablo se referirá al Reino del Hijo como algo que recibiremos cuando nuestros cuerpos sean transformados en inmortales. En 1 Corintios 15:50, 51 él escribió lo siguiente a los Corintios: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados”. Aquí Pablo habla de la herencia del Reino como algo que es imposible obtener ahora en nuestra naturaleza humana mortal. Por un lado él dice a los Colosenses que ya hemos sido “trasladados” al Reino del amado Hijo, pero a los Corintios les dice que el reino es una herencia que obtendrán sólo los inmortales. ¡Pero Pablo no se contradice! Lo que hay que entender es que así como hemos sido resucitados, glorificados, y entronizados POR LA FE, así también hemos sido trasladados por Dios al Reino de Su amado Hijo POR LA FE. Es decir, a la vista de Dios, los creyentes ya “están” en el Reino de Su amado Hijo. Los elegidos, los justificados, los glorificados están también entronizados en el reino del Hijo, sin estarlo aún realmente o de hecho. Por ejemplo, en el libro de Apocalipsis leemos que los creyentes, los de la fe, ya están escritos en el LIBRO DE LA VIDA. No obstante, el creyente deberá de perseverar en la fe para que su entrada a la vida sea efectiva, de lo contrario correrá el peligro de que se le borre su nombre del tomo (Apo. 3:4,5). Lo que Pablo nos dice es que el Padre nos ha trasladado al reino de Su Hijo en su santa voluntad. El nos ve como ya vencedores y victoriosos, como los elegidos y justificados que han recibido Sus promesas por adelantado. El nos ha dado el título de propiedad, pero El aún espera de que nos ganemos el derecho de recibirla con nuestra vida de obediencia y servicio. En otra ocasión leeremos que nosotros (a la vista de Dios) ya poseemos nuestras coronas de gloria, pero luego se nos pide perseverar para que nadie nos la arrebate (Ver Apo. 3:11). Sin duda, ni usted ni yo tenemos nuestras coronas en nuestra posesión, literalmente hablando. Decir que ya estamos trasladados en el Reino de manera total y real sin haber vencido es como afirmar que los difuntos cristianos ya han resucitado, y que ya están en la gloria, y que ya reinan con Cristo en los lugares celestiales. ¡Nadie creería que esto fuera verdad! Pablo jamás afirmó que la resurrección de los creyentes difuntos ya ocurrió. El siempre lo vio como un hecho futuro (2 Cor. 4:14, 1 Tes. 4:14-16).
Para el apóstol Pablo, y el resto de sus colegas apóstoles, el Reino de Dios seguía siendo la meta por alcanzar de la iglesia. En 2 Pedro 1:5-11 el apóstol Pedro encomia a los creyentes a que crezcan hacia la perfección o madurez espiritual, “porque de esta manera (y no otra forma) os será otorgada una amplia y generosa entrada al Reino eterno del Señor Jesucristo”. Así que el verdadero traslado al reino del Hijo por el Padre se cumplirá cuando los fieles hayan alcanzado la estatura de Cristo (Efe. 4:13)…¡Y esto requiere tiempo y esfuerzo de nuestra parte! (2 Tim. 2:6; Apo. 2:3; 1 Tim. 4:10; Juan 6:27; 1 Tim 4:15; Fil. 2:12).
El Reino de Dios y la Era Venidera
El Señor Jesucristo asoció la vida eterna con el ingreso al Reino de Dios en su diálogo con el joven rico cuando éste le preguntó sobre lo que debía hacer para ganar la vida eterna (Leer Mateo 19:16-25). ¡Y este detalle ha sido pasado por alto por la mayoría de cristianos! Además, Señor Jesús afirmó que la obtención de la vida eterna (o lo que equivale a ser trasladado al Reino) se obtendrá sólo en el siglo o era venidera…¡no en éste! “Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:30; Marcos 10:30). Afirmar que ya estamos totalmente en el Reino de Dios es afirmar que ya vimos en la Era venidera de justicia sin la presencia del diablo. Recordemos que Pablo asoció el presente siglo con el maligno. El lo llamó “el presente siglo malo” (Gál. 1:4), regido por “los gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efe 6:12). ¿Pero habrá alguno que ose decirnos que ya no hay ninguna influencia del Diablo y sus demonios en este mundo? Jesús dijo que los asesinos y mentirosos, en particular, eran hijos del Diablo, porque éstos HACEN la voluntad de este maligno (Juan 8:44). Hoy los asesinatos y las mentiras están a la orden del día en todo el mundo, una señal clara e inequívoca de que el Diablo aún hace de las suyas en este mundo. Por consiguiente es obvio que aún no hemos pasado a la era venidera, la era de la vida eterna, o la era del Reino de Cristo. Recordemos Jesús dijo claramente que su reino no era de este mundo o siglo del maligno, sino de la era venidera, la era de Cristo y su reino milenario. Sin embargo, los exegetas amilenialistas y preteristas extremos sostienen que cuando Jesús dijo que su reino no era de este mundo (Juan 18:36), lo que dijo era que su reino era espiritual, no terrenal; del cielo, y en el cielo. Estos afirman que Jesús jamás volverá a la tierra para restaurar un reino material como lo fue el del rey David y sus sucesores. Esta es una afirmación antojadiza, ya que lo que Jesús afirmó era que su reino no era del presente AION (siglo) del maligno, sino del venidero que se inaugurará en la tierra cuando se restaure el reino de Dios a partir de Jerusalén y cuando el diablo y sus seguidores hayan sido depuestos y encarcelados.
Los Lugares celestiales en la Tierra
Bob Lazar, el físico que supuestamente trabajó en el Área 51 y que dijo haber visto una nave espacial extraterrestre la describió como que era de otro mundo porque tanto su forma como sus dimensiones no parecían haber sido concebidas por humanos. Así que todo parece indicar que el supuesto físico Bob Lazar estuvo caminando en lugares o ambientes extra-terrestres sin moverse de la tierra. Pues bien, Pablo dijo que en el cielo hay un verdadero santuario y un verdadero tabernáculo que Dios construyó y no el hombre (2 Cor. 5:1,2). También Pablo habla de una ciudad o patria celestial preparada para los salvos y que está POR VENIR a la tierra (Heb. 11:14,16; 13:14). Y si esta ciudad está por venir a la tierra, es lógico suponer que nosotros no vamos a necesitar volar al cielo para tomar nuestros lugares de honor. Este palacio tiene moradas o aposentos para los salvos, y Jesús ha ido al cielo para prepararnos lugares para que los ocupemos. De modo que en Juan 14:1-3 el Señor no nos promete que iremos con él al cielo para tomar nuestros lugares de honor. De hecho, en Juan 14:1-3 Jesús no menciona ni una vez el vocablo cielo, aunque sí nos promete VOLVER para tomarnos para sí a efectos de estar con él en el mismo lugar donde estará cuando regrese a la tierra. A los Tesalonicenses el apóstol Pablo les dice que todos los creyentes se ENCONTRARÁN con el Señor en el aire…¡NO EN EL CIELO! (1 Tes. 4:16,17).
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