Por Ing° Mario A Olcese Sanguineti (Apologista Cristiano)
Son muchos los correos electrónicos que recibo diariamente y en un buen número de ellos se me pregunta puntualmente sobre cuáles son mis creencias cristianas y a qué iglesia represento. Ahora he decidido separar un tiempito para dar respuesta a estas dos preguntas que inquietan a muchos y espero ser claro. Sin embargo, no espero que ustedes compartan todo lo que yo creo, pero me sentiré contento que por lo menos en un 99.999999% estén de acuerdo conmigo. Es sólo una aspiración, claro, porque definitivamente sólo sabemos en parte, pero cuando llegue Jesús, lo que es “en parte” se convertirá en “totalidad”.
Yo vengo estudiando la Biblia desde que era muy joven, desde que tenía 12 años o tal vez 11. Les diré que siempre sentí un interés especial por conocer a Dios y su mensaje revelado en las Santas Escrituras, y eso no fue por casualidad, pues mi madrecita me condujo por el sendero del Señor desde que tengo uso de razón y siempre me hablaba del Señor y de su Palabra, tarea que aún ella cumple a esta altura de mi vida. Creo que mi madre fue el instrumento fundamental que me hizo ser un hombre que ama a Dios y que cree firmemente en Su Palabra. En mí, como en millones de hombres, se cumple lo dicho en las Escrituras: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6). Ahora que soy veterano de muchas luchas, me refiero a las batallas, no a las señoras llamadas “Lucha”, puedo decir que a pesar de los altibajos de mi vida, sigue en pie mi confianza y mi esperanza en el Señor.
Como sabrán, yo fui un Testigo de Jehová desde que tenía 14 años, y permanecí afortunadamente en esa denominación hasta los 27 años, es decir por 13 años. Y digo afortunadamente, porque es triste llegar a los 70 años y haber servido en una organización desde niño la cual creías que era la verdadera, para finalmente descubrir que estabas equivocado. Este no fue mi caso.
Esta salida mía de la Watchtower produjo en mi madre una cierta tristeza, pero por otro lado ella comprendía que yo tenía mi propio juicio y discernimiento, y que las razones que me movían a mi salida no fueron por la incredulidad de la Palabra de Dios o por alguna conducta inmoral, sino por discrepancias doctrinales con la Sociedad Watchtower, discrepancias que mi madre entendía y respetaba en el fondo de su corazón. Además, ella sabía de mi amor a Dios, y estaba segura que el hombre que había formado y que estaba a punto de graduarse de Ingeniero, jamás la defraudaría, y menos, al Señor de señores. ¡Y no estuvo equivocada! Perdonen la modestia.
El Cristo-Ángel
De los Testigos he conservado la creencia monoteísta, pero he rechazado la idea de que nuestro Señor Jesús fue un mero arcángel, tal como lo sostienen ellos y los Adventistas del Séptimo día. Así que del concepto del ‘Cristo-ángel’ me distancio abiertamente de los Watchtowerianos, pues Cristo no fue un ángel sino el Hijo unigénito del Padre, único en su clase, único engendrado…no creado. Yo estoy convencido de que Cristo salió de Dios, y fue engendrado de manera única por el Espíritu santo de Dios. En la tierra Jesús era un hombre perfecto, no un “Dios-hombre” a quien los hombres debían imitar. Es imposible para un simple hombre imitar a un “Dios-hombre”, o a una persona que no es totalmente humana. Para mí, Jesús es HOMBRE, y lo fue cuando estuvo en la tierra. Recordemos que Pablo habla del Jesús glorificado, del mediador, como Jesucristo
HOMBRE (1 Timoteo 2:5).
Hijo de Dios, no Dios el Hijo
Los Testigos enseñan que Cristo no es Dios porque fue la primera creación del Padre. En este punto creo que los “Testigos” desconocen el hecho de que el título “Dios” no implica necesariamente el Único Supremo del universo como tal, sino que puede aplicarse a hombres (como fue el caso de los jueces de Israel, y el mismo Moisés). La Biblia dice que Dios “constituyó “Dios” a Moisés para faraón (Ex. 7:1) y Jesús, siendo profeta semejante a Moisés, también fue constituido “Dios” ante sus detractores (autoridades civiles y religiosas de su tiempo) para liberar a los cautivos del pecado. Aun Satanás es presentado por Pablo como “el Dios de este mundo” (2 Cor. 4:4), lo cual obviamente lo hace superior frente a otros seres, pero no necesariamente una parte de la Deidad Suprema y Todopoderosa. En Juan 17:3 Jesús es claro cuando dice que el Padre es el único Dios verdadero, y nadie más. Los otros son los llamados “dioses” (2 Cor. 8:4-6), pero no en el sentido verdadero.
Y mucho se sigue debatiendo aun hoy sobre cristología, y ciertamente uno de los temas que inquietan a muchos es la preexistencia de Cristo, y su filiación con el Padre. ¿Es Jesús un Hijo eterno?¿Puede realmente un Hijo ser eterno? Si es eterno, ¿cómo puede tener un Padre? Los Trinitarios hablan del “Hijo eterno” cuando en realidad esa locución es extraña en las Escrituras, y para los Judíos. Hay que preguntarse en realidad cuándo sería llamado Hijo el Señor Jesucristo. Lucas 1:35 parece indicar que este título de Hijo vino con su engendramiento y nacimiento de María por el Espíritu Santo. Expresiones como “enviado”, “descender del cielo”, “venir al mundo” tienen connotaciones muy distintas de las que suponemos comúnmente.
El Evangelio del reino
Los Testigos de Jehová predican el evangelio del reino, término éste que no deja de ser bíblico, aunque sí la forma cómo lo interpreta esta organización. Creo que Jesús y sus discípulos efectivamente predicaron el reino de Dios como el evangelio (Marcos 1:1,14,15; Lucas 8:1-2; 9:1-2, Hechos 8:12; Hechos 20:25; 28:23,30,31) y estoy consciente de que las denominaciones de hoy poco o nada hablan del reino como el evangelio. De hecho, son pocas las iglesias que hablan del reino, y la mayoría más bien hablan de la esperanza de “partir al cielo” después de morir, o para después del arrebatamiento. Yo creo que el reino de Dios es el reinado milenario del Hijo de Dios con su iglesia en la tierra, reino que se inaugurará en su parusía, cuando él haga la separación de ovejas y cabritos y establezca su trono en Jerusalén (Mat. 25:31,34; Mateo 5:33-35; Jer. 3:17; Sal 122:2-5).
Estoy convencido de que Jesús, como él mismo lo dijo, fue enviado por su padre para predicar el reino de Dios, el evangelio del reino de Dios. El mismo lo dijo sin disimulos y claramente, así: “Es necesario que también a otras ciudades predique el evangelio del reino de Dios, PORQUE PARA ESTO FUI ENVIADO” (Lucas 4:43). Esta verdad parece que no la conocen millones de cristianos, y luego de forma irresponsable dicen que la predicación del reino es un invento de los Testigos de Jehová. No, no es un invento de nadie, es algo real que aparece en el Nuevo Testamento con toda claridad. Y cuando Jesús mandó a sus discípulos a predicar el evangelio, es obvio que era el mismo y único evangelio que él mismo vino a anunciar de parte de Su Padre. Pero millones de cristianos no tienen una idea clara de lo que este reino es, y dicen cosas que no pueden ser sostenidas con la Biblia. Muchos incluso creen que el reino de Cristo es Cristo “reinando en los corazones” de los creyentes. ¡Toda una fantasía que trastoca el verdadero mensaje de Cristo!
La inmortalidad del alma
Los Testigos de Jehová predican que el hombre es alma y no que posee un alma inmortal dentro de su cuerpo (Gén .2:7). De igual parecer es la Iglesia Adventista del Séptimo día. En mi caso, creo que si en verdad ya todos tuviéramos un alma inmortalidad inherente en nosotros, no tendría sentido que la buscáramos, como dice Pablo que hagamos en Romanos 2:6,7. Sólo se busca lo que no se tiene, y si estamos buscando la inmortalidad, es lógico concluir que aún nadie la posee. Además, Pablo es claro al decir que el único que tiene inmortalidad inherente es Dios (1 Tim. 6:16).
Personalmente creo que la inmortalidad o la vida eterna es un regalo de Dios para los justos, cuando esto mortal sea investido de inmortalidad por la resurrección primera (1 Cor. 15:53). Si los injustos tienen un alma inmortal, ellos tendrían también el don de la inmortalidad, o la vida eterna, aunque en el infierno. Sin embargo, Jesús dice que la vida eterna es para el siglo o era venidera, no para este siglo malo (Lc. 18:30).
Y finalmente, el apóstol Pablo escribió: “Pero que ahora ha sido manifestada (la gracia) por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”. Es decir, la vida eterna y la inmortalidad salieron a la luz gracias a Cristo y su evangelio. Los hombres sólo pueden obtener la inmortalidad cuando aceptan a Cristo y su evangelio salvador (Rom. 1:16), ¡y no por nacimiento o por herencia! Si alguien no acepta a Cristo y su evangelio, no podrá tener nada inmortal en él, y menos, la esperanza de obtenerla.
El infierno de fuego
Creo que los impíos serán destruidos por fuego, pues "cosa horrenda es caer en manos del Dios vivo", porque Él es “fuego consumidor” (Hebreos 12:29: “porque nuestro Dios es fuego consumidor”) ¿Puede el fuego de Dios ser consumidor y eterno a la vez? Y si todo parece indicar que la inmortalidad o vida eterna será sólo un regalo para los justos (Mateo 25:46), ¿cómo podrían los “injustos inmortales” ser atormentados por toda una eternidad si la inmortalidad no es para ellos?
Lo cierto es que habrá un horrendo juicio y un castigo para los condenados, pero describirlo como tormento eterno en un fuego consumidor, me resulta una contradicción. Además, muchos parecen olvidar que Cristo enseñó que el cuerpo será echado en el infierno (Ver Mateo 5:29), y que los gusanos de los pecadores putrefactos no morirán en el “fuego eterno”…¿suena esto como algo literal? ¿Pueden los cuerpos putrefactos (no las almas), y sus gusanos, atormentarse eternamente en el fuego?¿Hay realmente gusanos inmortales que serán atormentados?¿Es el infierno un lugar dónde se recibe a los cuerpos putrefactos de individuos muertos para ser atormentados por la eternidad?
La Iglesia
Los Testigos dicen que la iglesia está compuesta sólo por 144,000 individuos, siendo Cristo la cabeza. Yo creo que esta creencia es tan aberrante como diabólica, y como tal, no tiene base escrituraria alguna. La Biblia dice que Cristo es el salvador de Su Iglesia (Efe. 5:23), y en ningún lado Jesús dijo que ella estaría compuesta por un número exacto de 144,000 personas. Imaginémonos que de los mil millones de cristianos en el mundo hoy, sólo 144,000 componen la iglesia de Cristo, es decir, únicamente el 0.01% de todos los cristianos actuales. Si E.U tiene 280 millones de cristianos, el 0.01% de ellos sería salvo, es decir, 28,000 personas, y en El Salvador, con una población de 7 millones de habitantes, sólo se salvarían 700 personas. Estas cifras son para cristianos que hoy están vivos, ¿pero qué hay de los millones de Cristianos muertos de los siglos pasados? ¡la cosa se complica más y la tesis de la WT con mayor razón se viene abajo!
Sin duda alguna la iglesia de Jesús está compuesta de Judíos y gentiles, y está llamada a heredar las promesas de Dios. Todos los que componen la iglesia de Cristo se constituyen en hermanos de Jesús y en hijos de Dios, y como la gran familia de Dios, todos éstos son los herederos de las riquezas del Padre. Estar alejados de la familia de Dios es volverse parias, es decir, individuos desposeídos, miserables, desgraciados, y sin esperanza y sin Dios en el mundo. Por eso, venir a ser parte de la familia de Dios es una enorme bendición que no se puede dejar pasar. Hoy es el día de salvación. Esto los Testigos de Jehová no lo entienden.
Y finalmente la iglesia no reemplaza a Israel, pues recordemos que Dios no ha desechado a su pueblo al cual desde antes conoció (Romanos 11:1,2). Además, la iglesia que Cristo fundó tiene como fundamento a sus doce apóstoles, los cuales, de ninguna manera fueron gentiles, sino Judíos. Y fue a los Judíos a quiénes Cristo vino a buscar primero (Juan 1:12) y obviamente no fue recibido con los honores que él merecía, ni fue creído por sus paisanos, salvo una manada pequeña. Los que lo rechazaron han sido reemplazados por los gentiles, pero de ninguna manera los gentiles reemplazan a todo Israel. Y es el buen olivo y su savia la que nutre a las ramas injertadas.
El bautismo
En Marcos 16:15,16 Jesús manda a bautizar a sus discípulos, y luego dice que el que creyere será salvo, pero el que no creyere se perderá. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
El bautismo por inmersión es un mandato de Cristo para los que crean en su evangelio del reino. En Hechos 8:12 vemos a Felipe bautizando a personas que habían creído en el reino de Dios y en el nombre de Cristo. La salvación de estas personas vino por su fe en el evangelio de Cristo y por el bautismo. ¿Se bautizan la mayoría de cristianos hoy habiendo creído en el reino de Dios y en el nombre de Jesús? ¡Muy pocos! De hecho, muy pocos creen en el verdadero reino de Dios! En todo caso, el bautismo es un acto de obediencia por el cual las personas abierta y públicamente renuncian a su vida pasada. Dice Pedro: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo”. Pero reiteramos que la salvación viene por el creer, y el creer por la Palabra de Dios. Una vez que una persona acepta el evangelio del reino y el nombre de Jesús, procederá a su bautismo para recibir el Espíritu Santo (Hechos 2:38). Lo que se trata es que entendamos que el bautismo es la consecuencia de haber creído, o las obras que siguen a la fe. Yo me bautizo como señal de haber creído y como símbolo público de haber muerto y resucitado a una nueva vida en Cristo. Si el bautismo salva, entonces el ladrón en la cruz no tuvo ninguna oportunidad de estar con el Señor y de ser parte de su reino.
El Rapto secreto
Los dispensacionalistas creen que Cristo vendrá en dos fases (teoría Darbydiana): una, secreta o privada (“rapto secreto”), para recoger a su iglesia (la parusía) antes del reinado del anticristo, y antes de la gran tribulación; y otra, 7 años después (la revelación) con su iglesia, para ejecutar juicio contra el anticristo y todas las naciones impías que vinieron contra Israel, y luego establecer el reinado de la justicia.
La teoría del rapto secreto adolece de serios obstáculos que trastocan las verdades prístinas de Cristo. Jesús nunca habló de que su segunda venida sería en dos fases separadas por siete años. Tampoco usó el término “rapto” en ningún momento en su ministerio. El habló que su venida o parusía sería única, personal, visible, y audible. Esta venida se produciría, como él mismo lo dijo en Mateo 24:29,30, DESPUÉS de la tribulación de aquellos días…es decir, DESPUÉS de la gran tribulación predicha por él mismo en los versículos anteriores. Esto se llama venida Post-Tribulacional y Pre-Milenaria, pues una vez que él vuelva, inaugurará su reino de justicia en la tierra (Mateo 25:31,34).
Si bien es cierto que el Señor protegió a los suyos de catástrofes punitivas, Él en ningún caso se los llevó al cielo para protegerlos de sus propios castigos. A Noé lo salvó a través de un arca, a Lot y su familia Dios los mandó a escapar a tiempo de las ciudades impías a través de la advertencia de los ángeles. Y a los cristianos del primer siglo el Señor les avisó de antemano del asedio romano a Jerusalén para que pudieran escapar a tiempo hacia los montes. Asimismo, estoy convencido de que Cristo protegerá a los suyos, al menos, a un buen número de ellos, no sacándolos de la tierra, sino trasladándolos a otros lugares de la tierra más seguros.
El don de lenguas
El tener el don de lenguas es visto como evidencia contundente de que un cristiano tiene el Espíritu de Dios y por eso muchos creyentes afirman hablarlas cuando en realidad sólo emiten jerigonzas que ni ellos, ni nadie, pueden entenderlas, y mucho menos, interpretarlas. En el N.T los que hablaban en lenguas eran unos cuantos, y su función era edificar al resto de la iglesia con la traducción que hacía alguno de los creyentes. La Biblia dice que esto se hacía decentemente y en orden, y no como se hace ahora entre los pentecostales, histéricamente o desenfrenadamente, con gritos, saltos y llantos.
El asunto que hay que dilucidar es si esta práctica que se originó en la iglesia primitiva sería llevada a cabo hasta la venida de Cristo, y si fuera afirmativa la respuesta, saber cómo diferenciarlas de las lenguas falsas y hasta diabólicas. Todos sabemos que incluso posesos por el diablo hablan en lenguas conocidas y que no son nada divinas por cierto. En 1 Cor. 13:8 Pablo parece profetizar que las lenguas cesarían al decir: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. La pregunta básica es ¿cuándo acabarían las profecías, las lenguas, y la ciencia? ¿Se acabarían las lenguas junto con la ciencia y las profecías? Si es así, ¿por qué la ciencia no se ha acabado, sino que más bien está aumentando en estos tiempos finales? ¡Todo un misterio! En todo caso, los que dicen hablar en lenguas deben seguir las pautas dadas en el NT, de lo contrario esos dones serían dudosos. Pero entiéndase que el hecho de hablar en lenguas no lo hace a uno más o menos cristiano, sabiendo que hay distintos dones del Espíritu y no tan solo uno.
El culto y la santificación
Sin duda alguna las iglesias de hoy se han convertido en salones de jolgorio y griterío desmedidos, otras son simplemente clubes sociales donde la gente se reúne para hacer amigos y entablar negocios. Hoy se han hecho populares las mega iglesias donde miles de “creyentes” se reúnen para divertirse más que escuchar el mensaje del Señor. Los Pastores de estas megas iglesias recaban decenas de millones de dólares al año recolectando diezmos y ofrendas, así como dineros provenientes de las ventas de libros, revistas, CDs musicales, videos cristianos, Biblias, himnarios, camisetas, y otras cosas relativas a la fe. La mayoría de estas personas que asisten van para escuchar al coro cantando canciones de avivamiento, y hasta melodías con ritmos modernos como el llamado “rock cristiano” y otros compases populares. La santidad y la solemnidad en los cultos son cosas del pasado. Ahora se busca mantener despierta a la audiencia recurriendo a métodos o recursos poco ortodoxos y más bien mundanos.
Creo que la mejor forma de adorar al Señor es en grupos pequeños dónde los pastores pueden conocer las necesidades reales de cada una de sus ovejas. Una iglesia que tiene 100 miembros y es pastoreada por dos pastores, es muchísimo mejor que una iglesia con 5,000 miembros y que es pastoreada por dos pastores. Además, la hermandad difícilmente podrá relacionarse con tanta gente que ni conoce, ni tiene el tiempo de tratar.
En el NT las iglesias se reunían en casas, y creo que así era mejor, porque la feligresía se conocía mejor unos a otros, y era menos difícil de manejar por parte de los líderes. Aunque nada de malo tienen las iglesias grandes, lo cierto es que los grupos más pequeños son más familiares y creo que hay más comunión unos con otros.
La Iglesia debe ser santa, y el pastor o pastores fueron puestos para LA EDIFICACIÓN de la iglesia. En ese sentido creo que si ésta es la misión de los ancianos o pastores, de más están los que no son parte de la iglesia. La congregación cristiana debe estar limitada a los creyentes bautizados, y no debe ser "contaminada" con la presencia de personas no conversas que sólo vienen por curiosidad, para chismear, o para discutir o sembrar dudas. Hoy, las iglesias son abiertas a todo tipo de gente. Borrachos, drogadictos, y hasta homosexuales se sientan en los banquillos para hacer escándalo o escarnio de la Palabra de Dios, creando desconcierto y hasta malestar dentro de la feligresía. Yo creo que la iglesia es eso, la congregación del cuerpo de Cristo y punto. Cualquier otro individuo que no es parte del cuerpo no debería estar presente en el culto de adoración. Sólo aquellos que han sido instruidos, y se han bautizado, deberían participar de la reunión del cuerpo y nadie más. Esto no es exclusión, sino prudencia y sabiduría, pues como iglesia estamos llamados a predicar el evangelio a los del mundo y a convertir a los pecadores para que se hagan miembros del cuerpo de Cristo. Así, una vez que el pecador se arrepiente, podrá ser parte del cuerpo o iglesia visible de Cristo y participar de los cultos regulares de adoración.
En cuanto a la santificación, creo que estamos llamados a separarnos del mundo y de sus prácticas malvadas. No se puede ser cristiano y al mismo tiempo un líder político de este mundo. Hoy, evangélicos, mormones, y personas de distintas denominaciones, se están involucrando en la política de este mundo y dejando mal puesto el nombre del Señor. Pastores evangélicos se lanzan a la palestra política para captar los votos de sus hermanos en la fe y así poder alcanzar la presidencia de su país con el pretexto de “limpiar la corrupción y toda suerte de maldad en el país”. Una vez que ellos están en el poder hacen mal uso de su autoridad para reprimir, explotar y enriquecerse como cualquier delincuente, dejando así mal puesto, no sólo el nombre de sus iglesias, sino del cristianismo en general. Los cristianos de hoy no saben distinguir entre lo justo y lo injusto, entre lo santo y lo impuro, entre lo cristiano y lo mundano.
En realidad, los más de los evangélicos y de los protestantes en general, no están siendo luz para el mundo, sino que son verdaderas tinieblas para los ciegos e incrédulos. Con tantos pastores y cristianos en general que viven una doble vida, teniendo apariencia de piedad en los cultos, pero que en sus vidas privadas parecen incrédulos, involucrándose con personas poco o nada piadosas para iniciar negocios o empresas que de cristianas tienen muy poco. Sé de "cristianos" que tienen fábricas o negocios de cigarrillos, de licores, de modas (donde la tela escasea), e incluso, de revistas esotéricas y pornográficas. Así que hay evidentemente una carencia de conciencia de lo que significa ser un cristiano santo y apartado del mundo entre muchos "creyentes".
El Diezmo
La mayoría de iglesias demandan el diezmo a sus feligreses, aparte de las ofrendas voluntarias. El pretexto es que la obra requiere dinero y que ese dinero debe salir de los bolsillos de los feligreses comprometidos a la causa de Cristo. Los líderes o pastores de estos grupos religiosos (entre los que están los evangélicos, los Adventistas del Séptimo Día, la Iglesia Universal del reino de Dios, los mormones, etc) recurren al libro del Malaquías para decir que quien no diezma le roba a Dios, y está en peligro de condenarse. Sin embargo, cuando se les dice que el diezmo bíblico como el sábado no está en vigor, saltan hasta el techo. Estos dicen que el diezmo se siguió practicando en los tiempos de Cristo, pero no admiten que también el sábado estuvo vigente en los tiempos del Señor, pero curiosamente hacen caso omiso a la guarda de este día y afirman que este mandamiento quedó abolido y cambiado por el domingo. Realmente son incongruentes en sus principios y exigencias. No quieren guardar el sábado, pero sí el diezmo. Claro, pues, ¿cómo van a admitir que el diezmo no está vigente si éste les representa millones de dólares de ingresos para sus arcas?
Una cosa es cierta, el diezmo era una práctica judía que se llevaba a cabo mientras la tribu de Leví y el templo Judío estuvieran en función. Pero ni la tribu sacerdotal de Leví, ni el templo Judío, están en función hoy…de hecho, el templo Judío en Jerusalén ya no existe. Por otro lado, la razón de ser del diezmo era para el sostenimiento de los sacerdotes levitas, los cuales almacenaban los diezmos de los FRUTOS DEL CAMPO en el alfolí (no en las cajas fuertes de las iglesias o en los bancos) una vez al año, y no era, como se hace hoy, dinero en efectivo dado todos los meses a los pastores de las Iglesias.
Y finalmente, la nueva clase sacerdotal somos todos los cristianos (“un sacerdocio santo”) y por tanto, si alguien realmente debería recibir los diezmos sería la iglesia-sacerdotal y no al revés.
….continuará
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