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miércoles, 5 de enero de 2011

LA TENDENCIA A OLVIDARSE DEL EVANGELIO VERDADERO SE REMONTA AL PRIMER SIGLO



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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“Estoy maravillado de QUE TAN PRONTO os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un EVANGELIO DIFERENTE” (Gal. 1:6).
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En el pasaje de arriba (Gálatas 1:6) el apóstol Pablo hace un fuerte reclamo a sus correligionarios porque sin tardanza se habían apartado del Señor para seguir un evangelio diferente. Sí, mis amigos, seguir un evangelio diferente es APARTARSE del Señor, y apartarse del Señor lógicamente es apartarse de la salvación. De allí la importancia crucial de cuidar y conservar el evangelio prístino que anunciaron Jesús y sus apóstoles, tanto para los judíos como para los gentiles.
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Pero muchas personas hoy no toman el debido interés por investigar cuál fue el evangelio que predicó Cristo, junto con sus más cercanos colaboradores. Estos individuos suponen que el evangelio es simple eso, el evangelio o las buenas nuevas acerca de Cristo. Otros concluyen incluso que el evangelio es la Palabra escrita de Dios, o la Santa Biblia, y piensan que creer en el evangelio es creer en lo que dice la Biblia y punto. Sin embargo, la Biblia es también un libro de historia, de guerras, de conflictos, de infidelidades, de rebeliones, de traiciones, de intrigas, y muchas otras cosas que no tienen que ver en absoluto con el anuncio del evangelio de Cristo.
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Pero nuevamente el apóstol Pablo veía con asombro y preocupación cómo sus hermanos en la fe se olvidaban del evangelio verdadero para seguir cualquier otro anuncio o “buenas nuevas” que no vienen del Señor, sino de falsos maestros y profetas. Ahora bien, si eso venía ocurriendo en el primer siglo dentro de la iglesia fundada por Cristo y sus apóstoles, ¿Qué podemos pensar de la iglesia de hoy, 20 siglos después?¿Acaso pensamos que ha realmente ha conservado el evangelio original sin apartarse ni un ápice de él? No lo creo, y les diré porqué!
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En los siguientes versículos, Pablo se ve forzado a poner el punto sobre la ies y declarar que sólo hay un evangelio verdadero y salvador y que apartarse de él trae maldición, rechazo, y separación de Cristo. Estas son sus declaraciones (versos 7-12):
“No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
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¿Cuál es el evangelio revelado por Jesucristo?
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Sin duda alguna Jesús fue el portador del evangelio salvador de parte de Su Padre, El dijo lo siguiente: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”.
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Noten ustedes que Jesús dice que fue expresamente enviado por Su Padre para anunciar el reino de Dios, y pocos parecen saberlo. Pero Jesús cumplió su misión con total fidelidad, a tal punto que comenzó su ministerio hablando del reino de Dios (Mr 1:1,14,15) y lo finalizó hablando precisamente de ese mismo tema del Reino de Dios, y encargándoles a los suyos a que lo hicieran público por todas partes de la tierra (Mr. 16:15,16; Mateo 24:14).
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Esta tarea encargada por Cristo a su iglesia original ha sido totalmente dejada de lado por quienes se dicen ser los sucesores apostólicos, es decir, el clero de la iglesia católica romana. Sí, y aunque parezca mentira, el evangelio que escucharon los primeros cristianos judíos no se parece en nada al evangelio del reino predicado por los católicos romanos a partir del cuarto siglo de la Era cristiana, y que se prolonga hasta el día de hoy.
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Agustín de Hipona y el Reino
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Fue con Agustín de Hipona, Padre y Teólogo destacado del romanismo, que el reino original de Cristo tomó otro matiz muy distinto del original. Tanto es así que si lo pudieran escuchar los apóstoles del Señor, simplemente se desplomarían privados al piso por el desvío radical de su sentido original.
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En un comienzo, Agustín creía que el reino sería un reino literal restaurado al pueblo hebreo, y en Jerusalén. Sin embargo, con el pasar del tiempo, Agustín alegorizó el mensaje del reino y escribió en su obra “La Ciudad de Dios” que el reino era en realidad un sinónimo de la iglesia de Cristo, su cuerpo místico, y que nada tenía que ver con un reino terrenal, teocrático, y judío. Seguramente una mala exégesis de las Escrituras lo llevó al teólogo de Hipona a creer que los Judíos eran unos renegados, un pueblo rechazado por el Señor por su renuencia a aceptar a Su Mesías en la persona de Cristo. De este modo ingenioso y prejuicioso Agustín le hizo un gran favor a la iglesia Católica, al arrebatarles a los judíos las promesas divinas que recibieron como herederos legítimos de Abraham y de David por una tierra y un reino restaurados en un futuro, y los adjudicó a la iglesia oficial, la iglesia Universal. Ahora la iglesia católica es el reino, y Cristo es su rey que reina sobre sus fieles y el mundo entero.
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Antisemitismo generalizado
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Hoy, algunas iglesias protestantes han aceptado las ideas de Agustín, y propagan este mismo error, arrebatando los derechos de los judíos fieles de todos los tiempos para heredar un reino davídico restaurado en la tierra prometida en la parusía del Señor Jesucristo.
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También ese antisemitismo ayudó a las iglesias protestantes a seguir con esa línea de pensamiento. Allí tenemos a Lutero con sus diatribas contra los judíos, las cuales ayudaron de alguna manera a Hitler a justificar su persecución contra los judíos y provocar su infausto holocausto que ahora sus enemigos pretenden desconocer.
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También están por allí los llamados “anglo israelitas”, sajones cristianos que creen ser los verdaderos descendientes de las tribus perdidas y los verdaderos herederos del reino de David, ayudando al mismo diablo en su tarea de desvirtuar el verdadero sentido del reino bíblico. A éstos se adhieren los racistas del Ku Kux Klan (KKK), por cierto.
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Y finalmente tenemos a los preteristas que dicen que el reino ya vino en el primer siglo a través de la iglesia naciente, y a los dominionistas, el ala ultra derechista del evangelicalismo norteamericano que promueve un “reino ahora” a través de los esfuerzos de la iglesia, sin la intervención sobrenatural del rey Jesucristo que prometió volver e inaugurar el reino davídico en Jerusalén. Todas estas corrientes no son sino inventos del diablo para que la gente no crea en el reino verdadero y prístino de Cristo y se inclinen a nuevas propuestas que parecen “sonoras” pero que son verdaderas estratagemas perversas del diablo.
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La obra maestra de Satanás y sus tontos útiles
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Sin duda que estos desvíos doctrinales son en su conjunto la obra maestra de Satanás, quien busca que el evangelio de la gloria de Cristo no sea creído y aceptado por los potenciales creyentes y así se pierdan para siempre. Recuerden, el diablo viene a destruir y a matar.
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Esto dice Pablo sobre la animadversión diabólica hacia el evangelio original del reino: ”En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). En otros estudios ya he demostrado que la gloria es un sinónimo del reino.
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Es necesario entonces que comprendamos que el foco del ataque del diablo es en el mensaje del reino, el evangelio de Cristo que debe ser creído para la salvación (Rom. 1:16). Obviamente el diablo sabe que obscureciendo el mensaje del reino con otros anuncios que parecen maravillosos logrará su objetivo final que es la obstrucción del reino de Cristo, el cual lo depondrá de su pedestal y de su trono de autoridad en las regiones celestiales de nuestra atmósfera terrestre.
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Es por eso que se hace necesario abrir bien los ojos y los oídos para examinar qué es lo que uno está escuchando en las tarimas evangélicas donde se presentan los predicadores que se hacen llamar “ungidos” y “apóstoles”, pero que son obreros fraudulentos que lo único que hacen es confundir a los desapercibidos e incautos que buscan alguna esperanza para sus vidas miserables.
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Esto dice Pablo de estos predicadores fraudulentos:
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“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;…Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:4,13-15).
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Otros evangelios que son populares
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Sin duda alguna predicar a “otro Jesús” es predicar “otro evangelio” distinto de aquel que Jesús predicó insistentemente. Y muchos hoy ciertamente están predicando a otro Jesús y otro evangelio cuando nos dicen que su evangelio no tiene nada que ver con un reino restaurado para Israel, o cuando nos dicen que la iglesia reemplazo a Israel por completo en lo que han venido a llamarse “La Teología del Reemplazo”.
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En esto tiempos el romanismo a través de sus curas de izquierda han presentado su famosa “Teología de la liberación” y el llamado “evangelio social”, postulados que son muy diferentes al verdadero “evangelio del reino” propuesto por Cristo y sus apóstoles a sus paisanos, y luego al mundo gentil a través del apóstol Pablo. Todo esto no hace sino servir a los propósitos del diablo, el cual sigue manteniendo a millones de incrédulos (incluso dentro del cristianismo) en la más completa ceguera espiritual.
Este mensaje que vengo predicando hasta el cansancio en mi blog, y que la Biblia llama ”el evangelio del reino de Dios”, el evangelio original de Cristo, debe estar produciéndole un prurito desesperante al adversario, pues es de los pocos que hablan la verdad sobre el evangelio de Cristo que salva y que sacará del escenario mundial a este adversario de Dios y del hombre junto con sus huestes maléficas angélicas y humanas. Este mensaje es odiado por Satanás, pues sabe que cuánto más gente oiga de él, su fin vendrá más pronto. En Mateo 24:14 Jesús dice que antes de que venga el fin de esta era maligna es necesario que se dé testimonio al mundo entero del evangelio del reino. Por tanto es evidente que el más interesado de que este anuncio sea boicoteado por todos los medios posibles es Satanás y sus agentes angélicos y humanos. Allí tenemos a las sectas ufólogicas, a los seguidores de la Nueva Era, a los gurúes, a los satanistas, y tantos otros que engañan a millones con sus supuestas “buenas noticias” para nuestro mundo que excluyen totalmente al Mesías, Su Majestad, El Señor Jesús, el verdadero “extraterrestre” que vendrá a darnos la vida eterna en su reino de justicia en la tierra renovada.
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Es hora de que haya un verdadero “avivamiento”, pero no sólo del espíritu, sino también del mensaje salvador, ¿pues cómo puede haber avivamiento espiritual con un evangelio fraudulento que en lugar de hacernos renacer a una nueva vida nos separa de Dios? Esta es otra tragedia que pocos parecen percibir y darle la debida importancia.
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Desafortunadamente los más de los cristianos nominales aún suponen que sólo basta con oír al pastor o al obispo citar las Escrituras, y participar de los cultos cantando, diezmando, y tomando la comunión para agradar a Dios y ser salvo. No, mis amigos, para ser salvo se necesita creer en el evangelio salvador, el cual no es otro que el evangelio del reino, aunado, claro está, con la fe genuina en la obra vicaria de Cristo a favor nuestro. Muchos ciertamente creen en la obra vicaria de Cristo, pero se resisten a creer que el destino final del creyente es en el reino de Dios en la tierra renovada. Esto es peligroso, puesto que se está tomando la mitad de la dosis que se requiere para ser sanado y salvado… ¡Y sabemos la mitad de la dosis no cura!
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Amados hermanos, que este mensaje que les estoy dando les sirva para salir del letargo en que están y puedan por fin retomar el evangelio salvador. Se los digo para su bien, y lo haré mientras el Señor me dé vida. Es lo menos que puedo hacer por él, quien murió por mis pecados y por los vuestros.
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Apologista
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Mi blog exclusivo sobre el Reino de Dios en:
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lunes, 10 de noviembre de 2008

EVANGELISTAS QUE NO CONOCEN EL EVANGELIO

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


El Sr. Daniel Sapia, del sitio web “Conoceréis la Verdad”, tiene muy buenos estudios bíblicos sobre el catolicismo romano, pero aparentemente aún desconoce el verdadero evangelio del reino cuando terminamos de leer su artículo titulado: “¿Qué es el evangelio?”. En este artículo el Sr. Sapia se explaya para hablarnos de lo que él supone es el “evangelio de Cristo” y termina resumiéndolo así:

“La palabra griega ‘evangelion’ significa ‘buenas nuevas’. Este ‘evangelion’ es el que anunció Juan el bautista y más tarde el que sería predicado por nuestro Señor Jesús (Marcos 1:14). La iglesia primitiva hizo de este anuncio el motivo principal de su proclamación (Hechos 5:42 - 1°Corintios 1:17). En el Nuevo Testamento, Cristo Jesús es presentado como el evangelio. Es su persona quien constituye las buenas noticias para la humanidad. Es su nacimiento el que se anuncia. Son sus hechos, su vida, sus palabras, su muerte y resurrección. Por tanto, no hay evangelio si Cristo no es predicado. La Biblia dice: ‘Arrepentíos y creed en el evangelio’ (Marcos 1:15). Creer en Jesús es creer en el evangelio. Creer en Jesús para recibir el perdón de nuestros pecados. Creer en Jesús para el comienzo de una vida nueva. Creer en Jesús para salvación de la muerte eterna. Esto es el Evangelio del Reino de Dios”.

Comentario de Apologista:

Generalmente no suelo hacer rectificaciones doctrinales a otros expositores de las Escrituras, sino que prefiero dedicarme a exponer mis creencias bíblicas para que mis lectores decidan por ellos mismos si lo que yo enseño tiene base bíblica contundente como para abrazarlas o bien para rechazarlas. Sin embargo, creo que cuando está en juego el evangelio salvador, cualquier imprecisión en su definición debe ser corregida a tiempo para evitar que el potencial converso acepte un evangelio falso que nunca lo salvará de la condenación.

El punto es que el Sr. Sapia dice que creer en Cristo equivale a creer en el evangelio, como si el evangelio fuese sólo Cristo. Luego dice que el evangelio del reino de Dios es precisamente eso, Cristo, como buenas noticias para la humanidad. Agrega que no hay evangelio si Cristo no es predicado.

Aquí hay dos puntos a considerar: 1).- Jesús no se predicó a sí mismo, y él no dijo ser el evangelio. 2).- Tampoco él dijo que él era el evangelio del Reino para el mundo. Más bien las Buenas noticias que él predicó las llamó: El reino de Dios”. Primero que todo, Jesús revela que fue enviado para predicar el reino de Dios. Esto no quiere decir que él vino a predicarse a sí mismo, sino que vino a anunciar al mundo las Buenas Nuevas de Dios referente a un reino de justicia en la tierra presidido por él.

En Lucas 4:43, Jesús dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Es decir, Jesús proclama que fue enviado a predicar el reino de Dios, ¡el verdadero evangelio de Dios! En Marcos 1:1,14,15 leemos que Jesús comenzó su prédica del evangelio hablando del reino de Dios, y luego dijo que quien creyera en el mensaje del Padre traído por él, se salvaría. Así que el evangelio del reino fue un mensaje del Padre para la humanidad consistente un nuevo gobierno en la tierra, un gobierno de justicia y paz nunca antes vista. Es el reinado de Jesucristo en la tierra para restaurar la paz y la justicia perdida. Este es el evangelio del reino. Pero el Sr. Sapia nos dice de manera confusa que el reino es la persona de Cristo, sin darnos una explicación del significado del reino de Dios que él proclamó de parte del Padre a la humanidad y que salva a los potenciales creyentes (Rom 1:16).
El Señor Jesús dijo que el reino se había acercado (Mr. 1:15), que estaba cerca, por llegar, en tanto que él ya estaba presente entre los suyos predicándolo. Esto, por sí solo, descarta la posibilidad de que el evangelio del reino sea la persona de Cristo, aunque es cierto que él es el que lo restaurará en la tierra (Hechos 1:3,6).

La mayoría de predicadores evangélicos están renuentes a predicar que el reino de Dios es la monarquía de David. Los más suponen que éste es un sinónimo para la iglesia, y otros dan por sentado que este reino es una suerte de “Cristo morando en los corazones de los creyentes” por la fe.

El Sr. Sapia es realmente confuso en su definición del reino de Dios, y muchos como él creen que Cristo mismo es el evangelio— ¡el evangelio del reino de Dios! En primer lugar, esa buena nueva del reino no era un anuncio que desconocían los paisanos de Jesús, sino que era una alegre noticia que esperaban oír con ansias, al estar ellos anhelando por muchos siglos que la dinastía davídica fuese restaurara en Jerusalén para liberarse del yugo romano. Y como dice Pablo, Jesús confirmó a sus paisanos las promesas hechas por Dios a los padres de antaño sobre la restauración del reino Davídico por un descendiente justo del rey David. Así que si bien el Señor es una figura protagónica en el reino de Dios—¡él no es el reino de Dios!

La mayoría de evangélicos por alguna razón no quieren anunciar de manera clara y directa que el reino de Dios era (…y es) una institución política que comenzó a existir formalmente con el rey David (“la monarquía davídica” -1 Cró. 28:5) y que por la rebeldía e impiedad del rey Sedequías ésta fue suspendida temporalmente desde 586 AC hasta el presente, pero que será nuevamente restaurada en Jerusalén por un descendiente de David, el Señor Jesús, en su parusía (Eze. 21:25-27). ¿Es que les resulta muy difícil entender esto a la mayoría de evangelizadores? ¿Acaso el evangelio del reino tuvo para Jesús un significado simbólico y no literal? ¿Entendieron mal los discípulos el asunto del reino de Dios cuando le preguntaron a Jesús si él iba a restaurar el antiguo reino de Dios en sus tiempos (Hechos 1:3)? Pues, no! Jesús nunca les dijo que sus expectativas estaban erradas, sino que él simplemente prosiguió para aclararles que en cuanto al día y la hora para tal evento estupendo sólo lo sabe el Padre y nadie más (Hechos 1:7).

Más información sobre el Reino de Dios en:

www.retornoalparaiso.blogspot.com
www.elevangeliodelreino.org

martes, 4 de noviembre de 2008

¿NECESITAN DE VERDAD EL REINO MILENARIO DE JUSTICIA Y BIENESTAR LOS TELEEVANGELISTAS DE LA PROSPERIDAD?

Por Ingº Mario A olcese (Apologista)

La casa del predicador evangélico T.D. Jakes que pasa cerca de un lago, está bordeado de una fila de cedros elegantes y rodeado por una alta puerta de hierro, la casa de ladrillo rosada de 2.6 millones de dólares con columnas de crema estriadas y un garaje de cuatro coches es imponente hasta en esta rica vecindad. Al lado está la antigua enorme casa del magnate del aceite H.L. Hunt, una vez conocido como el hombre más rico en el mundo. La casa de Hunt ha estado sometiéndose a reparaciones, y su césped se ha marchitado a beige. Estos días ésta casi palidece en comparación con su vecino.

¿Necesitan T.D. Jakes y sus colegas el reino de la justicia y la prosperidad?

Cuando nos podemos a meditar en la vida pomposa de tantos predicadores famosos que han hecho sus riquezas en base al sudor de sus seguidores, me pregunto: ¿Necesitan estos sujetos el reino de Cristo que promete el fin de la pobreza, del hambre, del desamparo, y de las injusticias en general? ¿Realmente anhelan estos hombres tener un huerto para comer y una casita propia para vivir, rodeados de paz y seguridad?¿Necesitan ellos que sus penas y sus sufrimientos terminen en el reino venidero?¿Necesitan ellos vehementemente ver un paraíso restaurado en la tierra cuando ellos ya están viviendo en su propio reino y en su propio paraíso terrenal, sin carencias, sin pobreza, y sin angustias? ¡Estoy seguro que no mucho!

En una ocasión Jesús dijo que difícilmente entrará un rico en el reino de Dios, pues los ricos ya viven en su mundo ideal, sin anhelar nada porque todo lo tienen y no quieren abandonar su estilo de vida pomposo y cómodo. Y en tiempos de Pablo hubo cristianos que seguramente eran muy ricos y prósperos que se sentían reyes en este mundo. En 1 Cor. 4:8 Pablo les dijo irónicamente a estos “creyentes prosperados” de Corinto, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! . Sí, estos creyentes eran ricos, como lo son ahora Benny “Hinnon” Hinn, Carlos “Cash Money” Luna, “Kenneth “Alto vuelo” Copeland, Cindy “risitas” Jacobs, Paul “croach” Crouch, Oral “peluca” Roberts, Joyce Meyers, Rodney Howard-Browne, y decenas más.

Así que hubo en el primer siglo creyentes muy prósperos que prácticamente vivían en su propio reino, y se sentían lo máximo, genuinos reyes sobre la tierra. Estos habían olvidado que el reino verdadero no es de este mundo, y que las riquezas presentes son engañosas y pasajeras. De modo que nos entristece comprobar que ese espíritu impío de aquellos prósperos cristianos de Corinto se vea reflejado en los modernos predicadores del evangelio de la prosperidad y la riqueza del siglo XXI, que viven a todo dar, en mansiones reales, autos lujosísimos, aviones supersónicos, mayordomos, amas de llaves, guardaespaldas, y perros guardianes, pretendiendo establecer un reinado presente o un reino ahora para todos a través de los esfuerzos humanos.

No es de sorprender que estos predicadores “americorintianos” jamás prediquen la promesa de un mundo mejor en la era venidera, la era del reino de Cristo, porque eso les perjudica a ellos y en sus tácticas para recabar dinero de sus “sembradores”, a quienes les aseguran una riqueza automática y en abundancia para esta vida si son fieles en sus pactos y siembras (¡de dinero, claro!).

Realmente es triste cómo millones de falsos conversos crean en las patrañas de estos “americorintianos”, que como en los tiempos de Pablo, se sienten que ya están reinando ahora, y que Dios los está bendiciendo a manos llenas por su fidelidad a Él. El apóstol Pablo irónicamente hace burla de ellos diciéndoles: ¡Y ojalá reinaseis (cosa que no era verdad), para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!

El reino de Dios jamás será el tema central de los evangelistas de la prosperidad porque como dije, contradice las enseñanzas y perjudica sus tácticas para recabar dinero a borbotones. El Reino de Dios no es una oferta dirigida primeramente a los ricos, sino para los pobres, para aquellos que tienen hambre y sed de justicia, para aquellos que son realmente pobres en espíritu, y los que lloran (aspectos éstos que carecen los evangelistas sátrapas de la prosperidad). El día que usted deje de sentir lo que Jesús mencionó en sus bienaventuranzas, entonces no necesitará el reino de Cristo. Pero recuerde lo que escribió Santiago: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (2:5). Así que si usted se propone a ser rico siguiendo los consejos de aquellos evangelistas de la prosperidad, usted correrá el riesgo de perder el reino venidero de justicia, paz y prosperidad verdaderamente eternas.



La humilde Mansión del teleevangelista de la prosperidad Paul "croach" crouch
www.apologista.wordpress.com
www.elevangeliodelreino.org
www.yeshuahamashiaj.org

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿NECESITAN DE VERDAD EL REINO MILENARIO DE JUSTICIA Y BIENESTAR LOS TELEEVANGELISTAS DE LA PROSPERIDAD?

La casa del predicador evangélico T.D. Jakes que pasa cerca de un lago, está bordeado de una fila de cedros elegantes y rodeado por una alta puerta de hierro, la casa de ladrillo rosada de 2.6 millones de dólares con columnas de crema estriadas y un garaje de cuatro coches es imponente hasta en esta rica vecindad. Al lado está la antigua enorme casa del magnate del aceite H.L. Hunt, una vez conocido como el hombre más rico en el mundo. La casa de Hunt ha estado sometiéndose a reparaciones, y su césped se ha marchitado a beige. Estos días ésta casi palidece en comparación con su vecino.

¿Necesitan T.D. Jakes y sus colegas el reino de la justicia y la prosperidad?

Cuando nos podemos a meditar en la vida pomposa de tantos predicadores famosos que han hecho sus riquezas en base al sudor de sus seguidores, me pregunto: ¿Necesitan estos sujetos el reino de Cristo que promete el fin de la pobreza, del hambre, del desamparo, y de las injusticias en general? ¿Realmente anhelan estos hombres tener un huerto para comer y una casita propia para vivir, rodeados de paz y seguridad?¿Necesitan ellos que sus penas y sus sufrimientos terminen en el reino venidero?¿Necesitan ellos vehementemente ver un paraíso restaurado en la tierra cuando ellos ya están viviendo en su propio reino y en su propio paraíso terrenal, sin carencias, sin pobreza, y sin angustias? ¡Estoy seguro que no mucho!

En una ocasión Jesús dijo que difícilmente entrará un rico en el reino de Dios, pues los ricos ya viven en su mundo ideal, sin anhelar nada porque todo lo tienen y no quieren abandonar su estilo de vida pomposo y cómodo. Y en tiempos de Pablo hubo cristianos que seguramente eran muy ricos y prósperos que se sentían reyes en este mundo. En 1 Cor. 4:8 Pablo les dijo irónicamente a estos “creyentes prosperados” de Corinto, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! . Sí, estos creyentes eran ricos, como lo son ahora Benny “Hinnon” Hinn, Carlos “Cash Money” Luna, “Kenneth “Alto vuelo” Copeland, Cindy “risitas” Jacobs, Paul “croach” Crouch, Oral “peluca” Roberts, Joyce Meyers, Rodney Howard-Browne, y decenas más.

Así que hubo en el primer siglo creyentes muy prósperos que prácticamente vivían en su propio reino, y se sentían lo máximo, genuinos reyes sobre la tierra. Estos habían olvidado que el reino verdadero no es de este mundo, y que las riquezas presentes son engañosas y pasajeras. De modo que nos entristece comprobar que ese espíritu impío de aquellos prósperos cristianos de Corinto se vea reflejado en los modernos predicadores del evangelio de la prosperidad y la riqueza del siglo XXI, que viven a todo dar, en mansiones reales, autos lujosísimos, aviones supersónicos, mayordomos, amas de llaves, guardaespaldas, y perros guardianes, pretendiendo establecer un reinado presente o un reino ahora para todos a través de los esfuerzos humanos.

No es de sorprender que estos predicadores “americorintianos” jamás prediquen la promesa de un mundo mejor en la era venidera, la era del reino de Cristo, porque eso les perjudica a ellos y en sus tácticas para recabar dinero de sus “sembradores”, a quienes les aseguran una riqueza automática y en abundancia para esta vida si son fieles en sus pactos y siembras (¡de dinero, claro!).

Realmente es triste cómo millones de falsos conversos crean en las patrañas de estos “americorintianos”, que como en los tiempos de Pablo, se sienten que ya están reinando ahora, y que Dios los está bendiciendo a manos llenas por su fidelidad a Él. El apóstol Pablo irónicamente hace burla de ellos diciéndoles: ¡Y ojalá reinaseis (cosa que no era verdad), para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!

El reino de Dios jamás será el tema central de los evangelistas de la prosperidad porque como dije, contradice las enseñanzas y perjudica sus tácticas para recabar dinero a borbotones. El Reino de Dios no es una oferta dirigida primeramente a los ricos, sino para los pobres, para aquellos que tienen hambre y sed de justicia, para aquellos que son realmente pobres en espíritu, y los que lloran (aspectos éstos que carecen los evangelistas sátrapas de la prosperidad). El día que usted deje de sentir lo que Jesús mencionó en sus bienaventuranzas, entonces no necesitará el reino de Cristo. Pero recuerde lo que escribió Santiago: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (2:5). Así que si usted se propone a ser rico siguiendo los consejos de aquellos evangelistas de la prosperidad, usted correrá el riesgo de perder el reino venidero de justicia, paz y prosperidad verdaderamente eternas.

LA VERDAD DE LA PANDEMIA