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lunes, 13 de abril de 2009

¿PRUEBA JUAN 14:19 QUE EL REGRESO DE CRISTO SERÁ INVISIBLE?


Juan 14:19 está delante de nosotros: “Todavía un poco y el mundo no me verá más”. Es sugerido por algunos estudiantes sinceros de la Biblia que este comentario por el nazareno prueba que la Parusía del Hijo del Hombre es invisible. Por supuesto, necesitamos comparar el contexto así como también otros versos relacionados que se ocupan del tema del Regreso o el arribo de Cristo. Primero, considere el contexto. Los versos previos establecen el caso en cuestión: Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. (Juan 14:18,16) ¿Es posible, y justo indicar, que Jesús puede referirse a su aparición después de su resurrección? Juan 14:21 infiere lo mismo: “Le amaré yo me manifestaré a él”.‘ Esta palabra “manifestaré” es el Griego EMPHANISO y es diversamente traducida: manifestar, aparecer, mostrar, revelar. Este mismo grupo de palabras ocurre en el Evangelio de Juan después de que el nazareno es resucitado. Note Juan 21:1, “Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera”. ¿No parecería esto confirmar que Juan 14:19 habla acerca de esa época después de la Resurrección y antes de la Ascensión?

Pedro revela esta verdad en Hechos 10:40, 41, “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”. Pablo está de acuerdo con esto, pues él le escribe a los Corintios: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez” (1 Cor. 15:6). Así, parece justo concluir que Juan 14:19 está hablando de las apariciones de Jesús entre su resurrección y la ascensión.

¿Se apareció el nazareno alguna vez ante incrédulos en el mundo siguiendo su resurrección? Pablo dice, sí. 1 Corintios 15:8 reporta: “Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. ¿Es justo preguntar en qué estado estaba Pablo cuando el Señor se le apareció a él? ¿Como parte del mundo? A juzgar por las tres cuentas de la experiencia de Pablo en la carretera de Damasco tendríamos que contestar que alguien en el mundo vio al Señor glorificado después de su ascensión. Referente a esto, Pablo le recuerda a los Corintios: “¿No he visto yo el Señor?‘(1 Cor. 9:1). Sin Embargo, le preguntamos al estudiante sincero de la Biblia: ¿Qué dijo Jesús, el nazareno, en otro sitio sobre su Parusía? ¿Sería visible o invisible?

¿Indicó Jesús claramente que su Parusía sería visible o invisible?

Lea lo siguiente y pregúntese cómo podría el nazareno haberlo dicho más claro que esto: Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis. Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. (Lucas 17:23, 24, 30, 34, 35; Mateo 24:27, 30).

¿Cómo lee usted esto? ¿Con toda justicia, leyendo la profecía como está presentada sin una severa manipulación? ¿Acaso no “verá” la humanidad en la tierra su regreso en el tiempo de la Parusía? ¿Acaso no se lamentarán simultáneamente en pena todas las tribus de la tierra porque ellas sí “ven” algo? El ejemplo de las dos clases de personas que estarán vivas en su venida, una durmiendo y otra trabajando, parecerían sostener que esta aparición ocurre dentro de un solo día cuando es día en un lado de la tierra y noche en el otro. Compare Marcos 13:35 dónde ese tiempo puede ser cualquiera de los cuatro periodos de tiempo: El atardecer, la medianoche, el gallo cacareando, o la salida del sol. ¡Esto estrecharía las posibilidades dentro de un período de doce horas!

Para estas razones no podemos mirar a Juan 14:19 como la prueba de un regreso invisible de Cristo.

Lo antedicho debería ofrecer una fuerte evidencia de que la Parusía de Cristo será visible para el mundo en general, y que Juan 14:19 no prueba un regreso invisible de Cristo sino sus apariciones privadas que siguieron a su resurrección y antes de su ascensión.
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jueves, 12 de marzo de 2009

¿EN VERDAD VENDRÁ OTRA VEZ JESUCRISTO?



Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).


« Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios» (Ap.19:11-13).


No cabe la menor duda, que en estos textos se describe el esplendoroso y asombroso regreso de Jesucristo a la Tierra por segunda vez para instalar su reinado majestuoso y que tendrá una duración de mil años, según Ap. 20. 4, 6. Este reinado se caracterizará por un gobierno de justicia, de santidad, de amor, de paz y de restitución terrenal. La segunda venida de Cristo, sin temor a equivocarnos, será literal. La Escritura no insinúa la alegorización de los versículos que tratan esta situación. Su espiritualización, sale sobrando por demás. Tan literal será su venida, cómo qué el sol es sol, y el mar es mar.

En el libro de los Hechos se relata el acontecimiento de la ascensión de Cristo hacia el cielo, en Betania (Lc.24:50), después de su resurrección. Aquí, hubo testigos presenciales de este suceso de milagroso poder. El libro de los Hechos muestra que durante el momento de tener los mencionados testigos los ojos puestos en el cielo, viendo la ascecención gloriosa del Señor, después de que una nube lo ocultó de sus ojo, aparecieron dos ángeles que revalidaron las palabras de Cristo con respecto a su retorno futuro al Planeta Tierra, en poder tremendo y visible para el ojo humano (véase también: Mr.13:26; Ap.1:7):

«Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hech. 1:9-11).


La Biblia afirma que Cristo volverá al Mundo nuevamente (Mt. 24:30-31). Su regreso está relacionado con el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento:

«Yo publicaré el decreto;Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones,Y como posesión tuya los confines de la tierra.Los quebrantarás con vara de hierro;Como vasija de alfarero los desmenuzarás» (Sal. 2:7-9).

«Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur» (Zac.14:3-4).


« Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto» (Is. 9:6-7).

«Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura» (Is.11:1-5).


« ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre» (Is.63:1-6).

«Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Dn. 7:13-14).


La Biblia, en el libro de las Revelaciones en el Nuevo Testamento dice con relación a Cristo, que: «todo ojo le verá»:

« He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén» (Ap. 1:7).


Cristo será visto en su retorno escatológico por todos los individuos que estén vivos en el Mundo, «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días», en el tiempo de mayor conflicto y maldad experimentado por lo hombres, la gran tribulación final (Mt. 24:21, 29). Abarca en este cumplimiento tanto gentiles como judíos: «Los que le traspasaron», además, «todos los linajes de la tierra…». Cristo profetizo que él regresaría en una nube del cielo en poder y en gran gloria, y sin lugar a dudas, no hay razón para argumentar en contra del concepto literal que encierra esta predicción.

«Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lc.21:27).


Esta descripción del Cristo victorioso en su regreso (Ap. 1:7) aparece nuevamente en Ap. 14:14, 18-20; 19:1121; 20:7-10.

Amable lector: no se quede con la duda que trae confusión; lea bien el escrito y los textos bíblicos adjuntos para que comprenda con facilidad la verdad, si es que no la conoce tal como debe ser.

Dios les bendiga y lo guarde siempre.


lunes, 9 de marzo de 2009

¿SE CUMPLIRÁ APOCALIPSIS 1:7 LITERALMENTE?




“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


En el texto de apocalipsis 1:7 se revela que el Señor vuelve con las nubes, y que todo ojo le verá, incluso los que le traspasaron, y todos los linajes harán lamentación por él. ¿Pero es esta venida “con las nubes” literal? Después de todo, Yahweh también “descendió en una nube” y estuvo con Moisés en el desierto (Éxodo 34:5), y todos sabemos que en realidad no fue una venida literal y personal de Yahweh, pues nadie puede ver a Yahweh y vivir (Éxodo 33:20). También en Isaías 19:1,4 el profeta dice que Yahweh monta sobre una nube para entrar en Egipto y luego castigarla a través del rey de Asiria (Sargón). Sin embargo, jamás Yahweh se hizo visible en una nube, literalmente hablando, para entrar en Egipto, sino que su venida fue una simbólica en juicio y venganza contra una nación impía e idólatra.


La venida de Cristo en las nubes: ¿Literal o simbólica?


En primer lugar, nuestro Señor fue resucitado y ascendió en presencia de sus discípulos más cercanos, pasando por las nubes de nuestra atmósfera en dirección al tercer cielo. Dice así en Hechos 1, 9: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Este hecho fue un evento literal del cual quinientos testigos vieron y dieron testimonio. Si duda los discípulos vieron el ascenso real de nuestro Señor Jesucristo hasta que una nube literal le ocultó de sus ojos. No fueron ojos simbólicos, ni una visión extática, sino una experiencia real con los ojos literales que Dios nos dio para ver lo que nos rodea. De no haber sido así, ellos no hubieran podido ser auténticos testigos oculares de un evento tan extraordinario y fundamental de la fe cristiana.


Ahora bien, en Hechos 1:11 los ángeles les revelan a estos testigos oculares de la ascensión de Jesús un estupendo evento futuro, con estas palabras textuales: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. En el versículo once está la clave que nos asegura que la venida de Jesús con las nubes es literal porque debe coincidir con la forma de su partida, la cual tuvo que ser a todas luces literal, tal como ya lo hemos explicado arriba. Aquí los ángeles dicen que ESTE MISMO JESÚS (no uno invisible) vendrá de la misma forma en que se fue, pero en reversa, del cielo a las nubes, y de las nubes a la tierra. No es una venida espiritual o secreta, pues ¿cómo podrían lamentarse los pueblos impíos por una venida oculta o secreta de un Cristo que desconocen o que han desechado?
La señal de su venida: ¿secreta o visible?


En Mateo 24:3 los discípulos le piden a Jesús UNA SEÑAL que les ayude a saber que él está viniendo. Dice así el pasaje: “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Así que los discípulos querían saber una señal, la cual Jesús no tardará en dárselas sin reservas en el verso 30: “Entonces aparecerá la señal (singular, única) del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Ahora observen que Jesús les da a sus discípulos la señal que le pidieron—¿cuál?— su propia venida personal desde el tercer cielo a las nubes del cielo como el Hijo del Hombre (no ‘el Hijo de Dios’, indicando con esto una venida personal y visible del hombre Cristo Jesús) con poder y gran gloria. Si la venida de Jesús en las nubes habría de ser una de naturaleza invisible, ¿podría ésta acaso ser una verdadera señal? Si yo le digo a un camionero que siga la señal de un letrero invisible, ¿podría ser realmente una señal que le ayude al conductor a llegar a su destino? Ninguna señal que no percibamos con los ojos naturales no podría servirnos de mucho. Y en cuanto a las llamadas “señales” del fin como terremotos, hambres, pestes, anticristos, falsos profetas, etc, nadie las tomaría de manera simbólica, pues de hacerlo así, éstas no serían de mucha ayuda para alguno.
Resurrección y encuentro con el novio, Jesucristo


Por otro lado, si la venida de Cristo es invisible o simbólica, ¿cómo podría haber una resurrección física y un encuentro literal de la iglesia visible con un Jesús invisible en el aire? Pero Pablo es del todo claro al explicar este evento de la resurrección y el encuentro con el Señor que regresa del cielo, con estas palabras: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Así que la única forma para que la iglesia visible y gloriosa pueda RECIBIR a Jesús es que él vuelva como se fue, visiblemente y con su cuerpo de ‘Hijo de Hombre’. ¿Se imagina alguno una boda donde el novio es invisible y la novia visible? Yo, no!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA VERDAD SOBRE JUAN 14:2,3

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Uno de los versos más usados para enseñar que vamos al cielo es Juan 14:23. Aquí el Mesías dijo, "En la casa de Mi Padre muchas moradas hay: De no ser así, les habría dicho. Voy a preparar un lugar para vosotros. Y si fuere y os preparare lugar para vosotros, vendré otra vez, y los recibiré a Mí Mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estén".

¿Qué y Dónde está preparando lugares para los Suyos?

Antes que nada Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto.

También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.

Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.

Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.”

Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!

Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”

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martes, 4 de noviembre de 2008

USTED PUEDE CONTRIBUIR A ACELERAR EL REGRESO DE JESUCRISTO AL MUNDO

Por. Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”
(Mateo 24:14)


El Deseo de Dios

Nuestro Padre celestial es un Padre amoroso que desea todo lo mejor para sus hijos. El amó tanto al mundo que mandó a Jesucristo a esta tierra, para que la gente fuera salva por medio de él (Juan 3:16).

El Señor Jesucristo prometió volver para restaurar todas las cosas, pero él está esperando el momento para que el Señor lo envíe de vuelta a esta tierra para cumplir sus promesas. ¡Pero algo debe cumplirse primero!
Dios no Tarda

Algunos cristianos se quejan, como ocurrió con ciertos cristianos del primer siglo, diciendo que el Señor tarda en su regreso, y por eso se sienten defraudados o simplemente han optado por reinterpretar sus palabras y tomarlas espiritualmente en vez de literalmente y al pie de la letra. Han dicho que si el Señor tarda en volver, se debe a nuestro error por interpretar su regreso de manera personal y física. Sostienen que algo no funciona con la interpretación literal, porque no es posible que hayan pasado dos milenios y aún él no haya regresado, máxime cuando él mismo dijo que volvería pronto o en breve.

Pero ¿por qué parece tardar el Señor? ¿Será que él estaba equivocado en sus expectativas o en el tiempo de su regreso? La Biblia nos responde dándonos la razón de su aparente tardanza. En Nahum 1:3 se nos dice que el Padre de Jesucristo es tardo para la ira. Es decir, Dios no castiga a los pecadores de forma violenta, rápida, y sin demora, como en un juicio sumario, sino que es paciente para con todos, no queriendo que ninguno perezca sino que procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Es por eso que Dios mandó a su Hijo Unigénito para que los pecadores se arrepintieran de sus pecados, creyendo en su mensaje o evangelio salvador, el reino de Dios. En Marcos 1:15 leemos que Jesús llamó a la gente a “arrepentirse y a creer en su evangelio”. La Buena noticia de un reino de Dios cercano debería motivarnos al arrepentimiento y no el temor a un castigo en el infierno por una eternidad. Dios desea que más personas se arrepientan de sus pecados y participen del reino venidero. El mandó un mensaje salvador, y ese mensaje que salva a los que se arrepienten de sus pecados es el Evangelio acerca de la persona de Jesucristo y Su Reino de justicia venidero.

La cercanía del reino motivó a muchos judíos a arrepentirse para poder participar activamente como cogobernantes de esa nueva sociedad que inauguraría Cristo en su parusía. Jesús decía: “arrepentíos, porque el reino de Dios se ha acercado” ¿Por qué deberían arrepentirse los judíos, según Jesús? ¡Porque el reino estaba a las puertas! (Mat. 3:2). En Hechos 2:38 el arrepentimiento de los judíos se debió al mensaje del evangelio predicado por Pedro (ver versos 22-37). De modo que el bautismo de aquellos 3000 hombres Judíos fue el resultado de su arrepentimiento (“arrepentíos y bautícese cada uno…”), arrepentimiento que fue estimulado a su vez por el mensaje del evangelio completo (La persona de Cristo (Su muerte, sepultura y resurrección y también Su reino venidero) y no por la amenaza de un terrible castigo por fuego si persistían en el pecado. También hay otro testimonio en Hechos 8:12, donde los discípulos de Felipe se bautizaron después de haber oído el mensaje del evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Así que lo que debe motivarnos al arrepentimiento es lo que Dios tiene para nosotros como regalo de vida eterna en el mundo o era venidera. Uno debe arrepentirse porque uno debe comprender que Dios nos amó tanto que dio a Su Hijo en sacrificio, y porque nos tiene preparado un gran banquete mesiánico para gobernar con Su Hijo en la nueva Era de justicia, paz y amor.

Reitero nuevamente esto: No se puede ingresar al reino si hay aún pecado en nosotros. Es un pre-requisito divino para participar ejecutivamente en el reino nuestra purificación en la sangre de Cristo. Así que la razón por la cual debemos arrepentirnos es para poder participar del maravilloso reino de Cristo, el cual hemos creído por fe. Pero Dios lee los corazones y Él desea ver un hombre nuevo en nosotros, uno contrito y humillado frente a Él para que seamos dignos de Su Reino. Recuerde, ¡Dios resiste a los soberbios!

El Evangelio debe proclamarse

El evangelio salvador del Reino debe proclamarse a todo el mundo habitado para testimonio a todas las naciones, y entonces (y sólo entonces) vendrá el fin o la segunda venida de Cristo (Ver Mateo 24:14). Es la tarea de todo buen cristiano anunciar el evangelio del reino, el único y singular evangelio que salva a todo aquel que lo cree y recibe. Si bien Dios desea que este mensaje de la persona de Cristo y su reino sirva de testimonio a todas las naciones, también desea que el mayor número de personas lo crean para que puedan proceder al arrepentimiento. Pero como dijimos antes, Él es paciente para con todos, y no desea la destrucción del impío. Sin embargo, las iglesias de hoy, poco o nada están predicando sobre este evangelio del reino a todo el mundo, sino más bien nuevos y peculiares evangelios inventados por hombres que han opacado y dado un sentido puramente espiritual al verdadero evangelio del reino. Esto ha hecho retrasar la venida de Cristo al mundo. Nuestra desidia y descuido en proclamar exactamente el mismo evangelio que Cristo y sus discípulos predicaron ha hecho que el mundo no reciba un testimonio real y fiel del evangelio apostólico. El resultado de esta negligencia ha sido la tardanza del regreso de nuestro Señor y la impaciencia de los creyentes que aún lo están esperando.
Sin embargo, hay discípulos fieles hoy que están difundiendo el evangelio prístino del reino de Dios a más países cada día, el cual es el mismísimo evangelio bíblico, cristiano, y apostólico del primer siglo, y cumpliendo al pie de la letra la tarea asignada por Jesús llevando el mensaje por internet, por la literatura impresa, y por la radio y la TV. De esta manera ellos están apresurando cada día más la vuelta o regreso de Cristo al mundo. Recuerde que Jesús dijo que primero el evangelio del reino sería predicado a todo el mundo para testimonio a todas las naciones Y ENTONCES Y SÓLO ENTONCES el fin vendrá. Recuerde que los cristianos primitivos relacionaron el fin de la era o mundo con la venida de Cristo (Mat. 24:3).

Satanás ha Confundido a las Gentes con falsos Evangelios

Siendo que el testimonio del evangelio del reino tiene poder para salvar al potencial creyente y provocar el fin del reinado de Satanás y de sus ángeles, este ángel caído ha estado interesado desde el principio en boicotear la tarea evangelística del reino. El Apóstol Pablo se vio en ese problema en algunas oportunidades, y acusó a Satanás el diablo de ser obstáculo en su tarea predicadora entre los gentiles (Ver 1 Tes. 2:18). Y también Pablo les dijo a los creyentes de Corinto, lo siguiente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4).

En mi estudio sobre la gloria, expliqué y demostré que el evangelio de la gloria de Cristo es lo mismo que el evangelio del reino de Cristo. Así que el diablo ha obscurecido las mentes de los incrédulos para que nos les resplandezca la luz del evangelio del reino de Cristo, el cual es la imagen de Dios. No es extraño, entonces, que muchos no crean que el evangelio del reino de Dios sea el evangelio bíblico, ya que lo que se ha venido predicando ha sido el llamado “evangelio social” católico o el “evangelio de la prosperidad” de ciertos grupos evangélicos. Otros creen que el evangelio es simplemente Cristo (“el evangelio de Cristo”) pero no su mensaje, y aún otros creen que el evangelio es simplemente la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Estos puntos de vista están errados, o en el mejor de los casos, parcialmente errados. Y es que el evangelio de Cristo tiene que ver con una nueva sociedad (de allí lo social) y con la prosperidad (pues el reino tiene que ver también con la prosperidad material), pero en la era venidera y no en esta era o siglo malo— ¡Esta es la diferencia sustancial entre los evangelios falsos y el bíblico!

La Restauración del Reino Davídico es boicoteado por los agentes de Satanás

Lo cierto es que diablo sigue siendo el dios de este siglo y todo el mundo infiel yace bajo su poder (1 Juan 5:19). El maligno tiene una agenda hasta la venida de Cristo, y esa es: boicotear la difusión del evangelio salvador del reino de Dios. Es por eso que ha engañado a muchos cristianos haciéndoles creer que los discípulos estaban errados cuando le preguntaron a Jesús lo siguiente: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Aquí se observa que los discípulos aún esperaban el reino para Israel, un reino que no veían todavía cristalizarse tal como los profetas lo habían anunciado. Pero los enemigos del reino por restaurarse a Israel sostienen que la pregunta de los discípulos fue simplemente fruto de su ignorancia y falta de comprensión del verdadero y nuevo “sentido espiritual” que éste envolvía. Pero si esto es verdad, ¿por qué Jesús no se los aclaró? Por el contrario, lo que Jesús les respondió validó su pregunta, cuando claramente les dijo que: “no os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que Él puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Así que muchos grupos llamados “cristianos” (es decir, “mesiánicos”) van en contra del mesianismo puro de los apóstoles y de los primeros cristianos, los cuales esperaron ardientemente la consolación de Israel a través del reino restaurado de David en la tierra prometida. Desgraciadamente el Catolicismo hizo suyo la interpretación alegórica del Reino de Agustín de Hipona, y de esa forma cientos de millones de llamados cristianos dejaron de ser cristianos o mesiánicos para volverse platónicos y gnósticos.

Conclusión:

Es tarea de la iglesia mesiánica (cristiana) predicar a su Mesías y su Reino milenario en la tierra a todo el planeta habitado para preparar y acelerar el retorno del Hijo de Dios a la tierra. Debemos ser precursores de su reino, preparar el camino del Señor a través del anuncio de su parusía en gloria para restablecer o restaurar el reino que está suspendido en el tiempo. Si lo hacemos así, entonces Jesús no tardará en volver. Pero si descuidamos esta tarea, predicando evangelios extraños y extra bíblicos, entonces Jesús seguirá demorando. Tenemos una tarea que cumplir, y rápido.

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¿PARA QUÉ VOLVERÁ JESÚS A LA TIERRA?

Por Juan Stam

Los cristianos sabemos que Cristo va a venir de nuevo a esta tierra. La Biblia lo enseña con mucha claridad. ¿Pero cúantos tenemos una idea clara del sentido y del propósito de su venida, del por qué y para qué de su retorno a nuestro mundo?

El apóstol Pedro nos exhorta a "estar siempre preparados a dar una defensa (apología razonable) a todo aquel que nos pide la razón (la lógica) de nuestra esperanza". Eso significa el esfuerzo de estudiar las escrituras seriamente y pensar con cuidado en la lógica y el sentido de nuestra esperanza en Cristo.

Básicamente, el Nuevo Testamento enseña que Cristo volverá porque tiene nuevas cosas que hacer en esta tierra. ¿Cuáles son las tareas que Cristo vendrá a realizar?

Primero, Cristo volverá a esta tierra porque va a reinar en ella. "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino", dijo el malhechor penitente (Lc 23:42; 1 Tim 6:14-16). Reinará en esta misma tierra durante mil años, y reinaremos con él (Apoc 20:1-4); después reinará, y reinaremos con él, en la nueva tierra, por los siglos de los siglos (Apoc 22:5). La gran esperanza del Reino de Dios, tan central al mensaje de los evangelios, es también la clave central al significado de la Segunda Venida de Cristo. ¡Cristo viene a reinar!

Llama la atención que ningún texto del Nuevo Testamento afirma que el propósito del retorno de Cristo es el de "levantar su iglesia". Aun en 1 Tes 4:17, unico texto que afirma explícitamente que "seremos arrebatados ", ese "rapto" no es más que transporte "al encuentro con él" que nada tiene que ver con escaparnos de la gran tribulación. Su venida no sera "Operación Rescate" sino "Operación Reinado". Es la falta de una teología del reino que nos hace buscar la lógica de la venida de Cristo en otras cosas erradas.

Segundo, Cristo viene a resucitar a todos los creyentes muertos. Según 1 Tesalonicenses 4:15-17, al venir Jesús, los que duermen en él saldrán de sus tumbas (Jn 5:28-29), los creyentes vivientes serán transformados a su cuerpo de gloria (Fil 3:21), y seremos arrebatados hasta la nube a nuestra reunión con él, para acompañarle en su venida. Cristo nos dejó cuando regresó a su Padre, y envió su Espíritu, pero después de su regreso él estará con nosotros para siempre y nosotros con él (1 Tes 4:17; 1 Pedro 1:7-8).

Tercero, viene a vencer para siempre a los enemigos de su reino (Apoc 19:11-21). Al venir Cristo, "destruirá con el espíritu de su boca, y con el resplandor de su venida" al hombre de pecado (2 Tes 2:8), el anticristo. El día de su venida será el gran día de su victoria final sobre todos los enemigos de su Reino.

Cuarto, según San Mateo, al venir Cristo va a juzgar a las naciones y separar las ovejas de los cabritos, según la práctica de la fe de unos y otros (Mat 25:31-46). El día de su venida será la hora de la verdad, tanto para los impíos e injustos como para los falsos cristianos ( Mat 7:21-23).
Este aspecto debe llevarnos a examinar muy seriamente nuestra propia vida cristiana. No todos los que dicen "Señor, Señor", ni que asisten iglesias evangélicas y cantan coros, entrarán en el Reino de Dios. Nos conviene meditar en un mensaje que traía este letrero fuera de una iglesia de Alemania: Me llaman Maestro y no me escuchan, me llaman Luz y no me miran, me llaman Camino y no me siguen, me llaman Vida y no me viven, me llaman Sabio y no me aprenden, me llaman Justo y no me temen, me llaman Señor y no me obedecen, si yo los condeno no me reclaman.

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LA VERDAD DE LA PANDEMIA