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lunes, 1 de noviembre de 2010
jueves, 9 de septiembre de 2010
“STEPHEN HAWKING ESTÁ ERRADO PORQUE NO SE PUEDE EXPLICAR EL UNIVERSO SIN DIOS” DICE UN CIENTÍFICO
Lennox, concluye que es ilógico lo que dice Hawking, en su teoría de la existencia de la gravedad. “¿Cómo es que la gravedad existe en primer lugar? ¿Quién la puso allí? ¿Y cuál fue la fuerza creativa detrás de su nacimiento? ¿No es Dios?”.
07/09/10 (Noticiacristiana.com)
John Carson Lennox, un científico, dice que la teoría de Stephen Hawking, quien afirma en su nuevo libro “The Grand Design” (El Magnífico Diseño) que “Dios no es el creador del universo”, está completamente errado.
Lennox, es profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford y Asesor Pastoral en Green Templeton College. “Como científico estoy seguro que Stephen Hawking, está errado.No se puede explicar el universo sin Dios”, argumenta Lennox, en un artículo difundido en el diario digital de dailymail.co.uk.
Según Hawking, “las leyes de la física, no la voluntad de Dios, dan la verdadera explicación de cómo la vida llegó a existir en la Tierra. El Big Bang, según él, es consecuencia inevitable de estas leyes”, porque hay una ley como la gravedad, el universo puede y debe crearse de la nada. Lamentablemente, si bien el argumento de Hawking ha sido aclamado como polémico e innovador, no es nada nuevo”, refuta Lennox en su escrito.
El profesor de la Universidad de Oxford, argumenta, lo que dice Hawking, ya lo han dicho otros científicos, quienes han expresado que la creación solo puede interpretarse con las leyes de la física como la gravedad, por lo que se convierte en un enfoque simplista que logra tener resonancia porque vivimos en una era secular donde el público es muy escéptico.
“Como científico y cristiano, yo diría que esa afirmación de Hawking es un error. Nos pide que elegir entre Dios y las leyes de la física, como si fuera necesariamente un conflicto mutuo”, afirma el profesor de Oxford.
Otro argumento que contradice el científico cristiano, a lo que asegura Hawking, es que “las leyes físicas no pueden proporcionar una explicación completa del universo. No son más que una descripción de lo que ocurre bajo ciertas condiciones”.
“Hawking, confundió el derecho con la agencia. Su llamado para elegir entre Dios y la física es como si te dieran a elegir una sola opción, entre el ingeniero aeronáutico Sir Frank Whittle y las leyes de la física para explicar la reacción de motor”.
“Las leyes de la física pueden explicar cómo funciona el motor de reacción, pero alguien tenía que construirlo, haberle puesto el combustible y ponerlo en servicio. El avión no pudo haberse creado por las leyes de la física por su propia cuenta, sino que tuvo que necesitar la creación del genio de Whittle como su agente. De la misma forma las leyes de la física nunca podrían haber construido el universo, tenía que intervenir un agente, y ese es Dios”, explica el científico Lennox.
Lennox, concluye que es ilógico lo que dice Hawking, en su teoría de la existencia de la gravedad. “¿Cómo la gravedad existe en primer lugar? ¿Quién la puso allí? ¿Y cuál fue la fuerza creativa detrás de su nacimiento? ¿No es Dios?”.
“Como un creyente cristiano, la belleza de las leyes científicas son refuerza para mi fe, una fuerza inteligente, creativa y divina. Cuando más comprendo la ciencia, más creo en Dios por el asombro que deja su amplitud, sofisticación y la integridad de su creación”, expresa Lennox escritor de libro “¿Ha enterrado la ciencia a Dios?
Ateísmo Sal.53:1
Sal.53:1 “Dice el necio en su corazón: No hay Dios.Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga el bien.”
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07/09/10 (Noticiacristiana.com)
John Carson Lennox, un científico, dice que la teoría de Stephen Hawking, quien afirma en su nuevo libro “The Grand Design” (El Magnífico Diseño) que “Dios no es el creador del universo”, está completamente errado.
Lennox, es profesor de Matemáticas en la Universidad de Oxford y Asesor Pastoral en Green Templeton College. “Como científico estoy seguro que Stephen Hawking, está errado.No se puede explicar el universo sin Dios”, argumenta Lennox, en un artículo difundido en el diario digital de dailymail.co.uk.
Según Hawking, “las leyes de la física, no la voluntad de Dios, dan la verdadera explicación de cómo la vida llegó a existir en la Tierra. El Big Bang, según él, es consecuencia inevitable de estas leyes”, porque hay una ley como la gravedad, el universo puede y debe crearse de la nada. Lamentablemente, si bien el argumento de Hawking ha sido aclamado como polémico e innovador, no es nada nuevo”, refuta Lennox en su escrito.
El profesor de la Universidad de Oxford, argumenta, lo que dice Hawking, ya lo han dicho otros científicos, quienes han expresado que la creación solo puede interpretarse con las leyes de la física como la gravedad, por lo que se convierte en un enfoque simplista que logra tener resonancia porque vivimos en una era secular donde el público es muy escéptico.
“Como científico y cristiano, yo diría que esa afirmación de Hawking es un error. Nos pide que elegir entre Dios y las leyes de la física, como si fuera necesariamente un conflicto mutuo”, afirma el profesor de Oxford.
Otro argumento que contradice el científico cristiano, a lo que asegura Hawking, es que “las leyes físicas no pueden proporcionar una explicación completa del universo. No son más que una descripción de lo que ocurre bajo ciertas condiciones”.
“Hawking, confundió el derecho con la agencia. Su llamado para elegir entre Dios y la física es como si te dieran a elegir una sola opción, entre el ingeniero aeronáutico Sir Frank Whittle y las leyes de la física para explicar la reacción de motor”.
“Las leyes de la física pueden explicar cómo funciona el motor de reacción, pero alguien tenía que construirlo, haberle puesto el combustible y ponerlo en servicio. El avión no pudo haberse creado por las leyes de la física por su propia cuenta, sino que tuvo que necesitar la creación del genio de Whittle como su agente. De la misma forma las leyes de la física nunca podrían haber construido el universo, tenía que intervenir un agente, y ese es Dios”, explica el científico Lennox.
Lennox, concluye que es ilógico lo que dice Hawking, en su teoría de la existencia de la gravedad. “¿Cómo la gravedad existe en primer lugar? ¿Quién la puso allí? ¿Y cuál fue la fuerza creativa detrás de su nacimiento? ¿No es Dios?”.
“Como un creyente cristiano, la belleza de las leyes científicas son refuerza para mi fe, una fuerza inteligente, creativa y divina. Cuando más comprendo la ciencia, más creo en Dios por el asombro que deja su amplitud, sofisticación y la integridad de su creación”, expresa Lennox escritor de libro “¿Ha enterrado la ciencia a Dios?
Ateísmo Sal.53:1
Sal.53:1 “Dice el necio en su corazón: No hay Dios.Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga el bien.”
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jueves, 10 de diciembre de 2009
SOBRE LA POLÉMICA RESURRECCIÓN DE CRISTO

La fe cristiana se fundamenta en un hecho sobrenatural que es la resurrección de Jesucristo. Pablo afirma que "si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados" (1 Corintios 15, 17; La Biblia). Ante un planteamiento tan contundente no se pueden mantener posiciones tibias, pues tal y como argumenta el escritor C.S. Lewis: "Jesús, o bien fue un mentiroso, un loco o era quien decía ser: el Hijo de Dios; no existe una cuarta opción". Esta autoproclamación de Jesús sacude la endeble consistencia de la manida idea de considerarse "creyente, pero no practicante". Eso no es ser cristiano, pues Jesús se presenta a sí mismo como quien viene a cambiar el interior de las vidas de forma radical, sin medias tintas. Nada que ver con las inercias religiosas, sociales o transitorias que no terminan de llenarnos. Además, la propia Escritura afirma que "también los demonios creen, y tiemblan" (Santiago 2, 19). Por lo tanto, aceptarle como lo que Jesús decía ser y el enviado para pagar nuestra culpa que conlleva una conversión definitiva de nuestro estilo de vida, un cambio completo de los motores que hasta ese momento nos hacían movernos por la vida.
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No son pocos quienes se han acercado a la investigación histórica para tratar de desmontar los posibles indicios de la resurrección corporal de Jesucristo. La ciencia como tal no tiene aquí ninguna respuesta, pues la resurrección es un suceso único e irrepetible que se origina en la decisión unilateral del propio Creador de las leyes físicas. Por decirlo así, afirmar que Jesús resucitó hace dos mil años o que no lo hizo, no es algo a lo que pueda respondernos la ciencia. Muchos son quienes tratan de argumentar los porqués de su escepticismo respecto a la resurrección de Jesús. Pero hay quienes sólo han escuchado algunos de estos supuestos argumentos en contra de la resurrección de Cristo, por lo que no está de más que recordemos que existen personas que han decidido realizar estudios históricos para exponer los argumentos "contra la resurrección" y que han acabado ¡convirtiéndose a Cristo y reconociendo su resurrección!
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Por tanto, para buscar un equilibrio necesario es interesante anotar someramente algunos datos favorables al hecho de la resurrección de Jesucristo. En este caso, apuntamos algunas pinceladas al respecto extraídas de los escritos del Nuevo Testamento, recordando que estos libros de la segunda parte de la Biblia son cartas que los primeros cristianos se enviaban entre ellos, pues, en contra de la imagen de "tratado universal" que algunas instituciones han dado al Nuevo Testamento, no podemos ignorar que hablamos de correspondencia remitida entre miembros de un movimiento clandestino y perseguido por el Imperio Romano. Considerando que es importante hacer esta aclaración, exponemos ahora algún punto de reflexión acerca de la realidad de la resurrección de Cristo como hecho histórico:
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¿Jesús no terminó de morir en la cruz? Una tumba sellada no favorece demasiado que un moribundo pueda escapar de ella. Si la tumba no hubiese estado vacía (pensando en que nadie salió de ella), a las autoridades romanas y judías sólo les hubiese bastado con enseñar el cuerpo de Cristo a la multitud para acallar a quienes decían que le había visto resucitado. Pero los romanos no lo hicieron. Y si los discípulos robaron el cuerpo de Cristo, ¿cómo se explica que éstos estuviesen dispuestos a ser torturados y morir por un cuento sin sentido que ellos, supuestamente, se habían inventado? Si nadie hubiese visto a Cristo resucitado ni ascender a los cielos, ¿por qué vemos en el Nuevo Testamento que entre los primeros cristianos no trataban de convencerse fervorosamente de la resurrección? Lo curioso es que en lugar de esto, más bien se intercambian expresiones del tipo "a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado" (Gálatas 3, 1). Fijémonos en que si varios de los receptores de las cartas no hubieran sido testigos oculares de la resurrección, estas referencias no tendrían sentido y hubieran perdido todo su crédito.
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Cuando Jesús es apresado y crucificado, casi todos sus seguidores huyen y se esconden, abandonándolo en una reacción cobarde aunque comprensible. Sólo un encuentro con una sorprendente resurrección de Cristo parece alimentar con fuerza a unas personas a quienes la experiencia vivida les hace impregnarse de nuevas energías ¿Morirían éstos mártires por una mentira creada por ellos? Tratándose de un movimiento pacifista y sin pretensiones políticas, ¿qué beneficio obtenían con todo esto en el caso de que su experiencia no fuese real?, Si Cristo no resucitó, ¿qué hizo que los discípulos pasaran de un estado de cobardía a ser leales a Cristo frente a los leones del circo romano? ¿Qué les hizo cambiar su miedo en lucha, fe y entusiasmo?
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Los criterios psicológicos son también interesantes. Si Cristo no fuese el Hijo de Dios, la coherencia de su mensaje, la revolución de la justicia que el predicada, el perdón que trajo, el poder del amor desprendido de sus hechos y palabras, y todo el influjo tan sanador que su persona ha tenido a lo largo de la historia no encajaría muy bien con la posibilidad de que Él fuera un tarado mental o un engañador. Aunque hemos citado sólo algunas píldoras muy pequeñas de un asunto amplio, no olvidemos que, en el fondo, creer o no creer en la resurrección (aunque esta creencia tenga base histórica) es, a fin de cuentas, un acto de fe y de decisión firme ante el reto que nos presenta a cada uno de nosotros el Jesús en los evangelios. Te invitamos a que confrontes la posibilidad de la resurrección de Jesús con preguntas como las siguientes: ¿Lo que dice Jesús tiene fundamento para mi vida vida? ¿Es Cristo el camino y la fuente de vida eterna? ¿Ha venido para pagar mis deudas? ¿Puedo verme como liberado si decido seguirle y entregarle mi vida? ¿Es la fe cristiana una relación personal con el Jesús resucitado de los evangelios y no lo que, a veces, tanto se dice de él en el ámbito religioso y represor? Millones de personas pueden esgrimir argumentos para no creer en la resurrección, pero muchos otros hemos decidido aceptarla como un hecho válido para nuestras vidas, confirmando y dando testimonio en el día a día acerca de aquella resurrección que hoy es transformación real, radical y pragmática. Vidas rehechas, llenas de esperanza y amor que dan cuenta hoy de los poderosos efectos actuales de esa resurrección.
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© Por Delirante.org
martes, 17 de noviembre de 2009
DOS MIL AÑOS DE DEBATE

Por Ingº Alfonso Orellana
Cuando murió el visionario y millonario, Howard Hughes, dejo atrás una secuela de intrigas y testamentos que por muchos años fueron motivo de disputas en las cortes. Más recientemente con la muerte del ídolo de la música pop, Michael Jackson, también se desató una avalancha de pasiones de muchas personas buscando cada uno su tajada y alegando conocer perfectamente cual era la perfecta última voluntad del fallecido.
Con Jesús de Nazaret la cosa no fue muy distinta. Mientras los discípulos y otros alegaban que se había levantado, otros decían que hubo un complot que incluía robarse el cuerpo de la tumba, que todavía estaba vivo y en años recientes Dan Brown se hizo rico diciendo que había engendrado una criatura en su relación con María de Magdala.
Afortunadamente, para nuestro beneficio, Jesús no dejó nada escrito. Llana y sencillamente conocemos de él por el impacto que causó en su radio de acción en la provincia Romana de Judea y las repercusiones a distancia de todos aquellos que fueron tocados en primera, segunda y tercera persona en el primer y segundo siglos. Este impacto se plasmó en escritos, de los cuales no tenemos originales, sino copias de copias en el mejor de los casos y peor todavía; en la forma de fragmentos.
La Iglesia Católica elevó un puñado de estos a “inspirados” en su mejor esfuerzo por depurar toda aquella amalgama de creencias desarrolladas y plasmadas en diversas cartas, evangelios, revelaciones, etc, por una rica tradición oral, con todas sus limitaciones y establecer una biblioteca aceptada para conservar las enseñanzas ‘verdaderas’ del Maestro y sus apóstoles, Pablo incluido.
En el epicentro de toda esta especulación e historia –digo historia porque es innegable que Jesús, el hombre, existió— Jesús no es un personaje que se pudiera inventar, de la misma forma que nadie podría haber inventado un Einstein.- La cosas que enseñó, en la estima de muchas de las mentes más privilegiadas de la historia humana post-cristiana, han sido de tal impacto que ha afectado el rumbo de la historia para bien, en los casos más sublimes y para mal cuando han sido distorsionadas.
A pesar de ese efecto trascendental, todavía su identidad sigue siendo debatida. A él se le atribuye haber dicho algo parecido a “por sus frutos les conoceréis” y es desde esa premisa que podemos identificar la fuente, el genoma, que conecta a un ser humano común y corriente del día moderno con Jesus.
En una edición reciente de la revista National Geographic, leí la historia de un mamut bebé encontrado en un estado de preservación excelente y del cual se pueden extraer material genético que pudiera traer de nuevo al mundo esta especie extinguida hace mucho tiempo. A veces quisiera que encontráramos el equivalente espiritual de este mamut, en alguna forma tangible de información que aclare todo el asunto de la identidad de Jesús para que se termine el debate, pero me detengo y me doy cuenta que entonces ese artículo elusivo y frágil que llamamos fe no sería necesario. El Espíritu Santo ya no tendría que ‘guiarnos a toda la verdad.’ ¿Qué tal si no nos gusta el cuadro que emerge? Lamentablemente la humanidad es (somos) tan caprichosa que ‘aun si viniere alguien de entre los muertos’ a avisarnos, puede que no le creamos, como ilustró Jesus.
La buena noticia es que sabemos lo suficiente de Jesús y su proyecto de un Reino venidero donde la paz y la justicia reinaran. También conocemos sus enseñanzas morales y nos dejó el ejemplo perfecto de sacrificio y amor al prójimo. Nos mostró cómo la comunión con el Padre es provechosa en todas las cosas y especialmente cuando estamos en medio de la tormenta.
Si las palabras citadas por Juan son ciertas, y las creemos, entonces él mora en nosotros y si le dejamos, podemos ser sus manos y pies para bendecir, sanar y restaurar a otros dentro de nuestro radio de acción. Entonces los recipientes de estas cosas buenas verán a Jesús en una infinidad de rostros y su luz resplandecerá en medio de la oscuridad del hambre, el frío, la enfermedad, el desasosiego. Para estos no hay debate sobre identidad de Jesús. Para ellos él es el alivio y la mano amiga. Un vez que hay algo en el estómago y la sed y el frio se han ido, entonces podemos presentarle al Rey de Reino de Dios en la otra cara de nuestro Señor. A este punto ya le conocen. Podemos hablarle del agua de vida gratis y como es esto posible. Son como la mujer samaritana en el pozo de Jacob. Se regocijarán e invitarán a otros a conocer la persona más importante del universo; a Jesús de Nazaret.
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www.elevangeliodelreino.org
www.yeshuahamashiaj.org
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