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viernes, 22 de octubre de 2010

EL FACTOR SORPRESA DEL DIABLO


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os SORPRENDAN las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va” (Juan 12:35).

Estimados amigos, muchas veces hemos oído aquel consejo de los sabios que dice: “Vive hoy como si fuera el último día de tu vida”, y creo que es muy cierto ese consejo, ya que si yo supiera que hoy será el último día de mi vida, lo viviría de la mejor manera posible, y si soy creyente, buscaría hacer lo mejor posible la voluntad de Dios y también muchas obras bondadosas.

Sin embargo, ¿cuántas personas viven el presente día como si fuera el día en que el diablo los sorprenderá con alguna tentación para hacerlos caer en algún pecado? Sí, mis amigos, cada día debemos caminar, no sólo como si fuera el último de nuestra vida, sino como si fuera el día en que el diablo nos pueda sorprender con la guardia baja para knoquearnos. Tal vez se te presentará una oferta tentadora para hacer algún negocito medio turbio, o tal vez recibirás un vuelto en exceso que te dieron por allí al comprar algo, y que decidirás guardártelo. O tal vez se aparecerá una bella dama que te insinuará una venturilla “al paso” y tú accederás sin pensarlo dos veces antes de que te des cuenta que estás atrapado en un pecado que te acosará siempre. Sí, mis queridos hermanos, Jesús fue muy claro cuando nos dice que no nos sorprendan las tinieblas para que así no terminemos andando a ciegas.

La astucia del Diablo

El diablo tentó a Jesús en el momento que más hambre tenía nuestro Señor. Sí, mis amigos, Satanás no atacó astutamente al Señor al comienzo de su itinerario por el desierto, sino a los 40 días de su travesía, cuando el Señor ya estaba muy hambriento y débil. Dice así la Escritura, así: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo, y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:1-3). Así que Cristo fue sorprendido por el diablo justo cuando estaba más vulnerable, y como astuto que es, supo el momento más adecuado para atacar y no fallar. Sin embargo, el Señor Jesucristo está muy consciente de lo que las Escrituras dicen y contraatacó al adversario, diciéndole lo siguiente: “Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (v.4).

Sí, amados, el diablo supo cuando atacar, pero el Señor no se había olvidado de lo que las Escrituras dicen para refrenar el ataque del enemigo. Jesús tenía bien grabadas las enseñanzas de Su Padre en su mente y en su corazón para no fallarle.

Más adelante, cuando Jesús vivía sus horas más críticas, el diablo lo volvió a intentar, sabiendo que Jesús estaba más vulnerable que en cualquier otra ocasión. He aquí el evento: “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

Ananías y Safira

El caso de Ananías y Safira es uno que nos enseña que Satanás aprovecha una circunstancia en particular para tentar y hacer caer a sus víctimas. En esta historia Ananías y Safira vendieron su casa, pero se Ananías se quedó con una parte del dinero obtenido por la venta y no la entregó completo a los apóstoles. Dice la Escritura: “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron” (Hechos 5:1-5).

José, el Maratonista Judío

El otro caso es José, el cual era el segundo después de Faraón, y que de manera astuta y seductora fue sorprendido por la mujer de Potifar, la cual buscaba tener un encuentro amoroso con él sin ninguna consideración para con su esposo. ¿Y qué hizo José ante tal tentación luciferina? ¿Se detuvo y accedió a la seducción pensando que nadie se enteraría? No! Él tuvo el suficiente criterio y tino de escapar corriendo, sin pensarlo dos veces.

En el mundo vemos muchas desgracias que ocurren debido a que la gente no sabe decidir sabiamente porque no se dan cuenta de la intromisión satánica. Por ejemplo, si hablamos del suicidio, éste es una plaga que acaba con las vidas de personas de todas las edades y condiciones sociales. El diablo aprovecha la depresión que tiene mucha gente debido a múltiples problemas para inducirlos a acabar con sus días a través del suicidio. Sé de mucha gente que por causa de una enfermedad grave, o por la pérdida de un ser querido, o de un trabajo bien remunerado, se han suicidado. Judas Iscariote, el traidor, el que entregó a Jesús por la avaricia del dinero, y de quien la Escritura dice que el diablo se le había entrado, terminó suicidándose por el remordimiento. El diablo logró destruirlo y así terminó condenado para siempre.

Teniendo toda esta información disponible en la Biblia y en la experiencia diaria, cuánto necesitamos estar muy alertas a las asechanzas del diablo, que como león rugiente busca a quien devorar (1 Pedro 5:8). Realmente pocos se dan cuenta de que esta serpiente astuta está agazapada muy cerca de nuestro camino, en el trabajo, en la casa, en el colegio, en la universidad, en las fiestas, en los hogares, etc, lista para inyectarnos su veneno y matarnos. Por eso se hace cada vez más necesario estar llenos del Espíritu de Dios, que es Su palabra revelada, y en constante oración para que el diablo no pueda vencernos. ¿Está viviendo usted el presente día como el día en que el diablo pueda sorprenderlo con la guardia baja y knoquearlo? ¡cuidado y esté atento con sus 5 sentidos despiertos!

jueves, 17 de junio de 2010

DEBEMOS TOMAR AL DEMONIO MUY EN SERIO


DEBEMOS TOMAR AL DEMONIO MUY EN SERIO

Por Profesor de Santantoni

Por su acción contra el hombre «debemos tomar al demonio muy en serio», pero sin olvidar en nuestro camino la confianza en el amor de Dios –un amor «más fuerte que todo»–, cuya misericordia «vence todo obstáculo», explica el cardenal Georges-Joseph Marie Martin Cottier, O.P., teólogo de la Casa Pontificia.
En esta entrevista a la agencia Zenit, el cardenal Cottier aborda la acción real del demonio en el mundo, sus causas, sus consecuencias y el motivo de esperanza para el hombre.

–¿En el gran misterio del mal, cuánto cuenta la acción del diablo y qué parte tiene en cambio la responsabilidad del hombre?

–Cardenal Cottier: El diablo es sin más ni más el gran seductor porque intenta llevar al hombre al pecado presentando el mal como el bien. Pero la caída lleva nuestra responsabilidad porque la conciencia tiene capacidad de distinguir lo que es bueno de lo que es malo.

–¿Por qué el diablo quiere inducir al hombre al pecado?

–Cardenal Cottier: Por envidia y celos. El diablo quiere arrastrar consigo al hombre porque él mismo es un ángel caído. La caída del primer hombre estuvo precedida por la caída de los ángeles.

–¿Es una herejía afirmar que también el diablo forma parte del proyecto de Dios?

–Cardenal Cottier: Satanás fue creado por Dios como ángel bueno porque Dios no crea el mal. Todo lo que sale de la mano creadora de Dios es bueno. Si el demonio se ha convertido en malo es por su culpa. Es él quien haciendo mal uso de su libertad se ha hecho malo.

–¿Habrá alguna vez redención para el demonio, como afirma algún teólogo?

–Cardenal Cottier: Planteemos una premisa: el hombre ha caído en el pecado porque el primer pecador, o sea el demonio, le ha arrastrado a su abismo de mal. ¿De qué se trata en sustancia? Del rechazo de Dios y, sobre todo, de la oposición al Reino de Dios como proyecto de providencia sobre el mundo. Este rechazo que nace de la libertad de una criatura del todo espiritual como el diablo es un rechazo total, irremediable y radical, como se dice también en el catecismo de la Iglesia católica.

–¿Entonces, ninguna esperanza de que al final la misericordia de Dios pueda vencer el odio del diablo?

–Cardenal Cottier: El carácter perfecto de la libertad del ángel caído hace que su elección sea definitiva. Esto no significa poner un límite a la misericordia de Dios, que es infinita. El límite está constituido por el uso que el diablo hace de la libertad. Es él quien impide a Dios cancelar su pecado.

–¿Por qué el diablo, que es espíritu inteligentísimo, usa de esta manera esa libertad, que es en cualquier caso siempre un don de Dios?

–Cardenal Cottier: Aquí estamos ante el misterio. El misterio del mal es ante todo el misterio del pecado. Somos golpeados, justamente, por los males físicos, pero existe un mal mucho más radical y más triste que es el mal del pecado. El diablo se ha establecido en su rechazo. Además el pecado del ángel es siempre más grave que el del hombre. El hombre tiene tantas debilidades en sí que de alguna manera su responsabilidad puede resultar velada; el ángel, siendo espíritu purísimo, no tiene excusas cuando elige el mal. El pecado del ángel es una elección tremenda.

–Parece imposible que un ángel creado en la luz de Dios haya podido elegir el mal…

–Cardenal Cottier: Cuando hablamos de un ángel caído a causa del pecado afrontamos un tema muy grave y por lo tanto debemos tratarlo con gran seriedad. En la tentación del hombre tenemos casi un reflejo de lo que fue el pecado mismo del ángel. He aquí la seducción suprema: ponerse en el lugar de Dios. Incluso Satanás no reconoció su condición de criatura.

–¿Por qué el demonio es llamado príncipe de este mundo?

–Cardenal Cottier: Es una expresión del Evangelio de Juan. Significa que el mundo, cuando olvida a Dios, es dominado por el pecado. La acción del demonio está guiada por el odio hacia Dios y puede hacer graves daños cuando seguimos sus tentaciones. El mal principal del demonio es el mal espiritual, el del pecado. Esta acción toca tanto al individuo como a la sociedad.

–¿Dios no habría podido impedir todo esto?

–Cardenal Cottier: Sí, pero ha permitido que tanto el demonio como el hombre tuvieran la libertad de actuar y, a veces, de pecar. Es un misterio tremendo. San Pablo dice: «Todo es para bien de los que aman a Dios». Cuando por lo tanto estamos con Dios, incluso el mal contribuye a nuestro bien.

–Difícil de aceptar…

–Cardenal Cottier: Pensemos en los mártires. En el extraordinario bien espiritual que, a la luz de la fe, se deriva de una tragedia como un martirio. San Agustín, comentando a Pablo, dice: «Dios no habría permitido el mal si no hubiera querido hacer de este mal un bien mayor». Hay bienes que la humanidad no habría conocido si no hubiera estado la presencia del pecado y del mal. Es difícil afirmar esto, pero es la verdad.

–¿Cómo actúa el diablo en la realidad de todos los días?

–Cardenal Cottier: Lo podemos comprender por algunas expresiones del Evangelio de Juan, allí donde se dice que el demonio es homicida desde el principio. O sea, es destructor y hace morir, tanto en sentido propio como espiritualmente. Por esto es llamado el gran tentador.

–¿Nos referimos al diablo cuando en el «Padre Nuestro» decimos «no nos dejes caer en tentación»?

–Cardenal Cottier: Sí, pedimos a Dios resistir la tentación. Es erróneo pensar que toda tentación venga del demonio, pero las más fuertes y más sutiles, las más espirituales, tienen ciertamente su impronta. Y son tanto tentaciones individuales como colectivas. El demonio actúa sobre la historia humana. Su influencia es negativa. La muerte, el pecado, la mentira son signos de su presencia en el mundo.

–Dice que no todas las tentaciones vienen del demonio. ¿De qué otra cosa debemos guardarnos entonces?

–Cardenal Cottier: La tradición cristiana nos dice que las fuentes de tentaciones son tres. La más terrible, cierto, es la del demonio. Después está el mundo, la sociedad, los «otros» en la acepción joánica. Y finalmente está la «carne», esto es, nosotros mismos. San Juan de la Cruz dice que de estas tres tentaciones la más peligrosa es la última, o sea nosotros mismos. Para cada uno de nosotros el enemigo más pérfido es uno mismo. Antes de atribuir las tentaciones al demonio y al mundo, pensemos en nosotros mismos. Aquí encontramos también la importancia de la humildad y del discernimiento. El Espíritu Santo nos da el don del discernimiento y nos preserva de la soberbia de confiar demasiado en nosotros mismos.

–¿Cuál es la actitud más correcta que el cristiano debería observar frente al misterio del maligno?

–Cardenal Cottier: No olvidar jamás que la pasión y la muerte de Jesús han triunfado para siempre sobre el demonio. Esto es una certeza. Lo dice San Pablo. La fe es la victoria sobre el padre del pecado y de la mentira. Esto quiere decir que el demonio, siendo una criatura, no tiene un poder infinito. A pesar de todos sus esfuerzos el demonio nunca podrá impedir la edificación del Reino de Dios, que crece pese a todas las persecuciones. El cristiano, gracias a la fidelidad en la fe, vence el mal.

–En conclusión…

–Cardenal Cottier: Debemos tomar al demonio muy en serio, pero no debemos pensar que sea omnipotente. Hay gente que tiene un miedo irracional al demonio. La confianza cristiana, que se alimenta de oración, humildad y penitencia, debe ser sobre todo confianza en el amor del Padre. Y este amor es más fuerte que todo. Debemos tener conocimiento de que la misericordia de Dios es tan grande como para vencer todo obstáculo.

viernes, 5 de febrero de 2010

EL PRESENTE REINADO DEL DIABLO VERSUS EL FUTURO REINADO DE CRISTO



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una de las verdades que nos revelan las Escrituras es que el Satanás es el “dios de este mundo” (2 Corintios 4:4), y que “todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19). De otro lado, Dios busca que los hombres sean trasladarnos del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).

Sin duda, Satanás el diablo no sólo existe, sino que controla a sus huestes demoníacas y humanas de maldad. Jesús acusó a los Fariseos de ser “hijos del diablo” porque hacían la voluntad de Satanás (Juan 8:44). Es decir, se habían convertido en descendencia del diablo, y en sus instrumentos de maldad para desacreditar y eliminar al Hijo de Dios.

Del mismo modo, el diablo utiliza a hombres incrédulos y malvados para perseguir a los hijos de la luz y matarlos. El mundo impío se opone a todos aquellos que predican la verdad y la luz, y por eso muchos cristianos tienen serios problemas para convertir a los perdidos, y más bien, se convierten en víctimas de sus opositores. No es de extrañar que el mundo odie la luz y ame a las tinieblas, porque sus obras son malas (Juan 3:19).

Así que el diablo es un enemigo real del hombre, y él sigue siendo el “dios de este mundo”. Esto parecería extraño para aquellos que afirman que Dios es el Soberano del Universo y nadie más. Sin embargo, dentro de Su soberanía, Dios ha permitido que el Diablo tenga su participación malvada en este mundo para que seamos probados y hacernos dignos de su reino. En su soberanía, sin embargo, Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos aguantar. De modo que la soberanía de Dios se hace manifiesta en que Él no permitirá que el enemigo nos oprima de tal manera que ya no podamos vencerle. Además, Dios está siempre de nuestro lado, no sólo para darnos fuerza en la debilidad, sino para evitar que éste nos mate.

Sólo siguiendo a Jesús escaparemos de las Tinieblas

Jesús dijo: Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida”. Sí, amigos, sólo caminando con Cristo podemos escapar de las tinieblas Satánicas. Pero el mundo no percibe esto porque el diablo ha cegado el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria (que es otra palabra para ‘reino’) de Cristo. Sí, el mundo ha sido entenebrecido para que el mensaje del reino futuro de Cristo no les amanezca y no lo entiendan para ser salvos. El diablo ha sido muy hábil para confundir al mundo con mensajes o doctrinas de demonios que distraen la atención de los incrédulos para que no crean en el evangelio del reino de Cristo. Y es que el reino de Cristo no es un “reinado de Cristo en el corazón de los hombres” como sostienen los más de los evangélicos, sino un gobierno literal y mundial encabezado por Cristo y su iglesia y que depondrá al diablo de su trono y dominio actual sobre este mundo malo. Aquí se trata de una futura revolución mundial cuyos protagonistas serán Cristo y Satanás.

Sabiendo Satanás que su tiempo es corto, él está buscando a quien devorar, y para ello maquiavélicamente emplea métodos sutiles de engaño y decepción (1 Pedro 5:8). Allí tenemos a los ufólogos que nos vienen con el cuento de que nuestros “hermanos mayores” de otras galaxias nos sacarán de este marasmo y nos conducirán a la luz y a la verdadera sabiduría que nos salvará. Allí tenemos a los evolucionistas que nos dicen que descendemos de los simios, y a los filósofos que nos vienen con el cuento de que no hay otra vida después de ésta y que lo sabio sería vivirla al máximo sin privarse de los placeres que nos brinda esta existencia. También el enemigo nos ha puesto ante nosotros la pornografía, la pedofilia, los anuncios que promueven la avaricia y la vanidad, y muchas otras porquerías más que están corrompiendo más y más a nuestra sociedad. El diablo no sólo tiene un reinado en nuestras mentes, sino también en todo este mundo supuestamente maravilloso, repleto de tecnología y progresos estupendos nunca antes vistos. Pero la realidad es que este es un mundo loco, caótico, y diabólico por donde se lo mire. El aumento de la maldad y del materialismo es preocupante, y más aún, el alejamiento total de Dios de la mayoría de los hombres que habitan este planeta. Sin duda, el diablo ha logrado dominar el mundo con un buen grado de eficiencia.

Cristo derrocará al Diablo de su trono

La proclama del reino de Cristo es el anuncio del destronamiento del diablo de su trono de autoridad sobre este mundo malo (Apo. 20:1-4). Será el fin del gobierno del terror y de la maldad y el inicio del reino de la paz y la justicia. Es el nacimiento de una nueva era, la era del reino, la era de la vida eterna en una nueva tierra. El reino de Dios no es sólo un supuesto “reinado de Cristo en nuestros corazones”, sino un gobierno literal en este mundo, y sobre los hombres de buena voluntad. Será una nueva sociedad regida por un rey literal, personal, visible, que ejerce sobre un trono, un reino, muchos súbditos, y una ciudad capital. Pero mientras esto no suceda, el diablo seguirá aprovechando el tiempo que le queda para perseguir a los santos y hacerlos sus vasallos. El seguirá tentando a los hombres, especialmente a los santos, para vencerlos. Su intención es dejarle sin seguidores al futuro rey y así boicotearle su derecho al trono de David. El diablo sabe que Jesús proclamó LAS BUENAS NOTICIAS de su deposición, de su ruina, y de su condenación eterna. Sin duda, esas buenas noticias de Cristo les saben MUY MAL a Satanás y sus demonios. Es por eso que cuando Jesús tuvo su encuentro con el poseso Gadareno, los demonios le dijeron: “¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo”? (Mateo 8:29).

Algunas denominaciones cristianas, como los llamados amilenialistas, sostienen que Jesús nunca habló de un reino literal en la tierra con Cristo y su iglesia reinando desde Jerusalén en la era venidera. Estos “cristianos” sostienen que la iglesia es el reino sobre el cual gobierna Cristo. Sin embargo, ellos tienen dificultad para respondernos cómo es posible que Cristo reine en un mundo en donde el diablo sigue dominando y aumentando la maldad por doquier. Si Cristo realmente estaría reinando sobre su iglesia, ¿cómo se explica que aumenta la persecución de los cristianos y la apostasía? ¿Qué clase de dominio es éste, por favor? Realmente nos resulta una paradoja irresoluta.

Por otro lado, hay quienes creen que el reino de Dios será implementado por los esfuerzos de los propios cristianos, a través de la difusión del evangelio a todo el mundo. Esto supone una conversión generalizada del mundo entero antes de que Cristo regrese. Pero esta teoría tampoco es razonable, y menos, bíblica. Jesús dijo que su evangelio sería predicado al mundo entero como TESTIMONIO a todas las naciones, y luego vendría el fin. Es decir, Jesús no creyó en una conversión mundial por los esfuerzos de sus partidarios. El anuncio del evangelio sería sólo como testimonio y advertencia a los pueblos de lo que se viene. Sin embargo, los pocos que creyeran en este anuncio, y fueren bautizados, pasarán a ser los ejecutivos de ese reino futuro en la tierra.

Haciéndole un favor al diablo

Cuando los cristianos de hoy predican un evangelio mutilado, parcial, o diametralmente opuesto al verdadero, lo único que están haciendo es hacerle un favor enorme al diablo, pues éste sabe que la creencia en el verdadero evangelio es sinónimo de salvación. El diablo, conocedor de esto, ha inventado nuevos evangelios que no salvan a nadie, por más sincera que sea nuestra fe en ellos. Realmente la Biblia nos habla de un solo evangelio (Gál. 1:6-9), y no de dos o más. El evangelio social, el evangelio de la prosperidad, y algunos otros como éstos, no son auténticos, sino fraudulentos, y los que creen en ellos no podrán salvarse. Recordemos que el único evangelio salvador, es el del reino de Dios y también la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día. En esto tenemos que ser claros. Pero a pesar de que el reino de Dios fue predicado insistentemente por Cristo y los suyos, éste sigue siendo olvidado o ignorado por la gran mayoría de “creyentes en el evangelio”. ¿No será que estos hermanitos están cegados por el enemigo, y se han convertido así en verdaderos incrédulos? Sí, es cierto, se creen cristianos, pero son incrédulos del evangelio de la gloria (reino) de Cristo. ¿Pero seguirán la mayoría de cristianos en la fila de los incrédulos, sosteniendo simplemente un reino espiritual, o un “reinado de Cristo en los corazones piadosos”? Es hora de quitarse el velo de la ceguera espiritual y retomar el evangelio prístino de Cristo.

Evangelio de Cristo o evangelio de la Gracia

Tenemos que advertir en contra de aquella tesis que dice que Cristo predicó el evangelio del reino a los Judíos y sólo a ellos, y que a Pablo le encomendó a predicar otro evangelio llamado de la gracia. ¿Pero podría Pablo predicar un segundo evangelio y decir luego que sólo hay un evangelio proclamado y que debe ser creído por todos, sean Judíos o gentiles? (Gál.1:6-9).

Sería bueno recordar que efectivamente Pablo habló del “evangelio de la gracia” pero este evangelio es el mismo “evangelio del reino”. Esto se hace claramente evidente y no admite discusión alguna, cuando uno lee con cuidado Hechos 20:24,25. Aquí Pablo usa indistintamente “el evangelio de la gracia” y el “evangelio del reino” como sinónimos. Estos dos versículos son suficientes para demostrar que el evangelio de Pablo era el mismo evangelio que Cristo introdujo en su ministerio (Marcos 1:1,14,15).

¿Es la muerte, sepultura y resurrección de Jesús el evangelio completo?

Finalmente, es importante subrayar que el evangelio resumido por Pablo en 1 Corintios 15 COMIENZA diciendo esto: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (versículos 3-8). Estos versículos han servido a muchos cristianos para justificar que el “verdadero” evangelio de Pablo era el anuncio mundial de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día. Esto es algo que creemos incuestionable y muy claro. Sin embargo, los más de los Estudiantes de la Biblia omiten analizar ciertas palabras, e incluso, comas y otros signos ortográficos. En este caso quiero referirme al vocablo “PRIMERAMENTE”. Obviamente Pablo da a entender que su evangelio está compuesto, pues dice, “Porque PRIMERAMENTE os he enseñado lo que asimismo recibí”…y entonces Pablo procede a anunciar la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo. El vocablo “PRIMERAMENTE” nos dice que hay una segunda parte, por lo menos, que hay que completarle al anuncio para obtener la TOTALIDAD del evangelio, y eso lo descubrimos cuando leemos que Pablo también predicaba el evangelio del reino de Dios junto con el nombre del Señor Jesucristo (que incluye, ciertamente, su muerte, sepultura y resurrección al tercer día). Veamos sólo 3 textos clave:

“Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento” (Hechos 28:31).

“Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios” (Hechos 19:8).

“Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:25).

Con estos 3 versículos nos convencemos de que Pablo predicó también el reino de Dios, el evangelio original y único de Cristo para el mundo junto con el mensaje de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo al tercer día (Mateo 24:14).

Así que no se puede hablar del reino de Cristo sin hablar, al mismo tiempo, de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día. Y no se puede hablar de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día, sin hablar al mismo tiempo de su reino. ¿Y por qué esto? Porque si Cristo no hubiera muerto por nosotros, y resucitado glorioso al tercer día, entonces nuestra esperanza de entrar en su reino sería simplemente una utopía o una simple ilusión.

Dios les bendiga,

www.yeshuahamashiaj.org

www.elevangeliodelreino.org


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lunes, 11 de enero de 2010

¿FUE EL DIABLO CREADO POR DIOS COMO UN ÁNGEL MALVADO Y ADVERSARIO DE LOS SANTOS?


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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La Biblia nos dice que cuando Dios creó todo lo existente, Él vio que todo lo que hizo era bueno en gran manera. Es decir, el Creador no vio imperfección alguna en nada de lo que hizo, sino que todo pasó su “control de calidad” con éxito (Gén.1:31).
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Dios igualmente había creado antes a todos sus ángeles perfectos y buenos en gran manera. Sin embargo, estos seres no fueron programados para ser Sus siervos incondicionales e infalibles. Dios, definitivamente, no crea robots para que lo sirvan a ciegas, sin voluntad y sin corazón. El pone delante de sus criaturas pensantes la libre elección de obrar bien o mal. El espera que nosotros escojamos, por voluntad propia, hacer lo justo y lo correcto delante Sus santos ojos. Dice Deuteronomio 30:15,19: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente”.
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Todo parece indicar que el diablo, habiendo sido creado bueno y perfecto por Dios, en un momento dado de su existencia le entró en su mente malos sentimientos y quiso ser como Dios para tomar su lugar. Por esta infausta actitud le sobrevino su desgracia, convirtiéndose así en un obstinado y cruel adversario de Dios y de los hombres. Para probar esa creencia se ha especulado que El rey de Babilonia de Isaías 14 describe a Lucifer en su caída, movido por su deseo de ser como Dios. Dice Isaías 14:15, así: “…sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. Y aunque no hay evidencia de que Isaías esté hablando de Satanás en este capítulo 14, sino del rey de Babilonia, no obstante es curioso ver que Satanás, la serpiente antigua, tienta a Adán y Eva, diciéndoles justamente eso mismo: “Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:5). Es decir, el diablo sembró la misma idea que él había tenido antes, de que ellos podían ser como Dios, conociendo el bien y el mal, si comían del fruto prohibido. ¿Será ésta una mera coincidencia?
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Pero aquellos que se cierran y enseñan que el diablo fue creado malo desde el principio, nos dicen que Dios lo hizo así desde el comienzo de su existencia para que cumpliera un plan o propósito divino. Pero si esto es verdad, ¿por qué tendría el Creador que lanzarlo al lago de fuego y azufre junto con todos sus demonios si él no tiene la culpa de ser malvado, puesto que Dios lo hizo así? He aquí una pregunta que tendrán que responder con precisión y con la Biblia los que enseñan esa patraña que ofende a Dios y que lo presenta como alguien sádico y cruel.
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El diablo peca desde el principio
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Dice 1 Juan 4:8, así:
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“El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que deshaga las obras del diablo”.
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Juan 8:44
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“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.
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¿Pero a qué principio se refería San Juan?
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Los que sostienen que el diablo peca desde el principio dicen que el vocablo “principio” se refiere al inicio o principio de un ser o cosa. Es decir, dicen que el diablo peca desde el principio de su creación o existencia, lo cual nos parece una aberración total. En pocas palabras: Dios creó malos y pecadores a los ángeles malvados.
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Pues bien, si el vocablo “principio” significa el inicio de la existencia de algo o alguien, pregunto: ¿a quién mató el diablo (el homicida desde el principio de su existencia) si aún no existían animales ni humanos cuando él fue creado? ¡Recuérdese que los ángeles existieron antes que los humanos y animales!
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Ahora nótese que el apóstol Juan es el que habla del diablo como alguien que es “homicida desde el principio” en Juan 8:44 y como “pecador desde el principio” en 1 Juan 3:8. Pero en 1 Juan 1:1 Juan hace una introducción a su epístola rememorando lo que él mismo escribió en su evangelio (Juan 1:1) sobre la creación del mundo. Esto coincide con lo dicho por el profeta Isaías: “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?” (Isa. 40:21) Aquí es evidente que el profeta Isaías relaciona el vocablo ‘principio’ con el tiempo en que fue fundada la tierra. Esto concuerda con lo que dice Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
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Tanto en Mateo 24:21; Marcos 10:6; Marcos 13:19 se habla del “principio de la creación”, y en Hebreos 1:10 se lee: “Y Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; Y los cielos son obras de tus manos”. En Hebreos 4:3 se habla del “principio del mundo”, y en Hebreos 9:26 se vuelve a repetir la locución “el principio del mundo”. En 2 Pedro 3:4 se habla del “principio de la creación”. En Apocalipsis 3:14 se habla del “principio de la creación de Dios” y en el mismo Apocalipsis 13:8 se habla del “principio del mundo”. Así que muy bien Juan pudo haber dicho que el diablo peca desde la misma creación del mundo y de la tierra, y no desde el mismo momento en que fue él fue creado como ángel. Además, el diablo, como ángel (aunque caído), no estaba incluido dentro de la creación de los cielos y tierra, pues él y todos los ángeles fueron creados antes que el mundo existiese. ¿Cómo lo sabemos? Porque la Biblia nos dice claramente, y sin rodeos, que ellos estaban alabando a Dios mientras Dios llevaba a cabo Su creación del mundo (Job. 38:4).
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Es triste que algunos maestros nos vengan con enseñanzas que no tienen ningún fundamento en las Escrituras como si fueran verdades absolutas. Hay que escudriñar bien las Escrituras antes de aventurarse a enseñar una doctrina que puede desviar a la gente de la verdad y la razón.
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viernes, 30 de octubre de 2009

EL DIABLO ODIA EL EVANGELIO DEL REINO DE CRISTO… ¡Y MUCHOS CRISTIANOS LO IGNORAN POR COMPLETO!


Para empezar el estudio de hoy, quisiera que ustedes, queridos lectores, comparen dos citas “sinópticas” de las Escrituras, pues creo nos brindarán a todos alguna información valiosa. Veamos estos textos enseguida:

Mat. 20:20,21:

“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Ella le dijo: Ordena que en tu REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.

Mar. 10: 35-37:

“Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro querríamos que nos hagas lo que te pidiéramos. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Si comparamos ambas citas que se refieren al mismo asunto, veremos que Mateo dice que los hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan) le solicitaron a Jesús una posición de privilegio en su REINO. En cambio, Marcos escribe que lo que Jacobo y Juan le pidieron a Jesús fue por un lugar de privilegio en Su GLORIA.

Es claro, a la luz de estos dos textos, que la Gloria es un sinónimo del Reino y viceversa. Pero ¿qué importancia tendría esto?

El Diablo y su odio para con la gloria de Cristo

San Pablo nos dice algo que debiera motivarnos a todos a una seria y profunda reflexión en un pasaje importante de su pluma. Me refiero a 2 Corintios 4:4, que dice: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

Nótese con cuidado que el Apóstol Pablo dice que el diablo ha cegado o embotado el entendimiento de los incrédulos, para que nos les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Aquí se revela que el diablo no desea que usted, amigo, reciba el brillo de la luz que emana del evangelio de la gloria de Cristo. Y Parece que Satanás lo ha conseguido, pues ya casi ningún predicador o evangelista lo predica en sus campañas de “evangelización”, ni tampoco la mayoría de maestros y pastores en las iglesias.

Pues bien, como ya hemos visto arriba, la gloria y el reino son sinónimos. Así que vamos a cambiar la gloria por la palabra reino en el texto en cuestión (2 Cor. 4:4) y tendremos lo siguiente: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio del reino de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.

Sí, mi amigo, el diablo hará hasta lo imposible para que su entendimiento quede embotado para que no le brille a usted la luz que proviene del evangelio del reino de la Biblia, el único evangelio salvador que nosotros estamos predicando fielmente y de manera consuetudinaria en este blog.

Desgraciadamente, los más de los cristianos de hoy tienen ideas vagas o retocadas del verdadero evangelio bíblico que realmente nos resulta enormemente sorprendente e inaudito que suceda en este siglo XXI con tanta información disponible por internet. El diablo, sin duda, ha tenido un éxito enorme con la puesta en marcha de una táctica de “espiritualización” del reino que es muy maléfica y destructiva, y que ha estado desviando de la verdad a millones de llamados cristianos por todo el mundo por generaciones. El original Reino de Cristo ha sido así trastocado por la Iglesia católica y después por sus hijas (el protestantismo en general), ¡y a nadie parece importarle este asunto tan crucial para nuestra salvación!

Es hora de que los ciegos abran los ojos y puedan ver la luz brillante que emana del verdadero y original evangelio del reino de Cristo, que es el evangelio de la gloria, de la gracia, y de la paz de Cristo.Este blog está comprometido a este sagrado propósito para hacerle la guerra al diablo, el enemigo que se opone a Cristo y su reino de justicia que pronto se establecerá en la tierra.

Su servidor,
Ingº Mario A Olcese (Apologista)

miércoles, 21 de octubre de 2009

SATANÁS: ¿SIMPLEMENTE LA PERSONIFICACIÓN DEL MAL Y DEL PECADO?



Por Ingº Mario A. Olcese (Apologista)


Hay una corriente moderna de teólogos Católicos, Protestantes y Judíos que niega la existencia de un diablo personal cósmico y espiritual. Estos exégetas bíblicos sostienen que la creencia en ángeles caídos o también llamados “demonios”, es un mito medieval de origen pagano. Por ejemplo, para el teólogo R. Bultmann las figuras cósmicas como ángeles o demonios no les compete una realidad, pues las considera unas figuras míticas. Para este teólogo de renombre el pecado es puramente un asunto del hombre.


Cuando la Biblia, dice él, habla de “la esclavitud bajo el pecado” (Juan 8:34) quiere decir “esclavitud bajo el diablo” (1 Juan 3:8). Para Bultmann el pecado y el diablo son sinónimos. Es decir, cuando uno peca, uno se convierte en diablo. El diablo según él es nuestro pecado, o nuestra desobediencia a Dios. Para el teólogo católico Herbert Haag, el diablo es la personificación del mal. Él escribe: “Satanás es la personificación del mal, del pecado. En todos los pasajes del Nuevo Testamento en los que aparece el nombre de Satanás o del diablo, podemos tranquilamente cambiar esos términos por ‘el pecado’ o por ‘el mal’… La misma función queda resuelta en el vocabulario de Juan con el término ‘mundo’ (Juan 15: 18i; 17: 14). El Nuevo Testamento utiliza, en fin, alternativamente y con el mismo significado los términos Satanás, diablo, mundo, pecado, mal”. Pero el razonamiento de Bultmann, Haag, y de muchos otros como ellos, es peligroso ya que de igual forma podríamos comparar Lucas 13:18 con Lucas 7:31 y obtendríamos a una conclusión erradísima por cierto. Veamos lo que nos dicen estos dos textos lucanos: “Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?” (Lucas 7:31) “Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?” (Lucas 13:18).


Si razonamos como lo hacen Bultmann y Haag, tendríamos que concluir que ‘el reino de Dios’, y ‘los hombres de esta generación’ son expresiones equivalentes. Pero: ¿Podría alguien creer que el reino de Dios esté compuesto por los hombres incrédulos de este mundo? Imposible!


También podemos hacer ese mismo artificio con Santiago 4:7 y 1 Pedro 2:13. Veamos lo que dicen estos dos textos: Santiago 4:7: “Someteos, pues, a Dios…” 1 Pedro 2:13: “Someteos… al rey como a superior.” Al comparar estos dos textos: ¿Sería lógico concluir que “someterse a Dios” es equivalente a “someterse al rey de una institución humana”?¿Era el rey humano Herodes—Dios?¿Es Dios una “institución humana”? Imposible.


Comparemos ahora Romanos 16:16 con 1 Timoteo 3:15 para ver qué resulta:“…las iglesias de Cristo ” (Romanos 16:16).“ .. la iglesia de Dios” (1 Timoteo 3:15). Si comparamos ambos pasajes llegaríamos a la conclusión de que Cristo es el Dios viviente. Pero esta conclusión contradeciría lo dicho por Jesús en Juan 17:3 en el sentido que sólo el Padre es el único Dios verdadero y vivo.


Por su parte, P. Schoonenberg no nos habla de poderes personales, sino de poderes “personalizados” del pecado y de la muerte. Schoonenberg usa como sinónimos la “esclavitud del pecado” y “esclavitud del diablo” como lo planteó Bultmann. De modo que hay una corriente de teólogos cristianos que niegan la existencia de poderes personales espirituales, los cuales, nunca fueron negados por la iglesia en los primeros tres siglos de la Era Cristiana. Incluso en el Edad Media se intensificó dicha creencia aunque mucho de ella fue distorsionada y mitificada con ideas paganas.


No obstante, la gran mayoría de creyentes Católicos y Protestantes cree en la existencia del diablo como una figura supramundana, cósmica, angélica, y maléfica. Entre los teólogos que son los grandes exponentes de un diablo personal están Karl Barth, Paul Althaus, Emil Brunner, Otto Weber, Hans Kung, D. Zähringer, Conrado Balducci, A. Winklhofer, J. Burton Brown, y muchos otros de renombre.


El problema de personalizar o personificar al diablo es que con igual criterio podemos personificar la ‘justicia’ con el término ‘Dios’. Podríamos decir, por citar un ejemplo, que ser “siervos de Dios” (Santiago 1: 1) es lo mismo que decir “siervos de la justicia” (Romanos 6: 18). Es decir, podríamos concluir que Dios es la personificación de la justicia y no necesariamente una Persona Divina Todopoderosa y Eterna. No obstante, Haag, Schoonenberg, y Bultmann se escandalizarían con esta lógica conclusión, pues ellos jamás pretendieron negar la existencia de un Dios personal y Todopoderoso en sus escritos.


Por otro lado, los proponentes de la personificación del mal sostienen que pueden haber muchos ‘Satanases’, y muchos ‘diablos’ humanos. Por ejemplo, Herbert Haag recurre a 1 Samuel 29: 4 para demostrar que el rey filisteo Aquis, al querer llevar a la guerra al rey David, se convirtió en adversario (Satán) de él en la batalla. Para Haag, y no le restamos razón, todo individuo que se oponga a Dios es adversario (Satán) de él. Además, Haag recurre a 1 Reyes 11: 14, 23, 25 para demostrar que el mensajero de Jehová se convirtió en Satán cuando estorbó el paso a Balaam. Y también es cierto que en el Nuevo Testamento, tanto Judas Iscariote, como Simón Pedro, son llamados ‘diablo’ y ‘Satanás’ respectivamente (Ver Juan 6: 70 y Mateo 16: 23). El hecho de que hombres hayan fungido de ‘Satanes’ o de ‘diablos’ no quiere decir que no exista un diablo mayor y espiritual que actúa adversamente a los dictados de Dios, pues también hubo hombres santos que fungieron de ‘Dios’, como Moisés (Éxodo 7: 1), los jueces de Israel (Juan 10: 34), e incluso Jesucristo (Juan 1: 1), y sin embargo, este hecho no anula la existencia de un Dios Todopoderoso, Espiritual, Justo, y Eterno.


El teólogo y exegeta bíblico Settimio Cipriani dice de Herbert Haag lo siguiente: “En conjunto, queda como un intento bastante infantil el realizado en los últimos tiempos por el profesor Herbert Haag, de la Universidad de Tubinga que intituló su libro muy significativamente ‘ABSCHIED VOM TEUFEL’ (‘DESPEDIDA DEL DIABLO’). Nunca se le podrá dar un adiós al diablo, aunque fuera cierta la hipótesis sugerida aquí por el autor, es decir, que Satanás sería la personificación del mal, que sería así dramatizado y corporalizado ante el hombre.


He aquí, en efecto, cómo se expresa él como conclusión de sus quizás demasiado rápidas reflexiones exegéticas: ‘Para nosotros, pues, se trata no sólo de preguntarnos si la Sagrada Escritura utiliza la palabra Satanás, diablo, espíritus malos, sino más bien preguntarnos lo que ella quiere decir con esa terminología. El problema del diablo, sigue diciendo Cipriani, “no se resuelve ni simplemente negándolo, porque no encontraría lugar en las categorías científicas de nuestro tiempo, ni reduciéndolo de problema teológico a problema puramente filosófico, y más exactamente antropológico: es decir, la experiencia del mal que hacen los hombres y el porqué del mal en su corazón y en su vida, como efectivamente nos parece haya hecho el profesor Haag y después de él también otros estudiosos católicos” (12).


El Que Practica el Pecado Es del Diablo (1 Juan 3:8)


El Apóstol Juan nos dice que todo aquel que practica el pecado es DEL Diablo. Esto refutaría la posición de Haag (y Bultmann) en el sentido de que el pecador es diablo cuando peca. Pero si el pecador es diablo cuando peca, entonces Juan debió decir: “El que practica el pecado es diablo”. ¡Pero él no dijo eso! El dijo claramente: ”El que practica el pecado es DEL diablo”, es decir, le pertenece al diablo y se convierte en su esclavo. Esto probaría que el diablo es una persona que puede someter y dominar a otra y hacerla su siervo.


El Diablo peca desde el Principio (1 Juan 3:8)


Si el Diablo peca desde el principio, entonces es un ser que tiene voluntad propia y goza de libre albedrío. Nadie puede pecar si antes no se deja seducir por su propia concupiscencia. De alguna manera el Diablo que presenta Juan es un ser que decidió violar las leyes del Eterno. No es alguien creado malo, sino una criatura que escogió el mal camino. Tampoco es un ser humano, pues Juan dice que peca (no “pecó”) desde el principio. ¿Cuál principio? Pues según el contexto (1 Juan 1:1)—¡Desde el principio de todo lo creado! Esto demostraría que el diablo de Juan no era un ser humano en particular, sino un ser cósmico, longevo, y que de alguna manera viene pecando desde la misma creación del mundo.

sábado, 30 de mayo de 2009

¡MANDE AL DIABLO AL DIABLO!



Efesios 4:27 Ni deis lugar al diablo

Efesios 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

2 Timoteo 2:26 Y se zafen del lazo del diablo, en que están cuativos á voluntad de él.

Santiago 4:7 Someteos pues á Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá.

Mateo 16:23 Entonces él, volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres.

Lucas 4:8 Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y á él solo servirás.

1 Pedro 5:8: Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quien devore

1 Juan 3:8: El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

Apocalipsis 12:9 Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña á todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

miércoles, 8 de abril de 2009

EL MIMO DE DIOS Y DE CRISTO


“Pues allí donde Dios erige una iglesia, el diablo erigirá una capilla, ya que el diablo es siempre un imitador de Dios”

Martin Luther King


1.
Yahweh es Dios (Sal. 83:18)
El diablo es dios ( 2 Cor. 4:4)


2.
Dios tiene su reino (Mat. 24:14).
El diablo tiene su reino (Mateo 4:8,9)


3.
Dios tiene hijos (Juan 1:12)
El diablo tiene hijos (Juan 8:44)


4.
Dios tiene ángeles a su servicio (Lucas 15:10)
El Diablo tiene ángeles a su servicio (Apo. 12:7).


5.
Dios tiene su trono (Apo. 22:3)
El diablo tiene su trono (Apo. 2:13)


6.
El Espíritu de Dios mora en el creyente (Rom. 8:9)
El diablo y sus demonios moran en el pecador (Mar. 5:12,13)


7.
Dios tiene su doctrina (Juan 7:16)
El demonio tiene su doctrina (1 Tim. 4:1)


8.
Dios es luz (1 Juan 1:5)
El diablo se disfraza de ángel de luz (2 Cor. 11:14).


9.
Dios exige adoración exclusiva (Mateo 4:10)
El diablo busca que lo adoren (Mateo 4:9)


10
Dios se manifestó en Cristo (Heb. 1:1,2)
El Diablo se manifiesta en los anti-Cristos (2 Tes. 2:9)


11
Dios hace milagros (Hechos 19:11)
El diablo también hace milagros (Apo. 13:13-15)


12
Padre, Hijo, Espíritu Santo (Mat. 28:19)
Diablo, Falso profeta, Bestia (Apo. 20:10).


13
Dios tiene su Iglesia (1 Timoteo 3:15; Tim.3:15)
El diablo tiene su Iglesia (Líder, Anton La Vey)(Apo. 3:9)


14
Cristo tiene apóstoles (Apo. 21:14)
El diablo tiene apóstoles (2 Cor. 11:13)


15
Cristo da autoridad a sus seguidores (Mat. 10:1)
El diablo da su autoridad a la Bestia(Apo.13:4)


16
Cristo citó las Escrituras (Mat. 4:10)
el Diablo citó las Escrituras (Mat.4:6)


17
Cristo es sembrador (Mat. 13:37)
el diablo es sembrador (Mat.13:39)


18
Dios descendió fuego del cielo (1 Rey 18:38, Apo. 20:9)
El diablo descenderá fuego del cielo (Apo. 13:13)
19.
Dios tiene sus misterios (1 Cor. 4:1)
El diablo tiene sus misterios (Apo. 2:24)
20
Cristo tiene sus ministros (Rom. 15:16)
El diablo tiene sus ministros (2 Cor. 11:15)
21
Dios acepta sacrificios (Rom. 12:1)
El diablo recibe sacrificios (1 Cor. 10:20)
22
Cristo es Príncipe (Isa. 9:6)
El diablo es príncipe (Efe. 2:2)
23
Cristo tiene sus marcas (Gál. 6:17)
El diablo tiene sus marcas (Apo. 13:7)
24
El ministerio de Cristo duró 3 ½ años (Daniel 9:27)
El ministerio el diablo durará 3 ½ años (Apo. 13:5)
25
Cristo tiene su advenimiento (2 Pedro 3:4)
El diablo tiene su advenimiento (2 Tes. 2:9)

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lunes, 6 de abril de 2009

TODO EL MUNDO YACE BAJO EL PODER DEL MALIGNO




“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


Hace dos milenios el apóstol Juan advertía a la iglesia de sus tiempos que el mundo entero estaba (…¡y está!) bajo el dominio del maligno. Para algunos exégetas el maligno era el poder romano imperante encabezado por el emperador que dominaba la región con mano férrea y que perseguía con severidad a la iglesia cristiana. Pero creo que esta interpretación resulta ridícula cuando consideramos que para nadie en aquel entonces era una novedad que Roma ejercía un poder absoluto y totalitario sobre ciudades enteras y que no tenía enemigos lo suficientemente capaces como para poner en peligro su poder imperial. Además, el maligno de Juan no tenía dominio sobre los que eran de Dios, es decir, sobre los cristianos. Por lo tanto Juan tuvo que haberse referido a un maligno distinto que se opone a Dios y a los hombres, un ser supra mundano que nada tenía que ver con algún tirano mortal.

El diablo incógnito

El diablo de la Biblia es un campeón del disfraz. El puede aparecer como una serpiente (Apo. 20:2), como un difunto, como cuando Sául creyó ver al difunto Samuel en la sesión con la pitonisa de Endor (1 Sam. 28:14), o como un ángel del Señor, lleno de luz y brillantez (2 Cor 11:14), o de acuerdo a nuestros tiempos como un ser extraterrestre. Mayormente el enemigo usa a terceros para seducirnos y hacernos caer. Difícilmente él se presenta tal como él es. Como engañador él quiere aparentar ser alguien bueno y lleno de verdad y confunde a los ingenuos con sus mentiras, o en el mejor de los casos, con sus medias verdades. De allí que hay que probar a los espíritus para ver si efectivamente son de Dios o del maligno.

Por supuesto que el diablo también busca que la gente no crea en su existencia, es decir, que él convence permanentemente a cierto número de “sabios” o “entendidos” de que él es simplemente un mito más proveniente de pueblos primitivos, una mera superstición de gente ignorante y arcaica. Hoy, muchos llamados cristianos ya no creen en el diablo cósmico, el mismo diablo angélico tal como se lo presenta en los evangelios. Un verdadero y peligroso opositor de Cristo y de su iglesia, un enemigo de la humanidad que cuenta con el apoyo de miles de seres angélicos llamados demonios que conforman legiones. De este modo el diablo ha logrado que muchos cristianos bajen la guardia y no velen ante las artimañas del enemigo y sus secuaces. Prácticamente este oscuro enemigo del hombre y de Dios ha hecho creer a muchos que no existe tentador externo alguno y que el pecado es simplemente un “errorcillo inofensivo”, y que la moral es relativa y Dios una ilusión. El es, sin duda, el inventor de muchas filosofías diabólicas que son presentadas como verdadera sabiduría de grupos selectos e “iluminados” de la sociedad. Allí tenemos el humanismo, el hedonismo, el Nihilismo, el existencialismo, el neo-gnosticismo, y muchos otros “ismos” más por allí.

Definitivamente el mundo es el campo de acción del diablo, y él es padre de miles de millones de personas que viven de espaldas a Dios y de Cristo. Jesús dijo a sus detractores que ellos eran hijos del diablo porque hacían los deseos de su padre (Juan 8:44). Así que aquellos que no están de lado de Cristo, contra él están, y son hijos del diablo (Mateo 12:30). Para Jesús no hay sino blanco o negro, frío o caliente, fiel o infiel, de Dios o del diablo.

Nosotros nos encontramos a gente que se encuentra atada al pecado y a los deseos de este mundo, y no aceptan para nada el evangelio de Cristo. Ellos simplemente no entienden a los cristianos renacidos, pues lo consideran unos fanáticos y hasta locos de remate. Y no es de extrañar esta reacción de los infieles, porque como dijo Pablo: “El dios de este siglo (el diablo) ha cegado el entendimiento de los incrédulos para que no les amanezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Cor. 4:4). Así que cuando nos acusan de fanáticos, locos, ignorantes, y hasta estúpidos, debemos sentir compasión por tales detractores, porque simplemente “no saben lo que dicen”. Simplemente el diablo los ha cegado (y claro, ellos ni cuenta se dan!) y creen que están en la verdad y en la razón. Incluso hay gente que cree que matando a los cristianos hacen una cosa buena para su dios, de allí la cruel persecución contra los cristianos en países donde el fanatismo religioso, la superstición y el satanismo están a la orden del día.

Muchos no entienden la razón de ser de la maldad en este mundo cruel y violento, y no saben que detrás de los asesinos, ladrones, malvivientes, renegados, ateos etc, está el primer homicida que es el diablo. Algunos creen que el hombre es una bestia evolucionada y que es lógico esperar que en algún momento éste mate a un congénere en un momento de irracionalidad. Pero la Biblia enseña que detrás de los homicidas está también el que instiga a matar, el primer homicida del mundo que es el diablo (Juan 8:44). De igual forma, los que caen en el alcoholismo, drogadicción, sexo adicción, homosexualidad y muchos otros vicios y desvíos, son de alguna manera presas del diablo y sus demonios. Se habla del demonio de la lujuria, el demonio de la homosexualidad, el demonio de la adivinación, el demonio de la herejía, y muchos otros demonios “especializados”. Y aunque esto está aún por probarse, lo cierto es que muchos de estos hombres terminan siendo liberados de su estado calamitoso cuando se rinden a Jesús y aceptan su salvación que viene por la fe en su evangelio del reino (Romanos 1:16).

Escapando del poder del maligno

Como dice Juan en el texto bíblico de arriba, los que son de Dios han logrado zafarse de las garras de alguien que él llama “el maligno” (ver también. 2 Tim. 2:26). El Apóstol Pablo es claro cuando escribió: “El cual (el Padre celestial) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Aquí Pablo no dudaba que los creyentes ya no estaban atrapados y dominados por el poder de las tinieblas (Satanás y sus demonios), sino que ya estaban por su fe “trasladados” al reino venidero de Justicia de su Hijo. Se puede decir que los creyentes ya están bajo la protección del rey del reino, y viviendo por fe en un reino de justicia y paz sin la influencia del diablo y sus siervos malvados, angélicos y humanos.

La Biblia nos dice que “Dios ungió a Su Hijo de Espíritu Santo y de potencia; el cual anduvo haciendo bienes, y sanando á todos los oprimidos del diablo; porque Dios era con él” (no dice: ‘Dios era él’---Hechos 10:38). Nótese que Jesús sanaba y liberaba a todos los oprimidos del diablo porque él no estaba bajo el dominio del diablo sino bajo la autoridad de Dios, porque Jesús era de Dios. Así que todo aquel que es de Dios no sólo NO está bajo el diablo sino que puede liberar a otros que sí están bajo el diablo. Algunos cristianos no logran liberar a otros hombres del enemigo invisible, puesto que ellos mismos aún no han sido completamente liberados de Satanás debido a su tibieza espiritual.

¿Quién es de Dios?

El apóstol Juan escribió: “En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo: cualquiera que no hace justicia, y que no ama á su hermano, no es de Dios” (1 Juan 3:10). Tome nota que los que son de Dios hacen la justicia (no la injusticia) y aman a sus hermanos. Hacer la justicia (lo contrario a la injusticia) no es otra cosa que no practicar el pecado, pues Juan dice: “Toda injusticia es pecado…” (1 Juan 5:17). Así que lo que Juan está diciendo es que para ser de Dios uno debe dejar de pecar, o dejar de violar sus leyes, pues el pecado es la transgresión a sus santas leyes (1 Juan 3:4). Cualquier individuo que esté practicando el pecado (adulterio, fornicación, robos, mentiras, calumnias, idolatría, herejías, abominaciones, etc) es del diablo y no de Dios, y aún permanece en las tinieblas, es decir, bajo el dominio del diablo. Dice sobre esto el apóstol Juan, como sigue: “El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. Es decir, el que no hace (o practica) pecado ya no es del diablo sino de Dios”.

Dando lugar al diablo

Todo hombre que da lugar al diablo terminando pecando y se vuelve su hijo o corre el riesgo de volverse su hijo de manera permanente. El diablo y muchos más de sus demonios se meten en el cristiano tibio para recapturarlo para que nunca más escape de su control. No podemos darnos el lujo de que eso suceda por nuestra desidia— ¡Pues nuestra eternidad está en juego! Recordemos que el que recae en el pecado le entran más demonios que cuando no era un cristiano, haciéndosele así más difícil ser restaurado nuevamente (Ver Lucas 11:24-26).

Pablo es enfático en advertir: “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27). Es decir, cualquier cristiano “renacido” no está libre de caer nuevamente en sus andanzas pasadas, al permitir que el diablo lo seduzca (por la carne y el mundo) y lo haga tropezar y caer. Es un error pensar que el cristiano tiene una armadura impenetrable la cual nunca le fallará. La armadura completa del cristiano funcionará en tanto la lleve puesta. El Apóstol Pablo dice de esta armadura, así: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Luego Pablo describirá la función de cada parte de la armadura para que todos sepamos qué hacer para protegernos de las artimañas del diablo (Ver Efesios 6:11-17). Por ejemplo, uno no puede llevar el yelmo (La Palabra de Dios) y olvidarse del escudo (la fe), o llevar el escudo y olvidarse del yelmo, por citar las dos partes más importantes de la armadura. Sí amigos, el adversario siempre buscará herirlo por algún punto vulnerable de su cuerpo que no haya protegido bien. Recuerde al rey David cuando era joven. Él mató al temido filisteo Goliat al ver un punto vulnerable en su cabeza supuestamente protegida por un yelmo donde arremetió acertadamente con su honda de pastor. Igual puede hacer Satanás con usted si descuida en ponerse la armadura completa para resguardar sus partes más vulnerables.

Haciendo huir al Diablo

Por su parte Santiago dice: “Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá” (Santiago 4:7). Esto quiere decir que el diablo no es todopoderoso sino que su poder está limitado por nuestras decisiones, por nuestro sometimiento completo a Dios para hacer Su voluntad de manera fiel y constante. Definitivamente nadie podrá hacer huir al diablo si está viviendo en pecado o en desobediencia a los mandamientos de Dios. Se requiere tener el Espíritu del Señor en uno, el Espíritu del poder de Dios que nos ayuda a vencer las tentaciones que nos presenta el diablo a través de los deseos insanos de la carne y de los ojos. Y el apóstol Pedro dice: “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Es decir, si uno es templado (sobrio, discreto) y vigilante, no puede ser sorprendido por el diablo. Recuerde que un guardián despierto y atento no será fácilmente sorprendido por el ladrón y evitará así perder su vida o su trabajo.

Tácticas del diablo para hacerlo caer

El diablo tiene algunas tácticas favoritas que se recogen de las Escrituras:

1.- Ofrece las riquezas y el poder mundano (Mateo 4:8,9)

En el pasaje de Mateo 4:8,9 que citamos arriba, el diablo le ofreció a Jesús todos los reinos de este mundo si lo adoraba. Muchos hombres se sienten seducidos para ganar poder y fama en el mundo, y buscan todos los medios para lograrlo. Aun algunos hasta venden sus almas al diablo, o se vuelven satanistas para conseguir prosperidad, fama y poder en este mundo. Sé de muchos que son ricos y famosos y que son adoradores de Satanás o que pertenecen a sociedades secretas donde se practican ritos satánicos. Estos han accedido a la sugestión satánica y han sucumbido a la tentación que una vez el diablo le puso a Jesús la cual él rechazó tajantemente.

2.- El diablo pone dudas en la mente de los hombres (Génesis 3:1-4)

En el texto de arriba (Génesis 3:1-4) el diablo sembró la duda de la veracidad de de la advertencia de Dios a Adán y Eva de una muerte segura si desobedecían su mandato de no comer del fruto prohibido.

Ahora bien, la duda es natural en el ser humano. Por ejemplo: Yo puedo dudar si determinada casa es segura debido a su antigüedad, o si determinado auto usado tiene el kilometraje que dice. Todo esto es natural en cualquier hombre pensante. Sin embargo, cuando de la fe se trata, el diablo pone dudas en nuestras mentes para que pongamos en tela de juicio la veracidad de lo que Dios nos dice o nos promete. De allí el deber de todo cristiano de ayudar a los que dudan para que se vuelvan a convencer (Judas 22).

En Lucas 8:12 Jesús explica su parábola del sembrador y dice que algunos que oyen la palabra son arremetidos por el diablo, el cual les quita de su corazón la palabra sembrada para que no crean y se salven. Así que cuando un individuo recibe la palabra en su corazón, pero por arte de magia deja de creerla, se puede deducir que fue de alguna manera embestido por el diablo para que no que ella continuara en él. Esto pudo haber ocurrido, ya sea por la duda, o por otros intereses prioritarios.

3.- El diablo estorba a los cristianos para que no cumplan su misión (1 Tes. 2:18).

El apóstol Pablo tuvo que sortear una serie de estorbos del diablo para cumplir con su misión evangelizadora. Aunque exactamente no sabemos en qué consistieron esos estorbos, es probable que hayan sido obstáculos por las autoridades o detractores, contratiempos o reveses inesperados como falta de transporte, caminos accidentados, etc. Lo cierto es que el diablo le pone trabas al creyente para que no cumpla su ministerio y se aparte temporal o definitivamente del Señor.

4.- El Diablo engaña con filosofías diabólicas (Colosenses 2:8, 1 Tim. 4:1)

Una de las tácticas del diablo es difundir doctrinas y filosofías mentirosas que desvían a los creyentes del derrotero seguro que conduce a la vida eterna. Algunos, por ejemplo, enseñan que “una vez salvo, siempre salvo” o que el único Dios verdadero es Jesucristo. Otros enseñan que si alguno no cree en la doctrina de la Santísima Trinidad nunca se salvará. Otros enseñan que cualquier religión salva con tal que se la practique con fervor. Otros enseñan que Jesucristo es un ser extraterrestre, un alienígena de otro planeta que vino para enseñarnos a ser mejores y más solidarios. Otros dicen que reencarnaremos hasta llegar a ser perfectos, y otros dicen que todos los hombres serán finalmente salvos y por lo tanto nadie será castigado eternamente por sus pecados. Otros creen que no es necesario ser un creyente o religioso para ser mejores y ser salvos. Estos creen que sólo es suficiente ser un buen padre, un buen esposo, un buen amigo solidario, y un buen ciudadano que paga todos sus impuestos para ser salvos. Otros creen que si no tienen muchas esposas e hijos no serán salvos. Otros creen que existe un purgatorio donde ciertas almas no muy malas podrán ser salvas y conducidas al paraíso a través de nuestras plegarias y misas. Todos estos criterios sin duda parecen válidos, pero no son de Dios, sino del diablo, el padre de la mentira.

5.- El diablo atormenta a la gente (Mat. 15:22, Luc 6:18, Hechos 5:16; Mar. 5:15, 1 Sam. 16:14)

Al leer los textos de arriba, y en especial los 3 últimos, vemos que el diablo puede atormentar a las personas, ya sea poseyéndolas o obsesionándolas con ideas o sentimientos negativos y destructivos. Saúl, por ejemplo, fue atormentado por un espíritu malo que Dios permitió que le afectara y le hiciera sentirse desdichado. También se nos informa que el diablo atormenta a tal punto que vuelve locos o trastornados a los hombres. En Hechos 5:15 un hombre atormentado por una legión de demonios hasta el punto de volverlo demente, aparece en su sano juicio después de ser sanado por Jesús. Por cierto que no todos los hombres son poseídos por el diablo aunque sí son encandilados para que cometan suicidio, asesinato, o que practiquen un determinado pecado de manera permanente hasta que terminen destruidos. El diablo ataca primordialmente a la familia, a los esposos, a los hijos, a los parientes para dividir la casa, el hogar, que es el núcleo de la sociedad. El enemigo busca que los esposos se separen por causas distintas (el adulterio, orgullo, rebeldía de la esposa para aceptar la autoridad del marido, maltratos o abusos del esposo, el problema del dinero, del alcohol, etc). En los hijos el diablo pone sentimientos de rivalidad entre hermanos, actitudes de rebeldía ante la autoridad de los padres, discordias y enemistades por la herencia de los padres, y cosas como éstas que se ven todos los días. En Juan 10:1,10 Jesús habla del diablo (representado por un ladrón) que se mete a una casa o en un hogar para hurtar, matar y destruir a los que moran en ella. Y eso es exactamente lo que vemos en millones de hogares en todo el mundo que parecen verdaderos infiernos en la tierra.

Es necesario que la gente esté apercibida de las artimañas del diablo para no sucumbir a ellas. No olvide, una simple e inocente sugestión como la que Pedro le hizo al Señor puede ser una trampa del diablo (Lea Mateo 16:22,23).





LA VERDAD DE LA PANDEMIA