La Biblia nos dice que cuando Dios creó todo lo existente, Él vio que todo lo que hizo era bueno en gran manera. Es decir, el Creador no vio imperfección alguna en nada de lo que hizo, sino que todo pasó su “control de calidad” con éxito (Gén.1:31).
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Dios igualmente había creado antes a todos sus ángeles perfectos y buenos en gran manera. Sin embargo, estos seres no fueron programados para ser Sus siervos incondicionales e infalibles. Dios, definitivamente, no crea robots para que lo sirvan a ciegas, sin voluntad y sin corazón. El pone delante de sus criaturas pensantes la libre elección de obrar bien o mal. El espera que nosotros escojamos, por voluntad propia, hacer lo justo y lo correcto delante Sus santos ojos. Dice Deuteronomio 30:15,19: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente”.
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Todo parece indicar que el diablo, habiendo sido creado bueno y perfecto por Dios, en un momento dado de su existencia le entró en su mente malos sentimientos y quiso ser como Dios para tomar su lugar. Por esta infausta actitud le sobrevino su desgracia, convirtiéndose así en un obstinado y cruel adversario de Dios y de los hombres. Para probar esa creencia se ha especulado que El rey de Babilonia de Isaías 14 describe a Lucifer en su caída, movido por su deseo de ser como Dios. Dice Isaías 14:15, así: “…sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. Y aunque no hay evidencia de que Isaías esté hablando de Satanás en este capítulo 14, sino del rey de Babilonia, no obstante es curioso ver que Satanás, la serpiente antigua, tienta a Adán y Eva, diciéndoles justamente eso mismo: “Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:5). Es decir, el diablo sembró la misma idea que él había tenido antes, de que ellos podían ser como Dios, conociendo el bien y el mal, si comían del fruto prohibido. ¿Será ésta una mera coincidencia?
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Pero aquellos que se cierran y enseñan que el diablo fue creado malo desde el principio, nos dicen que Dios lo hizo así desde el comienzo de su existencia para que cumpliera un plan o propósito divino. Pero si esto es verdad, ¿por qué tendría el Creador que lanzarlo al lago de fuego y azufre junto con todos sus demonios si él no tiene la culpa de ser malvado, puesto que Dios lo hizo así? He aquí una pregunta que tendrán que responder con precisión y con la Biblia los que enseñan esa patraña que ofende a Dios y que lo presenta como alguien sádico y cruel.
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El diablo peca desde el principio
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Dice 1 Juan 4:8, así:
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“El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que deshaga las obras del diablo”.
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Juan 8:44
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“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.
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¿Pero a qué principio se refería San Juan?
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Los que sostienen que el diablo peca desde el principio dicen que el vocablo “principio” se refiere al inicio o principio de un ser o cosa. Es decir, dicen que el diablo peca desde el principio de su creación o existencia, lo cual nos parece una aberración total. En pocas palabras: Dios creó malos y pecadores a los ángeles malvados.
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Pues bien, si el vocablo “principio” significa el inicio de la existencia de algo o alguien, pregunto: ¿a quién mató el diablo (el homicida desde el principio de su existencia) si aún no existían animales ni humanos cuando él fue creado? ¡Recuérdese que los ángeles existieron antes que los humanos y animales!
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Ahora nótese que el apóstol Juan es el que habla del diablo como alguien que es “homicida desde el principio” en Juan 8:44 y como “pecador desde el principio” en 1 Juan 3:8. Pero en 1 Juan 1:1 Juan hace una introducción a su epístola rememorando lo que él mismo escribió en su evangelio (Juan 1:1) sobre la creación del mundo. Esto coincide con lo dicho por el profeta Isaías: “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?” (Isa. 40:21) Aquí es evidente que el profeta Isaías relaciona el vocablo ‘principio’ con el tiempo en que fue fundada la tierra. Esto concuerda con lo que dice Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
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Tanto en Mateo 24:21; Marcos 10:6; Marcos 13:19 se habla del “principio de la creación”, y en Hebreos 1:10 se lee: “Y Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; Y los cielos son obras de tus manos”. En Hebreos 4:3 se habla del “principio del mundo”, y en Hebreos 9:26 se vuelve a repetir la locución “el principio del mundo”. En 2 Pedro 3:4 se habla del “principio de la creación”. En Apocalipsis 3:14 se habla del “principio de la creación de Dios” y en el mismo Apocalipsis 13:8 se habla del “principio del mundo”. Así que muy bien Juan pudo haber dicho que el diablo peca desde la misma creación del mundo y de la tierra, y no desde el mismo momento en que fue él fue creado como ángel. Además, el diablo, como ángel (aunque caído), no estaba incluido dentro de la creación de los cielos y tierra, pues él y todos los ángeles fueron creados antes que el mundo existiese. ¿Cómo lo sabemos? Porque la Biblia nos dice claramente, y sin rodeos, que ellos estaban alabando a Dios mientras Dios llevaba a cabo Su creación del mundo (Job. 38:4).
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Es triste que algunos maestros nos vengan con enseñanzas que no tienen ningún fundamento en las Escrituras como si fueran verdades absolutas. Hay que escudriñar bien las Escrituras antes de aventurarse a enseñar una doctrina que puede desviar a la gente de la verdad y la razón.
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