viernes, 22 de octubre de 2010

EL FACTOR SORPRESA DEL DIABLO


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os SORPRENDAN las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va” (Juan 12:35).

Estimados amigos, muchas veces hemos oído aquel consejo de los sabios que dice: “Vive hoy como si fuera el último día de tu vida”, y creo que es muy cierto ese consejo, ya que si yo supiera que hoy será el último día de mi vida, lo viviría de la mejor manera posible, y si soy creyente, buscaría hacer lo mejor posible la voluntad de Dios y también muchas obras bondadosas.

Sin embargo, ¿cuántas personas viven el presente día como si fuera el día en que el diablo los sorprenderá con alguna tentación para hacerlos caer en algún pecado? Sí, mis amigos, cada día debemos caminar, no sólo como si fuera el último de nuestra vida, sino como si fuera el día en que el diablo nos pueda sorprender con la guardia baja para knoquearnos. Tal vez se te presentará una oferta tentadora para hacer algún negocito medio turbio, o tal vez recibirás un vuelto en exceso que te dieron por allí al comprar algo, y que decidirás guardártelo. O tal vez se aparecerá una bella dama que te insinuará una venturilla “al paso” y tú accederás sin pensarlo dos veces antes de que te des cuenta que estás atrapado en un pecado que te acosará siempre. Sí, mis queridos hermanos, Jesús fue muy claro cuando nos dice que no nos sorprendan las tinieblas para que así no terminemos andando a ciegas.

La astucia del Diablo

El diablo tentó a Jesús en el momento que más hambre tenía nuestro Señor. Sí, mis amigos, Satanás no atacó astutamente al Señor al comienzo de su itinerario por el desierto, sino a los 40 días de su travesía, cuando el Señor ya estaba muy hambriento y débil. Dice así la Escritura, así: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo, y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:1-3). Así que Cristo fue sorprendido por el diablo justo cuando estaba más vulnerable, y como astuto que es, supo el momento más adecuado para atacar y no fallar. Sin embargo, el Señor Jesucristo está muy consciente de lo que las Escrituras dicen y contraatacó al adversario, diciéndole lo siguiente: “Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (v.4).

Sí, amados, el diablo supo cuando atacar, pero el Señor no se había olvidado de lo que las Escrituras dicen para refrenar el ataque del enemigo. Jesús tenía bien grabadas las enseñanzas de Su Padre en su mente y en su corazón para no fallarle.

Más adelante, cuando Jesús vivía sus horas más críticas, el diablo lo volvió a intentar, sabiendo que Jesús estaba más vulnerable que en cualquier otra ocasión. He aquí el evento: “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”.

Ananías y Safira

El caso de Ananías y Safira es uno que nos enseña que Satanás aprovecha una circunstancia en particular para tentar y hacer caer a sus víctimas. En esta historia Ananías y Safira vendieron su casa, pero se Ananías se quedó con una parte del dinero obtenido por la venta y no la entregó completo a los apóstoles. Dice la Escritura: “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron” (Hechos 5:1-5).

José, el Maratonista Judío

El otro caso es José, el cual era el segundo después de Faraón, y que de manera astuta y seductora fue sorprendido por la mujer de Potifar, la cual buscaba tener un encuentro amoroso con él sin ninguna consideración para con su esposo. ¿Y qué hizo José ante tal tentación luciferina? ¿Se detuvo y accedió a la seducción pensando que nadie se enteraría? No! Él tuvo el suficiente criterio y tino de escapar corriendo, sin pensarlo dos veces.

En el mundo vemos muchas desgracias que ocurren debido a que la gente no sabe decidir sabiamente porque no se dan cuenta de la intromisión satánica. Por ejemplo, si hablamos del suicidio, éste es una plaga que acaba con las vidas de personas de todas las edades y condiciones sociales. El diablo aprovecha la depresión que tiene mucha gente debido a múltiples problemas para inducirlos a acabar con sus días a través del suicidio. Sé de mucha gente que por causa de una enfermedad grave, o por la pérdida de un ser querido, o de un trabajo bien remunerado, se han suicidado. Judas Iscariote, el traidor, el que entregó a Jesús por la avaricia del dinero, y de quien la Escritura dice que el diablo se le había entrado, terminó suicidándose por el remordimiento. El diablo logró destruirlo y así terminó condenado para siempre.

Teniendo toda esta información disponible en la Biblia y en la experiencia diaria, cuánto necesitamos estar muy alertas a las asechanzas del diablo, que como león rugiente busca a quien devorar (1 Pedro 5:8). Realmente pocos se dan cuenta de que esta serpiente astuta está agazapada muy cerca de nuestro camino, en el trabajo, en la casa, en el colegio, en la universidad, en las fiestas, en los hogares, etc, lista para inyectarnos su veneno y matarnos. Por eso se hace cada vez más necesario estar llenos del Espíritu de Dios, que es Su palabra revelada, y en constante oración para que el diablo no pueda vencernos. ¿Está viviendo usted el presente día como el día en que el diablo pueda sorprenderlo con la guardia baja y knoquearlo? ¡cuidado y esté atento con sus 5 sentidos despiertos!

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