Por Mario A Olcese (Apologista)
El fracaso de los cristianos evangélicos y católicos
El fracaso de los cristianos evangélicos y católicos
Su Majestad, el Señor Jesucristo, les dijo a los Judíos: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). Pues bien, aunque estas palabras fueron dirigidas a los judíos incrédulos, están también dirigidas a nosotros, los gentiles, porque a nosotros también se nos ofrece la vida eterna, la cual podemos ganarla si escudriñamos las Escrituras, porque ellas dan testimonio del Salvador del mundo.
Sin embargo, muchas personas han pasado por alto el significado de la palabra “escudriñar” y no la han tomado en cuenta con la suficiente seriedad e importancia. Esta palabra quiere decir “investigar diligentemente” o “buscar ansiosamente”, en este caso, en la palabra de Dios. Así, por ejemplo, tenemos a los bereanos (Hechos 17:11), quienes investigaban las Escrituras diariamente para cerciorarse si una enseñanza o doctrina estaba en conformidad con la Palabra de Dios. Y a Timoteo Pablo le dice que “desde niño has sabido las Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación” (2 Tim. 3:15). Así que el estudio serio de las Escrituras debe empezar desde la niñez, tal como ocurrió con el joven Timoteo.
Pero es importante decirles que no se trata sólo de leer un versículo o una serie de versículos bíblicos a la ligera y luego sacar doctrinas o enseñanzas según nuestro parecer o entendimiento. Nosotros debemos asegurarnos de que no hemos pasado por alto ninguna palabra o frase clave que es crucial para entender lo que el versículo o versículos nos quiere decir, y para ello debemos escudriñar o escavar cada palabra del texto o textos en estudio y que muchas veces no les damos importancia (el tiempo, la construcción gramatical, e incluso los puntos y comas). Les quiero poner varios ejemplos de pasajes bíblicos que muchos evangelistas y maestros de la Biblia pasan por alto en sus exposiciones. Recibir, yo estoy, primeramente,
Textos que han sido mal Escudriñados
Ejemplo número 1
Muchas personas suelen leer Juan 14:2,3 y a boca de jarro nos dicen que Jesús está ofreciéndoles a sus discípulos el cielo. Veamos qué dicen estos dos versículos: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Aparentemente para muchos maestros de la Biblia, éste es un buen pasaje para probar el destino celestial de los fieles porque Jesús habla de “la casa de mi Padre”, “muchas moradas”, y “os tomaré a mí mismo”. ¿Pero está realmente Jesús ofreciendo el cielo a los suyos en estos versículos? No! De hecho, ¡ni una sola vez aparece la palabra ‘cielo’ en estos versículos! Así que nos extraña mucho de hayan miles de maestros bíblicos que enseñen que Jesús está ofreciéndonos un morada en el cielo dentro de la casa de Dios en estos dos versículos. Y es que estos maestros han descuidado ESCUDRIÑAR las Escrituras tal como nos lo manda Jesús, y han obviado una frase importante dicha por Jesús en estos versos y que aclararía perfectamente el acertijo. Me refiero a “para que donde yo estoy”. Esta frase es crucial a mi entender, porque luego Jesús les pasa a decir: “vosotros también estéis”. Así que debemos interpretar lo dicho por Jesús con inteligencia, y preguntarse: ¿Qué quiso decir Jesús, “para qué donde yo estoy”?¿Dónde estaba Jesús cuando dijo eso?¿En el cielo, en Marte, o en la tierra? Obviamente él estaba aún en la tierra! Y si esto es verdad, hecho nadie lo duda, ¿por qué no concluyen los maestros bíblicos que Cristo les está ofreciendo a los suyos la tierra y no el cielo? Si el cielo es la promesa, entonces Jesús les debió decir: “Para que donde yo esté después de mi partida, ustedes también estarán”—¡pero eso no fue lo que él les dijo!
Ejemplo número 2:
Muchos maestros bíblicos creen que el evangelio completo de Cristo está resumido en 1 Corintios 15:1-8 y que dice: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.
Si se lee descuidadamente estos 8 primeros versículos de 1 Corintios 15, uno podría fácilmente concluir que el evangelio completo de Cristo es simplemente su muerte vicaria en la cruz, su sepultura, y su resurrección al tercer día ante muchos testigos. Pero si esto es verdad, ¿qué hay del evangelio del reino que Cristo predicó y que mandó a sus discípulos predicar a todas las naciones (Mateo 24:14)?¿Dónde está el reino de Dios en 1 Corintios 15:1.8?¿Desacató Pablo el mandato de Jesús e ignoró el reino de Dios en su “resumen” del evangelio dado en 1 Corintios 15:1-8? Pues no! Y la razón es que en los primeros 8 versículos de 1 Corintios 15 Pablo dice una palabra clave que la mayoría de estudiantes de la Biblia negligentes han pasado por alto. Esta palabra es “PRIMERAMENTE”. Véanla ustedes mismo en el versículo 3. Este vocablo es esclarecedor, ya que nos está diciendo que la muerte vicaria, su muerte, y su resurrección gloriosa al tercer día es lo primero de su anuncio de las buenas noticias o evangelio—¡pero no el todo! El “todo del evangelio” está en todo el capítulo 15 de 1 Corintios, y no tan sólo en sus primeros 8 versículos. Así, pues, en el versículo 50 veremos que Pablo no se olvida del reino de Dios (el evangelio de Cristo) y dice que lo heredaremos con cuerpos glorificados. Toda la confusión se resuelve cuando uno presta atención cuidadosa a la palabra clave “primeramente”.
Ejemplo número 3:
Generalmente los predicadores evangélicos suelen citar 1 Tesalonicenses 4:16,17 para probarnos de que iremos a vivir con Cristo en el cielo una vez que él nos arrebate en su parusía en gloria. Así dicen estos versículos:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Estos versos son presentados como evidencia irrefutable de que iremos a vivir al cielo con Cristo, inmediatamente después de que seamos resucitados o transformados por el Señor. Y aunque parezca mentira, son muchísimos los predicadores que hacen una lectura fugaz de estos versos, obviando una palabra que yo creo central y clave para obtener la correcta interpretación de lo que Pablo nos quiere decir.
Es cierto que Jesús habla de que “seremos arrebatados…en las nubes”, y que “estaremos siempre con el Señor”, ¡pero él no está diciendo que seremos arrebatados al cielo para estar siempre con el Señor a pesar de la protesta de mis detractores! Y es que como dije antes, estos predicadores obvian “sin querer queriendo” el vocablo “RECIBIR” que aparece en el verso 17. Esta palabra “recibir” del griego “apantesis” tiene el sentido contrario de irse al cielo, es decir, significa traer a Jesús para que él se quede con nosotros en la tierra (ver mi estudio sobre la palabra “apantesis” en (http://apologista.blogdiario.com/1250092860/)
Ejemplo número cuatro:
Los expositores Adventistas del Séptimo día y los historicistas, en general, suponen que el Papa Romano es el anticristo porque cambió la ley de Dios, sustituyendo el sábado por el domingo, entre otros cambios. Para ello los amigos adventistas se apoyan en Daniel 7:25, que dice: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los TIEMPOS Y LA LEY; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”.
Estos versos son presentados como evidencia irrefutable de que iremos a vivir al cielo con Cristo, inmediatamente después de que seamos resucitados o transformados por el Señor. Y aunque parezca mentira, son muchísimos los predicadores que hacen una lectura fugaz de estos versos, obviando una palabra que yo creo central y clave para obtener la correcta interpretación de lo que Pablo nos quiere decir.
Es cierto que Jesús habla de que “seremos arrebatados…en las nubes”, y que “estaremos siempre con el Señor”, ¡pero él no está diciendo que seremos arrebatados al cielo para estar siempre con el Señor a pesar de la protesta de mis detractores! Y es que como dije antes, estos predicadores obvian “sin querer queriendo” el vocablo “RECIBIR” que aparece en el verso 17. Esta palabra “recibir” del griego “apantesis” tiene el sentido contrario de irse al cielo, es decir, significa traer a Jesús para que él se quede con nosotros en la tierra (ver mi estudio sobre la palabra “apantesis” en (http://apologista.blogdiario.com/1250092860/)
Ejemplo número cuatro:
Los expositores Adventistas del Séptimo día y los historicistas, en general, suponen que el Papa Romano es el anticristo porque cambió la ley de Dios, sustituyendo el sábado por el domingo, entre otros cambios. Para ello los amigos adventistas se apoyan en Daniel 7:25, que dice: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los TIEMPOS Y LA LEY; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”.
Vean ustedes que este pasaje aparentemente les da la razón a los adventistas cuando se habla de aquel impío que “hablará contra el Altísimo” y que pensará “cambiar los tiempos y la ley”. Sin embargo, un escudriñamiento serio de la Escritura en cuestión nos revelará que este impío “pensará” —y esta es la otra palabra clave que los adventistas parecen no advertir— cambiar los tiempos y la ley, ¡pero no se dice que necesariamente lo logrará!
El hecho de que alguien piense hacer algo no significa que lo hará con toda seguridad, y creo que todos estamos de acuerdo con esto. Así que no le daré más vueltas al asunto. Pero el hecho es que ignorar una palabra clave puede cambiar o trastocar la verdad.
Ejemplo número cinco:
Los más de los cristianos suelen hablar de la señales de la venida de Cristo, y para ello los predicadores se basan en Mateo 24:3-30, que dice:
“3. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4. Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8. Y todo esto será principio de dolores.
9. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12. y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16. entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18. y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
20. Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
21. porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
25. Ya os lo he dicho antes.
26. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
27. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
28. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
29. E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Pues bien, tomen nota que en el verso 3 los discípulos de Jesús le piden por UNA SEÑAL que les indicara su venida en gloria, a lo cual Jesús luego pasa a declararles unos eventos que ocurrirían primero, tales como falsos cristos, guerras y rumores de guerras, pestes, hambres y terremotos, tribulación, traición, falsos profetas, y la venida de la abominación desoladora. Todos estos eventos extraordinarios los evangélicos y católicos los han llamado “las señales de la venida de Cristo”, cuando en realidad son eventos o señales PREVIOS a la verdadera y única señal dado por Cristo de su venida en gloria.
El problema reside en que los cristianos no escudriñan las Escrituras apropiadamente, y no se percatan que los discípulos sólo le piden a Jesús UNA SEÑAL DE SU VENIDA, y no dos, tres, o veinte. Es decir, a Jesús le solicitaron UNA SEÑAL, pero los “estudiantes escrupulosos de la Biblia” nos quieren hacer creer que los discípulos le pidieron señales, y no, como dice la Biblia, UNA SOLA SEÑAL que luego Jesús se le dará, al final de todos esos eventos apocalípticos que los evangélicos consideran erradamente “las señales de la venida de Cristo”. Vean ahora ustedes la verdadera SEÑAL que da Jesús en respuesta a la petición de sus discípulos. Lo encontrarán en el verso 30, que dice: “Entonces aparecerá LA SEÑAL del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Es decir, la SEÑAL única y verdadera de la venida de Cristo es su aparición visible desde los cielo en dirección a la tierra, y viniendo en las nubes con sus ángeles de su poder. Si Cristo no aparece de esa forma, no es el verdadero Jesús.
La idea es mostrarles el peligro que incurren los “estudiosos” de las Escrituras cuando no prestan atención a una palabra que está en singular para convertirla en plural, en este caso “SEÑAL” por “SEÑALES”.
Ejemplo número seis:
Para mostrar la inmortalidad del alma, los maestros de las Escrituras citan Mateo 10:28, que dice: “Y no temáis a los que MATAN el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”.
En este pasaje, los más de los exponentes de la Escritura construyen una enseñanza diciendo que aquí el Señor enseña que el alma es inmortal, ya que el nadie puede matarla, sino sólo el cuerpo. Y yo he visto muchos estudios evangélicos que citan este pasaje para probar la inmortalidad del alma, sin que se percaten de que el mismo Señor Jesucristo dice que hay quien si puede destruir el alma en el infierno, y ése es Dios. Si destruir no es matar, ¿qué es entonces? En fin, este es un ejemplo en donde se escudriña la Escritura a medias.
“3. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4. Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8. Y todo esto será principio de dolores.
9. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12. y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16. entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18. y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
20. Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
21. porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
25. Ya os lo he dicho antes.
26. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
27. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
28. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
29. E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Pues bien, tomen nota que en el verso 3 los discípulos de Jesús le piden por UNA SEÑAL que les indicara su venida en gloria, a lo cual Jesús luego pasa a declararles unos eventos que ocurrirían primero, tales como falsos cristos, guerras y rumores de guerras, pestes, hambres y terremotos, tribulación, traición, falsos profetas, y la venida de la abominación desoladora. Todos estos eventos extraordinarios los evangélicos y católicos los han llamado “las señales de la venida de Cristo”, cuando en realidad son eventos o señales PREVIOS a la verdadera y única señal dado por Cristo de su venida en gloria.
El problema reside en que los cristianos no escudriñan las Escrituras apropiadamente, y no se percatan que los discípulos sólo le piden a Jesús UNA SEÑAL DE SU VENIDA, y no dos, tres, o veinte. Es decir, a Jesús le solicitaron UNA SEÑAL, pero los “estudiantes escrupulosos de la Biblia” nos quieren hacer creer que los discípulos le pidieron señales, y no, como dice la Biblia, UNA SOLA SEÑAL que luego Jesús se le dará, al final de todos esos eventos apocalípticos que los evangélicos consideran erradamente “las señales de la venida de Cristo”. Vean ahora ustedes la verdadera SEÑAL que da Jesús en respuesta a la petición de sus discípulos. Lo encontrarán en el verso 30, que dice: “Entonces aparecerá LA SEÑAL del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Es decir, la SEÑAL única y verdadera de la venida de Cristo es su aparición visible desde los cielo en dirección a la tierra, y viniendo en las nubes con sus ángeles de su poder. Si Cristo no aparece de esa forma, no es el verdadero Jesús.
La idea es mostrarles el peligro que incurren los “estudiosos” de las Escrituras cuando no prestan atención a una palabra que está en singular para convertirla en plural, en este caso “SEÑAL” por “SEÑALES”.
Ejemplo número seis:
Para mostrar la inmortalidad del alma, los maestros de las Escrituras citan Mateo 10:28, que dice: “Y no temáis a los que MATAN el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”.
En este pasaje, los más de los exponentes de la Escritura construyen una enseñanza diciendo que aquí el Señor enseña que el alma es inmortal, ya que el nadie puede matarla, sino sólo el cuerpo. Y yo he visto muchos estudios evangélicos que citan este pasaje para probar la inmortalidad del alma, sin que se percaten de que el mismo Señor Jesucristo dice que hay quien si puede destruir el alma en el infierno, y ése es Dios. Si destruir no es matar, ¿qué es entonces? En fin, este es un ejemplo en donde se escudriña la Escritura a medias.
Ejemplo número siete:
Muchos estudiantes de la Biblia se basan en Isaías 65:17 para decir que la presente tierra será completamente destruida, y es más, que desaparecerá totalmente al final de todo. Dice el pasaje, así: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Hasta todo parece darles la razón, pero si seguimos escudriñando las Escrituras veremos que no es posible que la tierra pueda realmente desaparecer, pues en el verso siguiente, el 18, dice: Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. ¿Cómo es que Dios puede traer finalmente gozo y alegría a la antigua ciudad de Jerusalén, si la primera tierra ya fue destruida? Así que dejar de lado el contexto, puede acarrear problemas exegéticos.
Ejemplo número ocho:
Muchos predicadores sostienen que el reino de Dios está en el corazón de los creyentes, y para ello se basan en Lucas 17:20, 21, que dice: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”.
Pero afirmar, como hacen los evangélicos, que el reino está en el corazón de los creyentes es una interpretación antojadiza de estos versículos en cuestión, pues un escudriñamiento rápido de los mismos, que hasta un niño de cinco años lo puede hacer, nos llevará indefectiblemente a la conclusión de que es imposible que el reino de Dios esté en medio del corazón de los fariseos incrédulos. Así que es importante analizar o escudriñar aun las palabras que parecen menos significantes, en este caso, “fariseos”, para ubicarnos mejor en la mente y la enseñanza del Señor.
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