Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
En Hechos 28:20 el apóstol Pablo revela la verdadera razón por la cual él estaba en arresto domiciliario en Roma. ¿Por qué lo arrestaron las autoridades romanas?¿Estaría Pablo predicando un mensaje amenazante para el Imperio romano?¿Qué fue lo que lo llevó realmente a su arresto por un periodo de dos años?
Es bien sabido que los Cristianos se cuidaban de hablar abiertamente del reino de Cristo el cual suplantaría, según las esperanzas mesiánicas, a todos los gobiernos temporales de la tierra. Este mensaje era peligroso para los romanos, ya que podría alterar o socavar el status quo del imperio.
Por ejemplo, veamos el alboroto que se suscitó en Tesalónica. Jasón y otros cristianos fueron conducidos ante las autoridades de la ciudad, gritando: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todo estos contravienen los decretos de César, DICIENDO QUE HAY OTRO REY, JESUS. Y alborotan al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas” (Hechos 17:6-8).
¿Qué vemos aquí?¿Cuál fue la razón por tanto alboroto? Sencillamente el cristiano Jasón junto con otros hermanos estaba predicando que había otro rey fuera de César. ¿Y qué podría significar todo esto para las autoridades? ¡Que se estaba predicando una sedición! Es decir, se estaba predicando que un rey (Jesús) y su reino reemplazaría al reino existente e imperante muy pronto. Se estaba predicando un nuevo gobierno con un nuevo rey en la tierra, el cual traería la paz y la justicia para los oprimidos. Lógicamente este mensaje o “buenas nuevas” era una seria amenaza para el imperio que había que silenciarla persiguiendo a sus partidarios con violencia.
Pues bien, a la luz de este antecedente, es fácil vislumbrar porqué Pablo estuvo encarcelado en Roma. Sin duda él estuvo predicando un nuevo reino en la tierra, el cual haría polvo a los gobiernos impíos de la tierra. Su mensaje claramente no era simplemente que Cristo murió y resucitó al tercer día, pues esta proclama jamás sería una amenaza para cualquier emperador y un motivo suficiente para perseguir e incluso matar a alguien que lo predicase. Pero los partidarios de un nuevo reinado que comenzaran a predicar que su rey viene y que tomaría el control del mundo, y que terminaría con la dominación gentílica, motivaría que cualquier nación dominante se animara prestamente a perseguir y a aplastar como una seria amenza.
En Hechos 28 vemos a Pablo que permaneció un par de años en Roma predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo abiertamente y sin impedimento (dentro de su casa!, v.30 y 31)”. Sin embargo, en el verso 20 Pablo dice exactamente porqué estaba encadenado: “Así que por esta causa….¿cuál?...POR LA ESPERANZA DE ISRAEL ESTOY SUJETO EN CADENA”. ¿Y cuál era la ESPERANZA DE ISRAEL?¿Acaso no era el Reino de David?¿Acaso nos olvidaremos cuando se reunió la multitud judía en la puerta de Jerusalén para ver entrar al rey del reino de David que ellos esperaban y creían inminente? Veamos el informe de Marcos al respecto: “Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡BENDITO EL REINO DE NUESTRO PADRE DAVID QUE VIENE! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén…” (ver Marcos 11:7-11). Esta esperanza era la esperanza de José de Arimatea que aparece cuatro capítulos más adelante, y “quien también esperaba el reino de Dios (= reino de David según Marcos 11)” (Marcos 15:43). Incluso el resto de discípulos TENÍAN LA ESPERANZA DE ISRAEL de que “Jesús era el que iba a redimir a Israel” (Lucas 24:21), para dar cumplimiento a la profecía de Zacarías, padre del Bautista: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación EN LA CASA DE DAVID su siervo” (Lucas 1:68)..
Pues bien, ¿acaso Jesús se detuvo un instante para refutar esa esperanza de Israel a esos judíos que lo esperaban en la puerta de Jerusalén?¿Acaso aprovechó Jesús esa oportunidad para decirles que el reino de David nunca más sería restaurado? De ningún modo. De modo que vemos que Pablo estaba en prisión por predicar el evangelio del reino (Hechos 23:30), aquel evangelio que en el verso 20 él correctamente llama: “LA ESPERANZA DE ISRAEL”.
Sin embargo, hay aún muchos antisemitas que quieren despojar a los Judíos de todas sus esperanzas mesiánicas. Sus enseñanzas de un evangelio del reino EN los cielos a suplantado al verdadero evangelio del Reino de Dios en la tierra. San Agustín fue el gran responsable de este drástico cambio, al haber propagado su error de un reino eclesiástico en el mundo. El Reino de David se llama ahora “la iglesia de Cristo”, y el trono de David ya no más se encontrará en Jerusalén (Jer 3:17), sino en el cielo.
Si mi amigos, Pablo estuvo sufriendo sus cadenas por el mensaje del evangelio del Reino de Dios (Hechos 23:30) el cual él mismo llamó con verdad: La Esperanza de Israel, la esperanza del Reino de David restaurado en Jerusalén (v. 20). ¿No está todo esto muy claro? Creo que sí!
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