miércoles, 29 de diciembre de 2010
EL EVANGELIO DE LA GRACIA ES OBTENER LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA EN EL REINO VENIDERO DE JUSTICIA
Textos cruciales:
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“Pues si por transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia REINARÁN EN VIDA por medio de un solo hombre, Jesucristo” (Rom. 5:17–NVI).
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“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo EN LA GRACIA QUE SE OS TRAERÁ CUANDO JESUCRISTO SEA MANIFESTADO” (1 Pedro 1:13)
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Gracia y Reinado
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En LOS DOS TEXTOS de arriba, los apóstoles Pablo y Pedro escriben de una gracia que es presente y también futura, que se concretará en un REINADO en vida de los justificados. Nótese que Pablo no sólo dice que los justificados tendrán la vida, sino que reinarán en vida, ¡y esta vida será vida eterna! (“…y la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor”—Rom. 5:21. También Tito 3:7). Desgraciadamente millones de cristianos no entienden que la gracia de Dios tiene una faceta FUTURA, que nos conducirá a un reinado con Cristo y con vida eterna. Y si hablamos de un reinado, estamos implicando un reino necesariamente. De allí que el evangelio de la gracia para Pablo se equipara con la predicación del Reino de Dios. Estas son sus palabras: “…que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:24,25).
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Es imperioso entender que la gracia de Dios nos justifica para poder reinar en vida eterna. Pero este reinado no se produce inmediatamente después de nuestra conversión, ni mientras seamos mortales y corruptibles. Es imposible pensar en un actual reinado de mil años de los santos en nuestra condición de hombres mortales y corruptibles, y cuando sólo podemos vivir hasta los 70, 80 o 90 años de edad. Algunos cristianos del primer siglo parece que olvidaron esta verdad, y creyeron estar ya en una posición de reyes en ejercicio. En 1 Corintios 4:8 Pablo les dice irónicamente a los creyentes corintios que se creían reyes, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis, ¡Y ojalá reinaseis para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:8). Sin duda alguna, muchos de los creyentes primitivos habían entendido mal la doctrina de la justificación por la gracia que Pablo había estado predicando. Creyeron que su acceso a la gracia los convertía inmediatamente en hombres ricos y con poder cuando en realidad no tenían ningún poder de gobernar el mundo de entonces. Ellos no entendieron que su reinado se produciría en la transformación, cuando recibieran el cuerpo incorruptible e inmortal en la parusía de Jesús.
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Gracia y Salvación
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Hasta ahora hemos visto que la gracia va estrechamente ligada al reinado futuro de los santos con cuerpos inmortales. Ahora veremos que el apóstol Pablo vincula la gracia con la salvación. Esto lo descubrimos cuando Pablo le escribió a Tito, lo siguiente: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). Recapitulando, la gracia de Dios se traduce en nuestro reinado, y este reinado es el resultado de nuestra salvación que viene por la gracia de Dios. Esta verdad se deja ver en el diálogo del joven rico con Jesús y sus apóstoles en Mateo 19:11-25, y en donde justamente las tres frases: ‘vida eterna’, ‘el reino’ y ‘la salvación’ se hacen notorias. ¡Ustedes necesitan examinar cuidadosamente cada palabra de esos versículos de Mateo 19! Estamos viendo que la salvación por gracia y el reino de Cristo van de la mano, y ambos están estrechamente ligados como gemelos idénticos en una sola placenta. Los que sostienen que la gracia de Dios no tiene nada que ver con el reino de Dios están engañados. El evangelio del reino de Cristo es el mismo evangelio de la gracia de Pablo. Y Pablo enseñó que su evangelio era el evangelio de Cristo, el mismo inalterable evangelio del reino que él lo llamó “la gracia” (Romanos 15:19; Gál. 1:6-9, Hechos 20:24,25).
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La gracia y la Gloria
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El apóstol Pedro escribió lo siguiente: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada… Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria… Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca… Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis” (1 Pedro 5:1,4).
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Estas palabras de Pedro han sido pasadas por alto, o bien, incomprendidas por millones de cristianos. Y es que Pedro mismo dice que la verdadera gracia de Dios es aquella que tiene que ver con la participación de la gloria que será revelada. Esto debe grabárselo bien en su mente, pues si no lo entiende, tampoco comprenderá el mensaje y el propósito de la venida de Cristo al mundo.
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Aquí está la verdadera gracia que no es predicada por los más populares evangelistas de hoy. La mayoría de ellos predican una gracia totalmente distinta y paganizada, como es la de “recibir a Cristo por la fe para obtener el perdón de los pecados y después partir a la morada final y eterna en el cielo como almas inmortales”. Aunque es verdad que unos pocos predicadores admiten que el reino será efectivamente establecido y otorgado a los santos, éstos yerran al decir que sólo será para los santos Judíos.
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Nuevamente regresemos a Pedro. El dice en 1 Pedro 5:12 que “ésta es la verdadera gracia”—¿cuál?— Según el contexto (versos 1,5,10) la gracia verdadera es la esperanza de ser parte de la gloria que será revelada en la parusía. Definitivamente también la gracia y la gloria van de la mano. ¡Esto está más claro que el agua cristalina! Y Pablo también coincide con Pedro al escribir a los Tesalonicenses: “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio (de la gracia o del reino), para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Tes. 2:14).
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Debe quedar en bien claro que la verdadera gracia es la participación de la gloria que será revelada en la parusía. Dice 1 Pedro 1:13, así: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la GRACIA que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. Aquí se habla de que la gracia hay que esperarla por completo, hasta que nos la traiga el Señor Jesús en su parusía. Y sabemos por Mateo 25:31,34 que lo que heredaremos en la parusía será el reino y la salvación (Heb. 9:28;1 Pedro 1:5) que equivale a la gloria (Rom. 8:17; 1 Pedro 5:4). ¿Me dejo entender?
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Siempre recuerde que el reino está envuelto en todos estos vocablos clave (salvación, vida eterna, gloria, gracia, etc). Por ejemplo, a los Tesalonicenses Pablo les escribe lo siguiente: “y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria” (1 Tes. 2:12). En los evangelios sinópticos vemos que un evangelista usa para narrar un mismo acontecimiento el vocablo ‘reino’, mientras que otro usa la palabra ‘gloria’. Por Ejemplo: Mateo 20:21: “El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Marcos 10:36: “El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Así que el reino de Dios va siempre asociado a los términos gloria, salvación, gracia, evangelio, vida eterna.
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Conclusión
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Estamos, por la gracia de Dios, llamados a participar de la gloria venidera del reino de Dios con vida eterna. Este es el evangelio o buenas nuevas de la gracia de Dios. Es la Buena Nueva de salvación para la participación (por su gracia) en el reino venidero de Cristo con vida eterna. Esta es la salvación final o escatológica que nos traerá Cristo en su parusía (Heb. 9: 28).
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Este es el verdadero evangelio de la gracia que la mayoría de las iglesias han desligado del mensaje del reino de Dios. Definitivamente no hay gracia sin reino, ni reino sin gracia. Separar el reino de la gracia, o la gracia del reino… ¡¡¡es una verdadera herejía contemporánea!!!
lunes, 27 de diciembre de 2010
12 RAZONES PARA NO ESPERAR UN RAPTO PRETRIBULACIONAL
De: ToughIssues.org
Por Darryl Eberhart
[…]
1. Como escritor Pre-Tribulacionista y líder, John Walvoord admite que no hay un solo versículo de la Escritura que por sí solo enseñe claramente el rapto Pretribulación.
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Por Darryl Eberhart
[…]
1. Como escritor Pre-Tribulacionista y líder, John Walvoord admite que no hay un solo versículo de la Escritura que por sí solo enseñe claramente el rapto Pretribulación.
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2. Los pre-tribulacionistas fuerzan suposiciones en muchos versos cruciales de la Biblia – especialmente asumiendo que todas las referencias a los “santos” y a los “elegidos” (que están siendo perseguidos y martirizados durante “la tribulación” del tiempo del fin) deben referirse a “aquellos individuos que se salvan DESPUÉS de que el rapto pre-tribulación ha tenido lugar (Otra vez, ¿cómo se salvan todas estas personas durante “la tribulación” de los tiempos del fin si la “Iglesia” y el “refrenador” [i.e ., El Espíritu Santo según los pretribulacionistas] han sido removidos?)
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3. No podemos encontrar una sola instancia en el Nuevo Testamento donde el Señor Jesucristo, el Apóstol Pablo, el Apóstol Pedro, o el Apóstol Juan hicieran alguna declaración en el sentido de que “la iglesia debe ser evacuada completamente del ”planeta Tierra“ siete años ANTES del comienzo del período de tribulación de los tiempos del fin. ¿No es esto un poco extraño si el punto de vista profético del Rapto pre tribulación es lo correcto?
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4. A pesar de sacar varios textos fuera del CONTEXTO de los escritos de algunos padres primitivos de la iglesia, los Pre-tribulacionistas realmente NO PUEDEN ENCONTRAR ninguna enseñanza predominante y popular que apoye el punto de vista profético del rapto pre-tribulación en cualquier era de la historia de la Iglesia antes de los 1830s.
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5. Muchos hombres eruditos de la fe cristiana, como John Bunyan, Charles Spurgeon, Charles Finney, John Knox, Juan Calvino, Martín Lutero, George Whitefield, etc., ¡fueron todos creyentes sólidos del post Tribulacionismo!
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6. El Rapto pretribulación es un negocio rentable para los escritores pre-Tribulacionistas. No obstante, hay algunos pre Tribulacionistas que admitirán que el punto de vista profético del Rapto Tribulacional es todavía un punto de vista minoritario entre los estudiosos de la Biblia. ¿Cómo puede ser eso, podría usted preguntar, puesto que tantos libros de profecía favorecen el punto de vista “pre Tribulacional”? Eso es porque muchas de las principales casas publicadoras “cristianas” están, en la mayoría de los casos, CONTROLADAS por “cristianos liberales”. Los escritores Post-Tribulacionistas a menudo encuentran sumamente duro publicar sus libros por estas casas editoriales, porque el Rapto pre-Tribulacional “vende”. (Puede ser eso porque el rapto pre-Tribulacional atrae a una mentalidad “escapista? Es esa mentalidad de “¡Ciertamente no quiero estar aquí cuando el anticristo se presente!” El punto de vista del rapto pre-Tribulacional apela a nuestra “carne” – después de todo, ¿quién quiere afrontar la persecución?) También, Dr. Robert “Bob” Gundry dice que la mayor parte de los profesores en los colegios bíblicos que él conoce sostienen el punto de vista del rapto post Tribulacional. El agrega que algunos de los profesores en las universidades de la Biblia de la “Persuasión del rapto pre-Tribulacional” sostienen el punto de vista Post-Tribulacional, pero no pueden decirlo públicamente por miedo de perder sus posiciones! ¡Los estudiantes que abiertamente apoyan el rapto post-Tribulacional en estas “Universidades de la Biblia pre- Tribulacionistas” podrían no permitírseles graduarse!
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7. ¡A pesar de que a muchos Pre-tribulacionistas les desagrada el autor Dave MacPherson, no han podido desmentir sus conclusiones bien documentadas que demuestran que los orígenes del rapto Pre Tribulacional se remotan a los 1830s – y no antes de ese tiempo! Tampoco los Pre- tribulacionistas han podido desmentir las conclusiones de MacPherson de que la inmensa mayoría de los padres antiguos de la iglesia enseñaron que la iglesia experimentaría “la tribulación de los tiempos del fin – y montones de tribulaciones a lo largo del camino hacia “la tribulación de los tiempos del fin”.
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8. La enseñanza pública del Rapto pre-tribulacional se originó en las Islas Británicas durante los 1830s. (Los jesuitas hicieron alguna “creatividad futurista” en la arena profética muchos años antes de esa vez). La teoría Pre Tribulacional“ fue entonces “transportada” para América un poco más tarde, y fue popularizada por la “Biblia de Estudio de Scofield”.
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9. ¡Para creer en el Rapto Pre-Tribulacional, uno debe ignorar varios versos cruciales de la Biblia que hablan directamente en contra del Rapto Pre-Tribulacional, como Juan 17:15, donde el Señor Jesucristo Mismo ora que el Padre NO saque a los creyentes FUERA del mundo – y 1 Tesalonicenses 4:16, 17 (que dice que los cristianos que vivan en el tiempo del regreso de Jesucristo no son tomados HASTA DESPUÉS de que” los muertos en Cristo son levantados primero)!
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10. Creer en el rapto pre Tribulacional, me parece, va en contra del tema prevaleciente de esas porciones de la Biblia que se ocupan de la tribulación y la persecución. Ese tema prevaleciente es la “preservación EN MEDIO DE la tribulación” (¡Por favor recuerde la historia de Daniel en la guarida de los leones, y de Shadrach, Meshach, y Abed-Nego en el horno ardiente!)
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11. Para creer en el Rapto Pre-Tribulacional, usted tiene que SUPONER QUE usted estará entre un “grupo muy selecto” de Cristianos que no tendrán que sufrir cosas horribles durante “la tribulación” de los tiempos del fin. Su “grupo selecto” excluye a aquellos millones de cristianos de siglos pasados que no fueron “evacuados en el aire” de su tribulación y sufrimiento, y los muchos individuos que se “salvaron” (i.e., “Renacidos”) durante “la tribulación” de los tiempos del fin, y que sufrirán martirio!
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12. El punto de vista del Rapto pre Tribulacional, en la mayoría de los casos, parece producir FRUTO muy malo – es decir, parece tener “neutralizados” a muchos cristianos que viven hoy, causándoles a que se recuesten y no comban el mal. (Y eso es porque ellos no estarán aquí cuando las cosas se pongan realmente malas.) ¿Podría esta “doctrina” haber sido específicamente diseñada para “neutralizar” a los cristianos?
jueves, 23 de diciembre de 2010
¿ES CRISTO MISMO EL EVANGELIO QUE DEBEMOS PROCLAMAR?
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Hay gente que dice que yo he cambiado el evangelio de Cristo, al estar enseñando el reino de Dios y no a Cristo. Es decir, lo que pretenden decirnos nuestros detractores es que el verdadero evangelio es Cristo mismo y no su mensaje del reino.
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Predicando a Cristo
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Los evangélicos presentan unos textos para señalar que el evangelio predicado por los primeros cristianos era “Cristo” mismo, lo cual nos resulta extraño, ya que Cristo mismo dijo que él fue enviado a predicar el evangelio del Reino de Dios y no su persona como tal (Lc. 4:43, Mr. 1:1,14,15). He aquí los pasajes en que usan nuestros detractores para “demostrarnos” que Cristo mismo era el evangelio:
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1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.
2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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Pero observemos que aquí se dice que se predicaba a Cristo, pero ojo que no se dice que Cristo mismo era el evangelio.
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Predicando el evangelio de Cristo
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En otros momentos veremos que Pablo predicaba el “evangelio de Cristo” como un sinónimo de “predicar a Cristo”, lo cual ha hecho suponer a muchos que Cristo es el evangelio, lo que es totalmente falso. He aquí los pasajes:
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1. Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO DE CRISTO.
2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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¿Qué se entiende por el evangelio de Cristo? ¿Acaso que Cristo es el evangelio? Pues no, ya que si el evangelio de Cristo es Cristo mismo, entonces el evangelio de Pablo es Pablo mismo. Recuerde que Pablo usó en varías ocasiones la frase “mi evangelio” (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8), lo que significa que el evangelio es ”el evangelio de Pablo”. ¿Pero creerá alguno que Pablo mismo era el evangelio? ¡No lo creo! El evangelio de Cristo como el evangelio de Pablo proclamaba el mismo mensaje del Reino, sin variación alguna. He aquí la prueba:
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Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio dEL REINO DE DIOS
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
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Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
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Es cierto de debemos predicar a Cristo, así como debemos predicar la resurrección, la condenación de los impíos, el arrepentimiento de los pecados, etc; pero eso no quiere decir que el evangelio sea expresamente Cristo, la resurrección de los muertos, la condenación de los impíos, o el arrepentimiento. El único y singular evangelio, les guste o no a nuestros detractores, es el evangelio del reino de Dios, las buenas noticias de un gobierno justo en la tierra en la persona del Mesías.
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Sin embargo, sería bueno que se revise Lucas 4:43, en donde Jesús es claro al decir que fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. Esto significa que el mensajero no era el mensaje, sino el portador del mensaje de Dios para los hombres concerniente a algo que él llamó ”el reino de Dios”.
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Sí, mis amigos, Jesús vino al mundo para predicar el reino de Dios, y fue lo primero que hizo cuando comenzó su ministerio (Marcos 1:1,14,15). Ustedes notarán que en ningún momento Jesús comenzó a hablar de su persona y diciendo que él era el evangelio salvador que debía ser creído para ser salvos. El dijo “Creed en el evangelio”, más no dijo que creyéramos que él era el evangelio, sino el reino que introdujo. El evangelio que Jesús quería que creyéramos era definitivamente el reino de Dios (Mr. 1:1,14,15).
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Mientras tanto, y a pesar de la resistencia al evangelio del reino, los siervos fieles están esforzándose a dar a conocer este mensaje de esperanza de un gobierno justo a todas las naciones a través de este magnífico medio, sin contar con otros que son igualmente eficientes o eficaces.
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Estoy convencido de que lo que la gente llama “tardanza de su venida” no es otra cosa que nuestra tardanza de predicar el evangelio verdadero al mundo habitado, es decir, la Buena Nueva del reino de Dios. Y mientras los cristianos no entiendan la importancia de dar a conocer este mensaje al mundo, Jesús no volverá con la presteza que quisiéramos todos (Mat. 24:14).
miércoles, 22 de diciembre de 2010
¿ES CRISTO MISMO EL EVANGELIO QUE DEBEMOS PROCLAMAR?
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Hay gente que dice que yo he cambiado el evangelio de Cristo, al estar enseñando el reino de Dios y no a Cristo. Es decir, lo que pretenden decirnos nuestros detractores es que el verdadero evangelio es Cristo mismo y no su mensaje del reino.
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Predicando a Cristo
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Los evangélicos presentan unos textos para señalar que el evangelio predicado por los primeros cristianos era “Cristo” mismo, lo cual nos resulta extraño, ya que Cristo mismo dijo que él fue enviado a predicar el evangelio del Reino de Dios y no su persona como tal (Lc. 4:43, Mr. 1:1,14,15). He aquí los pasajes en que usan nuestros detractores para “demostrarnos” que Cristo mismo era el evangelio:
1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.
2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.
2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
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Pero observemos que aquí se dice que se predicaba a Cristo, pero ojo que no se dice que Cristo mismo era el evangelio.
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Predicando el evangelio de Cristo
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En otros momentos veremos que Pablo predicaba el “evangelio de Cristo” como un sinónimo de “predicar a Cristo”, lo cual ha hecho suponer a muchos que Cristo es el evangelio, lo que es totalmente falso. He aquí los pasajes:
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1. Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO DE CRISTO.
2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.
3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.
4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,
6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.
8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.
9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
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¿Qué se entiende por el evangelio de Cristo? ¿Acaso que Cristo es el evangelio? Pues no, ya que si el evangelio de Cristo es Cristo mismo, entonces el evangelio de Pablo es Pablo mismo. Recuerde que Pablo usó en varías ocasiones la frase “mi evangelio” (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8), lo que significa que el evangelio es ”el evangelio de Pablo”. ¿Pero creerá alguno que Pablo mismo era el evangelio? ¡No lo creo! El evangelio de Cristo como el evangelio de Pablo proclamaba el mismo mensaje del Reino, sin variación alguna. He aquí la prueba:
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Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio dEL REINO DE DIOS
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
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Es cierto de debemos predicar a Cristo, así como debemos predicar la resurrección, la condenación de los impíos, el arrepentimiento de los pecados, etc; pero eso no quiere decir que el evangelio sea expresamente Cristo, la resurrección de los muertos, la condenación de los impíos, o el arrepentimiento. El único y singular evangelio, les guste o no a nuestros detractores, es el evangelio del reino de Dios, las buenas noticias de un gobierno justo en la tierra en la persona del Mesías.
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Sin embargo, sería bueno que se revise Lucas 4:43, en donde Jesús es claro al decir que fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. Esto significa que el mensajero no era el mensaje, sino el portador del mensaje de Dios para los hombres concerniente a algo que él llamó ”el reino de Dios”.
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Sí, mis amigos, Jesús vino al mundo para predicar el reino de Dios, y fue lo primero que hizo cuando comenzó su ministerio (Marcos 1:1,14,15). Ustedes notarán que en ningún momento Jesús comenzó a hablar de su persona y diciendo que él era el evangelio salvador que debía ser creído para ser salvos. El dijo “Creed en el evangelio”, más no dijo que creyéramos que él era el evangelio, sino el reino que introdujo. El evangelio que Jesús quería que creyéramos era definitivamente el reino de Dios (Mr. 1:1,14,15).
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Mientras tanto, y a pesar de la resistencia al evangelio del reino, los siervos fieles están esforzándose a dar a conocer este mensaje de esperanza de un gobierno justo a todas las naciones a través de este magnífico medio, sin contar con otros que son igualmente eficientes o eficaces.
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Estoy convencido de que lo que la gente llama “tardanza de su venida” no es otra cosa que nuestra tardanza de predicar el evangelio verdadero al mundo habitado, es decir, la Buena Nueva del reino de Dios. Y mientras los cristianos no entiendan la importancia de dar a conocer este mensaje al mundo, Jesús no volverá con la presteza que quisiéramos todos (Mat. 24:14).
GENTE PODEROSA Y CIENTÍFICOS, INTERESADOS EN QUE SE INICIE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL
Revelan diabólicos secretos de RAND Corporation
Hombres dementes y una elite tecnócrata quieren comenzar la Tercera Guerra Mundial
Por Paul Joseph Watson / Global Research
El periodista y autor nacido en Cuba, Alex Abella obtuvo acceso exclusivo a RAND Corporation para estudiar sus archivos. Lo que descubrió fue una conspiración impulsada por científicos dementes, conductistas y generales con el propósito de iniciar la Tercera Guerra Mundial y al hacerlo desplumar al pueblo de EE.UU. Otrora fue un escéptico con respecto al tema de las teorías de la conspiración y el nuevo orden mundial, pero después de su trabajo con la RAND Corporation ahora está convencido de que este think tank de máximo secreto ha estado controlando entre bastidores al gobierno estadounidense.
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Por Paul Joseph Watson / Global Research
El periodista y autor nacido en Cuba, Alex Abella obtuvo acceso exclusivo a RAND Corporation para estudiar sus archivos. Lo que descubrió fue una conspiración impulsada por científicos dementes, conductistas y generales con el propósito de iniciar la Tercera Guerra Mundial y al hacerlo desplumar al pueblo de EE.UU. Otrora fue un escéptico con respecto al tema de las teorías de la conspiración y el nuevo orden mundial, pero después de su trabajo con la RAND Corporation ahora está convencido de que este think tank de máximo secreto ha estado controlando entre bastidores al gobierno estadounidense.
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“Todos somos hijos bastardos de RAND y no lo sabemos”, señala Abella mientras describe que RAND comenzó como una organización centrada en la construcción de nuevas armas para los militares pero terminó expandiéndose hacia la política, la ciencia, la historia y la economía y se alió estrechamente con las fundaciones Ford, Rockefeller y Carnegie. La decisión de RAND en los años cincuenta de remodelar el globo hacia un nuevo orden mundial lo cambió todo, con el desarrollo de la “teoría de la elección racional”, que convirtió a la gente de ciudadanos a consumidores, mientras derechos y responsabilidades eran reemplazados por elecciones y las vidas de la gente llegaban lentamente a ser dominadas no por la integridad o por lo que ésta representaba, sino por lo que compraba con su dinero.
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El objetivo último de RAND era que los tecnócratas (neoliberales) dirigieran todos los aspectos de la sociedad en busca de un gobierno mundial administrado por “la fuerza de la razón”, un mundo implacable en el cual la eficiencia fuera rey y los hombres fueran poco más que máquinas, motivo por el cual en RAND estudiaron ciencias sociales, porque no sabían qué hacer para resolver el problema de encarar a la gente y porque los seres humanos no actúan siempre en función de sus propios intereses previsibles. No hay sitio para amor, empatía y generosidad en el nuevo orden mundial que quieren crear RAND y la Fundación Ford, y el patriotismo y el altruismo son enemigos de sus objetivos.
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Abella explica que RAND contribuyó positivamente al desarrollo de la estrategia detrás del uso de armas nucleares, y cómo impulsó activamente el uso de armas nucleares contra toda Europa Oriental y China en caso de problemas en Europa Occidental, una política que fácilmente podría haber provocado un catastrófico holocausto nuclear. Los investigadores de RAND creían que bastaría con que 10 millones de estadounidenses sobrevivieran a una guerra nuclear para ganar esa guerra.
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Abella señala que RAND veía a las Naciones Unidas como un modelo para un gobierno mundial, pero que una nueva organización controlada por EE.UU. terminaría por sustituir a la ONU para convertirse en el gobierno mundial de facto, por lo cual investigadores de RAND como John Williams propugnaron ataques nucleares preventivos contra la Unión Soviética, para asegurar que EE.UU. fuera el único país con el poder supremo para imponer su voluntad al resto del mundo.
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Hablando del tópico de los ataques de bandera falsa, Abella señala que el ataque escenificado del Golfo de Tonkin y la Operación Northwoods planificada, de bandera falsa, se propusieron ambos inicialmente en documentos de RAND, y destaca la inmoralidad total con la que RAND realiza juegos de guerra con sus escenarios, muchos de los cuales son repugnantes desde el punto de vista ético porque impulsan despreocupadamente el genocidio de poblaciones enteras con poca consideración por las consecuencias. Abella explica que RAND es verdaderamente un gobierno fantasma porque sirve de puerta giratoria entre los dos partidos, y cómo RAND es la cuna del complejo militar-industrial y el lugar de nacimiento de la elite tecnocrática contra la cual luchamos actualmente.
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© Copyright Paul Joseph Watson, Prison Planet, 2010
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Fuente: Global Research
martes, 21 de diciembre de 2010
lunes, 20 de diciembre de 2010
JUDAÍSMO, SIONISMO, LA BANCA Y NUEVO ORDEN MUNDIAL
El Nuevo Orden Mundial es un monstruo con cabeza de hidra. Los banqueros trabajan a través de muchos frentes, como el comunismo, el socialismo, el liberalismo, el feminismo conservadurismo, el neo sionismo, y la masonería. Desconocida para la mayoría de los miembros, estos movimientos “progresistas” son todos secretos dedicados a la “revolución mundial”, que es un eufemismo de la hegemonía bancaria.
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Es en su interés por desestabilizar a la sociedad, fomentar la inmoralidad, la división interna (como el matrimonio gay) y la guerra con el fin de aumentar la deuda y distraer y controlar a las masas.
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Los banqueros son los responsables de los programas de ingeniería social, como la revolución homosexual, el feminismo y el multiculturalismo, que atentan contra la familia y la cohesión social. Este antagonismo fundamental también es compatible con un vasto submundo criminal en realidad dirigido por las elites.
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Los banqueros son los responsables de los asesinatos de presidentes como Lincoln y John F. Kennedy, y por el ataque contra el World Trade Center. Ellos poseen o controlan los medios de comunicación, que legitima GW Bush, la guerra en Irak y el inminente ataque a Irán. La guerra proporciona una excusa para introducir el proyecto de un estado represivo policial.
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Hoy en día el éxito se basa en la voluntad de una persona para convertirse en un cómplice, consciente o inconscientemente, al fraude bancario. Incluso los empresarios ricos son dependientes del crédito y no están dispuestos a apoyar el cambio genuino.
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Como resultado de la estafa de los banqueros, la sociedad y la cultura occidental se basa en un fraude. No tenemos una verdadera democracia o igualdad de acceso a los medios de comunicación o la educación abierta y veraz. La sociedad occidental es un fraude, a cargo de cobardes que saben que son fraudes.
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Los banqueros controlan las corporaciones más importantes del mundo, los medios de comunicación, agencias de inteligencia, los grupos de expertos, fundaciones y universidades. Ellos son los responsables de la supresión de la verdad. Los Judíos ocupan un lugar destacado en todo esto, una causa de antisemitismo. Por supuesto, otras muchas personas están persiguiendo el “éxito”, también.
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Los banqueros también trabajan a través de países. Ellos son los principales responsables para el imperialismo británico y estadounidense, cuyo objetivo es monopolizar la riqueza del mundo. En su libro “Los Judios” (1922), el crítico social británico Hilaire Belloc escribe que el imperio británico representaba una alianza entre la financiación judía y la aristocracia británica.
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“Después de Waterloo [1815] Londres se convirtió en el mercado de dinero y la cámara de compensación (firma liquidadora de valores) del mundo. Los intereses de los Judíos como un distribuidor financiero y los intereses de esta gran política comercial se aproximaron más y más. Se puede decir que por el último tercio del siglo XIX, se habían convertido prácticamente idénticas. “
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La confluencia de intereses judíos y británicos se extendió hasta el matrimonio.
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“Los matrimonios comenzaron a tener lugar, al por mayor, entre lo que una vez habían sido las familias aristocráticas territoriales de este país y las fortunas comerciales judías. Después de dos generaciones de esto, con la apertura del siglo XX, aquellos de las grandes familias Inglesas territoriales en la que no había sangre judía eran la excepción.
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En casi todas ellas estaba la cepa más o menos marcada, en algunos de ellos tan fuerte que aunque el nombre todavía era un nombre Inglés y las tradiciones de los de un linaje puramente Inglés del pasado remoto, el físico y el carácter se habían vuelto completamente judíos… “
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Si el matrimonio de la hija de Al Gore con el nieto de Jacob Schiff es una indicación, esta mezcla de las elites judías y gentiles se extiende a los Estados Unidos también. John Forbes Kerry es otro ejemplo.
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El objetivo británico y Judío de la dominación del mundo eran similares y usaron la Masonería como instrumento.
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“Específicamente instituciones judías, como la francmasonería (que los Judios habían inaugurado como una especie de puente entre ellos y sus anfitriones en el siglo XVII) fueron particularmente fuertes en Gran Bretaña, y surgió una tradición política, activa, y en última instancia, para probar de gran importancia, por el que el Estado británico fue tácitamente aceptado por los gobiernos extranjeros como el protector oficial de los Judios en otros países.
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Fue Gran Bretaña, que se esperaba que intervenga [dondequiera que una persecución de los judíos tuvo lugar y] para apoyar las energías financieras judías a través de todo el mundo, y recibir a cambio el beneficio de esa conexión.”
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Uno podría decir que el Nuevo Orden Mundial es una extensión del Imperio Británico, en el que la élite británica, estadounidense y los intereses judíos son indistinguibles.
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CONCLUSIÓN:
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¿QUÉ ES JUDIO?
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La mayoría de los Judíos que no quieren saber nada del Nuevo Orden Mundial también conocido como “globalización” llegaron a entender su carácter antidemocrático y cómo se está utilizando éste.
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El verdadero espíritu judío sostiene que la verdad y la moralidad son absolutas y no pueden ser recortadas para ajustarse a la propia percepción de su propio interés. G.J. Nueberger expresa este espíritu en su ensayo “El gran abismo entre el sionismo y el judaísmo.”
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“El pueblo judío es elegido no para la dominación sobre los demás, no para la conquista o la guerra, sino para servir a Di-s y así servir a la humanidad… Así, la violencia física no es una tradición o un valor de los Judios. La tarea para la cual el pueblo judío fue elegido no es un ejemplo de la superioridad militar o de logros técnicos, sino buscar la perfección en el comportamiento moral y la pureza espiritual.
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De todos los crímenes del sionismo político, el peor y más básico, y que explica todas sus otras fechorías, es que desde el principio el sionismo ha tratado de separar al pueblo judío de su Di-s, para revocar los términos de alianza divina y volverlas nulas y sin valor, y sustituirla por una “moderna estadidad” y una soberanía que son fraudulentas para los altos ideales del pueblo judío. “
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Los banqueros, obviamente, no están preocupados por el judaísmo verdadero o la pureza racial y estaban muy dispuestos a sacrificar a millones de Judíos para lograr su diseño al apoyar a Hitler. Ellos están sacrificando a miles de vidas de judíos, americanos y musulmanes en el Oriente Medio en su orwelliana “guerra perpetua para la paz perpetua”.
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¿Sirve el Nuevo Orden Mundial a una agenda “judía” o una agenda de la élite de banqueros?
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Me atrevería a decir que sirve a la última, y el pueblo judío (en su ceguera) es un instrumento de este programa, como tantas otras personas.
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Al dar a los particulares la posibilidad de crear dinero de la nada, hemos creado un monstruo que amenaza con devorar el planeta y con él la raza humana.
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Por Henry Makow (extracto)
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Fuente:
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sábado, 18 de diciembre de 2010
ES NECESARIO “NACER DE NUEVO” PARA VER Y ENTRAR EN EL REINO DE DIOS
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:1-7).
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En este pasaje de la Escritura leemos que Jesús recibe de noche a un principal entre los Judíos, llamado Nicodemo. Este distinguido Judío le confiesa a Jesús que él cree que él (Jesús) es el enviado y maestro de Dios por las señales que hacía, y que le demostraba que Dios estaba con él (¡no que él fuera Dios mismo!). Enseguida Jesús le responde “De cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Luego Jesús le dice también: “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Es decir, cualquiera que quiera ver y entrar en el reino de Dios le es necesario antes nacer de nuevo, o renacer de agua y del Espíritu.
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El asunto de “renacer de agua” tiene que ver con recibir la Palabra de Dios (el evangelio del reino) y ser bautizado en agua (inmersión) para vivir una nueva existencia en Cristo (Rom. 6:4, 1 Pedro 1:23). Por ejemplo, cuando Felipe predicaba en Samaria el evangelio del reino (la Palabra), y el nombre de Jesús, muchos hombres y mujeres procedían a bautizarse para “nacer de nuevo” (Hechos 8:12). También el eunuco Etíope renació por el bautismo, una vez que escuchó la Palabra de Dios (el evangelio de Jesús) por boca del mismo Felipe (Hechos 8:35-38).
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El otro punto es el “renacimiento del Espíritu”, el cual también debemos recibir para VER y ENTRAR en el Reino. Si alguno dice que no ha nacido del Espíritu, entonces no podrá participar del reino de Dios, pues es imposible que hombres sin el Espíritu de Dios puedan ser parte activa en la administración del reino de Dios. Y es que no se puede renacer del Espíritu si no se recibe el sellamiento del Espíritu de Dios. Pablo dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13).
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Ahora, por Cristo, los unos (Judíos) y los otros (gentiles) tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios (Efe. 2:18,19)
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Los renacidos de agua y del Espíritu podrán ver y entrar en el reino de Dios, porque todos éstos son conciudadanos y miembros de la familia de Dios. Ahora estas personas podrán llamar a Dios, con plena confianza: “Abba Padre” (papito, Romanos 8:15), porque ya son hijos legítimos Suyos dentro de Su familia (1 Juan 3:1). Y como dice Pablo: “Pues todos sois Hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gál. 3:26).
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Extrañamente, los Testigos de Jehová enseñan que el reino de Dios estará conformado por dos clases de individuos: los ungidos (“la manada pequeña” de 144,000 personas) que coheredarán con Cristo el reino celestial, y que son los únicos “renacidos de agua y del Espíritu”, y los únicos que son Hijos de Dios; y por otro lado, una “grande multitud” de Testigos de Jehová que no son renacidos de agua y Espíritu, y por tanto no son ungidos, ni tampoco hijos de Dios, y que vivirán como meros súbditos del reino en la tierra. ¿Pero se puede sustentar esta creencia con la Biblia? ¡De ningún modo! Y es que si todos los Testigos de Jehová han creído en Cristo por la fe, y le siguen, entonces todos deberían ser hijos de Dios (Juan 1:12, Gál. 3:26). Y si son hijos de Dios, éstos son hermanos de Cristo, y coherederos de la misma promesa de heredar el reino de Dios como reyes y sacerdotes en la tierra ( Efesios 3:6; Romanos 8:17; Apocalipsis 5:10).
miércoles, 15 de diciembre de 2010
lunes, 13 de diciembre de 2010
EL MUNDO VENIDERO ACERCA DEL CUAL HABLARÉ
“Porque no sujetó a los ángeles el MUNDO VENIDERO, ACERCA DEL CUAL ESTAMOS HABLANDO” (Hebreos 2:5)
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Introducción
Los periódicos y noticieros generalmente se centran en los asuntos que vienen aconteciendo en nuestro presente mundo, y eventualmente hacen proyecciones de lo que será nuestro planeta dentro de algunos años o décadas. Sin embargo, ninguno de estos medios nos hablan del mundo venidero, de aquel siglo o edad maravilloso que la Biblia llama “la era venidera”, o la era del reino de Dios, y esto es así porque los periodistas y analistas del mundo simplemente lo desconocen por completo. Generalmente los pronósticos de los científicos y de los así llamados “visionarios” y “profetas” giran en torno de dos posiciones bien definidas: Una, que este mundo terminará algún día, y que la tierra desaparecerá; y la otra que vislumbra una era nueva de renovación o renacimiento pero sin darnos mayores de la misma, es decir, cómo será, quiénes participarán y quién la efectuará o iniciará.
Las Escrituras nos hablan del mundo venidero de justicia y paz
Sí, mis amigos, las Santas Escrituras nos hablan de un mundo venidero, de un tiempo o siglo que para muchos sigue siendo utópico para y que significará la paz y la justicia para todos los hombres de buena voluntad. Es el llamado “nuevos cielos y nueva tierra” en donde mora la justicia, y en donde enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron, pues todas las cosas serán hechas nuevas, pues también la Escritura dice “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo HAGO NUEVAS todas las cosas Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Apo. 21:4,5). Así que definitivamente este siglo futuro maravilloso sólo será alcanzado por los que son dignos, ya que así lo dice Jesús en Lucas 20:35: “Mas los que fueren tenidos por DIGNOS de alcanzar aquel SIGLO y la resurrección de entre los muertos…”.
El mundo venidero es la Era de la vida eterna
Para Pablo, los dignos de los que hablamos arriba definitivamente obtendrán la vida eterna (Hechos 13:46). Antes, el Señor Jesús había dicho bien claro que el siglo venidero, o también llamado “el mundo venidero”, es la era de la vida eterna de los redimidos. Por lo tanto, si bien tenemos POR LA FE la vida eterna prometida, ésta no se obtendrá sino sólo cuando hayamos VENCIDO, y por supuesto, cuando se inaugure la era venidera, o el mundo venidero de la justicia y de la paz con la parusía del Rey. Cualquiera que diga que ya tiene la vida eterna inherentemente o por su conversión, debe recordar lo que Jesús dijo en Marcos 10:30: “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”.
En Hebreos el escritor escribe del “siglo venidero” como que tiene “poderes” (Hebreos 6:5). También él usa la locución “el mundo venidero” (Hebreos 2:5), y además, “los bienes venideros” (Hebreos 9:11; 10:1). Así que nuevamente la vida eterna es considerada como parte de esos “poderes” o bienes del mundo o siglo venidero.
La gloria: otro de los poderes del Siglo Venidero
Pablo le describe claramente a Timoteo de que hay dos vidas: la presente y la venidera. Estas son sus palabras: “porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la VENIDERA”.
El apóstol Pablo cuando les escribió a los creyentes de Roma, les dijo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del TIEMPO PRESENTE no son comparables con LA GLORIA VENIDERA (DEL TIEMPO VENIDERO) que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18). Nótese que Pablo ubica nuestra futura gloria, no para ahora, sino para la VIDA VENIDERA, una gloria que el apóstol lo relaciona con el reino de Dios en 1 Tes. 2:12, verso que dice: “Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su REINO Y GLORIA”.
La importancia del Evangelio del Reino
Sin duda el evangelio de Cristo nos ofrece poderes venideros que incluyen la vida eterna o la gloria en el reino de Dios. Esto es obtener Majestad, autoridad, naturaleza divina, e inmortalidad. Esto significa reflejar la misma imagen y semejanza de Dios que tuvo la primera pareja humana en el principio, antes de su caída, cuando se Dios les otorgó dominio y poder, y una vida sin fin (aunque condicional) sobre todo lo creado en el Edén.
El mensaje del reino es el mensaje de la restauración de todas las cosas que se estropearon por el pecado o la caída, y volver a la tierra a su estado inicial para el cual fue creada. Esto es reconstruir lo que el diablo y sus huestes estropearon al rebelarse contra Dios y querer ser los nuevos amos del mundo, viviendo a espaldas de Dios y de Sus santas leyes. El diablo finalmente resultará ser el perdedor, y el Señor saldrá victorioso, y será servido y alabado por todos aquellos que pertenecen al lado de la luz y no de las tinieblas.
El evangelio del reino promueve un mensaje de esperanza y salvación para el mundo entero, pues es una muy buena noticia de que no todo está perdido en nuestra tierra, ni que todo será destruido finalmente por la mano del hombre. Hay, pues, esperanza aún para sobrevivir a un “cosmocidio”, a una devastación nuclear o climática que cada día pende sobre nosotros como una eterna espada de Damocles. Predicar otra esperanza diferente que promueve escapar de esta tierra a otro sitio, planeta o dimensión, es como reconocer implícitamente que el diablo venció y que el mundo finalmente no pudo ser habitado por los humanos tal como Dios se lo propuso desde que creó la tierra y sus habitantes. Recordemos que Dios no creó la tierra en vano, sino para ser habitada la formó, y este plan de Dios aún no ha sido cambiado, pues dice Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos PERMANECERÁN en ella”.
El Reino de Dios es el gobierno de Dios a través de Su Hijo, el Mesías, el Rey prometido, Su Majestad real, el Hijo del Hombre. Y no es un reino “en el corazón de los creyentes”, ni un “reino eclesiástico” que es gobernando por un clero corrupto. Es, en realidad, un reino restaurado como existía en un comienzo cuando Dios levantó al rey David para ser su representante para su pueblo elegido, a quien les dio sus pactos, leyes, y promesas.
¿Qué espera el Señor de los hombres?
Lo que Dios pretende hacer saber a través de su verdadero mensajero o enviado, el Señor Jesucristo, es que el mundo tiene esperanza, y que esa esperanza está precisamente y finalmente en la restauración de todas las cosas, especialmente, el Reino de Dios en la tierra. El mismo Señor Jesucristo fue del todo claro al revelarnos una verdad que muchos cristianos increíblemente aún ignoran, y esa verdad es que el fue enviado al mundo para que seamos salvos creyendo en y a Jesucristo (Juan 3:16). ¿y qué cosa hay que creerle a Jesucristo?¿Acaso que él es Dios y que nos quiere llevar al cielo si somos “buenos”? ¡¡¡No!!! El dijo que fue enviado por su Padre para revelar al mundo un mensaje que nos puede salvar si es que lo creemos por fe. Este mensaje él lo llamó de manera muy clara como “el evangelio del reino de Dios”. Dice Lucas 4:43, así: “Y él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”
Desafortunadamente, una gran mayoría de cristianos han ignorado este texto bíblico de Lucas 4:43, o no le han prestado la debida atención cuando por casualidad lo han leído. Sólo vaya usted a cualquier iglesia y haga su propia encuesta, preguntando a los feligreses algo así como: ¿Para qué fue enviado Dios al mundo?, y la mayoría, sino todos, le responderán cualquier cosa menos que Jesús fue enviado a predicar el Reino de Dios. ¡Simplemente es asombrosa esta ignorancia generalizada entre católicos y protestantes por igual!
Algunos me podrán decir, ¿pero apologista, por qué te la pasas hablando casi siempre del reino de Dios habiendo otros temas más importantes e interesantes que discutir. Y yo les respondo: “Porque sencillamente el evangelio del reino es el único evangelio salvador que Cristo presentó a sus contemporáneos, y es el único mensaje que quiere que sus seguidores prediquen a tiempo y fuera de tiempo”…en realidad en todo momento hasta el fin del siglo (Mateo 24:14). El desea que insistamos en esta Buena Nueva que tiene poder para salvar al potencial creyente si es que llega a entenderlo, aceptarlo y predicarlo de corazón hasta el fin (Romanos 1:16; Gál. 1:6-9).
Imitando a Cristo tal como lo hacía Pablo
Por eso yo me siento muy preocupado cuando descubro que los diferentes “ministerios cristianos” presentan un evangelio que no hace mención del reino de Dios ni por casualidad. Y es preocupante porque esos ministerios que dicen difundir el evangelio predican un mensaje facilista y del agrado del oyente. Son evangelios que promueven la avaricia, el conformismo y la desidia. En realidad los más de los cristianos creen que con sólo ir a la iglesia y ser buenos individuos es suficiente para ganar el cielo, y no saben que todo cristiano debe ser un imitador de Cristo, así como lo era Pablo. Este apóstol estaba tan consciente de que imitaba fielmente a Jesús que pudo decir con plena confianza y seguridad: “Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo” (1 Cor. 11:1). Pero Cristo no sólo era un hombre perfecto y bueno, cumplidor de las leyes divinas, SINO QUE TAMBIÉN ERA UN PREDICADOR VEHEMENTE Y TENAZ DEL REINO DE DIOS. Desde el comienzo de su ministerio hasta el final él se la pasó predicando y anunciando el reino de Dios con sus discípulos (Mr. 1:1.14,15-Hechos 1:3, Lucas 8:1,2; Lucas 9:1,2).
Y puesto que Pablo era un fiel imitador de Cristo, es de esperarse que él también predicaba insistentemente el reino de Dios a sus paisanos y a los gentiles en los distintos lugares, pueblos y países que visitaba. Y no nos equivocamos cuando leemos Los Hechos de los Apóstoles y sus epístolas, y verificamos que efectivamente él también predicaba el REINO DE DIOS, el mismo evangelio de Su Maestro…¡no otro! He aquí algunos pasajes:
Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el REINO DE DIOS.
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
Hechos 20:25: Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el REINO DE DIOS, verá más mi rostro.
Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.
Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
1 Corintios 6:9: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el REINO DE DIOS? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
1 Corintios 6:10: ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el REINO DE DIOS.
1 Corintios 15:50: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.
Gálatas 5:21: envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el REINO DE DIOS.
2 Tesalonicenses 1:5: Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del REINO DE DIOS, por el cual asimismo padecéis.
El Reino de Dios es el fin del Reino del Diablo
Para cuando se inaugure el Reino restaurado de David en la tierra, el Dios del presente mundo o siglo será removido de su cargo, al ser depuesto por el Rey Mesías vencedor que lo tomará preso, lo encadenará, y lo pondrá en prisión, junto con todos sus secuaces angélicos que han estado gobernado este mundo malo o impío desde hace miles de años. La rebelión y el gobierno del mal serán finalmente erradicados de la tierra. Mientras tanto, este mundo seguirá yaciendo bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19), y el diablo se pondrá cada vez más furioso al ver que sus días van llegando a su fin (1 Pedro 5:8). Esto explica el aumento de la maldad en todas sus formas estos postreros tiempos y el aumento de las doctrinas y filosofías demoníacas que tratan de distraer a los hombres hacia esperanzas ilusas como que seremos salvados por entidades o seres cósmicos o de otras dimensiones que son más avanzados que nosotros y que nos quieren ayudar a salir del marasmo en que se encuentra la humanidad. Sin duda el diablo sigue engañando al mundo entero con falsas expectativas y esperanzas que sólo conducirán a la decepción y a la perdición. Ya hace tiempo el apóstol Pablo nos advirtió de la macabra influencia de las fuerzas ocultas cuando escribió: “Porque no tenemos LUCHA contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Esto tiene sabor a extraterrestres que dejan ver en nuestras regiones celestes, o como dijera él también “el príncipe de la potestad DEL AIRE” (Efesios 2:2).
Hoy en día se habla de una serie de conspiraciones, muchas de las cuales parecen verosímiles, ya que todo parece indicar que esos complots giran en torno a fuerzas oscuras que operan en las esferas del poder mundial de manera subrepticia, solapada, y hasta malvada. En realidad no me sorprende nada, ya que sabemos que San Juan fue claro al decir que “todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19) y este maligno, según Jesús, es homicida desde el principio y el padre de la mentira (Juan 8:44). Este ser cósmico angélico puede incluso hacer portentos y maravillas para confundir, y lo hará aún más patente cuando se presente el Hombre de Pecado, el impostor, el anticristo, el mimo del Mesías… ¡y muchas caerán en el engaño porque ignoran las Escrituras!
Dice Pablo de este impostor venidero: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tes. 2:8-12).
¿Caerá usted en el engaño de este sátrapa que aparecerá en el mundo y no a la verdad que presenta la Biblia? Recuerde, el verdadero Libertador es el Señor Jesucristo, el cual gobernará el mundo con paz y seguridad por mil años. El no hará pacto con ningún líder religioso de la tierra, ni vendrá de algún lugar recóndito de la tierra o de otro planeta. El será el mismo hombre inmortal que ascendió al cielo desde el Monte de los Olivos, y que vendrá DESPUÉS de que este falso Mesías aparezca en el mundo, y descenderá del cielo mismo y con los ángeles de su poder, y vendrá a hacer juicio y justicia, y luego de haber limpiado la tierra de la mayoría de los impíos, inaugurará su reinado con los sobrevivientes, desde Jerusalén, con poder y gran gloria.
Los periódicos y noticieros generalmente se centran en los asuntos que vienen aconteciendo en nuestro presente mundo, y eventualmente hacen proyecciones de lo que será nuestro planeta dentro de algunos años o décadas. Sin embargo, ninguno de estos medios nos hablan del mundo venidero, de aquel siglo o edad maravilloso que la Biblia llama “la era venidera”, o la era del reino de Dios, y esto es así porque los periodistas y analistas del mundo simplemente lo desconocen por completo. Generalmente los pronósticos de los científicos y de los así llamados “visionarios” y “profetas” giran en torno de dos posiciones bien definidas: Una, que este mundo terminará algún día, y que la tierra desaparecerá; y la otra que vislumbra una era nueva de renovación o renacimiento pero sin darnos mayores de la misma, es decir, cómo será, quiénes participarán y quién la efectuará o iniciará.
Las Escrituras nos hablan del mundo venidero de justicia y paz
Sí, mis amigos, las Santas Escrituras nos hablan de un mundo venidero, de un tiempo o siglo que para muchos sigue siendo utópico para y que significará la paz y la justicia para todos los hombres de buena voluntad. Es el llamado “nuevos cielos y nueva tierra” en donde mora la justicia, y en donde enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron, pues todas las cosas serán hechas nuevas, pues también la Escritura dice “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo HAGO NUEVAS todas las cosas Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Apo. 21:4,5). Así que definitivamente este siglo futuro maravilloso sólo será alcanzado por los que son dignos, ya que así lo dice Jesús en Lucas 20:35: “Mas los que fueren tenidos por DIGNOS de alcanzar aquel SIGLO y la resurrección de entre los muertos…”.
El mundo venidero es la Era de la vida eterna
Para Pablo, los dignos de los que hablamos arriba definitivamente obtendrán la vida eterna (Hechos 13:46). Antes, el Señor Jesús había dicho bien claro que el siglo venidero, o también llamado “el mundo venidero”, es la era de la vida eterna de los redimidos. Por lo tanto, si bien tenemos POR LA FE la vida eterna prometida, ésta no se obtendrá sino sólo cuando hayamos VENCIDO, y por supuesto, cuando se inaugure la era venidera, o el mundo venidero de la justicia y de la paz con la parusía del Rey. Cualquiera que diga que ya tiene la vida eterna inherentemente o por su conversión, debe recordar lo que Jesús dijo en Marcos 10:30: “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”.
En Hebreos el escritor escribe del “siglo venidero” como que tiene “poderes” (Hebreos 6:5). También él usa la locución “el mundo venidero” (Hebreos 2:5), y además, “los bienes venideros” (Hebreos 9:11; 10:1). Así que nuevamente la vida eterna es considerada como parte de esos “poderes” o bienes del mundo o siglo venidero.
La gloria: otro de los poderes del Siglo Venidero
Pablo le describe claramente a Timoteo de que hay dos vidas: la presente y la venidera. Estas son sus palabras: “porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la VENIDERA”.
El apóstol Pablo cuando les escribió a los creyentes de Roma, les dijo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del TIEMPO PRESENTE no son comparables con LA GLORIA VENIDERA (DEL TIEMPO VENIDERO) que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18). Nótese que Pablo ubica nuestra futura gloria, no para ahora, sino para la VIDA VENIDERA, una gloria que el apóstol lo relaciona con el reino de Dios en 1 Tes. 2:12, verso que dice: “Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su REINO Y GLORIA”.
La importancia del Evangelio del Reino
Sin duda el evangelio de Cristo nos ofrece poderes venideros que incluyen la vida eterna o la gloria en el reino de Dios. Esto es obtener Majestad, autoridad, naturaleza divina, e inmortalidad. Esto significa reflejar la misma imagen y semejanza de Dios que tuvo la primera pareja humana en el principio, antes de su caída, cuando se Dios les otorgó dominio y poder, y una vida sin fin (aunque condicional) sobre todo lo creado en el Edén.
El mensaje del reino es el mensaje de la restauración de todas las cosas que se estropearon por el pecado o la caída, y volver a la tierra a su estado inicial para el cual fue creada. Esto es reconstruir lo que el diablo y sus huestes estropearon al rebelarse contra Dios y querer ser los nuevos amos del mundo, viviendo a espaldas de Dios y de Sus santas leyes. El diablo finalmente resultará ser el perdedor, y el Señor saldrá victorioso, y será servido y alabado por todos aquellos que pertenecen al lado de la luz y no de las tinieblas.
El evangelio del reino promueve un mensaje de esperanza y salvación para el mundo entero, pues es una muy buena noticia de que no todo está perdido en nuestra tierra, ni que todo será destruido finalmente por la mano del hombre. Hay, pues, esperanza aún para sobrevivir a un “cosmocidio”, a una devastación nuclear o climática que cada día pende sobre nosotros como una eterna espada de Damocles. Predicar otra esperanza diferente que promueve escapar de esta tierra a otro sitio, planeta o dimensión, es como reconocer implícitamente que el diablo venció y que el mundo finalmente no pudo ser habitado por los humanos tal como Dios se lo propuso desde que creó la tierra y sus habitantes. Recordemos que Dios no creó la tierra en vano, sino para ser habitada la formó, y este plan de Dios aún no ha sido cambiado, pues dice Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos PERMANECERÁN en ella”.
El Reino de Dios es el gobierno de Dios a través de Su Hijo, el Mesías, el Rey prometido, Su Majestad real, el Hijo del Hombre. Y no es un reino “en el corazón de los creyentes”, ni un “reino eclesiástico” que es gobernando por un clero corrupto. Es, en realidad, un reino restaurado como existía en un comienzo cuando Dios levantó al rey David para ser su representante para su pueblo elegido, a quien les dio sus pactos, leyes, y promesas.
¿Qué espera el Señor de los hombres?
Lo que Dios pretende hacer saber a través de su verdadero mensajero o enviado, el Señor Jesucristo, es que el mundo tiene esperanza, y que esa esperanza está precisamente y finalmente en la restauración de todas las cosas, especialmente, el Reino de Dios en la tierra. El mismo Señor Jesucristo fue del todo claro al revelarnos una verdad que muchos cristianos increíblemente aún ignoran, y esa verdad es que el fue enviado al mundo para que seamos salvos creyendo en y a Jesucristo (Juan 3:16). ¿y qué cosa hay que creerle a Jesucristo?¿Acaso que él es Dios y que nos quiere llevar al cielo si somos “buenos”? ¡¡¡No!!! El dijo que fue enviado por su Padre para revelar al mundo un mensaje que nos puede salvar si es que lo creemos por fe. Este mensaje él lo llamó de manera muy clara como “el evangelio del reino de Dios”. Dice Lucas 4:43, así: “Y él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”
Desafortunadamente, una gran mayoría de cristianos han ignorado este texto bíblico de Lucas 4:43, o no le han prestado la debida atención cuando por casualidad lo han leído. Sólo vaya usted a cualquier iglesia y haga su propia encuesta, preguntando a los feligreses algo así como: ¿Para qué fue enviado Dios al mundo?, y la mayoría, sino todos, le responderán cualquier cosa menos que Jesús fue enviado a predicar el Reino de Dios. ¡Simplemente es asombrosa esta ignorancia generalizada entre católicos y protestantes por igual!
Algunos me podrán decir, ¿pero apologista, por qué te la pasas hablando casi siempre del reino de Dios habiendo otros temas más importantes e interesantes que discutir. Y yo les respondo: “Porque sencillamente el evangelio del reino es el único evangelio salvador que Cristo presentó a sus contemporáneos, y es el único mensaje que quiere que sus seguidores prediquen a tiempo y fuera de tiempo”…en realidad en todo momento hasta el fin del siglo (Mateo 24:14). El desea que insistamos en esta Buena Nueva que tiene poder para salvar al potencial creyente si es que llega a entenderlo, aceptarlo y predicarlo de corazón hasta el fin (Romanos 1:16; Gál. 1:6-9).
Imitando a Cristo tal como lo hacía Pablo
Por eso yo me siento muy preocupado cuando descubro que los diferentes “ministerios cristianos” presentan un evangelio que no hace mención del reino de Dios ni por casualidad. Y es preocupante porque esos ministerios que dicen difundir el evangelio predican un mensaje facilista y del agrado del oyente. Son evangelios que promueven la avaricia, el conformismo y la desidia. En realidad los más de los cristianos creen que con sólo ir a la iglesia y ser buenos individuos es suficiente para ganar el cielo, y no saben que todo cristiano debe ser un imitador de Cristo, así como lo era Pablo. Este apóstol estaba tan consciente de que imitaba fielmente a Jesús que pudo decir con plena confianza y seguridad: “Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo” (1 Cor. 11:1). Pero Cristo no sólo era un hombre perfecto y bueno, cumplidor de las leyes divinas, SINO QUE TAMBIÉN ERA UN PREDICADOR VEHEMENTE Y TENAZ DEL REINO DE DIOS. Desde el comienzo de su ministerio hasta el final él se la pasó predicando y anunciando el reino de Dios con sus discípulos (Mr. 1:1.14,15-Hechos 1:3, Lucas 8:1,2; Lucas 9:1,2).
Y puesto que Pablo era un fiel imitador de Cristo, es de esperarse que él también predicaba insistentemente el reino de Dios a sus paisanos y a los gentiles en los distintos lugares, pueblos y países que visitaba. Y no nos equivocamos cuando leemos Los Hechos de los Apóstoles y sus epístolas, y verificamos que efectivamente él también predicaba el REINO DE DIOS, el mismo evangelio de Su Maestro…¡no otro! He aquí algunos pasajes:
Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el REINO DE DIOS.
Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.
Hechos 20:25: Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el REINO DE DIOS, verá más mi rostro.
Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.
Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
1 Corintios 6:9: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el REINO DE DIOS? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
1 Corintios 6:10: ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el REINO DE DIOS.
1 Corintios 15:50: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.
Gálatas 5:21: envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el REINO DE DIOS.
2 Tesalonicenses 1:5: Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del REINO DE DIOS, por el cual asimismo padecéis.
El Reino de Dios es el fin del Reino del Diablo
Para cuando se inaugure el Reino restaurado de David en la tierra, el Dios del presente mundo o siglo será removido de su cargo, al ser depuesto por el Rey Mesías vencedor que lo tomará preso, lo encadenará, y lo pondrá en prisión, junto con todos sus secuaces angélicos que han estado gobernado este mundo malo o impío desde hace miles de años. La rebelión y el gobierno del mal serán finalmente erradicados de la tierra. Mientras tanto, este mundo seguirá yaciendo bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19), y el diablo se pondrá cada vez más furioso al ver que sus días van llegando a su fin (1 Pedro 5:8). Esto explica el aumento de la maldad en todas sus formas estos postreros tiempos y el aumento de las doctrinas y filosofías demoníacas que tratan de distraer a los hombres hacia esperanzas ilusas como que seremos salvados por entidades o seres cósmicos o de otras dimensiones que son más avanzados que nosotros y que nos quieren ayudar a salir del marasmo en que se encuentra la humanidad. Sin duda el diablo sigue engañando al mundo entero con falsas expectativas y esperanzas que sólo conducirán a la decepción y a la perdición. Ya hace tiempo el apóstol Pablo nos advirtió de la macabra influencia de las fuerzas ocultas cuando escribió: “Porque no tenemos LUCHA contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Esto tiene sabor a extraterrestres que dejan ver en nuestras regiones celestes, o como dijera él también “el príncipe de la potestad DEL AIRE” (Efesios 2:2).
Hoy en día se habla de una serie de conspiraciones, muchas de las cuales parecen verosímiles, ya que todo parece indicar que esos complots giran en torno a fuerzas oscuras que operan en las esferas del poder mundial de manera subrepticia, solapada, y hasta malvada. En realidad no me sorprende nada, ya que sabemos que San Juan fue claro al decir que “todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19) y este maligno, según Jesús, es homicida desde el principio y el padre de la mentira (Juan 8:44). Este ser cósmico angélico puede incluso hacer portentos y maravillas para confundir, y lo hará aún más patente cuando se presente el Hombre de Pecado, el impostor, el anticristo, el mimo del Mesías… ¡y muchas caerán en el engaño porque ignoran las Escrituras!
Dice Pablo de este impostor venidero: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tes. 2:8-12).
¿Caerá usted en el engaño de este sátrapa que aparecerá en el mundo y no a la verdad que presenta la Biblia? Recuerde, el verdadero Libertador es el Señor Jesucristo, el cual gobernará el mundo con paz y seguridad por mil años. El no hará pacto con ningún líder religioso de la tierra, ni vendrá de algún lugar recóndito de la tierra o de otro planeta. El será el mismo hombre inmortal que ascendió al cielo desde el Monte de los Olivos, y que vendrá DESPUÉS de que este falso Mesías aparezca en el mundo, y descenderá del cielo mismo y con los ángeles de su poder, y vendrá a hacer juicio y justicia, y luego de haber limpiado la tierra de la mayoría de los impíos, inaugurará su reinado con los sobrevivientes, desde Jerusalén, con poder y gran gloria.
viernes, 10 de diciembre de 2010
jueves, 9 de diciembre de 2010
UN EVANGELIO QUE PARECE VERDADERO PERO QUE NO LO ES
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Estimados amigos, no hace mucho encontré un artículo en internet que lleva por título “¿Qué evangelio se debe predicar?”, y en donde el autor se apoya en Lucas 24:47 para “probar” que el evangelio es sencillamente el arrepentimiento de los pecados. Este pasaje dice así: “Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Y luego el autor reclamaba: “Nunca escuchamos (a los predicadores de la prosperidad) hablar del arrepentimiento”. ¿Pero es verdad que el evangelio es el arrepentimiento? ¿Dice acaso Lucas 24:47 que el arrepentimiento es el evangelio salvador?
En primer término, el llamado al arrepentimiento no es nuevo en la Biblia, pues Dios siempre llamó a su pueblo a la conversión de todos sus pecados. Entonces me pregunto, lo siguiente: Si en el pasado Dios estuvo llamando a su pueblo al arrepentimiento y a la conversión, ¿debemos concluir entonces que lo que Él hacía era predicarles el evangelio constantemente? (Jer. 3:14; 15:19, Eze. 14:6; 18:30,32; Joel 2:12,13).
Pero algunos aún insistirán en que predicar el evangelio es predicar el arrepentimiento de los pecados, dado que se nos manda a predicar el evangelio (Mr. 13:10) por un lado, y por otro, a predicar el arrepentimiento y perdón de pecados (Luc 24:47). Estos hermanos razonan que si nosotros debemos predicar el evangelio y también el arrepentimiento y perdón de pecados, entonces concluyen el evangelio es el arrepentimiento y perdón de pecados. ¡Pero cuidado con este razonamiento! Y es que Juan, aunque nos sorprendamos, predicaba EL BAUTISMO de arrepentimiento (Mr. 1:4)! Entonces me pregunto con toda razón: ¿cuál es el evangelio verdadero: el arrepentimiento de los pecados o el bautismo de arrepentimiento? La respuesta es que ni al bautismo de arrepentimiento, ni al arrepentimiento de los pecados, la Biblia llama “el evangelio”. Y aunque es verdad que el arrepentimiento y el bautismo están envueltos en nuestra predicación del evangelio, ¡ninguno de los dos, por sí solos, es el evangelio salvador!
El Evangelio tiene nombre propio
En la Biblia hay algo que frecuentemente es llamado “el evangelio”, y ése algo es EL REINO DE DIOS. He aquí los textos más importantes:
1. Mateo 4:23: Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2. Mateo 9:35: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
3. Mateo 24:14: Y será predicado este EVANGELIO DEL REINO en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
4. Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el EVANGELIO DEL REINO de Dios,
5. Lucas 4:43: Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el EVANGELIO DEL REINO de Dios; porque para esto he sido enviado.
6. Lucas 8:1: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el EVANGELIO DEL REINO de Dios, y los doce con él,
7. Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el EVANGELIO DEL REINO de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Desafortunadamente el autor del escrito que les mencioné al comienzo de este artículo también incurre en un error similar, cuando omite mencionar a sus lectores el Reino de Dios como el evangelio salvador que debe ser predicado.
El Diablo sigue oscureciendo el entendimiento de los que no creen
Sí, mis amigos, aún hay quienes escuchan el evangelio del reino pero que se resisten en creerlo literalmente. Se llaman creyentes, pero no lo son. Simplemente están ciegos, y son guías ciegos. Un guía es un líder, alguien que lleva la posta, una persona que conduce a otros por un derrotero supuestamente seguro. Sin embargo, estos guías espirituales están ciegos, y no pueden entender el mensaje del reino y lo tuercen, o simplemente lo omiten o descartan de sus prédicas regulares.
Jesús dijo en su famosa parábola del sembrador que su palabra del reino caía en diferentes suelos, entre los cuales estaba los de “junto del camino”. Este, como es de suponer, era una tierra de mala calidad, pues al ser pisoteada por los hombres y animales que circulaban por allí, tendría pocas posibilidades que la semilla plantada brotará con fuerza y sin peligroso de ser aplastada. Jesús dijo de este suelo, así: Mateo 13:19: “Cuando alguno oye LA PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.
Sí, mis amigos, hay quiénes que por más les prediquemos la palabra del Reino, simplemente no lo entienden, y entonces el diablo se encarga de hacer el resto, es decir, quitarles el mensaje de les fue dado, y dejarlos a su suerte.
En 2 Corintios 4:4 Pablo divierte a los creyentes de Corintio sobre el accionar del diablo en los incrédulos: “En los cuales el dios de este SIGLO cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Aquí, como ya lo dijimos antes, el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio del reino de Cristo, ya que los vocablos gloria y reino son usados indistintamente en la Biblia.
Definitivamente muchos podemos llamarnos “creyentes” y miembros del cuerpo de Cristo, pero si en verdad no creemos en el evangelio del reino, y no lo tomamos tal y como lo creyeron Jesús y sus discípulos, entonces estamos en la lista de los incrédulos. Simplemente estamos en la larga fila de aquellos “evangelistas” que han sido cegados por el diablo con mensajes trucados.
Recuerde bien esto: Sólo hay un evangelio en las Escrituras, y no dos o más. Los que creen que el evangelio es cualquier otra cosa que el que predicó Cristo en Marcos !:1,14,15. Están ciegos. Y con esto no queremos decir que la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo de la tumba es de segunda importancia. ¡De ningún modo!…Pues la Biblia muestra que al mensaje o evangelio original de Cristo que es el Reino de Dios (Mr. 1:1,14,15), Pablo le añade la obra vicaria del Rey, y su gloriosa resurrección, y lo convierte en la otra parte importante del evangelio salvador (1 Cor. 15:1-9). Y es que finalmente, la buena nueva de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo NOS GARANTIZA que las buenas nuevas originales de Cristo, se harán realidad en nosotros y para nosotros, ya que si Jesús no hubiera resucitado, vana hubiera sido nuestra esperanza de su venida en majestad y de su reino de los cielos.
En primer término, el llamado al arrepentimiento no es nuevo en la Biblia, pues Dios siempre llamó a su pueblo a la conversión de todos sus pecados. Entonces me pregunto, lo siguiente: Si en el pasado Dios estuvo llamando a su pueblo al arrepentimiento y a la conversión, ¿debemos concluir entonces que lo que Él hacía era predicarles el evangelio constantemente? (Jer. 3:14; 15:19, Eze. 14:6; 18:30,32; Joel 2:12,13).
Pero algunos aún insistirán en que predicar el evangelio es predicar el arrepentimiento de los pecados, dado que se nos manda a predicar el evangelio (Mr. 13:10) por un lado, y por otro, a predicar el arrepentimiento y perdón de pecados (Luc 24:47). Estos hermanos razonan que si nosotros debemos predicar el evangelio y también el arrepentimiento y perdón de pecados, entonces concluyen el evangelio es el arrepentimiento y perdón de pecados. ¡Pero cuidado con este razonamiento! Y es que Juan, aunque nos sorprendamos, predicaba EL BAUTISMO de arrepentimiento (Mr. 1:4)! Entonces me pregunto con toda razón: ¿cuál es el evangelio verdadero: el arrepentimiento de los pecados o el bautismo de arrepentimiento? La respuesta es que ni al bautismo de arrepentimiento, ni al arrepentimiento de los pecados, la Biblia llama “el evangelio”. Y aunque es verdad que el arrepentimiento y el bautismo están envueltos en nuestra predicación del evangelio, ¡ninguno de los dos, por sí solos, es el evangelio salvador!
El Evangelio tiene nombre propio
En la Biblia hay algo que frecuentemente es llamado “el evangelio”, y ése algo es EL REINO DE DIOS. He aquí los textos más importantes:
1. Mateo 4:23: Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
2. Mateo 9:35: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
3. Mateo 24:14: Y será predicado este EVANGELIO DEL REINO en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
4. Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el EVANGELIO DEL REINO de Dios,
5. Lucas 4:43: Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el EVANGELIO DEL REINO de Dios; porque para esto he sido enviado.
6. Lucas 8:1: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el EVANGELIO DEL REINO de Dios, y los doce con él,
7. Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el EVANGELIO DEL REINO de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Desafortunadamente el autor del escrito que les mencioné al comienzo de este artículo también incurre en un error similar, cuando omite mencionar a sus lectores el Reino de Dios como el evangelio salvador que debe ser predicado.
El Diablo sigue oscureciendo el entendimiento de los que no creen
Sí, mis amigos, aún hay quienes escuchan el evangelio del reino pero que se resisten en creerlo literalmente. Se llaman creyentes, pero no lo son. Simplemente están ciegos, y son guías ciegos. Un guía es un líder, alguien que lleva la posta, una persona que conduce a otros por un derrotero supuestamente seguro. Sin embargo, estos guías espirituales están ciegos, y no pueden entender el mensaje del reino y lo tuercen, o simplemente lo omiten o descartan de sus prédicas regulares.
Jesús dijo en su famosa parábola del sembrador que su palabra del reino caía en diferentes suelos, entre los cuales estaba los de “junto del camino”. Este, como es de suponer, era una tierra de mala calidad, pues al ser pisoteada por los hombres y animales que circulaban por allí, tendría pocas posibilidades que la semilla plantada brotará con fuerza y sin peligroso de ser aplastada. Jesús dijo de este suelo, así: Mateo 13:19: “Cuando alguno oye LA PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.
Sí, mis amigos, hay quiénes que por más les prediquemos la palabra del Reino, simplemente no lo entienden, y entonces el diablo se encarga de hacer el resto, es decir, quitarles el mensaje de les fue dado, y dejarlos a su suerte.
En 2 Corintios 4:4 Pablo divierte a los creyentes de Corintio sobre el accionar del diablo en los incrédulos: “En los cuales el dios de este SIGLO cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Aquí, como ya lo dijimos antes, el evangelio de la gloria de Cristo es el evangelio del reino de Cristo, ya que los vocablos gloria y reino son usados indistintamente en la Biblia.
Definitivamente muchos podemos llamarnos “creyentes” y miembros del cuerpo de Cristo, pero si en verdad no creemos en el evangelio del reino, y no lo tomamos tal y como lo creyeron Jesús y sus discípulos, entonces estamos en la lista de los incrédulos. Simplemente estamos en la larga fila de aquellos “evangelistas” que han sido cegados por el diablo con mensajes trucados.
Recuerde bien esto: Sólo hay un evangelio en las Escrituras, y no dos o más. Los que creen que el evangelio es cualquier otra cosa que el que predicó Cristo en Marcos !:1,14,15. Están ciegos. Y con esto no queremos decir que la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo de la tumba es de segunda importancia. ¡De ningún modo!…Pues la Biblia muestra que al mensaje o evangelio original de Cristo que es el Reino de Dios (Mr. 1:1,14,15), Pablo le añade la obra vicaria del Rey, y su gloriosa resurrección, y lo convierte en la otra parte importante del evangelio salvador (1 Cor. 15:1-9). Y es que finalmente, la buena nueva de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo NOS GARANTIZA que las buenas nuevas originales de Cristo, se harán realidad en nosotros y para nosotros, ya que si Jesús no hubiera resucitado, vana hubiera sido nuestra esperanza de su venida en majestad y de su reino de los cielos.
Más sobre el reino en:
www.eladaliddelaverdad.over-blog.es
martes, 7 de diciembre de 2010
domingo, 5 de diciembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
¡LA SALVACIÓN NO LA PODEMOS PERDER PORQUE SENCILLAMENTE AÚN NO LA TENEMOS!
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Mucho se discute hoy en los círculos cristianos si la salvación la podemos perder por algún pecado o error cometido en nuestro andar cristiano. Hay quienes dicen que “una vez salvos, siempre salvos”, como queriéndonos decir que una vez obtenida la salvación, nada ni nadie nos la podrá arrebatar. ¿Pero cuál es la verdad de la salvación? ¿Es acaso un don o regalo inmerecido que ya hemos obtenido en el mismo momento de nuestra conversión a Cristo, es decir, en el preciso instante en que hemos “recibido a Cristo en nuestros corazones”?
En primer término, todos los creyentes deben estar en condiciones de poder explicar con precisión lo que es la salvación. Por ejemplo, para muchos creyentes la salvación es poder recibir el perdón de todos sus delitos y pecados cometidos en el pasado, aceptando, por la fe, la expiación de Jesucristo a favor de ellos en la cruz. De este modo, creen ellos, que se restauraría su relación con Dios como Padre para llegar a ser un heredero seguro de la gloria y la vida eterna en el cielo. ¿Pero es del todo cierto esta idea?
La Salvación tiene que ver con el mensaje del Reino de Dios
Si uno se detiene con cuidado a escudriñar las Escrituras, encontrará que la salvación gira siempre alrededor de algo que la Biblia llama “el Reino de Dios”. En Hechos 28:23-31, leemos lo siguiente sobre el ministerio de Pablo:
“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.
Tomen nota que aquí el apóstol Pablo les predicaba y anunciaba a los Judíos el reino de Dios, pero muchos de ellos se resistían a creer, razón por la cual Pablo se vuelve a los gentiles para darles este mismo mensaje del reino que él mismo llama “esta salvación de Dios”. Sí, mis amigos, Pablo consideró el mensaje del reino de Dios como “la salvación de Dios” para los que creen. De modo que si hablamos de salvación, no podemos omitir el mensaje central del reino, que es precisamente el evangelio salvador (Marcos 1:1,14,15; Lucas 4:43; Romanos 1:16). Pero muchos que se llaman hoy “cristianos” creen que la salvación es cualquier cosa menos el reino de Dios. Este es un grave error que me veo forzado a corregir con el auxilio de la Palabra de Dios.
El Joven rico y Jesucristo
Otro suceso registrado en las Escrituras que nos relaciona la salvación con el Reino de Dios está en la entrevista entre el joven rico y Jesucristo. Veamos lo que dice el el “evangelio” de Mateo 19:16-25:
“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?”
Aquí, en este encuentro entre el joven rico y Jesús, vemos que el reino de Dios está íntimamente relacionado con la salvación y viceversa. Observen las locuciones en negritas. El joven rico difícilmente entraría al reino porque más importancia tenía para él sus riquezas que la vida eterna que quería ganar. Esto provocó la pregunta oportuna de los discípulos: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. Es decir, en la mente de los primeros cristianos, entrar en el reino de Dios equivalía a la misma salvación.
Es imposible, por tanto, pretender conducir a alguno a la salvación sin antes aleccionarle al potencial converso sobre todo lo relacionado con el reino de Dios. Desconocer el reino de Dios es desconocer la salvación misma; es, en buena cuenta, ignorar todo el plan de salvación de Dios para el género humano.
Lo indiscutible de la misión de Cristo es que él se la pasó durante todo su ministerio predicando y enseñando el evangelio del reino de Dios y llamando a la gente a creerlo (Mr.1:14), a pedirlo (Mat.6:10), a buscarlo (Mateo 6:33), y hasta anunciarlo (Lc. 9:6) por todo el mundo (Mateo 24:14).
Siguiendo las pisadas de Cristo
El cristiano está llamado a seguir las mismas pisadas de Jesucristo, ya que Pedro dijo: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus PISADAS” (1 Pedro 2:21). Sin duda estas “pisadas” incluyen la predicación del mismo mensaje que él predicó a sus paisanos, es decir, el evangelio acerca del reino de Dios. Sin embargo, es muy sorprendente que los más de los predicadores que aparecen en las tarimas evangélicas, poco o nada hablan sobre el reino de Dios, y cuando lo hacen, lo explican de una forma tan tergiversada, que si Cristo estuviera entre nosotros, simplemente los reprendería con ira.
La profecía de Isaías 52:7
Es interesante leer Isaías 52:7, donde dice: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! Aquí hay una proclama de buenas nuevas de la paz, que se relaciona con la salvación, con Sión, y con el reinado de Dios.
Comentario bíblico del Antiguo Testamento de Keil y Delitzsch de Isaías 52:7-10 es como sigue:
Se regocija en la salvación que se está llevando a cabo. El profeta ve en el espíritu, cómo la noticia de la redención, por la caída de Babilonia, que es equivalente a la dimisión de los prisioneros, da el golpe de gracia, son llevados a las montañas de Judá a Jerusalén. “¡Qué hermoso son sobre los montes los pies de los que traen buenas nuevas, que anuncia la paz, que traen buenas nuevas del bien, que pregona la salvación, que dice a Sión: Tu Dios reina!”
Las palabras son dirigidas a Jerusalén, por consiguiente, las montañas son las de la Tierra Santa, y especialmente los del norte de Jerusalén. Mebhassēr es colectivo (como en el pasaje principal, Nahum 2:1; cf, Isaías 41:27; Salmo 68:12), “el que trae la buena nueva a Jerusalén.” La exclamación “qué hermoso” no se refiere al encantador sonido de sus pasos, sino a la apariencia encantadora presentada por sus pies, que brotan de las montañas con toda la rapidez de las gacelas (Sol 2:17; Sol 8:14). Sus pies se ven como si tuvieran alas, porque son los mensajeros de buenas nuevas de alegría.
Las gozosas noticias que se dejan indefinidamente en mebhassēr, son después más concretamente descritas como una proclamación de paz, salvación, bien, y también contiene el anuncio de “tu Dios reina”, es decir, se ha levantado a un dominio real justo, o se ha apoderado del gobierno (מלך en un sentido histórico incoativos, como en los salmos teocráticos que comienzan con la misma consigna, o como ἐβασιλευσε en Apocalipsis 19:6, cf., Apocalipsis 11:17). Hasta ese momento, cuando su pueblo se encontraban en cautiverio, él parecía haber perdido su dominio (Isaías 63:19), pero ahora ha ascendido al trono como un Redentor con mayor gloria que nunca antes (Isaías 24:23).
El evangelio de los mensajeros veloces, por lo tanto, es el evangelio del reino de Dios que está a la mano, y la aplicación con la que el apóstol hace de este pasaje de Isaías en Romanos 10:15, se justifica por el hecho de que el profeta vio la redención final y universal, como si estuviera en combinación con el cierre de la cautividad.
Así que aquí tenemos un ejemplo de un anuncio del evangelio o buenas noticias del reino de Dios, el cual no sólo anuncia la liberación, el bien y la paz, sino la salvación de los que son su pueblo. Definitivamente anunciar el reino de Dios es anunciar la salvación de Dios.
En el Salmo 85:4,9, hablando de la restauración de Israel, y por ende, del reino, el salmista dice: “Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, Y haz cesar tu ira de sobre nosotros. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, Para que habite la gloria en nuestra tierra”.
La salvación viene de los Judíos
En Juan 4:22, Jesús dice: “…la salvación viene de los Judíos Εκ των Ιουδαιων εστιν”. Con esto él no sólo afirmaba que de los Judíos nacería el salvador de los hombres, sino también el Mesías de Israel que restauraría y reinaría en el reino de David (Hechos 1:3,6,7). Por eso para Pablo, la predicación del reino mesiánico era equivalente a la salvación de Dios (ver Hechos 28:28-31).
Pablo, el Reino, y los Judíos
En Hechos 13:26-33 Pablo predica sobre esta salvación vinculada con el reinado del Mesías, así: “Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”.
En estos versos Pablo aparece predicando la palabra de “esta salvación” a sus paisanos, la cual él equipara con el anuncio de “aquella promesa hecha a los padres”, la cual se cumplió en la resurrección de Cristo, al ser “engendrado como Hijo de Dios”, el Señor y Cristo, el heredero del trono del reino de David. Es decir, la victoriosa resurrección de Cristo sería su exaltación hasta lo Sumo para ser el rey del reino de Dios, y siendo sentado a la diestra del Padre, espera volver y restaurar el reino a Israel (Hechos 2:29—36).
Así que estamos viendo que el asunto de nuestra la salvación está estrechamente relacionado con nuestra participación en el reino del Mesías, el engendrado Hijo de Dios que a su debido momento tomará el trono de David en Jerusalén y procederá a restaurar todas las cosas (Hechos 3:19-21). El que no logre entrar en este reino no podrá ser salvo eternamente.
No hay salvación sin gloria eterna
El apóstol Pablo relaciona la salvación con la obtención de la gloria eterna, con estas palabras: “Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la SALVACIÓN que es en Cristo Jesús con GLORIA ETERNA” (2 Tim 2:10). Pero el hecho de que la gloria eterna será sólo obtenida en la segunda venida de Cristo, cuando el Señor proceda a resucitarnos o a transformarnos para entrar en su reino, es prueba suficiente de que la salvación eterna es aún futura (ver Rom. 8:18, Col. 3:4; 1 Tes. 2:12; Heb. 2:10; 1 Pedro 5:4).
Empecemos a creer en este mensaje o evangelio del reino para poder tener la oportunidad de participar de él con vida inmortal.
Y para aquellos que creen que ya son salvos, les recuerdo ver los siguientes pasajes del Nuevo Testamento:
Hebreos 9:28:
“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan“.
1 Pedro 1:5:
“Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero“.
Para una mayor información de lo que es el reino de Dios, vayan a mi blog siguiente:
http://www.eladaliddelaverdad.over-blog.es/
Mucho se discute hoy en los círculos cristianos si la salvación la podemos perder por algún pecado o error cometido en nuestro andar cristiano. Hay quienes dicen que “una vez salvos, siempre salvos”, como queriéndonos decir que una vez obtenida la salvación, nada ni nadie nos la podrá arrebatar. ¿Pero cuál es la verdad de la salvación? ¿Es acaso un don o regalo inmerecido que ya hemos obtenido en el mismo momento de nuestra conversión a Cristo, es decir, en el preciso instante en que hemos “recibido a Cristo en nuestros corazones”?
En primer término, todos los creyentes deben estar en condiciones de poder explicar con precisión lo que es la salvación. Por ejemplo, para muchos creyentes la salvación es poder recibir el perdón de todos sus delitos y pecados cometidos en el pasado, aceptando, por la fe, la expiación de Jesucristo a favor de ellos en la cruz. De este modo, creen ellos, que se restauraría su relación con Dios como Padre para llegar a ser un heredero seguro de la gloria y la vida eterna en el cielo. ¿Pero es del todo cierto esta idea?
La Salvación tiene que ver con el mensaje del Reino de Dios
Si uno se detiene con cuidado a escudriñar las Escrituras, encontrará que la salvación gira siempre alrededor de algo que la Biblia llama “el Reino de Dios”. En Hechos 28:23-31, leemos lo siguiente sobre el ministerio de Pablo:
“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.
Tomen nota que aquí el apóstol Pablo les predicaba y anunciaba a los Judíos el reino de Dios, pero muchos de ellos se resistían a creer, razón por la cual Pablo se vuelve a los gentiles para darles este mismo mensaje del reino que él mismo llama “esta salvación de Dios”. Sí, mis amigos, Pablo consideró el mensaje del reino de Dios como “la salvación de Dios” para los que creen. De modo que si hablamos de salvación, no podemos omitir el mensaje central del reino, que es precisamente el evangelio salvador (Marcos 1:1,14,15; Lucas 4:43; Romanos 1:16). Pero muchos que se llaman hoy “cristianos” creen que la salvación es cualquier cosa menos el reino de Dios. Este es un grave error que me veo forzado a corregir con el auxilio de la Palabra de Dios.
El Joven rico y Jesucristo
Otro suceso registrado en las Escrituras que nos relaciona la salvación con el Reino de Dios está en la entrevista entre el joven rico y Jesucristo. Veamos lo que dice el el “evangelio” de Mateo 19:16-25:
“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?”
Aquí, en este encuentro entre el joven rico y Jesús, vemos que el reino de Dios está íntimamente relacionado con la salvación y viceversa. Observen las locuciones en negritas. El joven rico difícilmente entraría al reino porque más importancia tenía para él sus riquezas que la vida eterna que quería ganar. Esto provocó la pregunta oportuna de los discípulos: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. Es decir, en la mente de los primeros cristianos, entrar en el reino de Dios equivalía a la misma salvación.
Es imposible, por tanto, pretender conducir a alguno a la salvación sin antes aleccionarle al potencial converso sobre todo lo relacionado con el reino de Dios. Desconocer el reino de Dios es desconocer la salvación misma; es, en buena cuenta, ignorar todo el plan de salvación de Dios para el género humano.
Lo indiscutible de la misión de Cristo es que él se la pasó durante todo su ministerio predicando y enseñando el evangelio del reino de Dios y llamando a la gente a creerlo (Mr.1:14), a pedirlo (Mat.6:10), a buscarlo (Mateo 6:33), y hasta anunciarlo (Lc. 9:6) por todo el mundo (Mateo 24:14).
Siguiendo las pisadas de Cristo
El cristiano está llamado a seguir las mismas pisadas de Jesucristo, ya que Pedro dijo: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus PISADAS” (1 Pedro 2:21). Sin duda estas “pisadas” incluyen la predicación del mismo mensaje que él predicó a sus paisanos, es decir, el evangelio acerca del reino de Dios. Sin embargo, es muy sorprendente que los más de los predicadores que aparecen en las tarimas evangélicas, poco o nada hablan sobre el reino de Dios, y cuando lo hacen, lo explican de una forma tan tergiversada, que si Cristo estuviera entre nosotros, simplemente los reprendería con ira.
La profecía de Isaías 52:7
Es interesante leer Isaías 52:7, donde dice: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! Aquí hay una proclama de buenas nuevas de la paz, que se relaciona con la salvación, con Sión, y con el reinado de Dios.
Comentario bíblico del Antiguo Testamento de Keil y Delitzsch de Isaías 52:7-10 es como sigue:
Se regocija en la salvación que se está llevando a cabo. El profeta ve en el espíritu, cómo la noticia de la redención, por la caída de Babilonia, que es equivalente a la dimisión de los prisioneros, da el golpe de gracia, son llevados a las montañas de Judá a Jerusalén. “¡Qué hermoso son sobre los montes los pies de los que traen buenas nuevas, que anuncia la paz, que traen buenas nuevas del bien, que pregona la salvación, que dice a Sión: Tu Dios reina!”
Las palabras son dirigidas a Jerusalén, por consiguiente, las montañas son las de la Tierra Santa, y especialmente los del norte de Jerusalén. Mebhassēr es colectivo (como en el pasaje principal, Nahum 2:1; cf, Isaías 41:27; Salmo 68:12), “el que trae la buena nueva a Jerusalén.” La exclamación “qué hermoso” no se refiere al encantador sonido de sus pasos, sino a la apariencia encantadora presentada por sus pies, que brotan de las montañas con toda la rapidez de las gacelas (Sol 2:17; Sol 8:14). Sus pies se ven como si tuvieran alas, porque son los mensajeros de buenas nuevas de alegría.
Las gozosas noticias que se dejan indefinidamente en mebhassēr, son después más concretamente descritas como una proclamación de paz, salvación, bien, y también contiene el anuncio de “tu Dios reina”, es decir, se ha levantado a un dominio real justo, o se ha apoderado del gobierno (מלך en un sentido histórico incoativos, como en los salmos teocráticos que comienzan con la misma consigna, o como ἐβασιλευσε en Apocalipsis 19:6, cf., Apocalipsis 11:17). Hasta ese momento, cuando su pueblo se encontraban en cautiverio, él parecía haber perdido su dominio (Isaías 63:19), pero ahora ha ascendido al trono como un Redentor con mayor gloria que nunca antes (Isaías 24:23).
El evangelio de los mensajeros veloces, por lo tanto, es el evangelio del reino de Dios que está a la mano, y la aplicación con la que el apóstol hace de este pasaje de Isaías en Romanos 10:15, se justifica por el hecho de que el profeta vio la redención final y universal, como si estuviera en combinación con el cierre de la cautividad.
Así que aquí tenemos un ejemplo de un anuncio del evangelio o buenas noticias del reino de Dios, el cual no sólo anuncia la liberación, el bien y la paz, sino la salvación de los que son su pueblo. Definitivamente anunciar el reino de Dios es anunciar la salvación de Dios.
En el Salmo 85:4,9, hablando de la restauración de Israel, y por ende, del reino, el salmista dice: “Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, Y haz cesar tu ira de sobre nosotros. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, Para que habite la gloria en nuestra tierra”.
La salvación viene de los Judíos
En Juan 4:22, Jesús dice: “…la salvación viene de los Judíos Εκ των Ιουδαιων εστιν”. Con esto él no sólo afirmaba que de los Judíos nacería el salvador de los hombres, sino también el Mesías de Israel que restauraría y reinaría en el reino de David (Hechos 1:3,6,7). Por eso para Pablo, la predicación del reino mesiánico era equivalente a la salvación de Dios (ver Hechos 28:28-31).
Pablo, el Reino, y los Judíos
En Hechos 13:26-33 Pablo predica sobre esta salvación vinculada con el reinado del Mesías, así: “Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”.
En estos versos Pablo aparece predicando la palabra de “esta salvación” a sus paisanos, la cual él equipara con el anuncio de “aquella promesa hecha a los padres”, la cual se cumplió en la resurrección de Cristo, al ser “engendrado como Hijo de Dios”, el Señor y Cristo, el heredero del trono del reino de David. Es decir, la victoriosa resurrección de Cristo sería su exaltación hasta lo Sumo para ser el rey del reino de Dios, y siendo sentado a la diestra del Padre, espera volver y restaurar el reino a Israel (Hechos 2:29—36).
Así que estamos viendo que el asunto de nuestra la salvación está estrechamente relacionado con nuestra participación en el reino del Mesías, el engendrado Hijo de Dios que a su debido momento tomará el trono de David en Jerusalén y procederá a restaurar todas las cosas (Hechos 3:19-21). El que no logre entrar en este reino no podrá ser salvo eternamente.
No hay salvación sin gloria eterna
El apóstol Pablo relaciona la salvación con la obtención de la gloria eterna, con estas palabras: “Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la SALVACIÓN que es en Cristo Jesús con GLORIA ETERNA” (2 Tim 2:10). Pero el hecho de que la gloria eterna será sólo obtenida en la segunda venida de Cristo, cuando el Señor proceda a resucitarnos o a transformarnos para entrar en su reino, es prueba suficiente de que la salvación eterna es aún futura (ver Rom. 8:18, Col. 3:4; 1 Tes. 2:12; Heb. 2:10; 1 Pedro 5:4).
Empecemos a creer en este mensaje o evangelio del reino para poder tener la oportunidad de participar de él con vida inmortal.
Y para aquellos que creen que ya son salvos, les recuerdo ver los siguientes pasajes del Nuevo Testamento:
Hebreos 9:28:
“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan“.
1 Pedro 1:5:
“Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero“.
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