Por Ingº Mario A Olcese
Estimados amigos:
Es interesante leer lo que se dice de la predicación de Pablo en Hechos 18:5,6, ya que en estos versículos podemos tener una idea de lo que consistía su predicación en el mundo gentil. Dicen así los versículos en cuestión: “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo ESTABA ENTREGADO POR ENTERO a la predicación de LA PALABRA, testificando a los judíos que JESÚS ERA EL CRISTO”. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles”. Así que aquí vemos a Pablo ENTREGADO POR ENTERO (no sólo ocasionalmente, sino por entero) A LA PREDICACIÓN DE “LA PALABRA” a los judíos y gentiles. ¿Y en qué consistía esa “PALABRA que predicaba”? ¡Pues consistía en convencer a los hombres que Jesús era el Cristo! Así que Pablo se propuso convencer a los hombres (comenzando con sus paisanos en las sinagogas) que Jesús era el Cristo esperado, el Mesías, el rey del reino mesiánico, pues esto es exactamente lo que significa “Cristo”: El ungido de Dios, o aquel varón designado para tomar el trono de David. Pero viendo Pablo que los judíos se oponían, y blasfemaban LA PALABRA que él anunciaba, se dirigió a los gentiles. El verso 8, nos dice: “Y Crispo, el principal de la sinagoga, CREYÓ EN EL SEÑOR con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”. Es decir, un tal Crispo, el principal de la Sinagoga, CREYÓ EN EL SEÑOR” con toda su casa; y junto con muchos de los corintios que habían oído y creído, fueron todos bautizados”. Nótese acá, por favor, que Crispo y muchos corintios creyeron EN EL SEÑOR, es decir aceptaron que JESÚS ERA EL CRISTO, EL UNGIDO, EL REY ESPERADO DEL REINO DAVÍDICO. De modo que podemos concluir, siguiendo lo que dicen estos versos, que CREER EN EL SEÑOR JESÚS ES IGUAL A CREER QUE JESÚS ES EL MESÍAS, EL UNGIDO, EL REY escogido. Pero sorprendentemente, muchos cristianos no entienden aún lo que significa creer que Jesús es el Cristo, pues suponen que el vocablo “Cristo” es un segundo nombre o apellido para Jesús y no un título de realeza. Y aquí reside la confusión reinante entre los creyentes acerca del mensaje central de Pablo. En el verso 11, leemos: Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la PALABRA DE DIOS.
Podemos correctamente concluir que creer LA PALABRA de Dios es creer en el MENSAJE DEL SEÑOR, y creer en el Señor (SU MENSAJE O EVANGELIO) es creer que él es el Cristo, EL Mesías, el REY esperado.
Pero ésta no fue la primera oportunidad en que Pablo predicó LA PALABRA de que Jesús era el Cristo, o el REY esperado. En el capítulo anterior, es decir, en Hechos 17, leemos que Pablo anunciaba a los gentiles que Jesús es el Cristo, el REY glorioso prometido por Dios. Veamos los versos más importantes (vs 1-7):
“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, ES EL CRISTO (EL REY UNGIDO Y ESCOGIDO DEL REINO DE DIOS). Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que TRASTORNAN EL MUNDO entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que HAY OTRO REY, JESÚS. Sí, el mensaje de Pablo tenía que ver con la política, con un gobierno, con un rey poderoso y victorioso que salvaría a los desposeídos, explotados y relegados piadosos, y los conduciría a un mundo de justicia y paz duraderas. Este mensaje provocó y provoca un trastorno mundial, especialmente entre los poderosos y abusivos de este mundo, y por eso los partidarios del reino son perseguidos y sufren gran oposición, como Pablo, a causa del evangelio del reino (1 Tes. 2:2, 2 Tim. 1:8). Esto lo previó el Señor cuando dijo: ”…Pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por CAUSA de la palabra (del reino), luego tropieza” (Mateo 13:21).
Notemos la similitud de estos dos capítulos de Hechos (17 y 18), pues en ambos relatos Pablo encuentra oposición en la mayoría de los incrédulos Judíos, cuando les predicaba justamente los padecimientos de Cristo, su resurrección de los muertos (aspectos éstos que conforman su evangelio, ver 1 Cor 15) y que ese Jesús era el Cristo, el REY. Este mensaje paulino fue usado por sus detractores para acusarlo de que él alborota al pueblo porque proclamaba que había OTRO REY Y OTRO REINO, fuera de César y su imperio. Y es que anunciar a Jesús como “el Cristo”, es proclamar que Jesús es UN REY, El REY UNGIDO QUE SE SENTARÁ EN EL TRONO DE DAVID. Esta enseñanza ofendía a los Judíos, los cuales esperaban a un rey victorioso que los libertara del yugo romano, y no a un soberano ”vencido”.
Pero el punto es éste: el mensaje que Pablo predicaba, y que nosotros debemos imitar (ver 1 Cor. 11:1), es que Jesús es el Mesías, el rey del reino, y probarlo a través del extraordinario y maravilloso evento de que él murió por nosotros, fue sepultado, y que resucitó al tercer día glorioso frente a muchos testigos.
No por gusto nuestro Señor Jesús empleó la frase “LA PALABRA DEL REINO” en Mateo 13:19, porque precisamente LA PALABRA predicada por él giraba en torno a Él como el REY ungido, y a su reino y reinado venidero en una nueva tierra y era. Además, sus parábolas son reconocidas ampliamente como “Las parábolas del Reino”, y la del Sembrador nos habla precisamente de esa PALABRA del reino SEMBRADA en distintas tierras (o “corazones” de los hombres).
Hoy, muchos predicadores enseñan diferentes mensajes como si fueran “La Palabra” encomendada por el Señor, y simplemente están enseñando cualquier cosa menos el evangelio salvador. Estos predicadores no están enseñando a las personas que Jesús es el REY del reino, el verdadero UNGIDO que resucitó de la tumba, glorioso, y que volverá para sentarse en el trono de David para regir la nueva sociedad con verdadera justicia y paz. El diablo ha engañado a muchos cristianos para que no imiten a Pablo, y menos aún, a Cristo, quien fue el paradigma de la evangelización del reino. Desafortunadamente, el diablo ha tenido un éxito importante en el obscurecimiento del anuncio del evangelio de la gloria de Cristo, que es el evangelio del reino del Mesías (2 Corintios 4:4).
Estimados amigos:
Es interesante leer lo que se dice de la predicación de Pablo en Hechos 18:5,6, ya que en estos versículos podemos tener una idea de lo que consistía su predicación en el mundo gentil. Dicen así los versículos en cuestión: “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo ESTABA ENTREGADO POR ENTERO a la predicación de LA PALABRA, testificando a los judíos que JESÚS ERA EL CRISTO”. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles”. Así que aquí vemos a Pablo ENTREGADO POR ENTERO (no sólo ocasionalmente, sino por entero) A LA PREDICACIÓN DE “LA PALABRA” a los judíos y gentiles. ¿Y en qué consistía esa “PALABRA que predicaba”? ¡Pues consistía en convencer a los hombres que Jesús era el Cristo! Así que Pablo se propuso convencer a los hombres (comenzando con sus paisanos en las sinagogas) que Jesús era el Cristo esperado, el Mesías, el rey del reino mesiánico, pues esto es exactamente lo que significa “Cristo”: El ungido de Dios, o aquel varón designado para tomar el trono de David. Pero viendo Pablo que los judíos se oponían, y blasfemaban LA PALABRA que él anunciaba, se dirigió a los gentiles. El verso 8, nos dice: “Y Crispo, el principal de la sinagoga, CREYÓ EN EL SEÑOR con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”. Es decir, un tal Crispo, el principal de la Sinagoga, CREYÓ EN EL SEÑOR” con toda su casa; y junto con muchos de los corintios que habían oído y creído, fueron todos bautizados”. Nótese acá, por favor, que Crispo y muchos corintios creyeron EN EL SEÑOR, es decir aceptaron que JESÚS ERA EL CRISTO, EL UNGIDO, EL REY ESPERADO DEL REINO DAVÍDICO. De modo que podemos concluir, siguiendo lo que dicen estos versos, que CREER EN EL SEÑOR JESÚS ES IGUAL A CREER QUE JESÚS ES EL MESÍAS, EL UNGIDO, EL REY escogido. Pero sorprendentemente, muchos cristianos no entienden aún lo que significa creer que Jesús es el Cristo, pues suponen que el vocablo “Cristo” es un segundo nombre o apellido para Jesús y no un título de realeza. Y aquí reside la confusión reinante entre los creyentes acerca del mensaje central de Pablo. En el verso 11, leemos: Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la PALABRA DE DIOS.
Podemos correctamente concluir que creer LA PALABRA de Dios es creer en el MENSAJE DEL SEÑOR, y creer en el Señor (SU MENSAJE O EVANGELIO) es creer que él es el Cristo, EL Mesías, el REY esperado.
Pero ésta no fue la primera oportunidad en que Pablo predicó LA PALABRA de que Jesús era el Cristo, o el REY esperado. En el capítulo anterior, es decir, en Hechos 17, leemos que Pablo anunciaba a los gentiles que Jesús es el Cristo, el REY glorioso prometido por Dios. Veamos los versos más importantes (vs 1-7):
“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, ES EL CRISTO (EL REY UNGIDO Y ESCOGIDO DEL REINO DE DIOS). Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que TRASTORNAN EL MUNDO entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que HAY OTRO REY, JESÚS. Sí, el mensaje de Pablo tenía que ver con la política, con un gobierno, con un rey poderoso y victorioso que salvaría a los desposeídos, explotados y relegados piadosos, y los conduciría a un mundo de justicia y paz duraderas. Este mensaje provocó y provoca un trastorno mundial, especialmente entre los poderosos y abusivos de este mundo, y por eso los partidarios del reino son perseguidos y sufren gran oposición, como Pablo, a causa del evangelio del reino (1 Tes. 2:2, 2 Tim. 1:8). Esto lo previó el Señor cuando dijo: ”…Pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por CAUSA de la palabra (del reino), luego tropieza” (Mateo 13:21).
Notemos la similitud de estos dos capítulos de Hechos (17 y 18), pues en ambos relatos Pablo encuentra oposición en la mayoría de los incrédulos Judíos, cuando les predicaba justamente los padecimientos de Cristo, su resurrección de los muertos (aspectos éstos que conforman su evangelio, ver 1 Cor 15) y que ese Jesús era el Cristo, el REY. Este mensaje paulino fue usado por sus detractores para acusarlo de que él alborota al pueblo porque proclamaba que había OTRO REY Y OTRO REINO, fuera de César y su imperio. Y es que anunciar a Jesús como “el Cristo”, es proclamar que Jesús es UN REY, El REY UNGIDO QUE SE SENTARÁ EN EL TRONO DE DAVID. Esta enseñanza ofendía a los Judíos, los cuales esperaban a un rey victorioso que los libertara del yugo romano, y no a un soberano ”vencido”.
Pero el punto es éste: el mensaje que Pablo predicaba, y que nosotros debemos imitar (ver 1 Cor. 11:1), es que Jesús es el Mesías, el rey del reino, y probarlo a través del extraordinario y maravilloso evento de que él murió por nosotros, fue sepultado, y que resucitó al tercer día glorioso frente a muchos testigos.
No por gusto nuestro Señor Jesús empleó la frase “LA PALABRA DEL REINO” en Mateo 13:19, porque precisamente LA PALABRA predicada por él giraba en torno a Él como el REY ungido, y a su reino y reinado venidero en una nueva tierra y era. Además, sus parábolas son reconocidas ampliamente como “Las parábolas del Reino”, y la del Sembrador nos habla precisamente de esa PALABRA del reino SEMBRADA en distintas tierras (o “corazones” de los hombres).
Hoy, muchos predicadores enseñan diferentes mensajes como si fueran “La Palabra” encomendada por el Señor, y simplemente están enseñando cualquier cosa menos el evangelio salvador. Estos predicadores no están enseñando a las personas que Jesús es el REY del reino, el verdadero UNGIDO que resucitó de la tumba, glorioso, y que volverá para sentarse en el trono de David para regir la nueva sociedad con verdadera justicia y paz. El diablo ha engañado a muchos cristianos para que no imiten a Pablo, y menos aún, a Cristo, quien fue el paradigma de la evangelización del reino. Desafortunadamente, el diablo ha tenido un éxito importante en el obscurecimiento del anuncio del evangelio de la gloria de Cristo, que es el evangelio del reino del Mesías (2 Corintios 4:4).
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