miércoles, 30 de diciembre de 2009

MENSAJE DE APOLOGISTA PARA ESTE NUEVO AÑO QUE ENTRA


Estimados amigos y hermanos que nos han venido visitando durante todo este año 2009:
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Aprovecho esta oportunidad tan especial para saludarlos a todos ustedes por el año nuevo que se avecina de la manera como lo hizo Juan a Gayo hace dos milenios atrás, con estas palabras: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Y aunque sabemos que los tiempos serán cada vez más difíciles hasta la venida del Señor, no perdemos el optimismo de ser enriquecidos en todo sentido, pero principalmente, en la fe, como dice Santiago 2:5. Sin embargo, si resulta que el mundo no nos depara la prosperidad, sino la adversidad, podemos por ello alegrarnos, porque sabemos que después de las tribulaciones de esta vida vendrá nuestra liberación y recompensa en el milenio de Cristo, cuando su reino sea establecido en la tierra. Como dice Jesús en Lucas 21:28: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.
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Gracias por haber preferido mi blog, al cual dedico muchísimas horas de estudio al día y respondiendo consultas, tanto vía email como por chat, que realmente ya no me doy abasto. Ahora bien, si en algo he ofendido a más de uno de ustedes, les pido perdón. Y para aquellos que me han venido acusando peyorativamente de hereje sociniano por mi posición unitaria (no unicitaria), tal como el Sr. Pablo Santomauro y otros más por allí, sólo les digo que de igual forma los judíos podrían llamar ‘herejes’ a los Trinitarios por haberse apartado de la Shema de Israel. Créanme que sólo me mueve un interés sano y responsable de presentar al único Dios verdadero de los Hebreos, que a mí entender es sólo el Padre de nuestro Señor Jesucristo y el nuestro. Si esto no es del agrado de muchos, lo siento, pero sólo puedo predicar lo que Dios me ha revelado a través de su Palabra.
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Y con respecto al Reino de Dios, creo que ésta es la verdadera esperanza que nos mueve a seguir adelante en nuestra carrera cristiana (Mateo 6:33). Es la meta que nos impele a correr como buenos atletas del Señor. Sin esa promesa, que es el mensaje de Dios despachado por su Hijo, sería imposible ganar la salvación. El evangelio del reino es el evangelio de nuestra salvación (Rom. 1:16) si lo creemos de todo corazón.
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Que Dios el Padre siga enriqueciéndolos más y más en fe a todos y cada uno de ustedes.
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Su hermano,
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Apologista

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