Por Anthony Buzzard
La pregunta más importante de todos los hombres– “¿Cómo puedo ser salvo?”– recibe una respuesta distinta a la tradicional en la enseñanza de Jesús.
Jesús estaba en una misión para salvar al mundo. Pero ¿cuáles son las condiciones para la entrada en el reino de la salvación? El público ha sido atrapado en una manera falsa de pensar cuando se dice que la clave para la salvación es “Creer que eres es un pecador, creer que Jesús murió por tus pecados, y confíar en Jesús para el perdón.” Basados en unos versos tomados del libro a los Romanos, este método puede parecer plausible. El problema es que se ignoran las palabras de Jesús acerca de cómo ser salvo. La lección número uno en el proceso de salvación es escuchar primero a Jesús. En Marcos 4:11,12 Jesús reveló el secreto: “A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”.
Mateo registra la misma enseñanza: “viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos por temor a que ellos puedan creer y ser salvos.” El conocimiento de los secretos del Reino de Dios es el pasaporte a la salvación. El perdón, según Jesús, está condicionado a la comprensión del “secreto del Reino de Dios”. “Para ustedes [los discípulos], el secreto del Reino de Dios ha sido dado”, pero no a los que están fuera del círculo cristiano: “De lo contrario, podrían volverse a Dios y ser perdonados “(Marcos 4:12, ORC). La predicación cristiana en el Nuevo Testamento, por tanto, presenta constantemente ante el público en general, no sólo los hechos sobre la muerte y resurrección de Jesús, sino también el indispensable Evangelio que nos habla del Reino de Dios. La recepción del Evangelio del Reino, el corazón del programa salvífico de Jesús, es la condición de salvación, según Jesús. Sin esta información, la “contraseña” que nos lleva de la muerte a la vida, no hay vuelta a Dios y, por consiguiente, no hay perdón (Marcos 4:11, 12). Jesús hizo fundamental este punto constantemente: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene la vida del siglo venidero, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a la vida” (Juan 5:24) .
Fuente:
www.restorationfellowship.org
Otros sitios:
La pregunta más importante de todos los hombres– “¿Cómo puedo ser salvo?”– recibe una respuesta distinta a la tradicional en la enseñanza de Jesús.
Jesús estaba en una misión para salvar al mundo. Pero ¿cuáles son las condiciones para la entrada en el reino de la salvación? El público ha sido atrapado en una manera falsa de pensar cuando se dice que la clave para la salvación es “Creer que eres es un pecador, creer que Jesús murió por tus pecados, y confíar en Jesús para el perdón.” Basados en unos versos tomados del libro a los Romanos, este método puede parecer plausible. El problema es que se ignoran las palabras de Jesús acerca de cómo ser salvo. La lección número uno en el proceso de salvación es escuchar primero a Jesús. En Marcos 4:11,12 Jesús reveló el secreto: “A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”.
Mateo registra la misma enseñanza: “viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos por temor a que ellos puedan creer y ser salvos.” El conocimiento de los secretos del Reino de Dios es el pasaporte a la salvación. El perdón, según Jesús, está condicionado a la comprensión del “secreto del Reino de Dios”. “Para ustedes [los discípulos], el secreto del Reino de Dios ha sido dado”, pero no a los que están fuera del círculo cristiano: “De lo contrario, podrían volverse a Dios y ser perdonados “(Marcos 4:12, ORC). La predicación cristiana en el Nuevo Testamento, por tanto, presenta constantemente ante el público en general, no sólo los hechos sobre la muerte y resurrección de Jesús, sino también el indispensable Evangelio que nos habla del Reino de Dios. La recepción del Evangelio del Reino, el corazón del programa salvífico de Jesús, es la condición de salvación, según Jesús. Sin esta información, la “contraseña” que nos lleva de la muerte a la vida, no hay vuelta a Dios y, por consiguiente, no hay perdón (Marcos 4:11, 12). Jesús hizo fundamental este punto constantemente: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene la vida del siglo venidero, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a la vida” (Juan 5:24) .
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