jueves, 17 de junio de 2010

ISAÍAS 17, UN ORÁCULO CONTRA DAMASCO


Un estudio Bíblico por Jack Kelley

En estos últimos dos años ha quedado más claro que la profecía de Isaías sobre la destrucción de Damasco pronto se cumplirá, quizás por ser parte del escenario del Salmo 83 del que he escrito antes. Si eso es así, se explicaría porqué Siria no se incluye entre las naciones musulmanas de la coalición que se forma en contra de Israel en la batalla de Ezequiel 38. Una actualización de nuestro estudio de Isaías 17 parece ser la conclusión adecuada a nuestros vistazos recientes de Ezequiel 38 y el Salmo 83.

Alentados por el resultado de la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, Siria se ha vuelto más belicosa en su comportamiento hacia Israel, como si estuviera invitando a una confrontación. Sus actos agresivos incluyen el traslado de un gran contingente militar al Golán, abrir el cruce que le da acceso a los sirios a Israel por primera vez desde 1973, la formación y entrenamiento de una fuerza terrorista siria para infiltrarse en el norte de Israel, y la ayuda abierta a que Hezbolá se rearme en violación a la Resolución 1701 de las NN.UU. Ahora Hezbolá y Siria están construyendo un muro grande y fortificado de 22 kilómetros de longitud que promete ser una de las mayores estructuras fortificadas en el Medio Oriente. Está diseñado para obstaculizar los tanques israelitas en su marcha a través de Líbano hacia la capital Siria, Damasco. Y recientemente, Siria ha movilizado 800 misiles de largo alcance y los ha colocado en posición de fuego hacia blancos específicos y actualizados dentro de Israel, en preparación para la guerra.

Desde hace algún tiempo se sabe que Siria tiene uno de los programas más avanzados de armas químicas, a pesar de que eso es ilegal, y que probablemente están en posesión de gran parte del arsenal de armas de destrucción masiva (ADM) que tenía Sadam Hussein y que los principales medios de información (PMI) se deleitan en decirnos que nunca existieron. Recientemente imágenes satelitales sugieren que se están haciendo esfuerzos importantes para actualizar las instalaciones conocidas de armas químicas en Siria. Ellos también han trasladado las reservas militares, montado centros de comunicación alternos, y movilizado todos los documentos históricos y legales fuera de Damasco. Y lo hicieron porque creen que Israel respondería a un ataque con armas químicas destruyendo Damasco con armas nucleares. Han llamado a todos sus ciudadanos que viven en Líbano. Han adquirido armas rusas y sistemas de defensa con un valor de cientos de millones de dólares en su esfuerzo para proteger Damasco.

En julio de 2007, una bomba química explotó en una instalación Siria mientras se armaba en un misil Scud, matando docenas de técnicos iraníes y sirios. El único blanco más probable dentro del rango de este misil era Tel Aviv. Luego, dos meses más tarde Israel bombardeó una instalación secreta siria dentro del país lo que fue noticia importante y demostró la habilidad de Israel de poder anular las defensas antiaéreas rusas de última tecnología. Estos sistemas fueron vendidos a Siria e Irán para protegerlos en contra de un ataque aéreo de los EE.UU. o de Israel. La presencia de materiales nucleares en la base siria ha sido confirmada, por lo que pudo haber sido el sitio de por lo menos una planta de ensamblaje de bombas sucias y quizás aun una instalación clandestina de armas nucleares. Los norcoreanos estaban fuertemente involucrados en eso y se sospecha que aun están ayudando a Siria a desarrollar algún tipo de arma nuclear.

Recientemente Siria ha adquirido, por una suma no revelada de varios cientos de millones de dólares, armamento ofensivo y defensivo de Rusia e Irán, con lo que todos los centros poblados de Israel se han convertido en blancos potenciales. Al trasladar parte de este armamento al Hezbolá han transformado esta organización terrorista en un regimiento del ejército sirio, y convertido a Líbano en su primera línea de defensa en contra de Israel.

Mientras que esto es más de lo que los PMI han querido compartir con ustedes, ya es un asunto público. Yo creo que están sucediendo más cosas de las que sabemos, por lo que estos asuntos son ahora más que urgentes. Así que echémosle otro vistazo a Isaías 17, Un Oráculo Contra Damasco, mientras aun es profecía.

Profecía Sobre Damasco

“Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante” (Isaías 17:1-2).

Debido al lenguaje de estos versículos, muchos eruditos creen que esta profecía se cumplió parcialmente cuando los asirios derrotaron a los arameos y destruyeron su capital, Damasco, en el año 732 a.C. Hoy día se cree que Damasco es la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada de manera continua en un lapso de 5.000 años de historia y una población de dos millones de habitantes; a pesar de ello, Isaías 17:1 indica que un día dejará de existir.

Algunas personas creen que “las ciudades de Aroer” se refiere al territorio arameo situado al este del río Jordán, alrededor del río Arnón, que fluye hacia el Mar Muerto en el sur de Jordania. Sin embargo, la Enciclopedia Judía declara que esta frase en Isaías 17:2 probablemente se ha traducido incorrectamente, debido a la gran distancia geográfica que existe con Damasco. Mientras dicen que es posible que pueda haber existido otro Aroer cerca de Damasco, lo más seguro es que el pasaje debería decir “las ciudades de allí serán abandonadas”. Si esa es la traducción correcta, eso incluiría la fortaleza de Hezbolá en el Valle de la Bekaa en Líbano, el cual era parte del territorio arameo en tiempos de Isaías, y que queda en línea recta entre Beirut y Damasco.

“Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos. En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne. Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de Refaim” (Isaías 17:3-5).

Este segmento habla sobre la destrucción de Damasco en el año 732 a.C. y la destrucción de Samaria 10 años después (722 a.C.). Damasco continuó existiendo como parte del Imperio Asirio y aun existe hoy en día, pero las ruinas de Samaria están ahora siendo excavadas de la tierra arenosa de Israel. La reubicación sistemática de las clases gobernantes a los confines del Imperio Asirio también se ve aquí, simbolizado por la grosura de la carne de Jacob que se enflaquece. Esta era una práctica común asiria para reducir la posibilidad de alguna rebelión subsiguiente entre los pueblos conquistados. Jacob y Efraín eran los nombres alternos para el Reino del Norte, y Samaria era su capital.

“Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de Israel” (Isaías 17:6).

No todo el pueblo fue dispersado. Los agricultores fueron dejados para cuidar las cosechas y proteger la siega para los nuevos gobernantes. Se les unieron otros refugiados provenientes de otras partes de Asiria y sus descendientes fueron conocidos como los samaritanos en tiempos de Jesús. (Una lectura rápida de 2 Crónicas 11:16 muestra que todas las personas fieles de las 10 tribus del norte se trasladaron al sur cuando la guerra civil dividió la nación después de la muerte del Rey Salomón 150 años antes. De ahí en adelante todas las 12 tribus estaban representadas en el Reino del Sur de Judá, así que las 10 tribus del Norte nunca se perdieron totalmente, El Señor siempre ha preservado un remanente de todas las tribus de Israel.)

“En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación” (Isaías 17:7-9).

Este es otro pasaje problemático para aquellas personas que tratan de consignar toda la profecía a la historia. No existe ninguna razón para creer que los asirios se volvieron a Dios después de su conquista de Aram y de Israel. Y lejos de abandonar sus ciudades a causa de los israelitas, fueron los israelitas quienes fueron derrotados y dispersados. El aun futuro ataque judío sobre Damasco que causa la destrucción y el abandono de las ciudades sirias, y el eventual retorno de los sobrevivientes a su Dios, es un cumplimiento más probable. Y eso puede suceder pronto.

“Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño. El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado” (Isaías 17:10-11).

Asur, padre de los asirios, y Aram, padre de los arameos, fueron hijos de Sem. Uz, hijo de Aram, es el fundador tradicional de Damasco. (El escenario de Job, el libro más antiguo de la Biblia, es la tierra de Uz.) El conocimiento de Dios en la memoria de estos patriarcas no puede ser cuestionado. No era que nunca lo habían conocido, es que lo habían abandonado para inclinarse a los dioses cananeos de la región, Baal y su consorte Astoret (conocida como Asera, Astarté, Istar, Afrodita, Venus). Hoy día Siria es casi totalmente musulmana. Hasta que no retornen a su Hacedor y Salvador, ninguno de sus planes y confabulaciones prosperarán a la larga aunque ahora parezcan prometedores al principio.

“¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean” (Isaías 17:12-14).

Habiendo conquistado tanto a los arameos como al Reino del Norte, los asirios pusieron su mirada sobre el Reino del Sur, Judá. El rey asirio, Senaquerib, llevó sus tropas casi literalmente hasta las puertas de Jerusalén, tan cerca estaban que sus comandantes podían hablarles a los defensores judíos. La noche antes del ataque, el Señor envió Su ángel al campamento asirio para matar a 185.000 soldados asirios. Antes que amaneciera el resto había empacado y huido, terminando así 44 años de conquista (Isaías 37:36-38). Este momento en la historia de Israel se asemeja mucho al punto de vista judío de los últimos tiempos, tanto que Senaquerib es visto por ellos como un tipo de anticristo, mientras que el rey de Judá, Ezequías es un modelo del Mesías.

Pero observe usted que Isaías habla de muchas naciones que están encolerizadas en contra del pueblo de Dios, no solamente Asiria, guiándonos una vez más a considerar la derrota de Senaquerib como un cumplimiento parcial de la profecía.

La frase “bramido de muchas aguas” generalmente se usa para describir el sonido de la vociferación de la gente y hoy día hay muchas naciones que se encuentran agitadas. El grito del sentimiento antiisraelita se puede escuchar en todo el planeta. Las muchas “conferencias de paz” del Medio Oriente combinadas con la guerra de Gaza y el reciente abordaje de la flotilla turco/terrorista ha dejado a Israel sola en contra de una presión irresistible para negociar su misma existencia. Siria e Irán están totalmente seguros que Israel va a atacar pronto y se están preparando para ello. Los otros vecinos de Israel también se están preparando para la guerra, y ciertamente hay muchas naciones que están tomando bando.

Israel no está ciega a estas crecientes amenazas, pero hasta tiempos recientes parece que las han estado ignorando. Y eso está por terminar. El Primer Ministro israelita, Benjamín Netanyahu le ha expresado al mundo que no va a pedir disculpas por defender a su país y que continuará haciéndolo a pesar de que eso cause mayores confrontaciones. Fácilmente podemos vislumbrar un escenario que escalará hacia el cumplimiento final de Isaías 17, la destrucción de Damasco. Una vez más habrá al tiempo de la tarde, terror repentino, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Si escuchan cuidadosamente, ya casi se oyen los pasos del Mesías. 05/06/2010.

Articulo Original de gracethrufaith.com


Isaías 17, Un Oráculo Contra Damasco

Fuente: Blog El Milenio

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