lunes, 28 de junio de 2010

LA TRANSFIGURACIÓN: UN AVANCE DE LA VENIDA VISIBLE DE CRISTO


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Los Testigos de Jehová sostienen que la venida o parusía (presencia) de Cristo no es literal, sino simbólica, a través de los “ojos del entendimiento”. Con esto ellos buscan desacreditar la esperanza de millones de cristianos que anhelan la aparición visible del Mesías en toda su gloria y majestad. ¿Pero es posible que la enseñanza de los Testigos de Jehová tenga algún asidero bíblico? En lo personal estoy plenamente convencido de que Cristo vendrá visiblemente, no sólo por lo que dicen los ángeles inmediatamente después del ascenso de Cristo al Padre en Hechos 1:11 (“este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo), sino porque su venida personal y visible sería la señal única y verdadera de Su parusía (Entonces aparecerá la SEÑAL del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”). Si su venida fuese invisible, ¿cómo serviría como señal?

Imaginémonos por un instante que manejamos nuestro auto por una carretera transitada y un policía nos detiene porque nos pasarnos una señal invisible o totalmente descolorida que dice “velocidad máxima: 100km/h”. ¿Tendría sentido eso? ¿sería justa la multa o el castigo? ¿Podría alguien realmente ver “con ojos del entendimiento” (o como Superman) una señal invisible y decir que efectivamente allí está? Pues eso es exactamente lo que dicen los Testigos de Jehová, es decir, que ellos pueden ver con sus “ojos espirituales” una “señal invisible”, que es la venida espiritual de Cristo. ¿No causa risa tal creencia?

La Transfiguración como prueba de una venida visible

En Mateo 19:27,28 Jesús dijo algo interesante que todos debiéramos considerar por el mensaje que nos brinda. El texto dice: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”. Aquí Jesús está anunciando su venida y en su reino, la cual sería vista por algunos de sus discípulos. En el capítulo 17:1-9 sigue la historia con estas palabras: Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. Aquí vemos que Jesús aparece transformado en toda su gloria a través de una visión, y los discípulos contemplan con sus ojos a Jesús con Moisés y Elías con su rostro resplandeciendo como el sol y sus vestidos brillando como la luz blanca. Esta visión no fue una de un Cristo invisible que ellos interpretaron como Jesús mismo, sino que fue visible para ellos, a tal punto que quisieron edificar moradas para los tres personajes gloriosos. En realidad Jesús nunca desapareció, sino que se transformó ante sus ojos, manifestando toda su majestad.

En 2 Pedro 1:16, el apóstol Pedro da su testimonio de aquella magnífica experiencia, cuando dice: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la VENIDA de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo VISTO con nuestros PROPIOS OJOS su majestad”. Así que Pedro tuvo una experiencia muy real y visible, en avanzada, de la futura venida de Cristo con toda su majestad. Sin duda alguna, en el futuro se repetirá esta venida majestuosa, pero ya no sólo en secreto o privada para 3 de sus discípulos, sino para todo ojo humano.

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