sábado, 14 de marzo de 2009

12 RAZONES PARA NO ESPERAR UN RAPTO PRETRIBULACIONAL




De: ToughIssues.org

Por Darryl Eberhart
[…]

1. Como escritor Pre-Tribulacionista y líder, John Walvoord admite que no hay un solo versículo de la Escritura que por sí solo enseñe claramente el rapto Pretribulación.

2. Los pre-tribulacionistas fuerzan suposiciones en muchos versos cruciales de la Biblia – especialmente asumiendo que todas las referencias a los “santos” y a los “elegidos” (que están siendo perseguidos y martirizados durante “la tribulación” del tiempo del fin) deben referirse a “aquellos individuos que se salvan DESPUÉS de que el rapto pre-tribulación ha tenido lugar (Otra vez, ¿cómo se salvan todas estas personas durante “la tribulación” de los tiempos del fin si la “Iglesia” y el “refrenador” [i.e ., El Espíritu Santo según los pretribulacionistas] han sido removidos?)

3. No podemos encontrar una sola instancia en el Nuevo Testamento donde el Señor Jesucristo, el Apóstol Pablo, el Apóstol Pedro, o el Apóstol Juan hicieran alguna declaración en el sentido de que “la iglesia debe ser evacuada completamente del ”planeta Tierra“ siete años ANTES del comienzo del período de tribulación de los tiempos del fin. ¿No es esto un poco extraño si el punto de vista profético del Rapto pre tribulación es lo correcto?

4. A pesar de sacar varios textos fuera del CONTEXTO de los escritos de algunos padres primitivos de la iglesia, los Pre-tribulacionistas realmente NO PUEDEN ENCONTRAR ninguna enseñanza predominante y popular que apoye el punto de vista profético del rapto pre-tribulación en cualquier era de la historia de la Iglesia antes de los 1830s.

5. Muchos hombres eruditos de la fe cristiana, como John Bunyan, Charles Spurgeon, Charles Finney, John Knox, Juan Calvino, Martín Lutero, George Whitefield, etc., ¡fueron todos creyentes sólidos del post Tribulacionismo!

6. El Rapto pretribulación es un negocio rentable para los escritores pre-Tribulacionistas. No obstante, hay algunos pre Tribulacionistas que admitirán que el punto de vista profético del Rapto Tribulacional es todavía un punto de vista minoritario entre los estudiosos de la Biblia. ¿Cómo puede ser eso, podría usted preguntar, puesto que tantos libros de profecía favorecen el punto de vista “pre Tribulacional”? Eso es porque muchas de las principales casas publicadoras “cristianas” están, en la mayoría de los casos, CONTROLADAS por “cristianos liberales”. Los escritores Post-Tribulacionistas a menudo encuentran sumamente duro publicar sus libros por estas casas editoriales, porque el Rapto pre-Tribulacional “vende”. (Puede ser eso porque el rapto pre-Tribulacional atrae a una mentalidad “escapista? Es esa mentalidad de “¡Ciertamente no quiero estar aquí cuando el anticristo se presente!” El punto de vista del rapto pre-Tribulacional apela a nuestra “carne” – después de todo, ¿quién quiere afrontar la persecución?) También, Dr. Robert “Bob” Gundry dice que la mayor parte de los profesores en los colegios bíblicos que él conoce sostienen el punto de vista del rapto post Tribulacional. El agrega que algunos de los profesores en las universidades de la Biblia de la “Persuasión del rapto pre-Tribulacional” sostienen el punto de vista Post-Tribulacional, pero no pueden decirlo públicamente por miedo de perder sus posiciones! ¡Los estudiantes que abiertamente apoyan el rapto post-Tribulacional en estas “Universidades de la Biblia pre- Tribulacionistas” podrían no permitírseles graduarse!

7. ¡A pesar de que a muchos Pre-tribulacionistas les desagrada el autor Dave MacPherson, no han podido desmentir sus conclusiones bien documentadas que demuestran que los orígenes del rapto Pre Tribulacional se remotan a los 1830s – y no antes de ese tiempo! Tampoco los Pre- tribulacionistas han podido desmentir las conclusiones de MacPherson de que la inmensa mayoría de los padres antiguos de la iglesia enseñaron que la iglesia experimentaría “la tribulación de los tiempos del fin – y montones de tribulaciones a lo largo del camino hacia “la tribulación de los tiempos del fin”.

8. La enseñanza pública del Rapto pre-tribulacional se originó en las Islas Británicas durante los 1830s. (Los jesuitas hicieron alguna “creatividad futurista” en la arena profética muchos años antes de esa vez). La teoría Pre Tribulacional“ fue entonces “transportada” para América un poco más tarde, y fue popularizada por la “Biblia de Estudio de Scofield”.

9. ¡Para creer en el Rapto Pre-Tribulacional, uno debe ignorar varios versos cruciales de la Biblia que hablan directamente en contra del Rapto Pre-Tribulacional, como Juan 17:15, donde el Señor Jesucristo Mismo ora que el Padre NO saque a los creyentes FUERA del mundo – y 1 Tesalonicenses 4:16, 17 (que dice que los cristianos que vivan en el tiempo del regreso de Jesucristo no son tomados HASTA DESPUÉS de que” los muertos en Cristo son levantados primero)!

10. Creer en el rapto pre Tribulacional, me parece, va en contra del tema prevaleciente de esas porciones de la Biblia que se ocupan de la tribulación y la persecución. Ese tema prevaleciente es la “preservación EN MEDIO DE la tribulación” (¡Por favor recuerde la historia de Daniel en la guarida de los leones, y de Shadrach, Meshach, y Abed-Nego en el horno ardiente!)

11. Para creer en el Rapto Pre-Tribulacional, usted tiene que SUPONER QUE usted estará entre un “grupo muy selecto” de Cristianos que no tendrán que sufrir cosas horribles durante “la tribulación” de los tiempos del fin. Su “grupo selecto” excluye a aquellos millones de cristianos de siglos pasados que no fueron “evacuados en el aire” de su tribulación y sufrimiento, y los muchos individuos que se “salvaron” (i.e., “Renacidos”) durante “la tribulación” de los tiempos del fin, y que sufrirán martirio!

12. El punto de vista del Rapto pre Tribulacional, en la mayoría de los casos, parece producir FRUTO muy malo – es decir, parece tener “neutralizados” a muchos cristianos que viven hoy, causándoles a que se recuesten y no comban el mal. (Y eso es porque ellos no estarán aquí cuando las cosas se pongan realmente malas.) ¿Podría esta “doctrina” haber sido específicamente diseñada para “neutralizar” a los cristianos?



jueves, 12 de marzo de 2009

¿EN VERDAD VENDRÁ OTRA VEZ JESUCRISTO?



Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).


« Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios» (Ap.19:11-13).


No cabe la menor duda, que en estos textos se describe el esplendoroso y asombroso regreso de Jesucristo a la Tierra por segunda vez para instalar su reinado majestuoso y que tendrá una duración de mil años, según Ap. 20. 4, 6. Este reinado se caracterizará por un gobierno de justicia, de santidad, de amor, de paz y de restitución terrenal. La segunda venida de Cristo, sin temor a equivocarnos, será literal. La Escritura no insinúa la alegorización de los versículos que tratan esta situación. Su espiritualización, sale sobrando por demás. Tan literal será su venida, cómo qué el sol es sol, y el mar es mar.

En el libro de los Hechos se relata el acontecimiento de la ascensión de Cristo hacia el cielo, en Betania (Lc.24:50), después de su resurrección. Aquí, hubo testigos presenciales de este suceso de milagroso poder. El libro de los Hechos muestra que durante el momento de tener los mencionados testigos los ojos puestos en el cielo, viendo la ascecención gloriosa del Señor, después de que una nube lo ocultó de sus ojo, aparecieron dos ángeles que revalidaron las palabras de Cristo con respecto a su retorno futuro al Planeta Tierra, en poder tremendo y visible para el ojo humano (véase también: Mr.13:26; Ap.1:7):

«Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hech. 1:9-11).


La Biblia afirma que Cristo volverá al Mundo nuevamente (Mt. 24:30-31). Su regreso está relacionado con el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento:

«Yo publicaré el decreto;Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones,Y como posesión tuya los confines de la tierra.Los quebrantarás con vara de hierro;Como vasija de alfarero los desmenuzarás» (Sal. 2:7-9).

«Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur» (Zac.14:3-4).


« Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto» (Is. 9:6-7).

«Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura» (Is.11:1-5).


« ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre» (Is.63:1-6).

«Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Dn. 7:13-14).


La Biblia, en el libro de las Revelaciones en el Nuevo Testamento dice con relación a Cristo, que: «todo ojo le verá»:

« He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén» (Ap. 1:7).


Cristo será visto en su retorno escatológico por todos los individuos que estén vivos en el Mundo, «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días», en el tiempo de mayor conflicto y maldad experimentado por lo hombres, la gran tribulación final (Mt. 24:21, 29). Abarca en este cumplimiento tanto gentiles como judíos: «Los que le traspasaron», además, «todos los linajes de la tierra…». Cristo profetizo que él regresaría en una nube del cielo en poder y en gran gloria, y sin lugar a dudas, no hay razón para argumentar en contra del concepto literal que encierra esta predicción.

«Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lc.21:27).


Esta descripción del Cristo victorioso en su regreso (Ap. 1:7) aparece nuevamente en Ap. 14:14, 18-20; 19:1121; 20:7-10.

Amable lector: no se quede con la duda que trae confusión; lea bien el escrito y los textos bíblicos adjuntos para que comprenda con facilidad la verdad, si es que no la conoce tal como debe ser.

Dios les bendiga y lo guarde siempre.


“Y ESTE EVANGELIO—¿DE QUÉ?— SERÁ PREDICADO A TODAS LAS NACIONES COMO TESTIMONIO” (Mat. 24:14)


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


Millones de llamados cristianos dicen creer en el evangelio de Jesucristo, y no obstante, cuando uno les pregunta qué es eso que la Biblia llama “evangelio”, no saben qué responder. Esto resulta sorprendente, inaudito, y trágico. Sí, en la Biblia aparece la palabra “evangelio” como algo de uso común entre los cristianos del primer siglo. Los apóstoles se encargaron de hacerlo conocer a los judíos, y más adelante, los no judíos oirían de él también. Ellos se esmeraron en cumplir con la gran comisión dejada por Jesucristo antes de partir al cielo, la cual decía: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:15,16).

El verdadero Evangelio perdido de Jesús

Si mi amigo, millones de cristianos dicen haber creído en el evangelio de Cristo sin saber en qué consiste. Me permito preguntarle: ¿Qué es para usted el evangelio de Jesucristo? ¿Lo puede probar con la Biblia? Las opiniones personales en cuestiones de fe no son seguras si no están basadas en la Biblia. Esto debe entenderlo usted muy bien, pues puede terminar desviándose de la verdad que salva (Romanos 1:16). Pero Jesús fue muy claro cuando habló del evangelio y lo llamó claramente: “Este evangelio DEL REINO” (Mateo 14:14).

Un Evangelio Mutilado:

Otro grupo de cristianos, un poco más entendido, sostiene que el evangelio está definido claramente en 1 Corintios 15:1-6, donde San Pablo dice: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis... porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día según las Escrituras ; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a quinientos hermanos... después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mi”.

Aquí hay una interesante definición paulina de lo que es el evangelio de Jesucristo: Este es que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, y resucitó glorioso al tercer día, siendo visto por muchos testigos. Si, este es parte del evangelio de Jesucristo, pues no sólo Jesús anunció su muerte para la redención de los pecadores, y su resurrección gloriosa, sino también algo más antes que eso. En este punto muchos cristianos se pierden en lo etéreo.

El Evangelio Completo:

He aquí ahora la clara definición del verdadero evangelio de Jesucristo que millones aún ignoran, pero que usted ahora tiene el privilegio de conocer por primera vez en su vida. El que tiene oídos para oír, que oiga. En primer lugar, debemos comenzar diciendo que Jesús no inició su predicación anunciando su muerte, sepultura y resurrección al tercer día. Veamos el Evangelio de San Marcos capítulo 1 y versos 1, 14 y 15. Aquí se lee lo siguiente: “Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios...Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.

Nótese que el principio del evangelio de Jesucristo no era su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, sino: ‘el Reino de Dios’. Sí, Jesús trajo su evangelio, el cual comenzaba con el anuncio del reino de Dios. De modo que el reino de Dios es parte del evangelio de Jesucristo. Ahora bien, si leemos nuevamente el Evangelio de Marcos capítulo 8 y verso 31, veremos que Jesús completa su evangelio anunciando su muerte, sepultura y resurrección al tercer día. El verso dice: “Y comenzó (Jesús) a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días”.

Entonces el evangelio completo de Jesucristo---sin mutilaciones--- es este: El anuncio del reino de Dios en la tierra; y la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día para asegurarnos el ingreso a dicho reino por la fe. En buena cuenta, Jesús vino a ofrecernos algo maravilloso llamado “el reino de Dios”. Pero para participar de él, uno tiene que ser redimido por la muerte de Cristo en la cruz. Y la seguridad que se tiene de que todo lo prometido por Cristo será una realidad se confirmó con su propia resurrección de entre los muertos (1 Corintios 15:12-20). Si él resucitó para recibir un reino de su Padre (Lucas 19:12), entonces también nosotros resucitaremos para recibir dicho reino de Dios cuando Cristo vuelva nuevamente a este mundo en persona (Mateo 25:31,34). En resumen: Jesús trajo el “Qué” (la herencia del Reino de Dios) y el “Cómo” (por la fe en su muerte y resurrección al tercer día, y de lo que esto significa para todo pecador arrepentido). Entonces, el “QUÉ y el “CÓMO” constituyen el evangelio de Jesucristo. El “FIN” y el “MEDIO”.

La Definición Original del Evangelio del Reino de Dios:

En primer término, debemos de definir lo que quiere decir “evangelio”. Esta palabra viene del Griego “evangelon” que quiere decir: “Buenas Nuevas” o “Buenas Noticias”. De modo que Cristo fue el Portador de buenas noticias para un mundo sin esperanza y sin rumbo. Él predicó las buenas noticias del reino de Dios y también su muerte y resurrección al tercer día para nuestra redención, para hacer posible nuestra herencia de dicho reino.

Algunas religiones “cristianas” sostienen que el reino de Dios no es otra cosa que “Cristo reinando en nuestros corazones”. Otras conocidas iglesias o denominaciones cristianas sostienen que “el reino de Dios es la iglesia que Cristo fundó hace dos milenios”. No obstante, el reino de Dios no es ninguna de esas dos definiciones que se están propagando en el mundo cristiano. La Biblia enseña que un reino es un forma de gobierno como lo es el reino de Inglaterra, de España, de Jordania, etc. Este implica un rey o una monarquía, súbditos, leyes, y territorio. De modo que el reino de Dios es la monarquía de Dios, con un rey soberano, súbditos, leyes, y territorio.

En el Antiguo Testamento encontramos reyes y reinos. El reino de Babilonia, con su rey Nabuconodosor; el reino de Grecia, con su rey Alejandro el Grande; el reino de Persia, con su rey Ciro; el reino de Israel, con su rey David, sólo por citar los más importantes. Ahora bien, Israel tenía una monarquía real que formalmente comenzó con David. Este reino de David y de sus descendientes fue llamado: “el Reino de Dios” (1 Crónicas 28:5). Cuando David murió, su hijo Salomón lo reemplazó, y así sucesivamente, hasta que en el año 587 A.C, el rey de turno de Israel---Sedequías---fue derrocado por Nabuconodosor. Desde esa fecha, Israel no ha tenido más reyes. Pero el reino de Dios significará que Dios restaurará nuevamente la línea real de los reyes judíos en la persona de otro judío noble, descendiente de David (Ezequiel 21:25-27).

Sí, el reino de Yahweh (Jehová) será restaurado nuevamente en Israel a través de un descendiente de David, el rey (Hechos 1:6). ¿Quién podría ser ese personaje? La respuesta está en Mateo 1:1 que dice: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Aquí tenemos un hecho irrefutable, y es que Jesucristo desciende de un rey famosísimo de Israel. En buena cuenta, Jesús es de “sangre azul” y con el derecho legítimo de tomar nuevamente el territorio israelita, y el trono de su ancestro David. En efecto, en Lucas 1:31-33 leemos: “Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Esto es clarísimo. Cristo reinará en el trono de su padre en la carne, David. Su territorio y sus súbditos serán Israel y los israelitas. Recuerde que Dios le cambió a Jacob de nombre. Ese nuevo nombre fue: Israel. Entonces Cristo reinará sobre la casa de Israel, y Jerusalén será la ciudad capital del reino de Cristo o también llamado: El Reino de Dios (Jeremías 3:17; Mateo 5:33-35). Los discípulos de Cristo sabían que su Maestro era aquel que restauraría el reino caído o suspendido del rey David. En Hechos 1:6 los discípulos le preguntaron a Jesús si ya era inminente la restauración del reino de Dios en Israel, a lo cual Jesús sólo se limitó a decirles que únicamente Dios sabía la fecha de esa crucial restauración del reino de David en Israel.
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martes, 10 de marzo de 2009

EL VÁSTAGO DE ISAÍ EN ISAÍAS 11: ¿QUIÉN ES?




Isaías 11, Un Vástago de Isaí

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová (Isaías 11:1-2).


Nosotros no entenderíamos esto si no nos remontamos al principio, porque Isaías estaba prediciendo que la descendencia real de David, de la cual provinieron todos los reyes de Israel, sería cortada como un árbol, permanecería inactiva, para luego ser restablecida. Este proceso daría comienzo cerca de 150 años después que Isaías escribió estos versículos, cuando el Señor pronunció una maldición de sangre sobre la descendencia de David, al decir que ninguno de los hijos de David volvería a reinar sobre Israel (Jeremías 22:28-30). La descendencia languidecería, como el tronco de un árbol que ha sido cortado. Durante todo el tiempo del cautiverio babilónico, y por 500 años más, no hubo ningún rey en Israel. Pero un día un vástago retoñará, un Vástago que dará fruto. Puesto que Isaí era el padre de David y David no era el vástago, esta es una referencia al Mesías, el Hijo último de David.

Esto comprende tanto que tenemos que tomar un tiempo para entenderlo. Primero, el uso de la palabra Vástago, o Renuevo. En la Biblia en Inglés (KJV), la palabra Vástago (Branch) aparece en mayúscula, lo que significa que se refiere a una persona. En la Biblia encontramos cuatro referencias al Mesías como Vástago, o Renuevo, y cada una lleva consigo un modificativo especial. Jeremías 23:5 dice de un renuevo justo, un Rey. Zacarías menciona a “mi siervo el Renuevo” (Zacarías 3:8) y “el varón cuyo nombre es el Renuevo” (Zacarías 6:12). Finalmente, en el artículo anterior (Parte 2), vimos “el renuevo de Jehová” en Isaías 4:2.

Yo creo que fue Clarence Larkin el que primero descubrió que estos modificadores fueron una descripción de los cuatro estandartes que identificaban los campamentos de Israel, los cuales formaban cuatro grupos de tres tribus cada uno, y estaban situados alrededor del tabernáculo en el desierto dispuestos en cada uno de los cuatro puntos cardinales. En esos estandartes se veían las figuras de un león, el cual representaba al Rey Justo, de un buey que representaba al siervo, siendo el buey una bestia de carga, el rostro de un hombre la cual se explica por sí sola, y la de un águila la cual representa a Dios.

Pero aun hay más. Las representaciones de estos modificadores también se revelan en los cuatro rostros del querubín en Apocalipsis 4. Y aquí también representan los temas dominantes en los cuatro evangelios. Mateo les escribió a los judíos proclamando a Jesús como el Mesías de Israel, el León de Judá. Marcos lo mostró como el siervo obediente de Dios. Lucas lo describió como el Hijo del Hombre, y en Juan, Él es el Hijo de Dios.

Entonces, queda claro que el Renuevo es un título Mesiánico. El vástago, o renuevo, del tronco de Isaí es el Mesías, nacido de la Tribu de Judá de la descendencia de David.

Yo Prometo

Pero aquí hay algo todavía más asombroso. Recordemos que Dios le prometió a David que alguien de su familia reinaría en Israel para siempre. David quiso construir la casa de Dios, pero Dios no se lo permitió diciendo que se necesitaba de un hombre de paz y David era un hombre de guerra. Así fue como Dios escogió al hijo de David, Salomón, para que le construyera el Templo, y durante el reinado de Salomón, Israel disfrutó de una paz como nunca antes la había sentido (ni desde entonces). En cuando a David, Dios prometió construirle una “casa”, al hacer que su dinastía fuera perpetua. (1 Crónicas 17:1-14). Desde ese momento en adelante, un descendiente de David, a través de la descendencia de Salomón, se sentaría sobre el trono en Jerusalén, como Rey de Israel.

Pero ya para el tiempo del cautiverio babilónico, estos reyes eran tan malvados y tan rebeldes hacia Dios, que Él finalmente dijo “Suficiente”, y maldijo la descendencia real al pronunciar que ninguno de ellos volvería a reinar sobre Israel (Jeremías 22:28-30). El último rey legítimo de Israel fue Joaquín también conocido como Jeconías, el cual reinó durante tres meses solamente, en el año 598 a.C. ¿Estaba Dios rompiendo Su promesa a David?

Al anunciar el Mesías venidero, el ángel Gabriel le prometió a María que su hijo se sentaría en el trono de David, y que sería el primero en hacerlo desde que la maldición había sido pronunciada, y cuando lo hiciera sería para siempre (Lucas 1:32-33). Pero, entonces ¿cómo veríamos la descendencia maldecida de David? ¿Cómo es que Dios podía prometerle algo así a María?
Aquí Veremos Cómo Es Eso

Si comparamos las dos genealogías de Jesús en Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-28, nos damos cuenta que tanto María como José eran de la tribu de Judá y descendientes de David. José era descendiente de Salomón, que era la descendencia maldecida, mientras que la genealogía de María es a través del hermano de Salomón, Natán. Realmente, José y María eran primos, a pesar de la lejanía.

María no tenía ningún hermano, así que para poder mantener la tierra de su familia dentro de la herencia tribal, según la Ley, ella tenía que casarse con alguien que también era descendiente de David (Números 36:1-13). José llenaba los requisitos y perteneciendo a la descendencia real tenía un reclamo legítimo al trono, pero llevaba encima esa maldición. Entonces, ningún descendiente biológico de José jamás podría calificar legítimamente para llegar a ser rey de Israel, pero José podía asegurar el derecho de María para heredar la tierra del padre de ella.
Cuando María aceptó la oferta de matrimonio de José, ella también validó el reclamo al trono de Israel de su hijo aun no nacido. Su matrimonio colocó a Jesús en la sucesión real como el hijo legal de José, como Lucas lo muestra en su genealogía (Lucas 3:23), pero le permitió estar libre de la maldición ya que Él no era hijo biológico de José. Pero recordemos que Él era un descendiente biológico de David por medio de su madre y, por consiguiente, de “la casa y linaje de David”. Esto lo hizo el único hombre sobre la tierra, desde el año 600 a.C., que tenía un derecho legal al trono de David. Se necesitaba de un nacimiento virginal para hacerlo, pero Dios mantuvo Su promesa tanto a David como a María. El trono de David será ocupado para siempre, por el hijo de María.
Y, finalmente, en el versículo 2 vemos que el séptuplo Espíritu de Dios, que es una construcción del Espíritu Santo del Antiguo Testamento, y que vino a morar en Jesús al momento de Su bautismo (Mateo 3:16) le dio el poder sobre todos Sus milagros. Esto fue necesario porque la misión del Señor requería que viviera Su vida solamente en el poder humano. Para poder redimir a la descendencia perdida de Adán, Él tenía que ser el pariente-redentor de Adán. Por eso es que Lucas mostró a Jesús como el hijo del hombre, y trazó Su genealogía hasta Adán.
Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:3-5).

El fuerte contraste entre el Cordero de Dios y el León de Judá es evidente. El Salmo 2:8-9 confirma que Él regirá a las naciones con vara de hierro. Apocalipsis 19:15 concuerda y agrega que Él herirá a las naciones con la espada de Su boca.

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:6-9).

Una vez que la Era Mesiánica comienza, la paz será su característica más descollante. En la Parte 1 de este estudio vimos que en el Reino Milenario las naciones ya no tomarán las armas unas contra las otras. Ahora vemos que la paz milenaria abarcará también a los animales del reino. En una parte futura veremos que la misma creación explotará en un cántico de gozo.

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.

Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín (Isaías 11:10-13).

La primera reunión de la nación se llevó a cabo después del cautiverio babilónico. La segunda reunión empezó oficialmente en el año 1948 y continúa en nuestros días, y se completará después de la batalla de Ezequiel 38. Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos (Ezequiel 39:28). Después de 2000 años, el pueblo de Dios habrá regresado a su tierra de la diáspora y será un solo reino de nuevo, por primera vez desde el año 900 a.C.
Sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto (Isaías 11:14-16).

El Capítulo 11 termina con otra promesa de que conforme se acerca el final de la era, la gente que erróneamente llamamos hoy día “palestinos”, dejarán de ser un problema para al pueblo de Dios ya que serán conquistados. Israel los dominará y los subyugará. Estos versículos lo más probable es que se refieran a la batalla del Salmo 83, la cual es quizás el próximo evento en el calendario profético.

El mar de Egipto es el Mar Rojo, y su golfo puede ser o el Golfo de Acaba o el Golfo de Eilat, los dos que forman las “orejas de conejo” en su parte norte. El poderoso Eufrates, frontera tradicional entre el Este y el Oeste, se convertirá en siete brazos. El camino para el remanente desde Asiria completa la idea de que ya no habrá más ninguna frontera natural que le impida al pueblo de Dios llegar a Su Ciudad Santa.






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EL REINO VIENE…¿ESTÁ USTED LISTO?

Vírgenes prudentes
Un mensaje del cielo para usted...

Viene un día brillante, un día lleno de paz, justicia, santidad y gozo sin igual. Dios enviará a Jesús de regreso a la tierra para componer las cosas. Sus seguidores serán resucitados para inmortalidad y asignados a posiciones de autoridad. Durante este tiempo, la tierra será restaurada en paraíso. Los desiertos florecerán, los patrones climatológicos se alterarán, la contaminación cesará, y el hambre será reemplazada por abundancia. Éste es el Reino de Dios. Como un camión Mack que acelera por la autopista, no hay quien detenga la llegada inminente del Reino. Dios no permitirá que algo impida Su plan para la tierra. La llegada del Reino es inevitable y viene pronto.

¿Está usted listo? Para llegar a estar listo, usted tiene que oír, entender, y aceptar estas nuevas sobre el Reino venidero. En adición a esto, aun existe un problema serio. Sus pecados. No se le permitirá la entrada al Reino a nadie que tenga pecados no perdonados. Pero Dios tiene una solución. La única manera en que sus pecados (no importa los que sean) pueden ser borrados es que usted crea que Jesús–el rey del Reino–murió por usted y que Dios lo levantó de los muertos. Declare a Jesús como su señor y salvador personal, y sea bautizado en su nombre. Comprométase a obedecer las palabras de su nuevo señor, Jesucristo. Cambie su vida rechazando el pecado y acogiendo una manera santa y recta de vivir en servicio amoroso al que murió por usted.




LA RESURRECCIÓN CORPORAL: ¿ALMA INMORTAL? ¡NO!


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).


«He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos trasformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al final de la trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos trasformados» (1Co.15: 51-52).

La doctrina platónica que habla y sostiene la idea de un alma inmortal ha pervertido con constante hazaña a millares de personas débiles en la fe con arraigo notable desde la antigüedad hasta la fecha regularmente en un cristianismo fusionado con extraños e impuros fundamentos, dejando mucho que desear por su falta de veracidad, pervirtiendo a los individuos espiritualmente del mismo modo que lo ha hecho las confusas y desatinadas doctrinas de la “trinidad” y de la supuesta “deidad” de Cristo, doctrinas que fueron gestionadas por el “invento” católico romano en el lejano antaño y que se infiltró con sagacidad para afectar al que es llamado protestantismo, hasta la fecha.

El capítulo 5 de 2 a los Corintios ha sido utilizado de mala forma por ciertos “eruditos” para justificar el dogmatismo no inconcuso de la inmortalidad del alma, pasando por alto y con extraordinaria indiferencia su origen greco pagano. A continuación veremos que esta parte de la Biblia no aprueba por ningún lado tal y redundante mentira:

«Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos» (2 Co.5:1).

Para empezar, cuando Pablo habla de «nuestra morada terrestre», de «este tabernáculo», lo hace refiriéndose al cuerpo humano de los creyentes («el templo del espíritu santo»: 1 Co.3:16-17), porque a éstos va dirigida su hermosa y magna carta. «Nuestra morada terrestre», «este tabernáculo» (hë epigeios hëmon oika tou skënous). En otras palabras: «si nuestra terrena casa de la tienda (1 Co.15:40: «Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales»), «Si se deshace» (ean-kataluthëi, gr.), situación que indica: «el cuerpo corrompido», «uno desecho», «echado a perder», el que se encuentra o está biológicamente «descompuesto» por estragos de la muerte, pero vale decir que será «vivificado» en la primera resurrección (Rev. 20:5-6), en un acto de Dios exclusivo para los santos y de eterna repercusión:

«Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes» (1 Co.15:36).

«Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción» (1 Co.15:42).

«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero».
Seguimos, así:

«Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos» (2 Co. 5:2-3).
Ahora, en 2 Co. 5: 2, dice: «Ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial» (to oikëtërion hëmön to ex ouranou ependusasthai, gr.). Significa, «poner sobre uno» (ependutës, gr.), como un traje de lino fino, una prenda de alta calidad, «Por cuanto no queremos ser desnudados» (epĥ höi ou thelomen ekdusasthai, gr.), «Por cuanto no deseamos quitarnos el vestido, sino encimárnoslo, echárnoslo encima». Esta es una alegoría de la trasformación del cuerpo mortal a uno incorruptible que denota el estreno de «una nueva vestimenta» espiritual o celestial, por su carácter, en la futura glorificación, en la resurrección de los muertos en Cristo, en la transformación de los cristianos que vivan cuando el Señor descienda del cielo para «arrebatarlos» en su segunda venida gloriosa, visible y en poder.

«Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Ts.4:17).

«E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro» (Mt.24:29-31).

Hasta este instante de nuestro estudio, nada se alude acerca de un alma inmortal.
Continuemos:

«He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados…» (1 Co. 15:51).

«… en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados (1 Co.15:52).

«Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (1 Co.15:53).

«Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria» (1 Co.15:54).

Es importante decir que la palabra griega «Oikëtërion» en 2 Co. 5:2 designa un cuerpo celestial no relacionado con espíritus incorpóreo ni tampoco con almas etéreas e inmortales como lo han creído no tan pocos en el “perímetro católico-protestante”. Cristo en su resurrección poseía un «cuerpo espiritual» muy diferente al mortal y terreno que cada hombre posee y que el Mesías de Dios una vez tuvo antes de ser levantado de entre los muertos por el Espíritu de Dios. Aunque fue trasformado físicamente por el poder de Dios, Cristo seguía siendo un ser humano en toda la extensión de la palabra, un hombre de «carne y huesos» pero bajo el influjo de la glorificación sobrenatural (mírese como prueba: Ef. 5:30; 1 Tim 2:5):

«Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos» (Lc. 24:36-43).

El capítulo 15 de 1 a los Corintios, hace énfasis en la resurrección de los muertos. Si la inmortalidad del alma fuese una doctrina veraz, es bien seguro que el apóstol Pablo la hubiese incluido ni más ni menos en este capítulo porque tendría un valor importante para los creyentes, pero vemos que no hay nada de ella en su contenido. La inmortalidad del creyente está relacionada en su gloriosa transformación física en el día postrero, como Marta lo pronunció ante el Señor antes de desatar a su hermano Lázaro de las cuerdas de la muerte y que tenía ya cuatro días de muerto (Jn. 11:7, 24). Marta en ningún tiempo tiene en cuenta en su expresión verbal algo que denote o visualice un alma inmortal:

«Porque es necesario (indispensable) que esto corruptible (el cuerpo humano y mortal del creyente) se vista de incorrupción (el cuepor humano del creyente glorificado), y esto mortal (el cuepor natural y mortal otra vez) se vista de inmortalidad (el cuerpo humano regenerado por el espíritu santo en la resurrección de los muertos en Cristo y en la transformación de los cristianos vivos cuando el Señor venga al mundo por segunda vez. Ver: 1 Co. 15: 53).

La Biblia afirma que en la manifestación de Jesucristo (Tit. 2:13) seremos «semejantes» a él. Tendremos carne y huesos como el Señor, estaremos en su misma condición corporal milagrosa, y hasta podremos comer alimentos como él lo hizo (Lc.24:43):

«Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Jn. 3:2).

Y por su fuera muy poco, lea lo siguiente amable lector:

«Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria» (Col. 3:4).

Pregunto: ¿Dónde quedó “la dichosa e inmortal alma” en lo qué hasta entonces hemos estudiado?

Seguimos adelante con el tema:

«Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor» (2 Co.5:6-8).

«Entretanto que habitamos en el cuerpo»
(endëmountes en töi sömati, gr.). Nuevamente, otra referencia del cuerpo natural que tenemos todos los hombres, nuestra «morada», donde reside el «espíritu»: la mente, la psique, donde emergen nuestras emociones, nuestras conciencias, nuestras decisiones, nuestras tristezas y alegrías, donde se llevan a cabo luchas más terribles en nosotros (1 Co. 2:11; 1 Co. 6:17): «Uno entre su propio pueblo», que habita o está entre él (endëmëo, de endemos, gr.). «Habitar en la presencia del Señor» (endëmësai pros ton Kurion), y se comprende: alcanzar la meta de cualidades celestiales en el futuro mundo restituido, después de que sus sistemas en general hayan claudicado, en el día de la consumación de la salvación de los verdaderos creyentes, en el día de Señor Jesucristo cuando sea visto como el relámpago que resplandece al fulgurar (Lc.17: 24), en la Parusía, cuando glorifique a sus fervientes seguidores (Mr.13:26).
«Y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo» (ekëdemos, gr., uno alejado del hogar, o sea, del cuerpo natural). Los cristianos genuinos anhelan en su resurrección, si han muerto, o si están vivos en Cristo, el glorioso cambio que los libertará de la hasta ahora inexorable muerte, de las desesperantes y deprimentes enfermedades que los azotaron con grande enjundia y cruel dolor, de los innumerables males y pesares que han experimentado en esta lóbrega y maligna Tierra. La Biblia no argumenta a favor de un alma inmortal que abandona el cuerpo para habitar en aquella alta y gloriosa esfera que solamente le pertenece a Dios. La herencia de los creyentes en Cristo, los mansos, es sin duda, terrenal y milenaria, sin excusas (Rev. 20:4, 6). La Biblia no refiere, léalo bien amable lector, que los creyentes sean herederos del Tercer Cielo (2 Co. 12:2). Las promesas de Dios para sus hijos se encuentran en la futura Tierra regenerada, no en el Tercer Cielo en que Jehová el Padre junto a su Hijo Jesucristo y sus miríadas de angélicas criaturas habita reinante en resplandeciente luz y santidad.

Para que no le quede la menor confusión, querido y amable lector, los siguientes textos corroboran lo antes escrito:

«Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz» (Sal. 37:11).

«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mt.5:5).
Para terminar:

«Estar ausentes del cuerpo», es, no estar en el mismo cuerpo de muerte y de pecado ya, de agobiantes y cansadas limitaciones que nos han llevado continuamente a fallar en muchos aspectos de nuestra vida, a realizar actos ofensivo contra Dios, contra el prójimo y contra uno mismo. «Estar ausentes del cuerpo», se comprende que: «Para que lo mortal sea –absorbido- por la vida (hina katapothëi to thnëton hupo tës zöës, gr.). Esto, no indica en lo absoluto, la vida –desprendida- del cuerpo humano, que se traduce en un alma consciente: para gloria eterna, o que le depara un sufrir constante e inextinguible. Esto, es una fabulosa y gran mentira.

Los cuerpos de los creyentes en Cristo sufrirán una maravillosa y bendita metamorfosis. Los que son de Cristo serán «vivificados» (véase 1 Co. 15:22) en un cuerpo inmortal. Únicamente así podrán tener acceso al Reino de Dios en la Tierra, serán aptos por este efecto o resultado portentoso.

Obviamente, un cuerpo natural no podría reinar nunca con Cristo un largo y literal milenio a causa de su perecedera y limitada condición biológica, por lo tanto, «es indispensable o necesario su total y gloriosa modificación».

En la Parusia, tanto los vivos como los que estén muertos en Cristo sufrirán el glorioso cambio corporal para vida eterna. Después, al terminar el milenio, los impíos serán «resucitados» para ser juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco. Al concluir este Juicio Judicial vendrá su lanzamiento en el Lago de Fuego que arde con Azufre, y así serán aniquilados por siempre jamás: No quedará de ellos «ni raíz ni rama» (Mal. 4:1; Rev. 20: 11-15).

Amén.




OTRO MIEMBRO DE “KORN” ENCUENTRA AL SEÑOR JESUCRISTO




“Fieldy dice que Jesucristo y la Biblia fueron su única rehabilitación”


(Laguna Hills, CA) – No más de cinco años atrás, Brian “Head” Welch, dejó la popular banda metálica pesada Korn cuando él alienó su vida al Señor y fue redimido de la adicción a las drogas.
Ahora, la palabra viene de otro miembro Korn, el bajo Reginald Arvizu (conocido como “Fieldy”) que – también en necesidad de rehabilitación de sus adicciones abrumadoras – ha venido a Jesús y encontró libertad de su adicción a la drogas. (La foto: Wikipedia)

Supuestamente él finalmente escuchó el último deseo de su moribundo padre renacido de que él volviera a Dios para encontrar la paz en su vida.

Deteniendo uso de droga en seco, Arvizu llama a su nueva vida “una cosa asombrosa y energética”. Según el informe AP, él dice que “Jesucristo y la Biblia fueron su única rehabilitación”.

La nueva memoria de Arvizu; ‘Obteniendo la Vida – Mi viaje de la Adicción, Fe, Recuperación y Korn’ fue puesto a la venta hoy 10 de marzo.

A diferencia de su colega Welch, Arvizu está todavía con la banda, y está trabajando en su último proyecto, pero con nuevos bríos para ganar adeptos para el Señor.

LA VERDAD DE LA PANDEMIA