Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
..Yahweh llama a Abraham para darle una tierra
Es interesante escuchar la promesa que Yahweh le hizo a Abraham en Génesis 12:1-3, porque ésta traería en el futuro muchas bendiciones para a TODA la humanidad. Estos tres versos dicen:
.“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
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Aquí vemos que Yahweh llama a Abraham para que salga de su tierra (Ur de Caldea) y de su parentela para dirigirse a una tierra que Él le mostraría, porque Yahweh se propuso hacer del patriarca una gran nación. Este tendría un nombre sobresaliente y sería bendito y de bendición para todas las naciones. Pues bien, enseguida veremos qué tierra le mostró Yahweh a Abraham. En Génesis 13:14-17 encontraremos la respuesta puntual de cuál tierra se le mostró al Patriarca:
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“Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré”.
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Hasta este punto nos damos cuenta de que la tierra que Yahweh le mostró a Abraham no era territorio fuera de este mundo, o en el cielo, sino un territorio que él puede ver de frente, un horizonte con cuadro coordenadas claras: Norte, Sur, Este y Oeste en este mismo planeta. Recuerde siempre esto: A Abraham no se le llevó al cielo para que mirará un “territorio celestial” como muchos suponen, sino un territorio desde el mismo lugar donde él está parado, hacia el norte, sur, este, y oeste. Pues bien, Dios mismo dará a Abraham los límites del territorio prometido, y veremos que no es un lugar fuera de este mundo. Dice así Génesis 15:18:
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“En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”.
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Ahora sí ya tenemos los límites del territorio prometido a Abraham por Dios, es decir, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates. Si alguno cree que estos ríos no están en este mundo, mejor que vaya al psiquiatra.
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La Tierra prometida es también para la simiente de Abraham
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Como hemos leído en Génesis 15:18, la tierra prometida sería también para la descendencia de Abraham. Esto es muy interesante, porque Abraham tuvo hijos que le dieron una gran familia, tanto por la línea de Isaac, como por Ismael, cumpliendo lo dicho por Yahweh en Génesis 17:4-7. Sin embargo, veremos más adelante quién es verdaderamente la simiente o descendencia de Abraham que recibirá la tierra de la promesa.
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En Génesis 22:15-17 vemos que Dios confirmó su pacto con Abraham al probar éste su fidelidad y obediencia hasta el punto de asentir o acceder ofrecer a su propio hijo Isaac en holocausto. Los versos dicen:
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“Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.
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En los siguientes capítulos de Génesis veremos que efectivamente Yahweh confirmará su pacto con Isaac, y luego con Jacob, tal como lo hizo con el primer patriarca Abraham.
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Jesús es la simiente o descendencia de Abraham
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El apóstol Pablo nos aclara que la descendencia de Abraham es nuestro Señor y salvador Jesucristo. En Gálatas 3:16 Pablo dice:
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“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”.
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Así que ya sabemos que Jesucristo es la simiente a la cual hizo referencia el eterno Yahweh, el único Dios verdadero. Es por eso que Pablo pudo decir que la simiente de Abraham sería heredero del mundo:
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“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” (Rom. 4:13).
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Además dijo:
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“Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (Romanos 15:8).
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Así que Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres, y no ha anularlas o abrogarlas. El sabía que era esa simiente prometida, y sabía igualmente que las promesas estaban vigentes aún. El estaba muy consciente de que sería el heredero de la tierra prometida, y que a través de él todas las naciones serían benditas.
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¿Quién es la otra simiente de Abraham?
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El apóstol Pablo responde esta pregunta con mucha claridad, así:
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“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje (simiente) de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
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“Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos (simiente) de Abraham Luego los de la fe son benditos con el creyente Abraham”—Gál. 3:7,9).
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¿Tomó usted nota de lo que dijo Pablo en cuanto a quiénes son también “la simiente” de Abraham? Pues todos los que somos de Cristo, los hombres y mujeres que compartimos la misma fe de Abraham. La fe de Jesús era la misma fe de Abraham. Y esa fe su centraba en la herencia de una tierra de una simiente bendita que traería grandes bienaventuranzas al mundo entero, es decir, a todas las naciones de la tierra.
¿Tiene usted esa misma esperanza de heredar la tierra para que participe en su renovación y hacerla un mundo justo y recto (un paraíso restaurado)?.
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¿Tiene usted esa misma esperanza de heredar la tierra para que participe en su renovación y hacerla un mundo justo y recto (un paraíso restaurado)?.
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En otro estudio veremos la promesa que Dios le hizo al rey David en cuanto a la herencia y a la perpetuidad de su reino a través de uno de sus descendientes más nobles…el Señor Jesucristo. Éste futuro rey, junto con sus seguidores (la iglesia), heredarían la tierra prometida (pacto Abrahámico) y el dominio del mundo entero (pacto davídico) a través de la restauración del reino para cuando volviera el heredero legítimo de David, el Señor Jesucristo.
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Bendiciones os sean multiplicadas.
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