Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Santiago escribió:
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19).
¿Cree usted, amigo visitante, que Dios es UNO? Si es así, bien hace; si no es así, mal hace…mal hace en ser un Trinitario o un binitario, uno que cree en 3 o 2 Dioses distintos, pero que de alguna manera milagrosa se convierten en un solo Dios verdadero.
En el pasaje de arriba Santiago dice que si usted cree que Dios es UNO, cosa que hasta los demonios creen y tiemblan, hace bien—¡no mal! De modo que si usted es UNITARIO, hace bien, pero si no lo es…está mal…y ya sabe lo que le podría pasar en el día de las cuentas. ¿Pero pensará alguno que Santiago tenía en mente a un Dios Uniplural cuando dijo eso? Si es así, ¿qué sentido tendría que él dijera que Dios es UNO si es que en verdad hay más de un Dios? Por ejemplo, cuando Juan el Bautista habló de Jesús, dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene UNO más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16). Le pregunto esto: ¿Estaba pensando Juan el Bautista en una persona uniplural cuando dijo UNO, y de quien él no era digno de desatar las correas de sus “TRES pares de sandalias”? Por supuesto que no!!! Para Juan, ese UNO era el Mesías, el Hijo de Dios…no Dios el Hijo, la supuesta Segunda Persona de la llamada “Santísima Trinidad”.
Los demonios saben quién es Jesús mejor que los Trinitarios
Pero como dice Santiago, los demonios también creen en un solo Dios y tiemblan; pero los Trinitarios se ríen de los unitarios, y en vez de temblar como los demonios, creyendo en un Dios único, se burlan de los unitarios, anatemizando y condenando a sus defensores. Recordemos que Jesús se enfrentó a los demonios como en el caso del endemoniado de Gadara, y en ningún momento los espíritus inmundos se dirigieron a Jesús como si fuera él el mismísimo Dios Altísimo en la carne, sino más bien como lo que él era verdaderamente, el Hijo del Dios Altísimo (Mr. 5:7, Lucas 8:28).
En los siguientes versos leeremos sobre la importancia de creer en el único Dios en una conversión que tuvo un escriba con Jesús. Dicen así los versos: “Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle” (Marcos 12:28-34).
Analizando este diálogo, vemos que el escriba había juzgado correctamente cuando aceptó la verdad declarada por Cristo de que El Señor nuestro Dios, el Señor UNO es…y amarlo con todo el corazón, con todo el alma, y con toda la mente. Ante esta sabia respuesta del escriba, Jesús le dijo: ¡No estás lejos del reino de Dios! Ahora le pregunto, amigo Trinitario, ¿está seguro de que está cerca del reino de Dios creyendo en un Dios Trino (Uniplural?). Medite en esto porque su salvación está en juego!!
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