jueves, 8 de julio de 2010

¡ALARMANTE DESNUTRICIÓN INFANTIL EN LAS IGLESIAS!



“Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uno tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal” (Hebreos 5:13,14)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


Las Escrituras nos dicen que la necedad es inherente a los niños, pues son tercos y desobedientes por naturaleza, y no escuchan, como debiera ser, los consejos y enseñanzas de los mayores. Sin embargo, también hay mayores que parecen niños tercos y rebeldes cuando no saben escuchar los consejos y enseñanzas de Dios que salen de Su boca, y que están todos ellos registrados en las Santas Escrituras, la Biblia.

Cristianos retardados

Desgraciadamente, hay millones de cristianos que son “infantes espirituales” que no han crecido normalmente, y como tales, se han quedado “raquíticos”. Estos cristianos simplemente continúan nutriéndose sólo de leche y no añaden a su “dieta” el alimento sólido, muy nutritivo, y espiritual, que contiene muchas “proteínas”. Este descuido imperdonable ha producido cristianos con apariencia de adultos pero que tienen una mentalidad infantil, y son aún “carnales”, con una capacidad para razonar muy por debajo del promedio, y que no les permite discernir adecuadamente entre lo bueno y lo malo, entre lo sano y lo dañino, y entre lo verdadero y lo falso. Simplemente son como retardados mentales, lentos para aprender, y lentos para reaccionar. Estas personas tienen sus defensas bajas, pues sus glóbulos blancos espirituales están muy por debajo del límite aceptable, y sus glóbulos rojos indican que son anémicos. En esa condición alarmante muchos cristianos están propensos a todo tipo de enfermedades espirituales, es decir, a los ataques de las nocivas doctrinas de demonios que destruyen el cuerpo y el alma. Todo esto porque descuidaron alimentarse adecuadamente con la Palabra súper nutritiva de Dios, mientras ellos “crecían” en el Señor.

Ahora vemos los resultados en la gran masa de “cristianos raquíticos” que no han recibido el alimento sólido porque aún quieren ser “carnales”. Estos cristianos desnutridos se han quedado con un conocimiento básico o elemental de la Biblia que no les permite dilucidar entre la luz y las tinieblas, porque son aún inmaduros (Ver 1 Cor. 3:1). Esto quiere decir que estos “niños espirituales” están aún inclinados a la carne, o lo que es lo mismo decir, a las cosas del mundo. En realidad éstos aún no están totalmente comprometidos con el Señor y su evangelio del reino.

Evangelios que no lo son

Debido este “raquitismo espiritual” que padecen muchos “infantes cristianos” con cuerpos de adultos, se les ha podido convencer, y no con mucho esfuerzo, de que hay muchos evangelios en la Biblia que llevan a la salvación. Así, pues, nos encontramos con los católicos y su “evangelio social”, y también con una parte importante de los evangélicos predicando lo que ellos llaman “el evangelio de la prosperidad”. Aun otros predican “el evangelio de Cristo”, o “el evangelio de la gracia”, pero explicándolos de una manera muy particular o distinta de cómo lo predicaron los primeros cristianos. Este supermercado de los evangelios fue posible por el descuido de los cristianos por una adecuada “nutrición espiritual”. Sin darse cuenta, ellos mismos permitieron que doctrinas nocivas y mortales ingresen en sus iglesias y en sus mentes de una manera sutil y engañosa, aparentando ser muy “bíblicas” o divinas. Su estado de letargo mental ha sido tal que no han sabido discernir si lo que oyen está respaldado realmente en las Escrituras o no. Aparentemente los falsos predicadores muestran textos que “demuestran” la veracidad de sus nocivos evangelios, pero que son pasajes totalmente extraídos de sus contextos. Pero este artificio no es captado por los raquíticos cristianos, que como bobos aceptan todo lo que se les enseña, sin objetar nada porque se les ha dicho que provienen de distinguidos “ungidos” o “apóstoles” del Señor. Sin duda el diablo es una serpiente astuta que ha embaucado a todos los “imberbes espirituales” durante mucho tiempo. Por eso Pablo anima a los efesios a dejar de ser niños, y les dice: “Para que ya no seamos niños fluctuantes, por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14).

¿Qué mensaje debe ser creído y aceptado por los cristianos realmente maduros?

Esta es una buena pregunta, pues muchos se creen que ya son muy maduros espirituales, cuando en realidad todavía no lo son. Uno reconoce al maduro espiritual cuando éste tiene un verdadero conocimiento de las Escrituras, y se ciñe a ellas de manera fiel y coherente, respetando siempre el contexto de los pasajes que cita. Es fácil torcer una Escritura cuando obviamos su contexto. Así que si queremos saber quién es un predicador honesto y maduro, éste siempre deberá ser escrupuloso con el texto que cita. Esta es una regla fundamental para no terminar engañando y engañado. De otro lado, el maduro espiritual, a diferencia del infante espiritual, es un “hombre espiritual”. Es decir, entiende las cosas profundas y espirituales de Dios y vive para el Espíritu y no para la carne. Las personas que se hacen cristianas esperando satisfacer los deseos de su carne, ése es todavía un niño espiritual, alguien que aún no se ha hecho maduro. De allí mi preocupación por todos aquellos que se afilian a los movimientos de la prosperidad material para conseguir hacerse ricos y exitosos en esta vida pasajera, porque no se dan cuenta de su “carnalidad” y de su pobreza espiritual.

Bueno, habiendo aclarado el punto, ahora es menester entender que Pablo remarcó un hecho fundamental del cristianismo. Ese hecho es que sólo hay UN evangelio en la Biblia, y no dos o más (Gál. 1:6-9). Teniendo esto en cuenta, es imposible que los diferentes evangelios que se predican hoy en los púlpitos de las iglesias sean verdaderos o auténticos, y por tanto, salvadores. Por ende, es necesario que nuestra “madurez espiritual” nos ayude a distinguir entre el verdadero y el falso. Si no lo podemos hacer, entonces aún somos unos “raquíticos espirituales” que necesitamos aprender y crecer.

¿Qué y cómo predicaron Cristo y sus discípulos?

Si nos aseguramos qué evangelio predicaron Cristo y sus apóstoles, entonces automáticamente descartaremos los otros mal llamados “evangelios apostólicos”.

En primer término, pregúntese lo siguiente: ¿Hacía Jesús campañas de evangelización para invitar a la gente a creer exclusivamente en él? ¿Invitó él a sus oyentes para que fueran ricos y prósperos en esta corta vida? ¿Puede alguien citar un solo pasaje para semejante tipo de evangelización? ¿Iba Jesús por las plazas de las ciudades imponiendo sus manos o soplando a la gente en sus rostros para que cayeran al suelo como árboles talados, retorciéndose y gritando como locos desaforados? ¿Puede usted demostrar con la Biblia que las iglesias evangélicas pentecostales, los “reformadores apostólicos”, los movimientos de la palabra de fe, la iglesia emergente, etc, siguen el modelo bíblico para la evangelización?

Debemos recordar, por otro lado, que Pablo dijo que lo imitemos a él, tal como él mismo lo hacía con Cristo (1 Cor. 11:1). Pues bien, ¿Se detuvo Pablo en el Areópago de Atenas para armar un espectáculo ante los Griegos y soplarles en su cara para que éstos cayeran al suelo, y fuesen sanados y abiertos sus ojos al evangelio? ¡Piense usted por un momento en estas preguntas, y no sea un niño necio e ingenuo como millones de cristianos que existen hoy alrededor del mundo, y dentro de las iglesias, y que aceptan cualquier cosa como si viniera de Dios.

Retomando el método de evangelización de Pablo en Hechos 17, a él lo vemos en el Areópago de Atenas RAZONANDO con los educados Griegos acerca de quién es Dios y asimismo presentándoles a Jesucristo, su evangelio, y su resurrección (v.18). Su llamado a la conversión fue un llamado a la reflexión, a la aceptación inteligente de una fe que era realmente divina, y por tanto, salvadora. Su presentación giró en torno a la Persona de Dios, Su Hijo, su evangelio, y su resurrección gloriosa. Esto se repite en Corinto, leyendo todo el capítulo 15, donde Pablo predicaba el evangelio de Cristo, que era PRIMERAMENTE su muerte, sepultura, resurrección al tercer día…y por supuesto, el reino de Dios (v.50). Ni en este caso, ni en ningún otro que sepamos, Pablo realizó milagros portentosos ante multitudes para motivarlos a que creyeran en su evangelio. Para él lo importante era andar por fe y no por vista. Su método, tal como lo era el de Jesús, era razonar con sus interlocutores para que se conviertan al evangelio. Ahora bien, es cierto que Jesús mandó a sus apóstoles a sanar enfermedades y a predicar el evangelio del reino (Lc. 9:1,2), pero esto no significa necesariamente que los apóstoles curaban enfermos y predicaban el evangelio del reino simultáneamente. A Pablo se le mandó a predicar el evangelio de Cristo, y no a estar sanando o bautizando a todo el mundo (1 Cor. 1: 17). Y aunque también es verdad que Pablo hizo algunos milagros en sus viajes misioneros, nunca los realizó para respaldar o validar su evangelio del reino (Hechos 14:10; 28:8).

Hoy en día vemos a los predicadores contemporáneos tratando de “evangelizar” a la gente por medio de hacer “milagros” increíbles y maravillosos. Algunos incluso alegan poder cambiar el agua en vino, o hacer llover oro del cielo, o curar enfermedades diversas, y no mencionan ni una sola palabra sobre el evangelio salvador que es Cristo Jesús (su muerte, sepultura y resurrección al tercer día) y su reino venidero de justicia. Hoy, más que nunca, la gente quiere ver maravillas espectaculares para poder creer, cuando en realidad Jesús dijo que felices son aquellos que sin haber visto, creyeron (Juan 20.29).

Pensamiento del día:

¿Por qué no podemos estar en paz con los demás?



“No podemos estar en paz con los demás porque no estamos en paz con nosotros mismos, y no podemos estar en paz con nosotros mismos porque no estamos en paz con Dios.”

Thomas Merton

No hay comentarios:

LA VERDAD DE LA PANDEMIA