Existen Líderes Evangélicos, Católicos y políticos que no comprenden correctamente el pacto Abrahámico que Dios hizo con los descendientes carnales de Abraham. Este pacto Abrahámico es un “pacto eterno,” y no es en el análisis final dependiente de la obediencia o desobediencia de los judíos. Es verdad que el pacto Mosaico es condicional, y las consecuencias de la desobediencia por los judíos son pronunciadas en Deuteronomio Capítulo 28 en lo que podría ser llamado las bendiciones y las maldiciones. Como Jesucristo profetizó, los judíos fueron sacados de la tierra de Israel, y el Templo destruido en 70 A.D. después de una invasión de los romanos. Sin embargo, hay numerosas profecías del Antiguo Testamento acerca de los judíos que regresan a la tierra en los “días finales,” en un estado espiritual de descreimiento. Esto aceleró en 1948 la reformación de la nación de Israel, después de alrededor 2,000 años, y los judíos, como fue previsto, han estado regresando de todas las naciones de la tierra. Finalmente, el Pacto Abrahamico no puede ser hecho nulo o caduco. Es un pacto eterno. La Iglesia no ha reemplazado a la nación de Israel. La prueba final de la naturaleza eterna del pacto Abrahamico es que los judíos han regresado a la tierra física de Israel. Además, el Mesías regresará a dominar, y reinar desde Israel por un periodo literal de mil años llamado el Milenio.
Es un error serio de parte de los líderes Evangélicos y Católicos arremeter contra la promesa de Dios para la nación de Israel, y tratar de impulsar la división equitativa de la tierra. Éste es un error teológico serio que tendrá consecuencias catastróficas para Norte América. El Dios de la Biblia dice en Génesis 12:3, “bendeciré a los que te bendijeren, y maldeciré a los que te maldijeren”. Norte América está próxima a cometer un error muy serio, y los líderes Evangélicos que le aconsejan a los líderes políticos de esa nación importante sin una comprensión correcta acerca del Pacto Abrahámico serán responsabilizados por la ruina que se avecina.
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