Pocos saben que hubo un éxodo masivo de Russelistas entre 1925 y 1930. El número que salió es desconocido, pero la asistencia al memorial cayó al menos 80 % (e.g. 1925: 90,434; 1926: 89,278; 1927: (No despachado); 1928: 17,380; Vea Sea hecha Tu Voluntad, 1958, p. 337 y el Anuario de 1958, p. 284—en inglés).
Ese fue el génesis de la doctrina del “remanente” de Rutherford acerca de la clase ungida (cf. 15 julio de 1927 la Atalaya, p. 216; 15 septiembre de 1927 la Atalaya, p. 280; 1 de diciembre de 1927 la Atalaya, p. 355; 15 abril de 1931 la Atalaya, p. 119; 15 noviembre de 1930 la Atalaya, p. 342; 1931 el Anuario, p. 57—en inglés). Él tuvo que sacar de entre manos alguna explicación basada en la Biblia por las serias pérdidas de miembros. Luego los números comenzaron a rebotar durante la Gran Depresión en los inicios de 1930s con nuevos conversos siendo atraídos por el movimiento (la asistencia conmemorativa en 1935 fue 32,795, ver Anuario de 1936, p. 53; La Atalaya del 15 diciembre de 1988, p. 12—en inglés).
Esto presentó una contradicción potencial con su doctrina del “resto” existente, así que él declaró que estos nuevos conversos pertenecían a una clase nueva (los Jonadabs), que aumentaría y se expandiría con la bendición de Jehová mientras la clase “ungida” continuaría decreciendo.
En 1935, la membresía existente de la clase “ungida” fue de manera impresionante sellada con una tapa, aunque los hechos de historia demuestran que un número pequeño de conversos continuó fluyendo para esta clase supuestamente cerrada.
Hubo también un éxodo entre 1975 y 1980. Aunque fue una proporción mucho más pequeña de la membresía global comparada con la situación en 1925-1930 (o sea una disminución de sólo algunos puntos porcentuales, pero dado que hubo también nuevos conversos, el número que salía fue mayor que la disminución). Puesto que los Testigos de Jehová fueron un movimiento vastamente mayor en los inicios de 1970s comparado a los tempranos años 1920’s, es posible que esta fecha fue un tiempo de mayor éxodo.
Debido a la postura ruda de la Atalaya sobre aquellos que son expulsados y para mantener sus familias intactas, muchos testigos que ya no creen los disparates que la Atalaya enseña, tratan a la organización como un club social. Asisten a algunas reuniones y salen en el servicio del campo por un par de horas al mes, y cumplen con lo mínimo para mantener su buena reputación. Dan una apariencia de ser testigos estables para que no sean rechazados por la familia y amigos, cuando en realidad no son testigos en absoluto.
También no podemos descartar a aquellos “Testigos” que se quedan en la organización para mantener sus puestos de autoridad (de “privilegio” como se les llaman) para así llenar un vacío o una frustración personal, dado que en el mundo no son nada o no han logrado el éxito que anhelaban. A esta clase de “Testigos” poco o nada les interesa si las enseñanzas son bíblicas o no, lo único que buscan es sentirse poderosos, respetados y hasta temidos por sus correligionarios. Estos, para mí, son totalmente despreciables y dignos de conmiseración.
http://www.apologista.wordpress.com/
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