Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Una de las preguntas más frecuentes que recibo de mis visitas es sobre la vigencia o no de la guarda del sábado como día de reposo. Y creo que está cuestión carcome los sesos, no sólo el de vuestro servidor, sino también el de cientos de miles de sinceros y devotos creyentes en Cristo de todo el mundo.
Pienso que esta pregunta es importante, ya que durante la fundación de este blog, nos hemos consagrado a la predicación del evangelio del reino de Dios, y hemos insistido frecuentemente que heredar este reino es heredar la vida eterna (ver Mateo 19:16,23). Es decir, los que ganen la vida eterna vivirán para siempre en el reino de Dios o reino de los cielos. Esto es salvación. Sin embargo, no podemos omitir el hecho de que para ganar la vida es necesario guardar los mandamientos. Esto no es “salvación por obras” como algunos han afirmado, puesto que es requisito indispensable para todo aquel que acepta a Jesucristo y su evangelio del reino por fe, andar en novedad de vida, es decir, caminar en conformidad con los mandamientos de Dios (Romanos 6:4, Mateo 19:17).
Examinado El interesante caso del Joven rico
No podemos dejar de lado la historia del joven rico, un hombre sincero que quería ganar la vida eterna. He aquí lo que dice la Escritura sobre su encuentro con nuestro Señor Jesucristo:
“Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos". "¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, 19 honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo". El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?". "Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes. Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos". Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
En esta historia tenemos los siguientes hechos concretos:
1.- El rico quería conseguir la vida eterna.
2.- Jesús le responde que debe guardar los mandamientos.
3.- Los mandamientos a los que hace referencia Jesús son los del decálogo.
4.- El Joven rico los cumplía todos.
5.- Jesús no objeta su confesión de que guardaba los mandamientos desde jovencito.
6.- Al joven rico le faltaba dejar sus posesiones y seguir a Cristo para ser perfecto, ya que no bastaba con sólo guardar los mandamientos para ser perfecto. La perfección se da cuando uno sigue a Cristo, y camina sobres sus pisadas.
2.- Jesús le responde que debe guardar los mandamientos.
3.- Los mandamientos a los que hace referencia Jesús son los del decálogo.
4.- El Joven rico los cumplía todos.
5.- Jesús no objeta su confesión de que guardaba los mandamientos desde jovencito.
6.- Al joven rico le faltaba dejar sus posesiones y seguir a Cristo para ser perfecto, ya que no bastaba con sólo guardar los mandamientos para ser perfecto. La perfección se da cuando uno sigue a Cristo, y camina sobres sus pisadas.
La objeción más común de los que no creen en la guarda del sábado para agradar a Dios es que el joven rico estaba aún viviendo bajo la ley Mosáica, y mientras ésta no fuera “abolida” en la cruz por Jesucristo, todo Judío debía guardarla para obtener su salvación. Es por eso que Jesús— alegan— le exige al joven rico guardar los mandamientos de Dios para ganar la vida, pero que una vez muerto él, la ley ya no está más vigente.
Pero seamos sensatos: ¿Cómo podía Jesús exigir a alguno guardar los mandamientos de Su Padre si él sabía que nadie los podía guardar porque supuestamente era una ley perfecta, y nosotros, imperfectos? Además, si la ley era imposible de guardar, ¿por qué el Señor no le objetó al joven rico cuando éste le dijo que guardaba los mandamientos desde su juventud? Lo cierto del caso es que Jesús le dijo al joven rico que le faltaba algo para ser perfecto: Deshacerse de todo lo que tenía y seguirlo a él. Es decir, debía renunciar a sus posesiones en su totalidad y seguirlo a él para lograr la perfección. Esto, por supuesto, no anulaba la exigencia de guardar los mandamientos de Dios. Sin embargo, esta exigencia extrema de dejarlo todo por Cristo no es obligatoria y para todos los hombres, puesto que Saqueo daba la mitad de lo que tenía a los pobres y Jesús le asegura que la salvación había llegado a su casa. Creo que la exigencia extrema de Jesús al joven rico era para ver hasta qué punto él estaba dispuesto a llegar para ganar su salvación.
Muchos, sin embargo, nos dicen que Jesús no menciona el sábado en la relación de leyes que debía guardar el rico ("No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo)". Es verdad, pero tampoco menciona la prohibición de hacer imágenes. ¿Es que ya podemos ser idólatras? ¡Por supuesto que no! Así que ese argumento resultaría estúpido y muy peligroso.
La Ley de Cristo
Muchos cristianos creen que la ley del Sinaí fue sustituida por “La Ley del amor” de Cristo. Ellos suponen que no debemos guardar los mandamientos del Sinaí porque ahora nos regimos por la ley que se resume en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. ¿Pero es que acaso el amar a Dios y al prójimo como a uno mismo significa que ya podemos idolatrar imágenes, jurar en vano, matar, mentir, o robar? Pues claro que no! Justamente por amar a Dios y al prójimo cumplimos con los mandamientos de Dios. Es todo lo contrario, la ley de Cristo confirma y establece la guarda de los mandamientos en su integridad.
¿Guardaba el Sábado Pablo por una costumbre?
¿Guardaba el Sábado Pablo por una costumbre?
Los que se oponen a la guarda del Sábado sostienen que Jesús y Pablo asistían a la sinagoga en Sábado porque “era su costumbre”, o por una rutina, pero no porque fuese necesario hacerlo como un mandato divino. También dicen que ellos aprovecharon la sinagoga y el sábado de guardar para predicar el evangelio salvador a los judíos. La teoría parece interesante, aunque adolece de algunos defectillos.
Es cierto que Jesús y Pablo se reunían por “costumbre” en las sinagogas para predicar en sábado el mensaje salvador. ¿Pero es que acaso los cristianos no se reúnen en sus iglesias por costumbre? Fíjense ustedes lo que dice Pablo de los creyentes: “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb. 10:25). Si hubo hombres que dejaban por costumbre de reunirse, es lógico suponer que hubo otros que sí tenían la costumbre de reunirse. Y si esos buenos creyentes tenían la costumbre de reunirse, ¡ellos hacían lo correcto al hacerlo así!
A los Corintios, Pablo les dice: “Con todo eso, si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. Aquí vemos que las iglesias de Cristo en los tiempos de Pablo no tenían LA COSTUMBRE de la contención. Y si no tenían la costumbre de la contención, entonces sí tenían la COSTUMBRE de no ser contenciosos. Esa costumbre era una práctica válida y que agradaba al Señor, por cierto.
Por tanto, el hecho de que Jesús o Pablo se reuniesen en las sinagogas en Sábado por una simple costumbre, no lo hacía menos importante y menos obligatorio.
Curiosa omisión
Es curioso observar que nunca Pablo o Jesús aprovecharon esas reuniones sabáticas en las sinagogas para predicar justamente sobre la invalidez del sábado como día sagrado de guardar. Muchas veces se discutieron temas sobre la circuncisión, el evangelio, y temas como estos, pero que sepamos, nunca sobre la abolición del día sábado. Repito: Me parece extraño que justamente nuestro Señor o Pablo omitieran mencionar sobre este “caduco cuarto mandamiento” justamente ese mismo día de reposo que acostumbraban los judíos observar.
Yo, apologista, no quiero ser dogmático en este asunto, pues aún faltan muchos puntos por dilucidar antes de afirmar una posición de fe. Sólo quiero mostrar algunas incongruencias en los argumentos de los que rechazan el sábado, y manifestarlo con toda libertad. Ustedes pueden tomarlo o dejarlo.
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