lunes, 7 de septiembre de 2009

“Y TU VE, Y ANUNCIA EL REINO DE DIOS” (Lucas 9:60)



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Es interesante el encuentro que tuvo Jesús con dos personas en particular. La historia es como sigue:

Y dijo (Jesús) a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (vs. 59-62).

En estos versos lucanos, el Señor Jesucristo se encontró con dos hombres que estaban deseosos de seguirle a donde él fuera, de ser sus discípulos y compañeros en su misión evangelizadora. El primero le solicita al Señor que le dé un tiempito para sepultar a su padre, y el segundo le pide que le permita primero despedirse de su familia, cosa que Jesús no lo ve con mucha simpatía que digamos. Pero, ¿es que está mal que uno se tome un tiempito para sepultar a su padre muerto o para despedirse de los suyos antes de cumplir con su tarea evangelizadora? ¡Por supuesto que no! Pero pienso que lo que quería enseñar Jesús acá es que la predicación del evangelio salvador del reino de Dios es mucho más urgente que incluso enterrar a un padre recién fallecido, o despedirse de los seres queridos. Los individuos que no le dan la debida importancia al evangelio del reino por dedicarse a sus asuntos personales, no son aptos para el reino de Dios. Así de simple es la cosa!

El reino es lo primero

Jesús en otra ocasión dijo: “Buscad PRIMERAMENTE el reino de Dios y su justicia…” (Mateo 6:33). Con esto Jesús nos quiso decir que el evangelio del reino debe ser nuestra prioridad. Es decir, es una prioridad hablar de él toda vez que se nos presente la oportunidad, incluso en momentos que parecen inoportunos. Muchas personas pierden el tiempo hablando de sus cosas e intereses personales, y dejan de lado el gran anuncio del reino de Dios. Desgraciadamente, muchos no conversos pierden a diario la oportunidad de oír el mensaje salvador de Cristo por nuestra desidia, pues pensamos que ellos se burlarán de nosotros y nos dirán locos o fanáticos. Tememos perder nuestra reputación si comenzamos a predicar a Jesucristo y su futuro reino milenario en la tierra. Creemos que los demás nos rechazarán y se alejarán para siempre de nosotros porque nos verán como aburridos y religiosos. En resumidas cuentas, tememos perder nuestros “amigos” si les presentamos claramente y amablemente nuestra fe cristiana.

Perdiendo la vergüenza en el evangelio del reino

Pero recordemos, si nos avergonzamos del Señor y de Su evangelio salvador del reino de Dios, él también se avergonzará de nosotros en el día de su venida en gloria. Dice Jesús: Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).

También el Pablo dijo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16).

Esforzándose por predicar el evangelio del reino

Pablo escribió lo siguiente:

“…de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, TODO LO HE LLENADO DEL EVANGELIO DE CRISTO. Y de esta manera ME ESFORCÉ A PREDICAR EL EVANGELIO, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno.” (Romanos 15:19,20). Vemos que Pablo lo llenó todo con el evangelio de Cristo, y él se esforzó para predicarlo por todos lados donde fue, tanto en privado como en público.

Pero este mismo espíritu evangelizador no lo tienen la mayoría de cristianos, puestos estos suponen que esta tarea sólo recae sobre los mal llamados “ministros ordenados”, y no sobre los mal llamados laicos.Y también es tarea de todos los creyentes el PREPARARSE adecuadamente para dar razón de su fe con mansedumbre y reverencia a todos aquellos que nos pregunten por ella (1 Pedro 3:15). ¿Está usted realmente preparado?¿Ha llegado a entender lo que es el reino de Dios? Aquí podrá encontrar abundante información al respecto.

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