Rod Hyndman
Mateo 5:12, dice:
“Regocíjense y alégrense porque su recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron los profetas antes de ustedes de la misma manera”.
Suponga usted que tengo un regalo para mi hija y yo le digo a ella: “¡Feliz Cumpleaños hijita! Tengo un regalo para ti en el comedor!”
Con esta declaración yo podría estar diciéndole a mi hija cualquiera de estas dos cosas:
Que ella debería ir al comedor para recibir su regalo, o sino, que yo voy a ir al comedor para tomarlo y entregárselo personalmente a ella en la sala de la casa.
Que ella debería ir al comedor para recibir su regalo, o sino, que yo voy a ir al comedor para tomarlo y entregárselo personalmente a ella en la sala de la casa.
De modo semejante, hay dos formas posibles que nuestra recompensa puede estar en cielo: Que los justos pueden ir al cielo para obtenerla, o que la recompensa viene del cielo a la tierra para todos los justos.
Sin duda alguna todo parece indicar que la segunda posibilidad es la verdadera. Esta convicción es dejada en claro en los siguientes pasajes:
La recompensa está reservada en el cielo (1 Pedro 1:4). “Entonces cuando el Pastor Principal aparezca, vosotros recibiréis la corona de gloria que nunca se desvanece. (1 Pedro 5:4).
Pues el Hijo del Hombre vendrá con sus ángeles en la gloria de su Padre, y luego él recompensará a cada persona según lo que haya hecho. (Mateo 16:27).
Vea también a 1 Juan 5:11 Cf.. Colosenses 3:2-4 y Apo. 22:12 _
Vea también a 1 Juan 5:11 Cf.. Colosenses 3:2-4 y Apo. 22:12 _
¿Entendieron hijos míos la idea? ¡Espero que sí!
¡Así que dejemos de lado de una vez por todas el mito de la partida al cielo de los salvos!
http://www.apologista.wordpress.com/
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