domingo, 10 de mayo de 2009

CONFUNDIENDO EL MENSAJE CON EL MENSAJERO



Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una seria confusión reinante


Una de las cosas que me preocupa mucho es que la mayoría de los cristianos confunden el mensaje que Cristo proclamó con su misma persona, es decir, que el mensaje es Cristo mismo y no lo que él anunció por mandato de Su Padre. Tenemos que distinguir que hay dos cosas distintas y fundamentales en las Escrituras:


a) Hay un personaje central que es Jesucristo.
b) Hay un mensaje central que es el evangelio del Reino.

Así que mientras se confunda al personaje clave con el mensaje central estaremos perpetuando un error que puede costarnos la salvación.

En Hechos 10:36 Pedro dice: “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos”. Este pasaje es más que contundente para demostrar que el mensaje de Dios no es Cristo mismo sino el evangelio de la paz que fue dado a conocer POR MEDIO de Jesucristo. Sí, Jesucristo vino a predicar el mensaje o evangelio de la paz a los suyos, pero no a sí mismo. Sin embargo, como veremos más adelante, el mensaje de Dios lo involucrará a él mismo como el PERSONAJE CENTRAL de todo el anuncio.

El mismo Señor Jesús revela que Su Padre lo envió precisamente para anunciar el evangelio del reino, que es el evangelio de la paz venidera para todos los pueblos. En Lucas 4:43 Jesús revela el propósito central de su venida: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios PORQUE PARA ESTO FUI ENVIADO”. Sí, Jesús fue enviado a predicar el evangelio del reino de Dios, para que todos aquellos que lo crean puedan salvarse. Pablo dirá luego: “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que lo cree, al Judío primeramente y también al Griego” (Romanos 1:16). Así pues, el mensaje de Cristo, su evangelio del reino, tiene poder para salvar a los que lo abrigan con fe. Pero,

¿Es que acaso no es necesario tener fe en Jesucristo?

Claro que es necesario tener fe en Jesucristo, puesto que el evangelio del reino involucra a su rey Jesucristo, el Soberano que lo hará realidad cuando vuelva a la tierra muy pronto.

Definitivamente uno no puede entrar en el reino sin creen en Jesucristo, el rey designado, el ungido de Dios. Si uno no cree en Jesucristo como el enviado del Padre, como el rey de ese reino que proclamaba, no puede ser salvo. En Juan 2:23 se nos dice que muchos creyeron en SU NOMBRE (Jesucristo), es decir, que creyeron que él es el Cristo, El Mesías, el rey del reino que proclamaba en reino venidero de justicia.
A la pregunta de Jesús acerca de quién era él, Pedro responde iluminadamente: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 16:15,16), y Jesús le responde que él es bienaventurado por su confesión de fe. El había reconocido y creído que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, el verdadero Cristo—Cristo Jesús!

¿Podemos decir que Cristo es parte del anuncio o Evangelio de Dios?

Definitivamente. El evangelio completo es el reino de Dios y su rey, Jesucristo. En Marcos 1:1,14,15 Jesús llama a su anuncio del reino—El evangelio— ¿pero dónde dice Jesús aquí que él es parte de su evangelio? La respuesta la encontramos en 1 Corintios 15, donde Pablo declara que el evangelio es PRIMERAMENTE (no exclusivamente) Jesús crucificado, muerto, sepultado y finalmente resucitado al tercer día. Pero Pablo no estaba ignorando el Reino de Dios como parte del evangelio único que El Señor había estado anunciando desde el mismo comienzo de su ministerio, pues en los versos 45-50 de la misma carta a los Corintios, él vuelve a hablar del reino como la meta del cristiano una vez que sean transformados.

El Reino y el nombre de Jesucristo

No es de extrañarse que la predicación del evangelio de los discípulos de Jesús se circunscribiera a Jesús mismo y su reino glorioso venidero. Vemos unos pasajes:
Hechos 8:12: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”.
Hechos 19:4, “Diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo… habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios”.

Hechos 20:21,25: “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo… Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro”.

Hechos 28:23: “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas”.

Hechos 28:31: “predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.

Nótese que en todos estos textos, el reino de Dios no estaba ausente de la predicación apostólica. El reino de Dios era anunciado de la mano con la persona y obra de Jesucristo, pues la única forma de entrar por la puerta principal del reino es a través de la única puerta presentada en las Escrituras que es Cristo, nuestro Señor. Y es que si él no hubiera vencido y resucitado den entre los muertos vana hubiera sido nuestra fe, y aún estaríamos condenados a la perdición eterna. Así lo explica Pablo en 1 Corintios 15:17: “Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados”.

Creer en el Reino de Dios es un prerrequisito para ser bautizado

Las Escrituras nos dicen que el reino y en el nombre de Jesucristo son los dos asuntos fundamentales que el cristiano potencial debe creer para poder ser bautizado y así ser salvo (Ver Hechos 8:12). Recuérdese que los que fueron bautizados serían salvados (Véase Hechos 2:38-47). Así que es importante que usted crea en el nombre de Jesucristo, ¡pero también en el reino de Dios para que usted sea salvo y parte del cuerpo de Cristo! ¿Pero cuántos de los que se bautizan hoy dentro del catolicismo y del protestantismo hay creído en el reino original de Cristo antes de ser bautizados? Casi nadie! Los más de los que se han bautizado no tienen ni la más mínima idea de lo que es el reino de Dios, y si hay algunos que la tienen, muchas veces dista mucho en parecerse al reino que Cristo proclamó desde el inicio y hasta el final de su ministerio (Marcos 1:1,14,15-Hechos 1:3,6,7). Este es un asunto muy serio en verdad y no es una cosa de juego o un capricho de alguno que aparece por allí en internet bajo el nombre de “Apologista”.

¿Cuán a menudo escucha y predica usted algo sobre el Reino de Cristo?

Ahora es oportuno preguntarle, ¿cuándo fue la última vez que usted escuchó a su pastor o evangelista predicar un sermón completo sobre esta parte importante del evangelio salvador llamado ‘el evangelio del reino de Dios’? ¿Y cuándo fue la última vez que usted predicó el evangelio del reino de Dios a un amigo, conocido o pariente? Las preguntas son de suma importancia, puesto el reino de Dios debe ser creído junto con la persona de Jesús para ser salvo. La dosis curativa o salvadora es una cuchara completa de remedio, ¡no una cucharita! Si el Doctor nos manda una dosis completa para la salud total, ¿seremos tan irresponsables como para darle al enfermo sólo la mitad de la dosis? ¡Usted puede ser finalmente el corresponsable de la muerte de esa persona por su descuido o negligencia y terminar sentenciado a cadena perpetua!
Este blog cumple con predicar el Evangelio del Reino

Incontables horas de estudio y meditación han sido dedicadas por vuestro servidor para “acelerar” un poco la venida del Señor, quien dijo que primero debía anunciarse su evangelio del reino antes de que él pudiera volver en poder gloria a este mundo caótico y enfermo (Mateo 24:14). Sí amigos, este blog está orientado a proclamar la cercanía del reino de Dios, el gobierno divino en la tierra en la persona de Jesucristo; un nuevo orden ideal para todos los hombres de buena voluntad, sin importar raza, edad, clase social, o sexo.

Es hora de que despertemos todos del letargo espiritual, del sopor satánico que ha causado que el evangelio de la gloria de Cristo no brille en su real dimensión, y en muchos casos, ni siquiera brille aunque sea un poquito en la predicación contemporánea. Es hora de que retomemos el mensaje de Cristo que es el Reino de Dios tal como lo presentan las Escrituras, y no trucada por la maniobra de teólogos apóstatas que todo lo alegorizan o espiritualizan para su propia conveniencia. Responsable de este letargo generalizado es sin duda la iglesia Caótica, Apostatólica, y Romana a través de los escritos de Agustín de Hipona y otros llamados “Santos” de la iglesia Universal.

Venga Tu Reino…Buscad el Reino de Dios… (Mateo 6:10,33)

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