lunes, 19 de octubre de 2009

LA MASTURBACIÓN: UNA PERSPECTIVA CRISTIANA


Una búsqueda personal a través de la Biblia para encontrar información sobre el tema de la masturbación fue un poco decepcionante para mí, ya que no encontré nada al respecto, para mi sorpresa. Para mí, el silencio de la Biblia sobre el tema es un poco extraño, ya que sí bien se extiende para hablar con franqueza acerca de otros asuntos sexuales como la fornicación, el adulterio e incluso el sexo con animales, no lo hace con igual hincapié con la masturbación. Prácticamente nada se habla al respecto. Cristo, en una de sus enseñanzas iba más allá del ‘adulterio carnal y señaló el adulterio del corazón. (Mateo 5:28). Muchos cristianos de hoy en día en un intento de justificar la masturbación como un pecado van tan lejos como para compararlo con el ‘onanismo’, como se observa en Génesis 38:9. En realidad, la mayoría de las personas prefieren llamar a la masturbación “onanismo”. Pero la conducta de Onán fue un claro acto de malicia y engaño hacia Tamar; además, sus acciones no se pueden catalogar como masturbación propiamente dicho.


La masturbación se refiere a la estimulación sexual de los genitales propios con la intención de lograr el orgasmo. Esta estimulación se lleva a cabo principalmente de forma manual, o por el uso de contacto corporal por debajo de la relación sexual, a través del uso de objetos o una combinación de estos. Principales tipos incluyen la masturbación propia, la masturbación mutua y la masturbación de los animales. Está estrechamente relacionado con las fantasías sexuales y se mueven de la mano. Punto de vista ético, algunas personas lo ven como un pecado que es tan grave como la fornicación, el adulterio o la violación.


Este es un problema universal que se produce en todos los círculos de la vida. Casi todos los adolescentes se masturban e incluso los hombres y las mujeres casados la practican. McCary James, autor de la sexualidad humana ha descubierto que aproximadamente el 95% de los hombres y entre el 50 y el 90% de las mujeres se masturban. Sin embargo, debo señalar que es muy agudo y frecuente en individuos cristianos, que por sus valores cristianos y las condenas han dicho que no al sexo fuera del matrimonio. Ahora la pregunta sigue siendo “¿es la masturbación una actividad moralmente aceptada para un discípulo de Cristo, o es un don de Dios para ayudar a evitar la promiscuidad sexual?” La mayoría de los expertos médicos son de la opinión de que la práctica es segura y no es dañina cuando se hace con restricción. Es considerado en muchos círculos de la salud mental como un medio de aliviar la depresión, el estrés y, posteriormente, conduce a una mayor auto-estima. También es útil en las relaciones cuando una pareja quiere más sexo que el otro, proporcionar una alternativa a las relaciones sexuales y, finalmente, conducen a relaciones más estabilizadas. En materia de salud reproductiva, puede ser visto como un medio de aumentar la fertilidad durante el coito. Altera las condiciones de la masturbación femenina en la vagina, el útero y cuello uterino, de manera que puedan modificar o aumentar las posibilidades de concepción, pero esto sin embargo, depende del momento de la masturbación. En los hombres, la masturbación lleva a cabo con la motilidad de los espermatozoides de edad baja del tracto genital para dejar paso a los espermatozoides frescos con mayores posibilidades de concepción en el eyaculado siguiente. Por último, algunas parejas lo encuentran como medio para desarrollar su pleno potencial sexual, identificación de las partes más sensibles de sus cuerpos.


Algunas de las preocupaciones principales acerca de la masturbación es su estrecha relación con las fantasías sexuales que en la mayoría de los casos conducen a la mayoría de las perversiones sexuales, la pornografía, la violación y actos inmorales por el estilo. Es cierto, no obstante, que puede traer algún tipo de satisfacción que podría convertirse en un vicio; en una obsesión con sentimientos de culpa en el largo plazo.


El silencio de la Iglesia sobre este tema no está ayudando del todo a los cristianos para su manejo. Desesperados, los cristianos tratan de reprimir sus sentimientos sexuales y así estar libres de toda culpa y decepción que viene con ellos. La responsabilidad por lo tanto se encuentra en la iglesia para discutir este tema de manera explícita y ayudar a su congregación a tomar las decisiones correctas. La masturbación es una parte real de la vida sexual humana y no puede ser completamente barrida bajo la alfombra o eliminada. Este deseo debe ser controlado, con énfasis en la disciplina física y en los ejercicios espirituales, por medio de mantener la mente ocupada o enfocada en otras metas. La masturbación, sin duda, es un problema muy difícil de manejar para la mayoría de las personas y debo recalcar que la ayuda divina del Espíritu Santo nos hará un gran bien para ayudarlo a controlar por completo. Para terminar, la masturbación requiere mucha imaginación lujuriosa, esto significa que la persona debe enfocar su mente hacia imágenes sexuales explícitas que chocan con el precepto de Jesús que afirma que “mirar (mentalmente) a una mujer (sea en persona o en fotos) con lujuria ya es fornicación. Por tanto, la masturbación linda con la fornicación toda vez que el que lo practica se imagina mentalmente que está teniendo relaciones sexuales con mujeres u hombres provocativos. Aquí, creo, está el problema con la masturbación. Es casi imposible masturbarse sin fornicar mentalmente. El sentimiento de culpa que siente el que lo practica debiera ser razón suficiente para no realizarlo. Si la conciencia te acusa, por alguna razón será. Sólo el que tiene la conciencia cauterizada no siente ningún remordimiento y seguirá practicándola como si fuera algo común y natural.

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