El mundo se enfrenta a “una crisis sin precedentes” debido a que los hambrientos superaron ya la cifra de mil millones de personas, afirmó el director general de la FAO, Jacques Diouf, al inaugurar el viernes la Jornada Mundial de la Alimentación que se lleva a cabo en Roma.
“Esta crisis es sin precedentes”, declaró Diouf en la ceremonia de apertura de la reunión en Roma, sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El funcionario precisó que las dificultades materiales redujeron fuertemente el acceso de los más pobres a la comida.
“Puesto que los países en desarrollo están ahora más integrados en la economía mundial en el plano financiero y comercial, una baja de la demanda o de la oferta mundial, así como de los créditos disponibles, tiene repercusiones inmediatas para ellos”, agregó.
Diouf invitó a los Gobiernos a aumentar a un 17% la parte de la agricultura en la ayuda al desarrollo, o sea a su nivel de 1980, frente al 5% en la actualidad.
Por su parte, en su mensaje con motivo de esta Jornada Mundial de la Alimentación, el papa Benedicto XVI subrayó “la urgencia y la necesidad de actuar a favor quienes están privados del pan cotidiano”.
Añadió que es necesario “proteger los métodos del cultivo de la tierra propios a cada región y evitar el uso exagerado de los recursos naturales”.
El número de personas desnutridas en el mundo aumentó desde hace 10 años y se ha avanzado poco para alcanzar el objetivo de reducir a la mitad las personas desnutridas entre 1990 y 2015, a 420 millones de personas.
La FAO anunció el miércoles que el hambre avanzó en el mundo por la crisis económica mundial en 2008-2009 y afecta en la actualidad a mil millones de personas, o sea la sexta parte de la población del planeta.
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