Por Ralph A. Smith
¿Cuál es el tema central de la Biblia? Para responder esta pregunta debemos considerar una que es más fundamental: ¿Tiene la Biblia un tema central? Para que la Biblia sea realmente un libro la respuesta debe ser un sí. Ciertamente esta es la respuesta del pueblo Cristiano de toda tierra, lengua y cultura que, por casi 2,000 años, han confesado que la Biblia es la revelación unificada de Dios. La Biblia misma confirma este testimonio. Aunque fue escrita por alrededor de 40 autores en un período de casi 1,500 años, la Biblia presenta una cosmovisión integrada en sus doctrinas con respecto a Dios, el hombre, la ley, la historia y la salvación. La armonía de la enseñanza Bíblica es de las más maravillosas puesto que representa un crecimiento orgánico de la revelación en el desempeño histórico de la relación pactal de Dios con Su pueblo desde la creación original hasta el fin del mundo.
Los Cristianos de todos los tiempos han confesado la unidad del mensaje Bíblico, pero no han encontrado la unidad de la Biblia en los mismos temas. Algunos, por ejemplo, han sugerido la idea de la redención. Ahora, la historia Bíblica ciertamente es el desenvolvimiento de un drama redentivo. La Biblia nos dice cómo el hombre cayó en pecado y cómo Dios en Su Gracia salvó al hombre (Gén 3:1-15). Nos dice del gran amor de Dios para con los hombres pecadores y de la muerte de Jesús para redimir al hombre (Juan 3:16). La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo fue enviado al mundo para aplicar la obra redentora de Jesús al hombre (Rom 8:1-14). En el clímax de la historia, miraremos el mundo redimido y la plena manifestación de la gloria de Dios (1 Cor 15:22-28).
La redención es, ciertamente, uno de los grandes temas de la Biblia. Pero la redención no parece ser un tema de una amplitud suficiente como para incluir todos los otros tópicos. Para ser específico no parece ser lo suficientemente amplio para incluir tópicos como la creación, la cual ocurre antes de que haya alguna necesidad de redención y parece ser más importante en la Biblia que ser solamente el trasfondo informativo para la redención. Sería difícil con un tema central tan estrecho como la redención encontrar un lugar adecuado para otros temas tales como los ángeles, Satanás, los ángeles caídos, el infierno, y así sucesivamente.
Otros han sugerido que el tema central de la Biblia es Cristo mismo. Esto debe ser verdad en un sentido pues Cristo es el Creador del mundo y la Palabra de Dios encarnada (Juan 1:1-3). Desde la caída hasta la consumación de la redención, el mensaje Bíblico se centra en la persona de Cristo como el Salvador del mundo. Él es prefigurado en tipos, y predicho en profecía (Lucas 24:25-27). Cualquier respuesta que uno de a la pregunta sobre el tema central de la Biblia, Cristo debe ser una parte de la respuesta. Pero, ¿es posible encontrar una respuesta que sea más concreta? ¿En qué sentido debiésemos pensar de Cristo como el centro?
La idea del pacto también ha sido sugerida como el tema más importante en la Biblia. Una vez más, el pacto es definitivamente un tema crucial. La Biblia cuenta la historia de los pactos de Dios con Adan y Cristo (Rom 5:12ss). Nos dice cómo Adán quebrantó el pacto y trajo a la raza humana, que él representaba, a la condición de pecado y juicio. A Noé, Abraham, Moisés y David le fueron dadas promesas pactales que representaban una renovación del pacto con Adán y la promesa de un mejor pacto por venir. Ese mejor pacto, claro, es el nuevo pacto en Cristo. Él vino para ser nuestro nuevo representante, para tener éxito allí donde Adán fracasó. Por su muerte en la cruz nos redimió del pecado y del juicio - la maldición Adámica. En su resurrección se nos da vida. Así, desde la creación a la redención todo el mensaje Bíblico es pactal.
Al igual que la redención, el pacto es definitivamente un tema unificante de la Biblia, pero también parece ser inadecuado para unir el amplio espectro de la revelación bíblica. Por sí mismo, la noción de pacto tiende a ser abstracto y difícil de definir. Lo que se necesita es un tema que sea lo suficientemente amplio para abarcar toda idea Bíblica mayor, un tema que incluya la redención, que de el honor apropiado a Cristo como el Creador y Salvador, y también haga justicia a la centralidad de la idea pactal.
Tal tema es el reino de Dios. En el reino de Dios todos los otros mayores temas sugeridos son incluidos y se les da su lugar apropiado. Además, el reino de Dios incluye otros temas importantes para nuestro entendimiento de la Biblia, tales como la creación, la enseñanza Bíblica acerca de los ángeles y los demonios, la doctrina del juicio final y del castigo eterno. Cristo mismo permanece como un tema central de la Biblia porque como el Rey, Él es el centro del reino, su misma esencia. La redención como un tema central es entendido como el drama de la restauración del reino por parte de Dios a su propósito original. Pues después de que Dios creó Su reino el hombre pecó a través de una rebelión pactal.
También, el tema del pacto encuentra su lugar apropiado cuando se reconoce que el pacto es la constitución del reino, la definición de la relación Celestial del Rey para con Su pueblo. En la historia bíblica reino y pacto son casi sinónimos y, al menos, concepciones mutuamente dependientes. El pacto define y establece el reino; el reino en su esencia es una relación pactal extendida.
Génesis comienza con la creación del reino de Dios y la rebelión del hombre bajo la dirección de Satanás. El resto de la Biblia nos cuenta cómo Dios restaura el reino para consigo mismo y vuelve al hombre de regreso a la posición de la gloria del reino que Dios originalmente diseñó para él. La Historia es la historia de la guerra de Dios contra Satanás. Dios derrota a Satanás y reconstruye Su reino por medio de Cristo, haciendo que ocurra Su propósito original para la creación.
El Evangelio que Cristo predicó fue el Evangelio del reino de Dios: “Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mat 4:23; cf. 9:35; 4:17; 5:3, 10; 6:33; 10:7; 12:28; 13:11ss; 16:19, 28; 18:3-4; 19:14; 21:43; 24:14; 25:34). Pablo, el gran apóstol, predicó el mensaje del reino: “Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían. Predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hch 28:30-31; cf. 14:22; 19:8; 20:25; 28:23). El último libro de la Biblia celebra el eterno establecimiento del reino de Dios: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos»” (Apoc 11:15; cf. 1:9; 12:10). El mismo fin del libro de Apocalípsis describe a la nueva Jerusalén, la ciudad celestial, el cumplimiento del propósito de Dios para la creación y la manifestación final del reino de Dios (Apoc 21-22).
Cristo como la cabeza del nuevo pacto trae el reino de Dios, cumpliendo las promesas hechas a Abraham y David, cumpliendo todo lo que Dios había diseñado para el hombre en la creación original. El intento de Satanás por destruir el reino es destruido por el Mesías quien salva al mundo y establece el reino eterno.
Así que, el reino pactal de Dios es el tema central de la revelación Bíblica. Todos los hombres temas centrales sugeridos se incluyen de manera natural dentro de éste pues el pacto es la constitución del reino, Cristo es el rey, y la redención es la obra de Dios de restauración del reino de manera que el hombre como el vice regente de Dios pueda cumplir sus propósitos originales.
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