Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)
Constantemente recibo correos electrónicos de cristianos heridos u ofendidos acusándome de Satánico porque “acuso” (yo prefiero usar el verbo “denunciar”) a los supuestos “siervos del Señor” que abiertamente pervierten la Palabra y el Mensaje de Dios con evangelios espurios y diabólicos. Estas personas suelen decirme que Satanás es el acusador de los hermanos, y por tanto, siendo yo un acusador de los “hermanos”, me convierto automáticamente en un hijo de diablo (¡pobres fiscales de las Cortes de Justicia del mundo!). ¿Pero acaso nos olvidaremos que el propio Jesús les dijo a los Judíos que Moisés era su acusador? (Mateo 5:45).
En primer término, el diablo no es diablo porque es un acusador propiamente dicho, sino porque es un CALUMNIADOR, un opositor de la verdad, un ser malvado que se opone a la justicia y a la verdad de Dios, y además, porque es un descarado mentiroso y homicida sanguinario. El diablo acusa con mentira, con mala fe, sin base, sólo conjeturando, como fue el caso de su acusación ante Dios poniendo en tela de juicio la sincera y desinteresada lealtad de Job.
En ninguna parte de la Biblia se dice que acusar sea un acto satánico o diabólico. Por ejemplo: Sé de una hermana de una iglesia que tuvo que acusar al Pastor casado de su Iglesia cuando lo vio besando y acariciando apasionadamente a una hermanita de la congregación que también era casada. Además, ella estaba acompañada de dos amigas que eran miembros de la iglesia cuando ocurrió ese evento desagradable en un parque. ¿Hizo mal acaso esta hermanita en acusar o denunciar al Pastor farsante ante la cúpula de la iglesia para que fuera disciplinado, apoyándose en sus dos amigas como testigos? ¿Las vamos a acusar de malvadas, chismosas, envidiosas, satánicas, etc, porque simplemente no podían callar ante semejante conducta que traería oprobio a la congregación? Esta hermanita seguramente recordó lo dicho por Pablo a Timoteo: “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos”. Así que Pablo admite la ACUSACIÓN pero recurriendo al respaldo de dos o tres testigos más. Tenemos que ser consecuentes: si vemos que algo es incorrecto, hay que hablarlo, y si es afecta a la congregación toda, con mayor razón.
Cuando yo, como Apologista, me propuse como tarea DENUNCIAR los engaños y las artimañas del error de los falsos maestros de la Palabra, ¿estoy obrando acaso con maldad y sin amor cuando escribo sobre estos individuos que son totalmente carentes de un reverente temor a Dios y de un amor genuino por las almas? ¿Será acaso suficiente con sólo orar por aquellas personas y decir: “Señor, cámbialos algún día”…pero dejar que en la espera sigan engañando y defraudando a la feligresía?
Si una cosa tenía de bueno el ángel de la iglesia de Éfeso era que no podía tolerar o soportar a los malos, a los que se decían apóstoles y no lo eran, y a los nicolaítas”. Por esta cualidad fue elogiado este ángel de Éfeso, aunque se le reprocha de haber dejado su primer amor (Efesios 2:2,3). Y al ángel de Pérgamo se le acusa en cambio de estar reteniendo, consintiendo, e ignorando a aquellos que retienen la doctrina de Balaam y de los nicolaítas. Es decir, el ángel de la iglesia de Pérgamo no hacía, ni decía nada, en contra de aquellos falsos ministros que se habían infiltrado en la Iglesia para enseñar herejías. Esta actitud indiferente, y hasta tolerante, parece subsistir en muchos de los que me escriben para tildarme de “acusete”.
¿Que al acusar yo estoy socavando la fe de los hermanos que asisten a las iglesias? ¡Qué pena! Si muchos se ven afectados por mis “acusaciones” será porque están ciegamente siguiendo al hombre, al líder humano, y no a Cristo mismo. Ese es el problema cuando el Pastor no sabe deslindar sus funciones y su autoridad. Cuando el Pastor se vuelve el modelo y guía para un novato cristiano, a la primera caída del líder, él también se viene abajo y se aparta del camino. Es el cristiano que está mal fundado el que se viene abajo, no el que está cimentado sobre la roca sólida que es el Señor.
Y finalmente, el apóstol Pablo también fue un acusador, ya que en Romanos 3:9 él dice: “Porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado”. Así que Pablo acusó a sus propios hermanos de sangre de estar bajo pecado”. Su acusación abierta y directa era para motivarlos al arrepentimiento.
Espero que ahora entiendan mi permanente actitud crítica, y también la razón de ser de mi blog. Confío en que ustedes puedan tener finalmente más simpatía por la labor que vengo desempeñando a favor de todos ustedes. Agradezcan a Dios por contar con este blog "Despierta Conciencias" en el ciber-espacio y a un servidor que pueda dedicar muchas horas a esta tarea agotadora, pero que resulta muy conveniente y necesaria ciertamente en estos tiempos difíciles.
Sinceramente,
Apologista.
www.elevangeliodelreino.orgwww.yeshuahamashiaj.org (Inglés y español)
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