domingo, 19 de abril de 2009

“VENGA TU REINO”—¿QUÉ QUISO DECIR JESÚS?


“Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10)

Esta oración es parte de la Escritura conocida como el padre nuestro y es una de las más repetidas del mundo. Muchas personas saben el padre nuestro de memoria. Sin embargo, aunque muchos lo repiten cada día, cuantos se ponen a pensar en su significado? Por haberlo aprendido cuando eran niños, algunos lo repiten sin considerar lo que significa.

La oración es una súplica para que el reino de Dios venga y que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra, así como siempre se hace en el cielo. Entonces, vemos que el reino de Dios va a estar en la tierra y que todos harán la voluntad de Dios cuando el reino se establezca.

Cuando estudiamos la historia y observamos el mundo actual, es claro que el reino de Dios todavía no ha sido establecido. Ahora los hombres reinan el uno sobre el otro y el resultado es injusticia, opresión y violencia. Aunque hay muchos que tratan de hacer el bien, son abrumados por los otros que hacen lo que bien les parece, no importándoles quien resulte perjudicado.

No es la voluntad de Dios que el hombre pase por alto el bienestar de su vecino. Dios quiere que haya paz, armonía y justicia entre los hombres. De hecho, Dios dio mandatos a los hombres prohibiéndolas hacerse daño el uno al otro:

“Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.”(Jeremías 22:3)

Desafortunadamente, los mandatos de Dios han sido pisoteados y olvidados. Las guerras en las cuales han muerto millones de personas demuestran cuanto el hombre ha sufrido por rechazar los mandatos de Dios.

Cuando oramos “venga tu reino.” estamos pidiéndole a Dios que establezca Su reino y que se acaben la violencia e injusticia que existen actualmente.

Dios va a enviar a Jesucristo a la tierra para establecer un gobierno mundial que cambiara la vida completamente. La meta de este reino será volver el mundo en un lugar de paz, justicia y bendición.

El antiguo reino de Dios

Hace unos 3.000 anos, había un reino de Dios en la tierra. El reino existía en la época cuando los reyes de Israel reinaban sobre el pueblo de Israel:
“Jehová eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.” (1 Crónicas 28:5)

“Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su Padre” (1 Crónicas 29:23)

El trono sobre el cual se sentaron los reyes David y Salomón estaba en Jerusalén y desde aquella ciudad ellos reinaron sobre la tierra de Israel. Dios había escogido a Jerusalén para ser la capital del reino (1 Reyes 11:13).

Que el reino de Israel fue llamado el reino de Dios? Porque Dios mismo se lo dio a los israelitas. ¿Por qué el trono fue llamado “el trono de Jehová”? Porque David, Salomón y los reyes que les siguieron reinaban de parte de Dios sobre la nación de Israel.

El reino de Dios derrocado

Cuando Dios estableció la nación de Israel, fue con la esperanza de que ellos fueran “un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:5-6). La misión de Israel era la de mostrar y enseñar a las otras naciones los caminos de Dios. Sin embargo, Israel se desvió de los caminos de Dios y por esa razón no podía llevar la Palabra de Dios a las demás naciones.

Entonces, Dios permitió que fuera derrocado el rey y que Israel fuera llevado cautivo. Al pronunciar el final del reino, el profeta Ezequiel dijo:

“A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregare.” (Ezequiel 21:27)

El reino de Dios fue arruinado por complete cuando vino el rey de Babilonia y conquisto a la nación de Israel, desoló a la tierra y llevo a la gente en cautiverio. Ud. puede leer acerca de esto en Jeremías 52.

La restauración del reino de Dios

Cuando el profeta Ezequiel profetizo el fin del reino, también profetizo que este mismo seria restablecido: “…y esto no será más hasta que venga aquel cuyo es el derecho…” Jesucristo es “aquel cuyo es el derecho.”

Encontramos la prueba de esto en el evangelio de Lucas:

“Y llamaras su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre” (Lucas 1:31, 32)

Los discípulos de Jesús esperaban que estableciera el reino de Dios en su primera venida. Antes de que Jesucristo subiera al cielo después de su resurrección, ellos le preguntaron:

“Señor, ¿restauraras el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6) Jesucristo les contesto:

“No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.” (Hechos 1:7)

Los discípulos comprendían que el reino seria restablecido pero no les fue revelado cuando acontecería esto. Jesucristo les había ensenado que el trono y el reino volverían a existir:

“Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentareis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Mateo 19:28)
Jesucristo también iba por todas partes predicando que el reino seria restablecido.


Leemos que:

“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino. y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 9:35)

La palabra “evangelio” quiere decir buenas noticias. Las buenas noticias que Jesús predicaba eran que el mundo disfrutaría de paz, justicia y bendición cuando se estableciera el reino de Dios.

El reino de Dios y nosotros

Tal vez Ud. está pensando: “^Por que debemos orar que venga el reino de Dios si va a ser un reino israelita?” Aunque la capital va a estar en Jerusalén, será un reino mundial para todos los pueblos. Por esta razón, las buenas noticias del reino de Dios fueron predicadas a todos los pueblos, razas y lenguas.

En el Nuevo Testamento aprendemos que Dios está llamando a todos a arrepentirse, creer y bautizarse en el nombre de Jesucristo. Tales personas llegan a ser el pueblo de Dios por la relación que tienen con Dios, no importando su raza, lengua o la nación de donde vengan:

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas3:27, 28)

En el Apocalipsis esta el cántico que las personas redimidas de las naciones van a cantar a Cristo en el reino:

“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:9, 10)

Entonces, podemos tener la esperanza de estar en el reino si nos acercamos a Dios por medio de Jesucristo y llegamos a ser su pueblo por medio de las aguas del bautismo. Por la misericordia de Dios podemos disfrutar del nuevo mundo que será renovado por Jesucristo.

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