miércoles, 17 de junio de 2009

SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA "UNGIDO"



Por David Macías Isaza


Davidmaciasisaza@gmail.com

Gracia y paz tengan todos los creyentes dispersos por el mundo, que con hambre y sed de justicia escudriñan la palabra de Dios con diligencia. Hoy escribo con tremenda tristeza, de ver una vez mas que hay tantos hombres que creyendo ser la luz, habitan en las tinieblas más oscuras. Y es que el enemigo de Dios se las ha arreglado para engañar a muchos, incluso a los mismos elegidos de Dios como lo profetizó nuestro Señor Jesucristo, el hijo del Dios viviente:

Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas; y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuese posible, aun a los escogidos. (Mateo 24:24)

hoy en Día existen falsos Cristos y falsos profetas que engañan aún a los elegidos. Pero ¿que significa un falso Cristo? ¿Qué significa la palabra Cristo? En el diccionario nos dicen que la palabra Cristo viene del latin «christus» y éste del griego «jristós», 'χριστ'. Es una traducción de la palabra hebrea “Mashiaj” que significa literalmente “ungido”. Pero ¿Qué significa ser Ungido? ¿Qué significa la palabra unción?

En la enciclopedia encontramos la siguiente definción:

Se llama unción (del latín ungere, ‘untar’) al proceso de embadurnar con aceite perfumado, grasa animal o mantequilla derretida, presente en los rituales de muchas religiones y razas. Las personas y cosas se ungen para simbolizar la introducción de una influencia sacramental o divina, una emanación, espíritu o poder sagrados. Puede verse como una forma espiritual de librar a personas y cosas de influencias y enfermedades peligrosas, especialmente de los demonios que se cree son o causan dichos males.

Así como lo expresa la enciclopedia, es como nuestro Señor Jesucristo veía también el significado de la palabra unción, miremos:

El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados. (Lucas 4:18)
Éste conocido pasaje de Lucas fue lo primero que nuestro Señor Jesucristo predicó públicamente en una congregación. Dice el evangelista que Jesús buscó en el libro la parte del profeta Isaías donde decía esto y lo desenrolló para leerlo en público, y aunque los asistentes se maravillaban de la sabiduría con que Jesús hablaba, lo agarraron luego para matarlo porque no les gustó que les dijo que solo Dios se reserva el derecho de elegir a quien quiere sanar y a quien quiere ungir, como puede verse más adelante en el mismo capítulo.

Pero es que ¿acaso es cierto que fue ungido Jesús?

Las escrituras revelan que sí, y nos dan cuenta del momento exacto de su ungimiento:

Y aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia. (Lucas 3:21-22)

En las escrituras encontramos que ser ungido es lo mismo que tener la presencia del Espíritu del Señor o Espíritu Santo, y esto también es descrito como nacer del Espíritu, como veremos más adelante. En ésta ocasión Jesús nació del Espíritu.

Pero él pasaje escrito por el profeta Isaías también nos revela que el concepto de la unción es algo mucho más antiguo que la época de Jesucristo, la unción viene desde tiempo atrás. Cuando escudriñamos la Biblia nos damos cuenta por ejemplo que el rey David fue también ungido por Dios, y además nos damos cuenta que su ungimiento tuvo ocasión en un momento del tiempo determinado:

Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el espíritu del Señor descendió sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. (1 Samuel 16:13)

El testimonio que se da de David es similar al de Jesucristo, ambos fueron ungidos y el Espíritu de Dios descendió sobre ellos. Esto quiere decir que la presencia de Dios habitaba ahora en ellos, para guiarlos y para obrar maravillas sobrenaturales, una de ellas por ejemplo, es que cuando David tocaba el arpa, traía la manifestación de la presencia de Dios y el demonio dejaba de atormentar a Saúl (1 Samuel 19).

Muchos otros personajes en la Biblia fueron ungidos, todos los hombres de fe de antaño lo fueron, entre ellos Abraham, Isaac y Jacob de quienes se da el testimonio que cuando nacieron del Espíritu Dios les cambió sus nombres. En la época de Moisés por ejemplo, se dice que Dios quería ungirlos a todos, pero no todos lo creyeron, así que no se pudo:

Entonces YHWH descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y fue que, cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron. (Numeros 11:25)

Y ocurrió que otros que no estaban con moisés fueron también ungidos en este momento y algunos fueron a acusarlos delante de Moisés para que los reprendiera, miremos:

Y habían quedado en el campamento dos varones, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los escritos, mas no habían salido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. Entonces corrió un joven, y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ministro de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos. (Números 11:26-28)

¿Y qué le respondió Moisés al joven?

Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Mas quién diese que todo el pueblo del SEÑOR fuese profeta, que el SEÑOR diese su espíritu sobre ellos. (Números 11:29)

La voluntad de Moisés y de Dios era que todos fuesen llenos del Espíritu, y esto puede verificarse por la palabra de los profetas:

Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. (Joel 2:28-29)

Es de aquí de donde deducimos que la voluntad de Dios es que todos le conozcan y que todos sean ungidos, éste pensamiento también estaba en la mente y en la boca de los apóstoles de Jesús el Cristo, en hechos de los apóstoles, cuando Pedro estaba hablando del suceso del Pentecostés, y también mas adelante cuando se dieron cuenta que Dios también estaba ungiendo a los que no son Judíos de nacimiento:

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, (el cual está) en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Cor 6:19)

En ésta carta de Pablo vemos que los no Judíos de nacimiento habían venido a ser judíos por adopción y el mismo espíritu de Dios ahora moraba en ellos, es decir, estaban ungidos. El apóstol Juan lo dice así:

Mas vosotros tenéis la Unción del Santo, y conocéis todas las cosas. (1 Juan 2:20)

Es claro que para Juan, todos los creyentes tenían la unción, es decir, estaban ungidos. Más adelante dirá:

Y la Unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros; y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la Unción misma os enseña de todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado, perseverad en él. (1 Juan 2:27)

Para el apóstol Juan nadie tiene nada que enseñarle a un creyente, puesto que está ungido y la unción que está en él le enseña todo, aunque esto no descarta el que los dones que el mismo espíritu reparte en los demás creyentes, edifique y ayude a perfeccionarlo. Pero esto es muy diferente a decir que hay dos clases de creyentes, semejante declaración nunca es encontrada en la Biblia, ya que para Dios, todos sus hijos son ungidos y tienen la unción. Muchas sectas se han levantado con falsos ungidos que proclaman ser los únicos portadores de la verdad, pero sencillamente contradicen lo revelado en la escritura donde se afirma que todos los creyentes somos ungidos (si es que hemos nacido del Espíritu) y no necesitamos que nos enseñen nada, sino que Dios mismo mora en nosotros a través de su Espíritu y nos revela todas las cosas, si esto no fuera así, estaríamos perdidos siguiendo a los hombres, pero la verdad es que Dios nos ha ungido y por esto podemos entender su palabra y por su presencia en nuestra vida podemos hablar y entender lo que otros no entienden ni pueden siquiera imaginar. Me atrevo a afirmar que si una persona se considera creyente pero no tiene al Espíritu, es decir, no está ungido, realmente dicho “creyente” no tiene nada y está perdido en las tinieblas... Jesucristo le declaró ésta misma verdad a un respetado teológo y sacerdote de su época, llamado Nicodemo lo siguiente:

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido de Espíritu, Espíritu es. (Juan 3:5-6)

Sencillamente quien no sea un ungido o un nacido de nuevo por el Espíritu no podrá ni ver ni entrar en el Reino venidero de Dios.

Ahora ¿será que los que son ungidos, reinan ahora con Jesús? ¡Por supuesto que no! puesto que Jesús aún no ha comenzado a reinar, su segunda venida aún no ha ocurrido y el día que ocurra “todo ojo le verá”. Aparecerá la señal en el cielo y nadie podrá negarlo, pues todos los linajes de la tierra harán lamentación por él, como lo declara Mateo 24 y también Revelación o Apocalipsis 1.

Conclusiones

-Ser ungido es nacer del Espíritu y todos los creyentes y profetas de todos los tiempos fueron nacidos del Espíritu y fueron ungidos, sino no hubieran podido ver el Reino de Dios, y se sabe que lo vieron y murieron esperándolo. (Hebreos 11)
-Los hombres que no son ungidos no podrán entrar en el reino venidero de Dios. (Juan 3:5)
-Los hombres ungidos deberán permanecer hasta el fin para ser salvos y participar del Reino. (Mateo 10:12)
-Existen falsos ungidos que hacen señales o que enseñan errores con el fin de extraviar aún a los elegidos de Dios. (Mateo 24)
-La voluntad de Dios es que todos se arrepientan y sean ungidos. (Joel) (Juan)
-Ser ungido es tener la presencia de Dios habitando en nuestro ser. (1 Corintios 6:9)

Paz.

David Macías Isaza

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