lunes, 1 de junio de 2009

PADRE ALBERTO CUTIÉ ABANDONA IGLESIA CATÓLICA Y SE CONVIERTE EN EPISCOPAL


El sacerdote Alberto Cutié después del escandalo en el que se vio envuelto al ser fotografiado en en la playa con una mujer y que le costó el puesto, decidió abandonar la Iglesia Católica y “convertirse en miembro de la iglesia Episcopal donde continuará su sacerdocio”, informó este jueves esta entidad. La iglesia Episcopal es una de las ramas de la Iglesia anglicana considerada protestante.

El famoso sacerdote católico de Miami, que desató un escándalo cuando apareció en una revista de farándula besándose y acariciándose en una playa, continuará su vida religiosa en una iglesia que no lo obliga al celibato.

Alberto Cutié decidió abandonar la Iglesia Católica y “convertirse en miembro de la

iglesia Episcopal donde continuará su sacerdocio”, informó este jueves esta entidad.
El padre Alberto, de 40 años, uno de los sacerdotes hispanos más famosos de Estados Unidos, con programas en la televisión y gran presencia en los medios, quedó en el centro de un escándalo a principios de mayo por la aparición de fotos suyas en una revista de farándula en las que se lo ve en poses románticas y besando en la boca a una mujer en una playa de Miami Beach.

El sacerdote, fuerte crítico del celibato dentro de la Iglesia, reconoció desde un primer momento sus escapadas amorosas y había sido “licenciado” temporalmente por el arzobispado de Miami de la parroquia que dirigía en Miami Beach.

El escándalo, reflejado en medios internacionales y en Estados Unidos, volvió a instalar en la opinión pública estadounidense el debate sobre los supuestos problemas que genera el celibato en la Iglesia católica.

Desde el 2002, la Iglesia estadounidense se ha visto salpicada de miles de denuncias de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes católicos.

Carta del Sacerdote Alberto Cutié

Queridos amigos:

El libro de los Salmos nos dice: “Muéstrame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas”. Estas palabras de las Sagradas Escrituras me han acompañado durante mucho tiempo. La vida de los que tienen fe es una búsqueda constante de la voluntad de Dios -siempre estamos buscando el camino de Dios para nosotros-. Hoy, ante esta comunidad que he tenido el placer de servir y a la cual quiero con todo mi corazón, les anuncio que yo deseo seguir proclamando el amor de Dios y viviendo la invitación que Dios me hizo para ser sacerdote. Ahora, más que nunca en mi vida, estoy seguro que Dios es amor y que Él es el origen de todo amor.

Les quiero asegurar que esta lucha no comenzó hace unas pocas semanas atrás. Durante mucho tiempo he luchado, buscado en el interior de mi corazón y mi alma, la guía de Dios en todo lo que afecta mi vida. He hablado con amigos dentro y fuera de la Iglesia Episcopal sobre su servicio a Dios y sobre las similitudes que existen en todas las ramas del cristianismo, incluyendo aquellas que profesan la fe católica y apostólica. He visto con mis propios ojos cuántos hermanos míos sirven a Dios como hombres casados y con la bendición de tener sus propias familias. También debo reconocer que he luchado espiritualmente e ideológicamente cuando veo que ciertos miembros del pueblo de Dios se sienten excluidos de poder vivir una vida sacramental plena.

Los que me conocen, saben muy bien que no sería capaz de lastimar a nadie deliberadamente -especialmente a mi familia, amigos y a la comunidad de fe-. También quiero aclarar que mi lucha personal no debe, de manera alguna, manchar el compromiso de tantos hermanos sacerdotes que viven a plenitud su compromiso célibe y son fieles a esa promesa. Siempre amaré la Iglesia Católica Apostólica y Romana; a todos sus miembros que están comprometidos con su fe y que han enriquecido mi vida de tantas maneras. Siempre los llevaré en mi corazón.

Hoy he decidido unirme a una nueva familia espiritual dentro de la gran sombrilla del cristianismo, pero nunca abandonaré mi servicio a Dios. Siempre he tratado, a través de mi trabajo en los medios de comunicación, de promover la unidad entre todos los creyentes y creo que nuestra misión sigue siendo que todos puedan llegar a conocer a un Dios de amor, un Dios bueno, El único que es constante en medio de un mundo que siempre está cambiando.

En estos momentos les pido a todos que por favor respeten mi privacidad y la privacidad de todos mis seres queridos. En los últimos días se han propagado tantas mentiras, sugerencias malignas, rumores e incluso acciones muy lastimosas por parte de quienes buscan sacar dinero y quieren aprovecharse para lucrar en esta etapa de transición en mi vida. Respetuosamente les pido a todos que por favor paren ya. Ya es suficiente.

Al comenzar esta nueva etapa en nuestras vidas, les pido que nos traten con la consideración y el respeto que se merece todo ser humano. Humildemente quiero agradecer a tantas personas a nivel internacional y en nuestra comunidad, especialmente nuestra familia y amistades, que nos han ofrecido amor y apoyo incondicional.

Gracias y solo deseo que Dios los bendiga a todos.

Rev. Padre Alberto Cutié

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