Muchas de mis visitas me preguntan si yo creo en el infierno de fuego que nunca se apaga tal como lo mencionó Jesucristo en Mateo 18:9: “Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno del fuego”. Esta es, sin duda, una inquietud que tienen muchos creyentes sinceros en las Escrituras, y en especial, los incrédulos y creo que requiere una respuesta clara y puntual.
La Parábola del Rico y Lázaro
1Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 30Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos (Lucas 16:1-31).
En primer lugar, yo creo que el relato de Lázaro y el Rico es una parábola, pues fíjense cómo comienza la narración: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y lino fino, y hacía banquete con esplendidez”. Ahora vean ustedes cómo empieza la parábola anterior, la del “Mayordomo Infiel”: “Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes”. ¿No tienen ambos relatos una semejanza enorme? Sin embargo, la Versión Valera subtitula el relato del “Mayordomo infiel” como una Parábola, pero no así el relato del Rico y Lázaro. ¿Por qué esta parcialidad?
¿Qué se desprende de la narración del Rico y Lázaro?
1.- Que el mendigo (Lázaro) está en el seno de Abraham.
2.- Que el rico murió y fue al Hades y alzando los ojos estando en tormento vio a Abraham y a Lázaro en su seno.
3.- Hay una sima entre ambos “lugares” de modo que los condenados no pueden pasar al lugar de dicha y viceversa.
Si creemos que todo lo que se dice acá hay que tomarlo seriamente y literalmente, entonces eso significaría que los justos podrán ver y oír a los condenados atormentándose y rechinando sus dientes por toda la eternidad en el infierno. ¿Pero puede ser agradable para cualquier salvo ver y contemplar cómo se atormentan por una eternidad sus seres queridos que no se arrepintieron y convirtieron? ¿Y podría ser posible que la lengua de alguno sea refrescada con la minúscula agua que cae de un dedo?
El gusano de ellos no muere
“Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 43Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:42-48).
Aquí Jesús, al hablar del infierno, nos dice que el cuerpo mortal será arrojado al infierno y no sólo el alma. Nótese que el Señor dice que mejor sería perder una de las manos y vivir, que tener ambas manos y ser lanzado al infierno. Sin duda que él se refiere a las manos físicas, y no a otro tipo de cuerpo o alma. ¿Pero puede el cuerpo mortal y lleno de gusanos ser atormentado en un infierno dantesco con llamas que no se apagan?¿Existen realmente gusanos que no mueren (inmortales) en el infierno?
También nótese el contraste que hace Jesús entre perder una mano para vivir, versus el conservar ambas manos pero ser lanzado al infierno. Si los que conservaron sus dos manos son lanzados al infierno para seguir viviendo en tormento eterno por fuego, ¿qué sentido tendría que Jesús dijera que mejor sería perder una mano y ganar la vida?¿No sería más lógico concluir que los que van al infierno no ganaron la vida, porque finalmente terminaron destruidos y consumidos por fuego?
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