Extracto de un artículo escrito por el Dr. Antonio Piñero
Los exégetas están de acuerdo en que Jesús nunca explicó directamente en qué consistía ese Reino de Dios. Jesús decía: “el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,15); “Venga tu reino”, en el Padrenuestro (Mt 6,10); una vez sólo algo así como “Ha llegado” (lc 11,20); debe ser “buscado” (Mt 6,33); hay que entrar en él (bastantes veces; por ejemplo, Mc 9,47; Mt 5,20), o incluso que “hay que conquistarlo y sufre violencia” (Mt 11,12).
Esto significa que las gentes que oían la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios entendían perfectamente el concepto general. Jesús no era de los hablaban oscuro; todo lo contrario. La gente seguía a Jesús en grandes multitudes porque lo entendía y porque su discurso les cautivaba. Y más curioso aún: cuando los discípulos fueron envidados en misión con el encargo por parte de Jesús de predicar el ‘Reino’ (Mt 10,7) tampoco lo explican, o al menos la tradición conservada no dice que necesitaran aclarar el concepto.
Pocos obtienen la consecuencia que me parece más clara de este hecho, a saber: si Jesús no explica es porque su noción básica del Reino de Dios es igual que la de sus oyentes, que -recordemos- eran pobres campesinos galileos, sin demasiadas letras. Por tanto básicamente el concepto de Jesús del Reino de Dios es judío, es el de la época, es –adelantamos algo- lo que en líneas generales habían predicado los profetas de Israel, cuyos textos se leían los sábados en las sinagogas.
Opino que esta consecuencia es tan importante que es como el marco para todo lo que podamos decir sobre el Reino de Dios. Y otra observación: que el Reino de Dios ha llegado sólo se dice claramente en un texto (Lc 11,20: “Si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros”, y dudosamente –no sabemos traducirlo bien- en otro (“El Reino está entre vosotros…”: Lc 17,21 ¿?). Por tanto cerca de una veintena de pasajes en los que se habla del reino futuro y sólo uno (claro) en el que se habla del Reino de Dios presente. ¿Hay que darle la misma importancia a uno contra veinte, más o menos?
Desde luego, volveremos a este tema. Pero ahora conviene este toque de reflexión. Jesús, ciertamente, no explicó qué era el Reino de Dios. Se debe insistir en que en ello están de acuerdo todos los investigadores del Jesús histórico, estudiosos de todos los colores ideológicos. En las parábolas del Reino y en otros casos, Jesús explica ciertas características y cualidades (lo veremos) del Reino, pero nunca el núcleo de lo que es, que se da por supuesta.
También hay que reflexionar sobre si algo -el Reino- que al parecer era tan evidente para los oyentes de Jesús debemos calificarlo como una “metáfora” (así J. A. Pagola, junto con muchos investigadores desde Norman Perrin) con todo lo que ello significa de subjetividad. No estoy nada convencido. Y añadir que, sin duda también, Jesús no se limitaba a repetir lo que todos sabían. De lo contrario, la gente se habría aburrido. Probablemente hizo hincapié en algunas de las características más fascinantes del Reino o añadió algunas novedosas.
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