Por Ing°. Mario A Olcese (Apologista)
Juan Recibe una Visión
Apocalipsis 12:10 dice:
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
Algunos maestros de la Palabra vienen sosteniendo que Cristo y Su Reino vinieron en el Primer siglo de la Era Cristiana, pero que Su reinado con poder sólo se cristalizará en la parusía o Segunda venida de Cristo, la cual aún sigue siendo futura. Sin embargo, lo que Cristo le revela a Juan a través de Su ángel es otra cosa muy diferente, según lo leemos en el pasaje de arriba escrito con letras azules. Es necesario leer este pasaje con atención, pues a Juan se le dijo que “ahora” (Es decir, en un determinado momento) ha venido EL PODER, LA AUTORIDAD Y EL REINO DE CRISTO. Esto está más claro que el agua cristalina, claridad que la puede percibir hasta un niño de 5 años. Si el Reino vino hace dos milenios, y el reinado (es decir, la autoridad y el poder que ejerce el rey en su reino) es aún futuro, entonces este texto tendría que ser declarado espurio o una interpolación mal intencionada.
Definitivamente a Juan no se le dijo que el Reino ya había venido y que la autoridad y el poder de éste serían aún futuros. Sólo en las mentes encaprichadas existe esa tesis del “paréntesis” entre el Reino y el reinado de Cristo.
El Reino bajo Cristo viene con Poder
Lo cierto es que Cristo no ha establecido su reino aún, porque si lo hubiera establecido, él debería haber mostrado Su poder y autoridad sobre las naciones. ¿Pero pueden las naciones estar ahora sometidas bajo la autoridad de Cristo? ¿Será nuestro Señor un Rey incompetente que no logra poner en orden el caos existente en los pueblos? Definitivamente hay algo que no funciona bien en la tesis de un reino presente sin autoridad y poder entre las naciones. Los Testigos de Jehová tienen ese problema con su tesis del año 1914. Y aunque ellos creen que el reino y reinado llegaron juntos, no saben explicar porqué Cristo no logra poner orden y autoridad en el caos existente. El amilenialismo, con su tesis de un reino eclesiástico, donde Cristo reina sobre su iglesia, tampoco satisface las demandas Escriturarias de un reinado Mesiánico sobre las naciones, trayendo la justicia y la paz mundiales. Definitivamente la iglesia tampoco es un reino que reina con autoridad y poder sobre las naciones.
Los Santos que reciben el Reino
En Daniel 7:27 leemos algo semejante a lo revelado a Juan, es decir, que los santos, los Cristianos, los verdaderos hijos de Abraham, recibirán en un momento dado el Reino y el reinado (dominio) a lado de Cristo. Este hecho coincide con lo revelado a Juan en Apocalipsis 12:10 claramente. Dice Daniel 7:27 así: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. En este pasaje daniélico vemos muy claramente que el Reino y el dominio de los santos aparecen simultáneamente. Daniel no dice que el Reino ya les fue dado a los santos, pero que el dominio de éstos sobre los pueblos será cumplido aún en un futuro indeterminado. No señor, el texto dice muy simplemente que a los santos se les da el reino y el dominio y la majestad de los reinos de manera simultánea. Aquí no hay ninguna declaración que nos haga suponer que el Reino y el reinado de los santos están separados por milenios de distancia.
¿Cristianos reinantes?
En 1 Corintios 4:8, 20 el Apóstol Pablo se mofó de algunos Cristianos de Corinto porque suponían que estaban en el mejor de los mundos, y que ya reinaban. Pero Pablo se mofa irónicamente de ellos y les dice: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!”. ¿Y porqué Pablo se burló de ellos? La respuesta es simple. Para Pablo, el verdadero reino del Mesías no consistía en palabras, sino en poder o autoridad o dominio. En el verso 20 él les dice muy enfáticamente: “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en PODER”. Es decir, para el apóstol Pablo, el reino va de la mano con el poder, y si no hay poder, no hay reino. Es por eso que él se mofaba de ellos, porque ¿qué poder tenían ellos sobre toda autoridad y dominio imperantes? ¿Acaso ellos podían deponer al Imperio Romano y establecerse como un nuevo reino sobre la tierra? De ningún modo, pues ya sabemos cómo la iglesia fue perseguida y diezmada por el Imperio pagano durante aproximadamente tres siglos después de la muerte de Cristo.
El Ejemplo de Nabucodonosor
En el sueño del rey babilónico se revela una imagen colosal de distintos metales (Daniel 2) y que representan a los distintos imperios que aparecerían hasta la llegada del Reino mundial de Cristo. La cabeza era de oro, y ésta representaba al imperio vigente que dominaba el mundo de entonces, el imperio Asirio-Babilónico. El profeta Daniel le revela a Nabucodonosor que la cabeza de oro era él. Estas son sus palabras: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y donde quiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro” (Daniel 2:37,38). Observemos que este primer rey le fue dado su reino, su poder, su fuerza, y su majestad de manera simultánea. Nótese que Nabuconodosor no fue un rey que recibió un reino un día “X”, pero su poder y autoridad los recibió muchos años después. Más bien la Escritura nos dice que él recibió un reino y reinado con poder y autoridad de manera simultánea. Ahora bien, si esto fue así con el primer Imperio o reino mundial, ¿no es lógico esperar que ocurra lo mismo con el último gran imperio o reino que se establecerá en la tierra? ¿No es lógico concluir que el Mesías recibirá de Dios el reino y el reinado con autoridad y poder sobre todo lo existente de manera simultánea?
Lucas 19 registra que Cristo ha ido al cielo para recibir un reino y volver (Lucas 19:11,12). Sin embargo, esto no quiere decir que nuestro Señor ya ha recibido el Reino y su reinado con poder, sino que está esperando que Dios se lo adjudique para luego volver inmediatamente a la tierra para ejercer su reinado…¡cuando sea el tiempo propicio para la restauración de todas las cosas! (Hechos 3:19-21, Lucas 19:15).
Una promesa por Cumplirse
La única posibilidad que tenemos para interpretar las palabras del ángel a Juan en Apocalipsis 12:10 es que esa visión tiene que ver con el fin de los tiempos, cuando Cristo, al volver, establezca su reino en la tierra, y deponga a los poderes temporales del mundo para traer la paz y la justicia perdurables con vara de hierro. En Mateo 25:31,34 Jesús declara que cuando venga (Su parusía) en gloria, ENTONCES, se sentará en su trono de gloria…y entonces los Cristianos fieles heredarán el Reino y el reinado (Apo. 20:4,5).
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