Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)
Agustín de Hipona
Pocos saben que Agustín de Hipona no sólo fue premilenario en su escatología temprana, sino que fue dispensacionalista. El creía en el modelo de las 7 edades. Las 5 primeras edades tenían que ver con la historia del AT (Adán, Noé, Abraham, David, y el exilio), y las 2 edades del NT eran la Era de la Iglesia y la Era del Reino Milenario, el “Descanso Sabático” de los santos en la tierra (Agustín, Sermón 259,2 y también “Apocalipsis y Redención en el Cristianismo Temprano” Vigiliae Christianae 45 (1991):163 por Paula Fredriksen.
Sin embargo, con el correr del tiempo, su antecedente Platonista, y la influencia de Orígenes de Alejandría impulsó a Agustín interpretar lo que antes creía literal de una manera simbólica o alegórica. Orígenes, recordemos, estuvo encantado con la filosofía Griega, y fue en Alejandría (Egipto) donde se dio inicio a una suerte de Neo Platonismo en el siglo tercero. El (Orígenes) fue el iniciador de la interpretación alegórica de las Escrituras, junto con Clemente de Alejandría. Ellos investigaron el A y N. Testamentos para hallar nuevos y escondidos significados espirituales detrás de las normales comprensiones. Ellos buscaron integrar la filosofía Griega pagana con las Escrituras. Orígenes rechazó la idea de la resurrección física y creyó en la salvación universal de todos los seres humanos y los ángeles caídos.
El historiador Schaff dijo esto de Orígenes:
“Su gran defecto es el rechazo del sentido gramatical e histórico y su deseo constante de hallar significados místicos escondidos…Orígenes fue el primero en colocar, en conexión con el método alegórico del platonista Judío, Filón, una teoría formal de interpretación…”
Agustín se vio influenciado por ellos, sin embargo, según Paula Fredriksen, fue el teólogo laico Ticonio quien primero impresionó a Agustín en los años 390 d.C. Ella dice:
… es Ticonio quién está de pie en la fuente de transformación radical del africano - y así, por último, de la teología latina, y cuya interpretación de su cultura separatista y tradiciones milenaristas proporcionó el punto de partida para lo que es lo más brillante e idiosincrásico en la propia teología de Agustín. Y es Ticonio, más exactamente, cuya propia lectura del Apocalipsis de Juan determinará la exégesis de la iglesia occidental durante los próximos 800 años. (Fredriksen, 157).
La herramienta fundamental de Ticonio no fue la alegoría sino la tipología. A través de las 7 reglas de Ticonio, Agustín podía de revertir los números en símbolos para atar a Satán en la sexta edad de mil años en lugar que en la edad séptima, y tener a los santos reinando con Cristo espiritualmente en la sexta edad en lugar que en la séptima. Los milagros de los santos “probaron” que ellos estaban reinando con Cristo en la Edad de la Iglesia, la sexta dispensación, y que todo lo que tenía que ver con el Anticristo, el Armagedón, y la resurrección concernían a la era en la que él vivía.
Agustín escribió: “El reinado de los santos con Cristo durante los mismos mil años, entendido en la misma manera, esto es, del tiempo de su primera venida…por tanto, la iglesia aun hoy es el reino de Cristo, y el reino de los cielos. En consecuencia, aun hoy los santos reinan con él”.
Agustín pues trastocó la creencia escatológica cristiana premilenaria de un reino milenario literal en la tierra, la cual se mantuvo firme durante los primeros 3 siglos de la Era cristiana. Recordemos que siempre los Judíos creyeron en una aproximación o acercamiento literal de las Escrituras, y los apóstoles y la iglesia cristiana enseñaron un acercamiento igualmente literal a ellas y creyeron en un reino literal en la tierra (Hechos 15:15-16; 19:8; 2 Tim. 4:1; Heb. 1:8; Apo. 11:15).
Para Agustín la resurrección de los muertos sería ciertamente corpórea, pero estos cuerpos vivirían en el cielo, y no en un reino sobre la tierra. Así que, para Agustín, las primera seis edades son históricas, pero no la séptima, la cual es los santos mismos. El dice: “Después de la presente edad Dios descansará, como fue, en el séptimo día; y Él causará que nosotros, que somos el séptimo día, encontremos nuestro descanso en él” (Agustín, La Ciudad de Dios, 22.0.5).
El método de Interpretación que se originó de los teólogos alegóricos fue visto por Farrar de esta manera, cuando escribió lo siguiente: “La alegoría de ningún modo se extendió por una piedad espontánea, sino que fue hija del racionalismo que debe su nacimiento a las teorías paganas de Platón”.
La Iglesia Católica en el siglo cuarto abrazó la doctrina de Agustín fuertemente y se reconocieron ellos mismos como la continuación de Israel como una entidad espiritual. El carácter teocrático y político de Israel así como su vida religiosa fueron considerados como una forma continuada en la iglesia Católica. De este modo la iglesia Católica creyó lo que Agustín enseñaba concerniente a la iglesia como una extensión del Israel del AT.
La creencia conocida como Amilenialismo (no milenio) fue abrazada por la iglesia Católica a todo lo largo de la Edad Media, y una serie de “reformadores” protestantes la aceptaron como Wycliff, Lutero, Calvino y Zwinglo. Pero Tyndale y muchos Anabaptistas junto con los Moravianos y Hugonotes fueron premileniales. Los reformadores no cambiaron el sistema de interpretación alegórica sobre la iglesia y el reino milenario, confundiendo ambas entidades e igualándolas. Sostuvieron que el Reino era una realidad presente con un rey ya reinando en los corazones de los creyentes.
Ya a partir del siglo 18 la gente empezó a tomar la Biblia en sentido literal, aceptando el reino milenario venidero en la tierra nuevamente, aunque el amilenialismo sigue dominando el pensamiento Católico y el de algunos grupos protestantes aún hoy.
En el libro “La Ciudad de Dios” Agustín desarrolla la idea de que la iglesia universal o Católica es el reino de Dios en la tierra, y que el milenio realmente comenzó con la primera venida de Cristo al mundo. Así, Agustín vio las profecías apocalípticas como ya cumplidas en vez de interpretarlas como eventos para el futuro, o para después del fin del presente reinado de Satanás. El creyó que el diablo fue atado en el primer siglo, aunque esa creencia realmente presenta serios problemas e inconvenientes.
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